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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



MAIAKOVSKI, VLADIMIR - FUTURISMO - PALABRA - POESÍA - LENGUAJE -

Maiakovski: la máquina acusada de futuro y sangre (IV)

Guillermo Cegna
Para Maiakovski "la palabra es el fin del escritor". La palabra viva, oral, ardiente, la palabra que se rompe, se arroja, se subleva, la palabra absoluta, que se relaciona con el silencio. Palabra abrupta, rotunda, exaltada y sobresaltada. Palabra manejada como un proyectil, bala, granada o explosivo, un instrumento contundente. Palabra enfática, sacudida de emoción, tensa en el esfuerzo de ser escuchada por muchos oídos

Vidriera 3 / Poesía: los trozos del hierro /
como un disparo, como un libro, una palabra, una guerrilla: como doy el amor

"No tengo en el alma ni un solo cabello gris
tampoco un ápice de ternura senil.
Hago retumbar el mundo con el trueno de mi voz
y avanzo
en la hermosura de mis veintidós años".
V. Maiakovski


Formalmente, la poesía de Maiakovski se circunscribe dentro de los rasgos generales de la poesía europea de los años que precedieron y siguieron a la Primera Guerra Mundial. Entre sus composiciones poéticas más importantes se destaca "Lenin", una elegía inmediata escrita en 1924, cuando muere el líder soviético, leída públicamente por el autor en la Sala Roja del Comité de Moscú del Partido el 21 de octubre.

Maiakovski definió la poesía como "un camino hacia el socialismo" como muchos artistas de la URSS, su radical diferencia fue que ese camino no era para Maiakovski ni una poesía panfletaria obvia, ni un arte social realista imitativo y pobre, su camino hacia
(y con) la revolución se revistió de las tendencias innovadoras de la vanguardia europea. Se consideraba "un ser vivo que habla a otra gente viva". Una de sus mayores preocupaciones fue alcanzar un intenso grado de comunicación con todos. Comunicación viva que hace de su poesía un arte declamatorio y lo incita a recorrer Rusia en permanentes giras de recitales poéticos que ligan su figura con los antiguos rapsodas, y que hace que transforme a la vanguardia en un experimento fusionado con la tradición. Quizás el único de los poetas de vanguardia que haya puesto en crisis la noción misma que la sustentaba.(13)

Maiakovski mantuvo una relación personal con los miembros de la "escuela formalista" rusa. Relación que influye en la construcción de su poesía, atenta a la palabra, a las características morfológicas del idioma, al juego de prefijos y sufijos, a la ordenación fonética y a la trama de relaciones que constituyen la palabra y el verbo.

La consonancia de las últimas palabras, la rima, no es más que uno de los innumerables medios de relacionar las líneas; por lo demás, uno de los más simples y rudimentarios. Se puede rimar el principio de las líneas, se puede hacer rimar el final de la primera línea con el principio de la segunda, e incluso con las primeras palabras de la tercera y de la cuarta.(14)

La palabra es en Maiakovski una textura sonora, un volumen verbal, un objeto aproximadamente abstracto cargado de valor semántico. Para él "la palabra es el fin del escritor". La palabra viva, oral, ardiente, la palabra que se rompe, se arroja, se subleva, la palabra absoluta, que se relaciona con el silencio. Palabra abrupta, rotunda, exaltada y sobresaltada. Palabra manejada como un proyectil, bala, granada o explosivo, un instrumento contundente. Palabra enfática, sacudida de emoción, tensa en el esfuerzo de ser escuchada por muchos oídos. Esa relación con las masas que obsesiona su producción es una lucha por despertar la rabia, desadormecer al burgués: "Yo,/el oído/ con la palabra/ no acostumbro a mimar". La metáfora bélica -"ejércitos de mis páginas"- busca ligar la guerra revolucionaria con la social:

En los túmulos de los libros,
donde el verso está enterrado,
cuando encontréis por azar los trozos de hierro de un verso
mío, vosotros,
con estima callada,
tocadlo
como una vieja
pero temible arma.
.........................................
Mi verso
De trabajo
La mole romperá de los años.

 

El colosal lenguaje persuasivo es como una furia verbal, como una invitación a la desmesura, una fiesta del verbo alentada por la salvaje potencia desenfrenada. El lenguaje es una materia táctil, un arma sin tiempo. Al hablar constantemente al lector del futuro, diseña un lector presente que debe fijar su interpretación en la utopía revolucionaria del proletariado marxista con una conciencia rigurosa del valor semántico y fonético de la palabra. Maiakovski era un trabajador del lenguaje atento al sentido inmediato de la palabra pero también a su misterio.

