3.
Dadá y Nietzsche: la filosofía en shorts
Aprendí a caminar, y desde entonces corro.
Aprendí a volar y desde entonces no tolero que me empujen
para pasar de un sitio a otro.
Ahora soy ligero, ahora vuelo, ahora me veo a mí mismo
por debajo de mí, ahora un dios baila en mí.
Así
habló Zarathustra
(de "Leer y escribir")
Comencemos
por apuntalar unas aproximaciones al trabajo filosófico
de Dadá desde sus conocidos manifiestos. "Dadá
no significa nada", se
afirma en uno de los Siete manifiestos Dadá, firmados
por el considerado líder del movimiento, Tristán
Tzara. No significar nada es para Tzara
significar todo, todo y nada a un tiempo. De aquí que
la contradicción será para Dadá un núcleo
significativo. Todo aquello que se afirma debe ser instantáneamente
negado. No existe la posibilidad de afirmar algo porque toda
afirmación lleva implícito su opuesto. Esta desconocida
praxis del dadaísmo, su "ignorada" dimensión
filosófico-lingüística, quizás sea
la más importante.
Es necesario para apuntalar esta lectura, recuperar una información
concreta: Tristán Tzara es un ex estudiante rumano de
filosofía, que se refugia
en Zurich a causa de la Primera Guerra Mundial. Si
convenimos con el anecdotario que ilustra la Historia del movimiento,
allí juega al ajedrez con el futuro líder de la
vanguardia política de la Revolución Rusa de 1917,
Lenin. Un dato positivo es que el líder soviético
vivía en el número uno de la Spielgasse frente
al Cabaret Voltaire donde míticamente surge Dadá.
El constante ataque a la lógica, la desestimación
de la dialéctica, el rechazo al punto de vista -tan pronto
como éste fuera novedoso en la incipiente ciencia lingüística-
y una valoración de la multiplicidad de sentidos posibles,
parecen ser los ejes sobre los que Tzara escribe sus manifiestos. Además
de que los acomodados burgueses y la institución Arte están
comprometidos en los intereses dadaístas como otros puntos
centrales para su irrupción.
En
el manifiesto del '18 se postula esta necesidad de revisión
filosófica: La
filosofía es la cuestión:
de qué lado empezar a mirar la vida, dios, la idea o cualquier cosa. Todo lo que uno mira
es falso. El resultado relativo no me parece más importante
que escoger entre cerezas y pastel para el postre. La manera
de mirar rápidamente el otro lado de una cosa, a fin de imponer su
opinión indirectamente, se llama dialéctica, es
decir, regatear el espíritu de las patatas fritas bailando
la danza método en derredor.
Se
observa claramente en este párrafo cómo Tzara trabaja
en pos de destruir las ilusiones del conocimiento filosófico
occidental. Las nociones máximas de esa tradición
son degradadas a través de un discurso corrosivo que procede
por la sentencia enunciada dura y rígidamente. La igualación
demoledora y sarcástica: "dios, la idea o cualquier
cosa", deviene en ese resultado "relativo"
que merma hasta llegar a elementos deglutibles como "cerezas
y pastel". Este es un procedimiento que se repite en
su escritura y que podríamos
denominar "traducción": ese "es
decir" traduce las proposiciones
iniciales del párrafo tzariano como el equivalente del
enunciado subrayado.
No podemos entender una traducción significativa
o explicativa, sino más bien lo contrario. Se desplaza
el discurso racional, lógico y equilibrado, hacia el desvarío
en un roce con la asignificancia, con la nada. La operatoria
muestra cómo el discurso filosófico, lógico
y moral de occidente puede igualarse a palabras sin sentido,
desjerarquizando cualquier temática "seria"
de la filosofía con la arbitrariedad
holgada del lenguaje. La ironía consiste
en que el elemento utilizado para ello, un sintagma asintáctico
e impertinente, se ofrece como conclusión lógica
de las anteriores premisas. La llamada "palabra poética
transracional"(2) adquiere más
valor que cualquier discurso sustentado en el orden del lenguaje.
