3.
Globcult, conglutinación, grado cero de la cultura
"Para
empezar, por lo que veo, ahora estás muy interesado por
la cultura global. Es algo que
yo vengo llamando desde hace años, globcult porque
está dirigida por las multinacionales -380 multinacionales
controlan el 80% del mercado global- y porque la cultura que producen, más
que global es un glob (pegote)"
Charles Jencks a Rem Koolhaas
El
posmodernismo tiene uno
de sus claros nacimientos en la arquitectura. En el deterioro
semántico de las ciudades. Robert Venturi,
Denise Scott Brown y Steven Izenour lo representan en su obra, verdadero
clásico instantáneo, rednik avant-garde for
dummies: Learning from Las Vegas. En este libro todo postulado
de la arquitectura moderna es
vuelto absurdo, llevado hasta la risa, el fracaso happy,
la caída transformada en puerta de emergencia hacia un
after party:
Las
copias en la carretera
de Ed Stone son más interesantes que el verdadero Ed Stone
El símbolo domina al espacio. La arquitectura no es suficiente.
Ya que las relaciones espaciales están hechas por símbolos
más que por formas, en este paisaje la arquitectura
se vuelve símbolo en el espacio en lugar de forma en el espacio. La arquitectura
define muy poco: el gran signo y el pequeño edificio es
la regla del Route
66
Las Vegas fue hecha en un día
Dondequiera
un motel es un motel
[Discutiendo ventanas] Como los temas
del Pop Art, son elementos usuales hechos inusuales a través
de la distorsión de la forma (leve), cambio de escala (son mucho más grandes) y cambio de
contexto
Un edificio no debe ser el vehículo para
las ideas
de un arquitecto.(3)
El
posmodernismo nació
como un gesto de despolitización, eclecticismo, pastiche.
Una forma de cansancio y fingimiento de indiferencia cínica.
La técnica fundamental del posmodernismo es el bricolage, la combinación
de estilos, artefactos de distintas épocas, autorías,
clásicos o modernos, occidentales o no-occidentales, y
su reubicación en un ambiente que, en sí mismo,
aspira a ya no ser un contexto. Las técnicas posmodernas,
por supuesto, ya venían vaticinadas por el dadaísmo, el collage,
merz, los ready-mades de Duchamp, el gusto surrelista
por combinar objetos disímiles y la escritura "automática".
Esta es la misma situación de pérdida de referencialidad
-otro postulado infaltable del posmodernismo- que condujo a Lyotard, ese filósofo
equívoco que no sabe si piensa a favor o en contra de
la hegemonía, ese ambivalente (la ambivalencia, sí, ese otro
rasgo atávico del posmodernismo). Escribió Lyotard en
ya un clásico pasaje:
El
eclectismo es el grado cero de la cultura general contemporánea:
oímos reggae, miramos un western, comemos un McDonald
a mediodía y un plato de la cocina local por la noche,
nos perfumamos a la manera de París en Tokio, nos vestimos
al estilo retro en Honk Kong,
el conocimiento es materia de juegos televisados. Es fácil
encontrar un público para las obras eclécticas.(4)
El
posmodernismo es la pérdida de contexto de los artefactos
culturales. En el posmodernismo operan tanto las culturas de
consumo como las supuestas contraculturas, ellas mismas estrategias
de saqueo y dominación del Otro, que dicen exaltar o rescatar.
Apropiación de todas las fuentes, repartición de
todos los saberes, reasignación de puestos. Todo será
nuestro, dice el posmodernismo. Todo será arrancado de
su auténtica referencia o pertenencia. Todo será
cita. Todas las citas serán consumidas una y otra vez,
remezcladas. Será olvidado su primer contexto. Devoraremos
todo. ¡Antropofagia absoluta!
La lógica combinatoria, sin embargo, no sólo fue
ejercida como un derroche de la fragmentación obtenida
en las colonias, pretéritos o periferias, sino también
paulatinamente se volvió un gozo adquisitorio dentro de
las "colonias" mismas. Canta celebratoriamente Haroldo
de Campos,
apologeta también de la "conglutinación"
abierta por los procesos de globalización:
el
policulturalismo combinatorio y lúdico, la transmutación
paródica del sentido y de los valores, la hibridización abierta y
multilingüe, son los dispositivos que responden por la alimentación
y realimentación constantes de este almagesto barroco: la transenciclopedia
carnavalizada de los nuevos bárbaros, en donde todo puede
coexistir con todo
(5)
El
énfasis no en la producción sino en el consumo.
