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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



NIETZSCHE, FRIEDRICH - MI HERMANA Y YO - ESCRITURA Y VIDA -


Ecce Nietzsche*

Amir Hamed
En una trama casi novelesca, los incidentes bibliográficos cuentan que Nietzsche se lo dio a otro paciente de Iena para que el libro evadiera la vigilancia de la hermana del filósofo, Elizabeth, quien habría de ser, con el correr de las décadas, y estando ya la osamenta de Friedrich bajo buenos pies de tierra, su gran publicista

La obra en ocasiones se lleva mal con la vida y hay quienes apenas tienen espacio - no más que un sofocante resquicio - para convivir con su biografía. Friedrich Nietzsche ya había declarado haber nacido póstumo antes de pasar una década internado en un asilo para dementes, para darse a morir, en silencio, junto con el siglo XIX.

De todos modos, se probó que la escritura nietszcheana tampoco estaba terminada a mediados del siglo siguiente, cuando fue publicado My sister and I, libro que fuera traducido en 1951 al castellano como Mi hermana y yo. Supuestamente, ése era el volumen de memorias que, para escándalo de la infinidad de adeptos que el autor de Así habló Zarathustra ganó en esta centuria, Nietzsche habría escrito en 1890, en el sanatorio de Iena.

En una trama casi novelesca, los incidentes bibliográficos cuentan que Nietzsche se lo dio a otro paciente de Iena para que el libro evadiera la vigilancia de la hermana del filósofo, Elizabeth, quien habría de ser, con el correr de las décadas, y estando ya la osamenta de Friedrich bajo buenos pies de tierra, su gran publicista.

Los mismos detalles explicarían que el original se perdió en un incendio, pero el estudioso Walter Kaufman añadió otro misterio, no menos novelesco. Según él, un plagiario llamado Plotkin le reveló antes de fallecer haber sido el verdadero autor de la obra, y a nadie más que a Kaufman se lo contó. O, hasta el día de hoy, no se sabe de nadie más que hubiera participado del secreto.

A su turno, Nietzsche, Plotkin y Kaufman se han llevado el misterio de la autoría a la tumba, y lo que queda es un libro abrumador y relampagueante.

Porque Plotkin o Nietzsche se ingeniaron para escribir una vida de Nietzche que no desmerece la obra. Si bien se puede dudar del puño que la escribió, una vez cerrado el libro casi queda la convicción de que recuenta, en forma autobiográfica, la vida de aquel individuo bajo, enclenque y miope que se hartó de las convenciones de la humanidad, proclamó la muerte de Dios y demolió la filosofía a martillazos o aforismos.

"He sido un rebelde contra el universo, y el universo ha cumplido su venganza contra mí. La opinión de Tolstoi de que el 'amor' está en el centro de todas las cosas siempre provocó risa en mi. Ahora yo provoco risa".

Recluido, agujereado por la sífilis, desbordado por la vigilancia de su hermana y de su madre, Friedrich mantiene en tono autobiográfico el temple del resto de su obra. En ningún momento se arrepiente, y su única queja es haber equivocado los procedimientos para rematar a su mayor contrincante, Dios. Ahí, al mismo tiempo, las quejas familiares, el recuento de miserias, amistades, ilusiones no del todo perdidas y disquisiciones sobre mundo, incesto y amores.

El escenario donde se montó esta autobiografía o novela, un hospicio para un individuo incomprendido y desahuciado por sus contemporáneos (a los que consideró siempre inferiores) baña de patetismo y entereza a estas "confesiones", que fatalmente terminan diseminándose por toda la obra del filósofo.

Porque si el resto de la escritura nietzscheana se apoderó del siglo XX, plagiaria o confesional, Mi hermana y yo adjunta una arista imprescindible, que algo o alguien había estado retaceando. El verdadero calibre del hombre de genio; la grandeza, la derrota.

  

* Publicado originalmente en Insomnia, Nº 27

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