Dadá
centra sus núcleos de atención en el pensamiento
occidental moderno, es decir, en las desventuradas fluctuaciones
de los románticos que vieron desvanecerse la idea de lo
sublime en las garras de la diosa Razón y del progreso
científico-técnico, en el credo marxista que reverencia
la Historia; en los aires paganos que aún soplaban desde
los paraísos modernistas. También e incluso está
en jaque el Psicoanálisis, la picadora de carne Dadá
no dejará escapar a nadie. El relativamente nuevo -y aun
en gestación- Psicoanálisis freudiano es calificado
como "una enfermedad peligrosa, [que] adormece las propensiones
anti-reales del hombre y sistematiza
la burguesía." Sin embargo, es la crítica
radical de la cultura ejercida por Nietzsche desde las últimas décadas
del siglo XIX, como una de las divergencias del Siglo de las
Luces, una fuerza irrevocable para establecer
relaciones con el trabajo de "la destrucción"
o, como ellos la llamaron, la "descomposición".
Hacia
1850 tiende a emerger un sistema de gobierno que incluye la libertad
dentro de las relaciones políticas. La autoridad ya no
derivará de la tradición o la fuerza, no obstante,
el pueblo, no participará directamente sino a través
de las democracias parlamentarias
con voto de los representantes cualificados. Una década
de revoluciones burguesas que llevarán al poder, definitivamente,
a esta clase social.
Si acercamos la mirada al siglo XIX, veremos que
es el período en el que esa burguesía alcanza el
poder político y nacen los nacionalismos y el liberalismo
económico que se convertirán, más tarde,
en dos concepciones económicas contrapuestas: la libertad
de comercio y el proteccionismo de los intereses de la industria
nacional. Así, y a grandes rasgos, podemos delimitar unas
cuestiones que aun resurgen en la mira de Dadá, pero que
estaban allí desde antes. Justamente por esto vemos la
necesidad de releer, además de estos casos, algunas posibles
relaciones con elementos anteriores a la producción efectiva
de las vanguardias.
Si tomamos en cuenta las disputas sobre el surgimiento de las
vanguardias artísticas,
en lo que respecta a sus posteriores conceptualizaciones, habrían
dos tendencias nítidas: la vanguardia es la culminación de
un proceso inmanente del desarrollo del arte europeo; o es una
respuesta y reflejo de las crisis suscitadas en torno a la ulterior
decadencia de la sociedad europea. Si bien ninguna de ellas sería
completamente errada y hasta podrían pensarse como complementarias,
es decisivo el intento de hurgar en esos mismos planteos. La
pregunta fundamental sería ¿por qué se hace
un arte de este modo
y no se continua con lo tradicional?
Otra cuestión surgiría en relación con las
producciones efectivas: ¿estas son o no artísticas,
es decir, poseen un valor artístico? A estos planteamientos
se ha respondido desde diversos lugares y no es este el espacio
para repasar las respuestas producidas. Simplemente, intentamos
señalar que en este entrevero pueden llegar a perderse
los objetos mismos en función de puntos de vista que buscan
una acción política, que necesitan leer esos fenómenos
desde lugares que justifiquen una teoría del arte en general.
No de otro modo es que Peter Bürger (Theorie der Avantgarde, 1974)
termina
afirmando un "fracaso" de las vanguardias, sobretodo
a partir de las neovanguardias y, por el contrario, Theodor
Adorno
apoyado en la autonomía artística sostenga que
estos movimientos poseen un valor inmejorable para las acciones
revolucionarias(3). Buscamos
trazar conexiones posibles que revelen en qué medida los
trabajos de autores críticos del pensamiento van conformando
una red de significado que ingresa por las tramas porosas del
texto de vanguardia.
Desde esta última perspectiva, nos parecen interesantes
las posibles relaciones en el campo intelectual de la época,
en principio entre Nietzsche, Marx, y Freud, quienes inciden
en uno u otro sentido en las producciones posteriores.