Por eso son fundamentales en él la voz, las imágenes belicistas, los juegos de palabras que buscan un decir más llano. Un vanguardista que busca la expresión simple pero lograda mediante el trabajo de asediar al significante.
La voz, instrumento de comunicación es para él una inagotable fuente de expresión. Por esto su poesía linda con el panfleto, con la denuncia. Su destreza actoral lo proyecta hacia una concepción corporal del elemento poético, a recitar donde sea sus versos. Todos deben entenderlo, por eso los declama, con la mano alzada ya sea frente a su perrito que siempre lo acompañaba o frente al Ejército Rojo. Usa la materia formal de la vanguardia para decir en el contenido, lo acuciante, un mensaje casi panfletario. En este sentido, el uso que hace de los elementos de vanguardia lo marcan como un adelantado, ya estaría usando la "tradición de la vanguardia", como acontecía con la neovanguardia. Juegos de palabras que hacen del lenguaje una aventura vertiginosa e imprevisible, que denuncia la realidad estallándola grotescamente y relaciona las oposiciones más convencionales, desintegrándolas.

La palabra no debe describir, sino expresar por sí misma. La palabra tiene perfume, color, alma. Pero el ritmo de la vida ha cambiado. Todo ha adquirido una rapidez fulgurante, como en una cinta cinematográfica. Los ritmos lentos, tranquilos, regulares de la poesía antigua no tienen ya nada que ver con el psiquismo del ciudadano de hoy. La fiebre es lo que más simboliza el movimiento de la vida contemporánea. En la ciudad no hay líneas redondeadas, regulares, medidas. Los ángulos, las rupturas, los zig-zags son los rasgos característicos.(15)

Maiakovski deshace los versos, les quita la rima, el metro, la cadencia, pero, y en esto se diferencia de la mayor parte de los poetas de la vanguardia europea, nunca los despoja de la idea. En la cita precedente advertimos que el afán es casi mimético, pero quiere reflejar o traducir una vida nueva, esto es lo que hace obsoleta a la poesía antigua, no puede decir la velocidad, coincidencia de pensamiento con el Futurismo que adoptará el ruso. En este sentido, el intento de Maiakovski y el de Joyce o el Surrealismo pueden ser similares, los movimientos que se precian de anti-realistas, en rigor quieren mostrar mejor lo real, el caso del monólogo interior en el irlandés y la escritura automática en los franceses muestra claramente que el aproximamiento a lo real es cercano a "una cinta cinematográfica" más que a un poema simbolista. Maiakovski subraya:

Si se quiere que la poesía sea considerada más justamente, si se pretende que florezca en el futuro, debe terminarse de una vez con la tradición, la distinción entre este trabajo y los restantes aspectos del trabajo humano.

Su relación con la tradición ha sido vista como totalitaria y bárbara, quería embrutecer, decían, a los obreros, que al no haber gozado de la alta cultura, no comprenderían su iconoclasia. En rigor esta relación es, al menos, compleja. Dice:

Qué puede importarme Fausto
deslizándose con Mefistófeles por los andamiajes celestes...
Los poetas, los obreros, los estudiantes, las prostitutas,
son a los que debemos escuchar y comprender.


Se subía al pequeño escenario del local del Cabaret "La linterna Roja" y comenzaba a recitar, incansable, a lanzar sus mordientes aforismos contra los clientes que le parecían sospechosos de aburguesamiento. Asimismo invitaba en el manifiesto del futurismo:

Los poetas y los pintores deben robar cuanto antes botes de pintura para iluminar con las galas de su arte los flancos, la frente y el pecho de las ciudades rusas, los tranvías, las estaciones y los rebaños, eternamente trashumantes, de los vagones de ferrocarril.

Hacía cuerpo, de este modo, el programa fervoroso y activo de llevar la poesía al pueblo, liga la lucha bolchevique contra los mencheviques a la lucha del arte contra el museo, en una analogía:

Habéis disparado contra los guardias blancos,
pero ¿y Rafael?
¿Por qué os olvidáis de Rafael?
Ya es tiempo de que las balas de nuestros cañones
derriben los muros de los museos.
Fuego contra las antiguallas veneradas como iconos.
Sembrad la muerte
en el campo enemigo [...]
Habéis disparado contra los guardias blancos.
¿Y por qué no hacerlo también contra Pushkin
y los otros generales clásicos?
(16)