La producción como consumo. Invirtiendo a Walter Benjamin,
lo que el posmodernismo atestiguó fue el Autor como Consumidor.
Como coleccionista o cliente
de un absoluto swap meet o bazar banal donde todas las
ideas, objetos, imágenes, lenguajes, obras, autores, se
han vuelto mercancías y lo relevante, ahora, es ser partícipe
del tianguis (mercado), rey de los
reciclajes.
De
Campos
y el mismo Borges ya operaban también
en la fragmentación de todas las culturas. No es necesario
recordar aquí que la atracción que Borges sentía
por Whitman, su amor al Aleph, proviene del encanto de juntar
lo heteróclito, de hacer listas, como aquella que Foucault encomió
al principio de Las palabras y las cosas y Cioran envidió
de Borges: la nivelación
de todas las experiencias, del tango a la metafísica,
todo validado como igual, congregado en un mismo sitio, Chuang
Tze y Shakespeare. La literatura y el arte
del siglo XX son una perfecta analogía del mercado capitalista
decadente. Borges, por cierto, lo sabía.
No en balde, su texto sobre el "Aleph" -el sueño
acaparador del posmodernismo- es una parodia del sueño
totalizador de Daneri-Whitman, una cómica denuncia del
carácter apócrifo, pastichero, del "Aleph".
4.
God is an American (tal es mi post-cultura)
I
am afraid of Americans
I am afraid of the world
I am afraid I can't help it
I am afraid I can't
David
Bowie, "I'm afraid of Americans"
Por Estados
Unidos
no entiendo, siquiera una nación, sino la distopía
de unir todos los estados, de unificar
todos los fragmentos en un imposible melting-pot (crisol), una congregación
de todos los pedazos y re-vueltas. Estados Unidos es el resultado
de fragmentar culturas y luego re-unirlas, en una aparatosa condición
frankestein. América
no sabe más que destruir y luego re-construir.
América une fragmentos. Estados Unidos es ya la fórmula
de la cultura global: unir
todos los estados, todos los Estados unirlos. Aspirar a la estupenda
macro estructura, volver a todo parte.
"Si
en el siglo XIX, como dijo Gertrude Stein, la gente veía
partes y trataba de ensamblarlas hacia [la formación de]
todos, mientras que en el siglo XX la gente veía todos
y luego buscaba partes apropiadas para éstos, ¿realizará
el siglo XXI una diseminación de los todos hacia todas
partes y, así, finalizará lo que el siglo XIX comenzó
(7
de febrero)?"(6)
Deshacernos
de la multiplicidad de Todos. Des-hacerlo todo en partes. Deshacernos
de las Naciones o Identidades, por supuesto.
Des-hacerlas todas ellas. Juntarlas. Combinar todas esas partes
sueltas, esta es la base del posmodernismo, como teoría
y como práctica política, concretísima.
Los mecanismos que las teorías sobre el posmodernismo
describen o fomentan no es más que la situación
post-cultural (los
signos y prácticas arrancadas de su contexto específico)
provocada
por los des-órdenes del imperialismo y el mercado capitalista.
Macrorrelatos rotos. Tesis básica del posmodernismo. ¿Qué
sigue? Sigue el party (¿perpetuo?) de mezzzclas.
Una vez que todo ha sido fragmentado, la colección de
partes sueltas, cuando la cultura alta y la cultura baja -tesis
monótona del posmodernismo elementalis- se han mezclado,
sintetizado, hibridizado, cuando ha ocurrido la superación
hegeliana, la reconciliación, el mestizaje, la fusión
o como quiera que se le denomine a esta ceremonia de autoengaño
-mesa de operaciones surrealista donde los
dispares se hallan juntos-, la combinación, aparentemente
inagotable, se muestra harto finita.