Para este espacio sólo tomaremos el evidente sustrato
que persiste en Dadá con lo que se ha llamado el texto
Nietzsche, incluidos los escritos póstumos. A partir de
un enlace con el concepto de Williams "estructura de
sentimiento", creemos que sería viable sostener
algunas cuestiones dado que lo entendemos como una forma de aprehender
y experimentar el mundo en relación con la ubicación
o desubicación en el mismo(4). Así, es factible enunciar
que la lucidez corrosiva de los pensamientos de Friedrich
Nietzsche
hicieron mella en Dadá, no sólo en Tzara sino coetáneamente
en los activistas Dadá del grupo de Berlín, entre
los que Kurt Switchers puede servirnos de ejemplo.
Esa "estructura de sentimiento" que buscamos
estaría palpable en las cartas pertenecientes al llamado
"período de Turín", muy cercano
al fin de siglo, entre el escritor naturalista
August Strindberg y Nietzsche.
4.
Correspondencias: César y Dios
Stridberg mantiene correspondencia con Nietzsche a fines del
año 1888. En una de esas cartas escribe:
"No cabe la menor duda de que usted ha dado a la humanidad
el libro más
profundo que ella posee y, además, ha tenido la valentía,
tal vez el deseo, de escupir en la cara de
la soberana chusma esas palabras. ¡Se
lo agradezco! (...) ¡Y usted quiere ser traducido a nuestra
lengua groenlandesa! ¿Por qué no al francés
o al inglés? Puede juzgar el estado de nuestra inteligencia por el hecho
de que quisieron internarme en el asilo a causa de mi tragedia
(teatro), y una persona tan sutil y tan rica como Brandés
se vio reducida al silencio por esa 'majestad de imbéciles'.
Todas las cartas a mis amigos las termino con "¡lean
a Nietzsche!" Representa mi "¡Cartago
est delenda!". (...) Más vale preservar su retiro
y así permitirnos a nosotros, 10.000 hombres superiores,
hacer un peregrinaje secreto a su santuario, para beber ahí
con el ánimo alegre."
Del
texto de Strindberg se desprenden dos cosas fundamentales: por
un lado el sentimiento general de desprecio hacia los burgueses
a los que se alude como "soberana chusma" o
"majestad de imbéciles" y el trastorno
de los pensadores y artistas en esa "soberanía"
que los expulsa. Por otra parte, la manifestación de Strindberg
de recomendar a sus amigos la lectura de Nietzsche. Ambos aspectos
demuestran la intención de formación temprana de
un campo intelectual de corte iconoclasta y beligerante. Se infiere,
en suma, la estructura de sentimiento nombrada en el apartado
anterior.
En la respuesta del 7 de diciembre de 1888, Nietzsche le comenta
de su admiración por la obra de Strindberg, El Padre,
de la que afirma que habría que "exigirle"
la puesta a Zola en el teatro M. Antoine de París.
Luego, le pide si puede traducir su recientemente terminado Ecce
Homo. En esa carta afirma "soy lo bastante fuerte
como para partir en dos la historia de la humanidad".
Es notable, a su vez, la conciencia de ambos escritores sobre
las relaciones entre su producción y el mercado.
Entre cada carta y su respuesta se van diagramando códigos
histriónicos en los que gradualmente cada uno va asumiendo
diferentes personajes históricos que, además de
diseñar un marcado gesto iconoclasta, ocupan, esos códigos,
las posiciones de una vanguardia política: "He
convocado a una asamblea de los príncipes en Roma, quiero
hacer fusilar al joven emperador". Nietszche firma "Dionisos"
y Strindberg "Dios" en griego, luego en más
esquelas "Nietszche César" y Strindberg
replica como "Deus, optimus maximus" una respuesta
en la que entre otras cosas dice: "yo quiero, quiero
ser loco furioso" y "que la locura nos alegre".
La última carta escrita por el filósofo alemán,
irá firmada como "El Crucificado".