El violento anticlasicismo de Maiakovski era una opción adecuada a sus fines. Concibe la poesía como acción, además de ser un trabajo. Una acción exaltada e intensa.
En esta actitud radica uno de los mayores rasgos de modernidad de Maiakovski. Su rechazo de la cultura acuñada, de la tradición, de la escritura como forma "noble" del saber que se prolonga en una actitud personal de negación de las formas académicas, de la farsa de la celebridad y el reconocimiento social: "vuestro profesor/ encubriendo en erudición/ el enjambre de las cuestiones...¡Profesor/ quítese las gafas-bicicleta!"
Maiakovski quiere ser un salvaje aniquilando la escritura anquilosada con la palabra viva, recuperando entonaciones perdidas o imposibles, derribando como un artefacto -sus adoradas máquinas futuristas- los muros de contención; exigiendo que el arte sea vida y la literatura unión. Hay en Maiakovski una feroz negación del pasado. El mito del futuro lo lleva a hacer tabla rasa con todo lo sucedido y fetichizar como supremo todo lo nuevo. El presente es una continua fuente de insatisfacción y el futuro no acaba de llegar nunca: "Sólo quiero milagros", declara. La negación del tiempo como totalidad en aras del tiempo presente, sólo es base de lo por venir: "Odio todo lo que está muerto. Amo todo lo que vive".

Sin embargo ese anti-clasicismo es clave para el desarrollo de su programa estético: "Si hablo en contra de los clásicos no es porque quiera que se les anule, sino que, por el contrario, quiero que se utilice todo lo válido que hay en ellos por la causa de la clase obrera."
(17) Pero el lenguaje de guerra es causa de enfrentamiento con lo que está gastado, no puede no ser bestial e intentar alcanzar el máximo de rimbombancia, de profetización. Son las máscaras de la vanguardia, en el meollo de la cuestión, ante una época convulsiva aparece el problema de cómo derribar las cosas, cómo producir un cambio, cómo hacerlo si no es por la fuerza, derribando lo precedente, este será el lugar de fricción de varios movimientos. Maiakovski toma elementos del pasado (tradición selectiva)(18) haciendo del futurismo un elemento más de su poética y no su fin.

Los temas con los que Maiakovski se enfrenta en sus poemas son múltiples y, a veces, contradictorios. En primer lugar, el del amor, los celos y el suicidio. Junto a los poemas de amor, los de combate, bruscos, agresivos, sin concesión a la retórica, y poemas satíricos, en los que se enfrenta abiertamente a los que no comparten sus fantasías de futuro y pretende destruirlos por medio de los dardos envenenados de su sátira crítica. Las consignas, experimentos tipo graffitis en las vidrieras -como los membretes de Girondo, o las Greguerías de Ramón- de tipo político o comercial, concisas y aceradas, muestran los frutos del trabajo sintético que conseguía entre fondo/ forma y calidad/ cantidad:

El Partido
es una mano con un millón de dedos.


Su especial habilidad para la metáfora ácida y crítica, acompañada de un humor agudo y punzante, se complementaba con el espíritu lúdico del circo
(19). La conjunción de la poesía, el teatro y el circo hizo que la obra de Maiakovski llegara de manera directa y pura al pueblo, a través del lenguaje circense, comprensible por todos. El principio comunicación/ entretenimiento era visible en estos montajes del poeta. El cine, lugar por antonomasia del montaje, asimismo, será otro objeto de comunicación directa con las masas. Maiakovski obtuvo un cierto prestigio como actor, y también escribió y protagonizó varios guiones. Sus montajes teatrales precisaban de un refinamiento que le sirviera para acercarlos al pueblo; las películas eran digeridas mas fácilmente por las masas asombradas ante el cinematógrafo. De aquí la validez de los cauces futuristas en el imaginario de Maiakovski, en tanto cree en la máquina como portadora de un futuro mejor, advirtiendo que esas mismas máquinas podían dominar al hombre.

Es posible ver algunas de estas cuestiones, detenidamente, en el texto Conversación con el inspector de impuestos sobre poesía, de 1929, un año antes de su muerte, casi diez años después de redactar y lanzar el manifiesto futurista ruso, y tras soportar las quejas constantes de la cultura rusa y sus preceptores. Dejo el poema íntegro considerando que, aun a riesgo de ser extenso, su lectura completa enriquece este trabajo.