¿Cuánto puede durar el placer maravilloso de mezclar
lo uno y lo otro? Y es que Kierkegaard ya solucionó este
problema por nosotros: nuestro sueño de gozar de lo nacional
y lo post-nacional, nuestro sueño de tener, en una mano,
Tequila, y en la otra Diet Coke, no es más que una situación
provisional hacia el desastre. Lo uno y lo otro son, finalmente,
incompatibles. Existir es elegir entre lo uno y lo otro. Sólo
que golosos, primordialmente consumidores, queremos todo, simultáneamente
todos los canales, todas las opciones, sin necesidad de verdaderas
alternativas. Kierkegaard, fuck you!
Queremos ser como Pessoa. Todos y ninguno a la vez.
Exclusivamente heterónimos. Siempre apócrifos.
Fingidores.
Yo soy Aleph, Vórtice (Pound), lista de
Whitman, catálogo de Sears y subasta en E-bay.
Lo Uno y lo Otro apenas es mi entreé. "Lo
que viene será peor" (Saavedra).
Pero la combinación de posibilidades unidas se agota pronto.
Las partes que han sido colocadas como componentes posibles de
cualquier experiencia espiritual, mediática, espectacular
o física, llega pronto al tedio vital. Lo que comenzó
con nihilismo termina con nihilismo similar.
Todo fue unido con todo lo demás. Primero ello fue fiesta
de novedad. Después resaca de mismidad. El posmodernismo
pasó del "maravilloso" de Lautrémont al whateva
post-grunge. De la novedad -la neología general del
vanguardismo- al aburrimiento e indiferencia. Todas las arquitecturas
mezcladas, combinadas, todas las voces, todas las sabidurías,
todas las identidades vueltas guiones para ser unidas
con otras, todos los productos, todas las frases re-hechas, todas
las neolenguas, todas las mezclas, sí, todas las mezclas
ya fueron realizadas. El control remoto cae de nuestras manos.
Too bored for more zapping. Reloaded again and again? I hope
not. Not anymore.What's next? I lost fun somewhere on the way.
I never had any to tell you the truth. The truth is I wasn't
even looking for the truth. Anyway
(Demasiado aburrido para más zapping.
¿Recargado una y otra vez? Espero que no. No más.
¿Qué sigue? Perdí la diversión en
alguna parte del camino. Nunca tenía a nadie para decirle
la verdad. La verdad es que yo aún no buscaba la verdad.
De todos modos
)
De la Generación X al Gen @ no pasó nada.
Notas:
(3) Learning from Las Vegas
(1972), MIT Press, Cambridge, décimo-séptima edición,
2000, pp. 8, 13, 18, 35, 91 y 129.
(4) La posmodernidad (explicada a los niños) (1986),
Jean-François Lyotard, Gedisa, México, 1991, p.
17.
(5) "De la Razón Antropofágica: diálogo
y diferencia en la cultura brasileña", en De la
razón antropofágica y otros ensayos, Siglo
XXI Editores, México, p. 20.
(6) Lyn Hejinian, The Beginner, Tuumba Press, 2002, p.
11. En "How Writing is Written", Stein había
escrito: "El siglo diecinueve fue el siglo del hombre inglés.
Su método, como ellos mismos en sus peores momentos hablan
de él, consiste en 'hacer algo a duras penas'. Empiezan
en un extremo y esperan terminar en el otro: su gramática,
partes del discurso, métodos de habla, van con este estilo.
Estados Unidos empezó una fase diferente cuando, después
de la Guerra Civil, descubrió y creó de su necesidad
interior un tipo de vida diferente. Creó al siglo veinte.
Estados Unidos, en vez de tener el sentimiento de empezar en
un extremo y terminar en el otro, tuvo la concepción de
construir el todo a partir de sus partes, el todo que ha hecho
productivo al siglo veinte. El siglo veinte concibió al
automóvil como un todo, por así decirlo, y luego
lo creó, lo construyó a través de sus partes.
Fue un punto de vista enteramente diferente al del siglo diecinueve.
El siglo diecinueve hubiera visto las partes y trabajado hacia
el automóvil a partir de éstas".
* Publicado
originalmente en la revista Replicante, Nª 3, Mayo 2005.
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