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ISSN 1688-1672

 



MODERNIDAD - POSTMODERNISMO - CULTURA - GLOBCULT - FRACASO HAPPY - LYOTARD, JEAN FRANÇOIS - DE CAMPOS, HAROLDO - RETRO - ESTADOS UNIDOS -

Adiós al pos-modernismo (III)*

Heriberto Yepéz

El posmodernismo es la pérdida de contexto de los artefactos culturales. En el posmodernismo operan tanto las culturas de consumo como las supuestas contraculturas, ellas mismas estrategias de saqueo y dominación del Otro, que dicen exaltar o rescatar. Apropiación de todas las fuentes, repartición de todos los saberes, reasignación de puestos

3. Globcult, conglutinación, grado cero de la cultura


"Para empezar, por lo que veo, ahora estás muy interesado por la cultura global. Es algo que yo vengo llamando desde hace años, globcult porque está dirigida por las multinacionales -380 multinacionales controlan el 80% del mercado global- y porque la cultura que producen, más que global es un glob (pegote)" Charles Jencks a Rem Koolhaas

 

El posmodernismo tiene uno de sus claros nacimientos en la arquitectura. En el deterioro semántico de las ciudades. Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour lo representan en su obra, verdadero clásico instantáneo, rednik avant-garde for dummies: Learning from Las Vegas. En este libro todo postulado de la arquitectura moderna es vuelto absurdo, llevado hasta la risa, el fracaso happy, la caída transformada en puerta de emergencia hacia un after party:

Las copias en la carretera de Ed Stone son más interesantes que el verdadero Ed Stone… El símbolo domina al espacio. La arquitectura no es suficiente. Ya que las relaciones espaciales están hechas por símbolos más que por formas, en este paisaje la arquitectura se vuelve símbolo en el espacio en lugar de forma en el espacio. La arquitectura define muy poco: el gran signo y el pequeño edificio es la regla del Route 66… Las Vegas fue hecha en un día… Dondequiera un motel es un motel… [Discutiendo ventanas] Como los temas del Pop Art, son elementos usuales hechos inusuales a través de la distorsión de la forma (leve), cambio de escala (son mucho más grandes) y cambio de contexto… Un edificio no debe ser el vehículo para las ideas de un arquitecto.(3)

El posmodernismo nació como un gesto de despolitización, eclecticismo, pastiche. Una forma de cansancio y fingimiento de indiferencia cínica. La técnica fundamental del posmodernismo es el bricolage, la combinación de estilos, artefactos de distintas épocas, autorías, clásicos o modernos, occidentales o no-occidentales, y su reubicación en un ambiente que, en sí mismo, aspira a ya no ser un contexto. Las técnicas posmodernas, por supuesto, ya venían vaticinadas por el dadaísmo, el collage, merz, los ready-mades de Duchamp, el gusto surrelista por combinar objetos disímiles y la escritura "automática".

Esta es la misma situación de pérdida de referencialidad -otro postulado infaltable del posmodernismo- que condujo a
Lyotard, ese filósofo equívoco que no sabe si piensa a favor o en contra de la hegemonía, ese ambivalente (la ambivalencia, sí, ese otro rasgo atávico del posmodernismo). Escribió Lyotard en ya un clásico pasaje:

El eclectismo es el grado cero de la cultura general contemporánea: oímos reggae, miramos un western, comemos un McDonald a mediodía y un plato de la cocina local por la noche, nos perfumamos a la manera de París en Tokio, nos vestimos al estilo retro en Honk Kong, el conocimiento es materia de juegos televisados. Es fácil encontrar un público para las obras eclécticas.(4)

El posmodernismo es la pérdida de contexto de los artefactos culturales. En el posmodernismo operan tanto las culturas de consumo como las supuestas contraculturas, ellas mismas estrategias de saqueo y dominación del Otro, que dicen exaltar o rescatar. Apropiación de todas las fuentes, repartición de todos los saberes, reasignación de puestos. Todo será nuestro, dice el posmodernismo. Todo será arrancado de su auténtica referencia o pertenencia. Todo será cita. Todas las citas serán consumidas una y otra vez, remezcladas. Será olvidado su primer contexto. Devoraremos todo. ¡Antropofagia absoluta!
La lógica combinatoria, sin embargo, no sólo fue ejercida como un derroche de la fragmentación obtenida en las colonias, pretéritos o periferias, sino también paulatinamente se volvió un gozo adquisitorio dentro de las "colonias" mismas. Canta celebratoriamente
Haroldo de Campos, apologeta también de la "conglutinación" abierta por los procesos de globalización:

…el policulturalismo combinatorio y lúdico, la transmutación paródica del sentido y de los valores, la hibridización abierta y multilingüe, son los dispositivos que responden por la alimentación y realimentación constantes de este almagesto barroco: la transenciclopedia carnavalizada de los nuevos bárbaros, en donde todo puede coexistir con todo…(5)

El énfasis no en la producción sino en el consumo. La producción como consumo. Invirtiendo a Walter Benjamin, lo que el posmodernismo atestiguó fue el Autor como Consumidor. Como coleccionista o cliente de un absoluto swap meet o bazar banal donde todas las ideas, objetos, imágenes, lenguajes, obras, autores, se han vuelto mercancías y lo relevante, ahora, es ser partícipe del tianguis (mercado), rey de los reciclajes.

De Campos y el mismo Borges ya operaban también en la fragmentación de todas las culturas. No es necesario recordar aquí que la atracción que Borges sentía por Whitman, su amor al Aleph, proviene del encanto de juntar lo heteróclito, de hacer listas, como aquella que Foucault encomió al principio de Las palabras y las cosas y Cioran envidió de Borges: la nivelación de todas las experiencias, del tango a la metafísica, todo validado como igual, congregado en un mismo sitio, Chuang Tze y Shakespeare. La literatura y el arte del siglo XX son una perfecta analogía del mercado capitalista decadente. Borges, por cierto, lo sabía. No en balde, su texto sobre el "Aleph" -el sueño acaparador del posmodernismo- es una parodia del sueño totalizador de Daneri-Whitman, una cómica denuncia del carácter apócrifo, pastichero, del "Aleph".

4. God is an American (tal es mi post-cultura)

I am afraid of Americans
I am afraid of the world
I am afraid I can't help it
I am afraid I can't
David Bowie, "I'm afraid of Americans"


Por
Estados Unidos no entiendo, siquiera una nación, sino la distopía de unir todos los estados, de unificar todos los fragmentos en un imposible melting-pot (crisol), una congregación de todos los pedazos y re-vueltas. Estados Unidos es el resultado de fragmentar culturas y luego re-unirlas, en una aparatosa condición frankestein. América no sabe más que destruir y luego re-construir.

América une fragmentos.
Estados Unidos es ya la fórmula de la cultura global: unir todos los estados, todos los Estados unirlos. Aspirar a la estupenda macro estructura, volver a todo parte.

"Si en el siglo XIX, como dijo Gertrude Stein, la gente veía partes y trataba de ensamblarlas hacia [la formación de] todos, mientras que en el siglo XX la gente veía todos y luego buscaba partes apropiadas para éstos, ¿realizará el siglo XXI una diseminación de los todos hacia todas partes y, así, finalizará lo que el siglo XIX comenzó (7 de febrero)?"(6)

Deshacernos de la multiplicidad de Todos. Des-hacerlo todo en partes. Deshacernos de las Naciones o Identidades, por supuesto. Des-hacerlas todas ellas. Juntarlas. Combinar todas esas partes sueltas, esta es la base del posmodernismo, como teoría y como práctica política, concretísima. Los mecanismos que las teorías sobre el posmodernismo describen o fomentan no es más que la situación post-cultural (los signos y prácticas arrancadas de su contexto específico) provocada por los des-órdenes del imperialismo y el mercado capitalista.

Macrorrelatos rotos. Tesis básica del posmodernismo. ¿Qué sigue? Sigue el party
(¿perpetuo?) de mezzzclas.
Una vez que todo ha sido fragmentado, la colección de partes sueltas, cuando la cultura alta y la cultura baja -tesis monótona del posmodernismo elementalis- se han mezclado, sintetizado, hibridizado, cuando ha ocurrido la superación hegeliana, la reconciliación, el mestizaje, la fusión o como quiera que se le denomine a esta ceremonia de autoengaño -mesa de operaciones
surrealista donde los dispares se hallan juntos-, la combinación, aparentemente inagotable, se muestra harto finita.