¡Ciudadano inspector de impuestos! Perdone que le moleste. Gracias...no se preocupe...me quedaré de pie.
Mi asunto es de carácter delicado:
sobre el lugar del poeta en una sociedad de trabajadores.
Junto con los propietarios de tiendas y propiedades agrícolas, estoy sujeto también a impuestos y penalizaciones.
Me reclama usted quinientos por semestre
y veinticinco por no presentar mi declaración.
Mi trabajo es como cualquier otro trabajo.
Fíjese: mire qué pérdidas he tenido,
qué gastos tengo en mi producción,
y cuánto se gasta en materiales. Usted sabe, por supuesto, lo del fenómeno llamado "rima". Supongamos que un verso acaba con la palabra "giro"
entonces, dos versos después, repitiendo las sílabas,
ponemos algo así como "tiroriro".
En el lenguaje, la rima es como un pagaré
que vence dos versos después -ésa es la regla-.
Y uno busca la calderilla de sufijos e inflexiones
en la saqueada caja de las declinaciones y conjugaciones.
Empieza uno incrustando una palabra en un verso,
pero no encaja -se la fuerza y se rompe-.
Ciudadano inspector de impuestos, le doy mi palabra:
las palabras le cuestan al poeta mucho dinero.
En nuestro lenguaje la rima es un barril:
un barril de dinamita. La rima es un detonador.
El verso se deshace hacia el final y estalla:
y la ciudad salta al cielo volada en una estrofa.
¿Dónde va a encontrar, y con qué tarifa de valoración,
rimas que apunten y maten de un solo disparo? Quizá queden cinco o seis rimas sin usar solamente en algún sitio como Venezuela.
Y así tengo que visitar países cálidos y fríos.
Allí me precipito, enredado en pagos sobre anticipos y préstamos .
¡Ciudadano! Admítame mis gastos de viaje.
La poesía toda ella es un viaje a lo desconocido.
La poesía es como sacar radium de la tierra:
por cada gramo se trabaja un año.
Por una sola palabra se gastan
miles de toneladas de ganga verbal.


Desde el título ya es posible advertir el tono que se sostendrá a lo largo del texto. La marca de oralidad puesta en la conversación marca un alocutor externo al campo intelectual y que será parte del campo enemigo, ese "ellos" burgués que toda vanguardia tiene como enemigo, partícipe para construir una subjetividad frente al otro, un enemigo constituyente. El tema que se propone para esa "charla" es propio del "nosotros" y ajeno al "ellos". La escena inicial nos muestra al poeta encontrándose con el "ciudadano", como todos, es decir uno más del régimen, que trabaja como inspector de impuestos, al que se le pide perdón por molestarlo y del que se rechaza la oferta de sentarse. El poeta se quedará de pie, de la misma forma en que el soldado de vanguardia está firme y en pie, sentarse puede ser leído como una oferta a traicionar la "causa", adoptar una posición pasiva, de "retaguardia".

Expone su asunto que es de "carácter delicado": el lugar del poeta en la sociedad de trabajadores. Así sería una conversación entre un inspector de impuestos y un poeta, dos trabajadores asalariados. El tema del poeta es el de toda la vanguardia, se liga a la profesionalización del escritor y concepción del trabajo de la modernidad. El poeta, vate, elegido para cantar la musa -en la tradición- es ahora un sujeto social normal, que paga impuestos y vive en la ciudad. El trabajo del poeta es como el de cualquier otro trabajador, tiene pérdidas, gastos, ya que genera un producto. Utiliza materiales. Expone, irónicamente, a lo largo del texto un saber compartido por ambos, la materia poética, pero que, como sabemos, el interlocutor burgués desconoce y desprecia. El tópico del fenómeno de la rima trabaja y tematiza un eje importante sobre la poesía tradicional: "en el lenguaje la rima es como un pagaré"; la poesía ingresa en los materiales de compra venta de la sociedad de masas. Así se transforma al texto en una suerte de metapoética, es decir, un texto que refiere al quehacer del poeta en sus elementos técnicos. Destaca la materialidad del lenguaje, que ya no es una suerte de sombra platónica del pensamiento abstracto sino que es una cosa, un material táctil, tiene valor de uso y/o de cambio. Las frases fuertes como "las palabras le cuestan al poeta mucho dinero." ponen de relieve la situación del poeta y su labor mal paga en esa sociedad.

Los elementos de la nueva poesía, poética del estallido, de la ruptura, se muestran en clave de manifiesto: la ciudad tematizada por la vanguardia como núcleo de lo nuevo, del desarrollo, la vorágine moderna y velocidad están ahí, acechando al ciudadano inspector de impuestos. Si hay que viajar a lugares exóticos a buscar rimas nuevas esto será un gasto que debe admitirse al poeta, debe solventárselo. Y otra vez emerge el juego de ese viaje como metadiscurso: "la poesía es un viaje a lo desconocido."