En
este sentido, el decisivo estudio de Pierre Klossowski (Nietzsche y el círculo
vicioso,
1969) revela que
las obsesiones de la obra nietzscheana remitían
siempre a una problematización respecto del lenguaje, de allí
que los que fueron considerados "trastornos"
en su personalidad, esquizofrenias que lo hacían exclamar
"yo soy todos los nombres de la historia", remitan
siempre a una profunda conciencia de la representación,
de la mediación del lenguaje para con la
realidad. Que el acontecimiento, que los actos, que las decisiones
aparentes, que el mundo entero tengan un aspecto totalmente opuesto
al adquirido desde la noche de los tiempos en la esfera del lenguaje, fue lo que
obsesionó permanentemente a Nietszche. Así es que
terminó por tomar a broma, como Dadá, la lucidez
misma. El centelleo de la luz es el de la risa, la risa donde estalla
la verdad: risa en torno al concepto de identidad, a partir
del estallido de todas las identidades. Enlace: un joven Nietszche
afirma "Sé lo que quiere decir esto: el combate
contra la cultura".
Si
la vanguardia ha dividido en dos las aguas de la historia del
arte, puede decirse
que ha combatido a la cultura en el sentido nietzscheano.
Las problemáticas de todo el arte contemporáneo -incluidas
las teorías y las críticas generadas- son inherentes
a la producción vanguardista que "pateó"
el tablero hacia principios de siglo XX.
Como dice Víctor Sosa (en
su artículo Vallejo: el chasquido de la incertidumbre
http://web.telia.com/~u25010161/sobrevallejososa.htm) "Los simbolistas franceses
y sobre todo Mallarmé y su "Golpe de dados..."
("Un
Coup de Dés..."), venían a radicalizar la crisis romántica
entre palabra y mundo, entre
mito e historia, entre naturaleza y hombre. El lenguaje poético
devenía materia autónoma constructora de un universo
paralelo, ya no supeditado a la mimesis con lo real. Esta sustantivación
de los poderes creacionistas del lenguaje se verá reflejada más
tarde en las "palabras en libertad" de Marinetti
y los futuristas italianos, en las experimentaciones sonoras,
tipográficas y destructoras de todo sentido realizadas
por Tristán Tzará y los dadaístas, en el
cubismo poético de Apollinaire y Cendrars con Zona y la
Prosa del Transiberiano y de la pequeña Juana de Francia
... aparecidos en 1913".
La
radical destrucción de los fundamentos basales de la cultura
occidental se imbricaría en la línea instituyente
de esta "welstanchaung" que anuda los fuertes
planteos de Nietzsche con la vanguardia.
Notas:
(2) Tomamos este concepto
de Roman Jackobson, Lingüística y poética.
1986.
(3) Estas discusiones
pueden verse ampliamente en: Bürguer, P. Teoría
de la Vanguardia. Adorno, T. Teoría Estética.
Broch, H. Kistch, Vanguardia y el arte por el arte. Nozslopy,
G. "El aburguesamiento del arte de vanguardia"(1969)
(4) Tomamos el
concepto de "Estructura de sentimiento" de Raymond
Williams, The country and the city, 1973.
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|
"Que
se devuelva a los hombres el ánimo de sus impulsos naturales.
Que se ponga freno a la subestimación de sí mismos
(no a la del hombre como individuo, sino la del hombre como naturaleza...)
Que se extraigan los contrarios de las cosas después de
haber comprendido que nosotros las habíamos introducido.
Que se extraiga la idiosincrasia social de la existencia de una
manera general (culpabilidad, castigo, justicia, honorabilidad,
libertad, amor, etc)"
(Nietzsche, Escritos Póstumos)
*
"Pongan
la placa fotográfica del rostro en baño de ácido.
Las conmociones que la sensibilizaron se volverán visibles
y les sorprenderán.
Dense a sí mismos un puñetazo en la cara y caigan
muertos."
("Señor
Aa el antifilósofo nos envía este manifiesto")
*
"Hay
que atravesar la vida, rojo o azul, desnudo del todo, con una
música de pecador sutil, dispuesto
hasta el límite para la fiesta."
(Francis
Picabia, Revista Cannibale,1919)
*
"La
nada de Dadá tomará siempre no importa qué
forma, se aplicará a todo
y se transformará siempre"
(T. Tzara)
*
"¿No
sería necesario que hubiera experimentado
cien maneras diferentes
de vivir para autorizarse hablar del
valor de la vida?"
(F. Nietzsche,
Escritos Póstumos)
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