¿Cuánto puede durar el placer maravilloso de mezclar lo uno y lo otro? Y es que Kierkegaard ya solucionó este problema por nosotros: nuestro sueño de gozar de lo nacional y lo post-nacional, nuestro sueño de tener, en una mano, Tequila, y en la otra Diet Coke, no es más que una situación provisional hacia el desastre. Lo uno y lo otro son, finalmente, incompatibles. Existir es elegir entre lo uno y lo otro. Sólo que golosos, primordialmente consumidores, queremos todo, simultáneamente todos los canales, todas las opciones, sin necesidad de verdaderas alternativas. Kierkegaard, fuck you!

Queremos ser como
Pessoa. Todos y ninguno a la vez. Exclusivamente heterónimos. Siempre apócrifos. Fingidores.
Yo soy Aleph, Vórtice
(Pound), lista de Whitman, catálogo de Sears y subasta en E-bay. Lo Uno y lo Otro apenas es mi entreé. "Lo que viene será peor" (Saavedra).
Pero la combinación de posibilidades unidas se agota pronto. Las partes que han sido colocadas como componentes posibles de cualquier experiencia espiritual, mediática, espectacular o física, llega pronto al tedio vital. Lo que comenzó con nihilismo termina con nihilismo similar.

Todo fue unido con todo lo demás. Primero ello fue fiesta de novedad. Después resaca de mismidad. El posmodernismo pasó del "maravilloso" de
Lautrémont al whateva post-grunge. De la novedad -la neología general del vanguardismo- al aburrimiento e indiferencia. Todas las arquitecturas mezcladas, combinadas, todas las voces, todas las sabidurías, todas las identidades vueltas guiones para ser unidas con otras, todos los productos, todas las frases re-hechas, todas las neolenguas, todas las mezclas, sí, todas las mezclas ya fueron realizadas. El control remoto cae de nuestras manos. Too bored for more zapping. Reloaded again and again? I hope not. Not anymore.What's next? I lost fun somewhere on the way. I never had any to tell you the truth. The truth is I wasn't even looking for the truth. Anyway… (Demasiado aburrido para más zapping. ¿Recargado una y otra vez? Espero que no. No más. ¿Qué sigue? Perdí la diversión en alguna parte del camino. Nunca tenía a nadie para decirle la verdad. La verdad es que yo aún no buscaba la verdad. De todos modos …)

De la Generación X al Gen @ no pasó nada.


Notas:

(3) Learning from Las Vegas (1972), MIT Press, Cambridge, décimo-séptima edición, 2000, pp. 8, 13, 18, 35, 91 y 129.

(4) La posmodernidad (explicada a los niños) (1986), Jean-François Lyotard, Gedisa, México, 1991, p. 17.

(5) "De la Razón Antropofágica: diálogo y diferencia en la cultura brasileña", en De la razón antropofágica y otros ensayos, Siglo XXI Editores, México, p. 20.

(6) Lyn Hejinian, The Beginner, Tuumba Press, 2002, p. 11. En "How Writing is Written", Stein había escrito: "El siglo diecinueve fue el siglo del hombre inglés. Su método, como ellos mismos en sus peores momentos hablan de él, consiste en 'hacer algo a duras penas'. Empiezan en un extremo y esperan terminar en el otro: su gramática, partes del discurso, métodos de habla, van con este estilo. Estados Unidos empezó una fase diferente cuando, después de la Guerra Civil, descubrió y creó de su necesidad interior un tipo de vida diferente. Creó al siglo veinte. Estados Unidos, en vez de tener el sentimiento de empezar en un extremo y terminar en el otro, tuvo la concepción de construir el todo a partir de sus partes, el todo que ha hecho productivo al siglo veinte. El siglo veinte concibió al automóvil como un todo, por así decirlo, y luego lo creó, lo construyó a través de sus partes. Fue un punto de vista enteramente diferente al del siglo diecinueve. El siglo diecinueve hubiera visto las partes y trabajado hacia el automóvil a partir de éstas".


* Publicado originalmente en la revista Replicante, Nª 3, Mayo 2005.

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