Si "La poesía es como sacar radium de la tierra: por cada gramo se trabaja un año", la labor del poeta no es la del ocioso bohemio parnasiano, él no pertenece a la casta privilegiada, ahora debe tratar de extraer una metáfora imposible, signada por la dificultad de poder romper ese orden heredado, a la vez que se intenta llegar al pueblo, la masa producto del cambio social, que se hará una paradoja de la vanguardia.

Fotos

(sigue)


Notas

(13) Cada medio en el que se desarrolla la vanguardia arroja datos significativos al respecto de los problemas de su producción. Desde las diferentes metrópolis con sus ideólogos hasta el Boletín de Titikaka de Gamaliel Churata producción de vanguardia periférica, a 2000 metros de altura.

(14) Maiakovski, Yo mismo. Cómo hacer versos, Traducción A. García Tirado y E. Soldevilla, Barcelona: Ed. Alberto Corazón, 1947.

(15) Maiakovski, Ob.Cit. P. 38

(16) Hesse. Ob Cit. 12.

(17) Maiakovski, Ob.Cit. 89.

(18) Williams, R.

(19) El clown ruso, Lazarenko revela al poeta el mundo del circo. Durante una temporada, Maiakovski asiste a las representaciones del payaso. Lazarenko lo anima a salir a la arena, y Maiakovski con su permanente blusa amarilla, aparece en la pista, de pie sobre un elefante blanco, y comienza a recitar sus versos ante el asombro de los espectadores. Pero Maiakovski no se contenta con esto, sino que acaba interviniendo directamente en el espectáculo ayudando a Lazarenko en el desarrollo de sus entradas cómicas.
En aquellos números improvisados Maiakovski y Lazarenko rivalizaban en ingenio y genial despreocupación. El poeta no podrá ya apartarse del circo por completo. Las amazonas, los trapecistas, los payasos; un mundo trepidante y colorista puesto al servicio de un espectáculo único, la creación.
Lazarenko ha escrito en sus memorias, refiriéndose a la actividad circense del poeta:
Maiakovski se interesaba por el circo cada día más; discutía a menudo conmigo sobre la forma más directa de conseguir llegar al público, me proporcionaba temas para mis entradas cómicas [...] Yo encontré siempre en Maiakovski un apoyo constante; desgraciadamente, no tuve la precaución de conservar los guiones que él me proporcionaba. El circo exige una constante renovación; las parodias de un payaso no deben nunca repetirse [...] Hoy comprendo que aquellos guiones, que, después de haber sido utilizados por mí, quedaron seguramente olvidados en mi camerino, hubieran tenido un gran interés para el mejor conocimiento del poeta.
La culminación de la colaboración de Maiakovski con Lazarenko fue el estreno, en 1927, de un completo espectáculo circense, "Moscú incendiado", escrito y dirigido por el poeta.

Bibliografía

" Maiakovski, Vladimir La chinche y El baño, (Trad. V. Imbert), Madrid: Edaf, 1964
-------------------------- Misterio bufo, (Trad. V. Imbert), Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1971
--------------------------- Poemas 1913-1916, y Poemas 1917-1930, (Trad. J. Fernández Sánchez)
Madrid: Visor Libros, 1993
--------------------------- Conversaciones con el inspector de impuestos y otros poemas,
Barcelona: Ediciones 29, 1997
--------------------------- Vladimir Maiakovski o La rebelión de los objetos, (Trad. J. Hesse),
Madrid: Fundamentos, 1972
---------------------------- Poesía y revolución, (Trad. J. Fuster y M. A. Oliver), Barcelona: Península, 1971
--------------------------- Yo mismo. Cómo hacer versos, (Trad. A. García Tirado y E. Soldevilla,
Barcelona: Alberto Corazón, 1947.

" Antología poética, (Preliminar, selección y traducción Lila Guerrero), Buenos Aires: Losada, 1985
" Benjamín, Walter "El Flaneur", en Poesía y Capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus, 1980.
" Hauser, Arnold "Bajo el signo del cine", en Historia Social de la Literatura y el Arte, Tomo II. Madrid: Debate, 1998.
" Hesse J. Vladimir Maiakovski, Madrid: Epesa, 1971
" Hulten, Grassi, Venice y otros, Futurism and Futurisms. New York: Phaidon Press Limited, 1986.
" Nakarov, A. Antología de la poesía soviética, Madrid: Júcar, 1974
" Revista "Kommunist" nº 18 / 1957.
" Shklovski, V. "El arte como artificio", en Teoría de los Formalistas Rusos. Bs.As.: Siglo XXI, 1970.
" Triolet, E. Recuerdos sobre Maiakovski, Barcelona: Kairós, 1976
" Tzara T. Siete Manifiestos Dadá, Barcelona: Tusquets, 1999 [1918].

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