No nos detendremos aquí en la obra de Gregório
de Matos más que como síntoma de emergencia y diferenciación
de las literaturas bajo dependencia puesto que se trata de la
colonización y sus efectos y desde nuestra óptica,
de los fenómenos de descolonización literaria y
de nacionalización, incluso de nacionalidad inmediata,
del texto brasilero.
Para decirla desde el comienzo, la cuestión se resumirá
así: ¿cuándo nace la literatura brasilera?
(Generalizable a toda la literatura latinoamericana y a toda
literatura ex-colonial) ¿A qué sistema literario
pertenece la obra del escritor colonial? ¿A la antigua
metrópoli hasta la independencia? Gregório sería
en este caso un escritor del Portugal colonial. ¿O es
que Brasil existía como sistema literario antes de su
existencia como estado independiente? Cuestión que nos
devuelve a la identidad escindida del escritor criollo, entre
padre portugués y madre bahiana, entre la ley y el deseo,
lo simbólico y lo imaginario,"patrie et matrie".
No nos demoraremos en las singularidades psico-biográficas,
la marginalidad bohemia, los devaneos amorosos, la veta satírico-obscena
e irreverente, licenciosa del que ha sido llamado "Boca de
infierno" y que fue deportado a Angola por su lengua viperina,
pero todo esto es un indicio. Indicio de una suerte de bastardía
literaria, que es de ese status que Deleuze y Guattari llaman
las "littératures mineures" (literaturas menores)
a propósito de Kafka y que está
en relación problemática con la lengua -considerada
como bárbara, improvisada, voluble, contagiada de exceso
barroco- oscilante: entre
preciosa y vulgar, espiritual y profana, entre cielo barroco e
infierno bahiano (Bahía, "infierno de los Negros,
purgatorio de los Blancos y paraíso de los Mulatos"),
entre refinamiento lírico y escatología, entre exceso
y falta.
De aquí una obra considerada por mucho tiempo irregular,
improvisada, inclasificable, "in-aceptable", recusada
largamente por la tradición literaria, inédita
hasta el siglo XlX, todavía hoy mal entendida. De aquí
también una relación conflictiva en política.
Esencialmente, un doble registro, entre sagrado y profano, entre
Platón y Diógenes, entre éxtasis religioso
e hybris faunesco, entre verbo místico y vena satírica.
Incluso oscilación entre la sátira contra los brasileros
y el sentimiento anti-portugués (análisis difícil
de hacer en el plano político sin riesgo de anacronismo).
Pero ya emerge un sentimiento criollo. Por lo tanto el proceso
de búsqueda de identidad en relación a la herencia
protuguesa se dispone en un trípode: el primer momento
centrífugo de aculturación: Portugal, donde hizo
sus estudios y vivió más de veinte años
hasta 1681. El segundo momento, retorno centrípeto hacia
su Bahía natal hasta el exilio en Angola y su regreso
en 1696 a Recife, donde murió al año siguiente.
El momento final de la reapropiación natal en el que el
escritor de la periferia reasume su bastardía, su diferencia,
su "brasilinidad". Ve siempre como máscara:
una visión "carnavalesca", una carnavalización
de la escritura (específica, aquí entonces, de
la periferia).
Recuperación de la ilusión (estética y ética)
barroca (herencia portuguesa) pero "subvertida", descendiendo
de los cielos a la tierra. El poder, la nobleza local, como carnaval,
monos del poder colonial, una apariencia, un traje, un disfraz,
descendiente de la sangre de los Tatu y de los Carima. De aquí
una perplejidad fundadora de la identidad brasilera ligada a
la especificidad del mestizaje portugués (opuesto a la
seriedad hispánica), con sus correlatos: el humor, la
negación de lo serio, el juego, el carnaval, el disfraz.
En el que el barroco enlaza con la interrogación
criolla. "Milagros del Brasil". Pero también
afirmación literaria ya de una lengua brasilera diferenciada:
una vinculación específica con la oralidad, con
el mestizaje lingüístico, con la "mezcla"
(sentido etimológico de "sátira"), no
disciplinado, propio de una sociedad en gestación, un "méli-meló"
(mezcolanza) que desconcertó la crítica tradicional
y motivó el desprecio de esta obra por largo tiempo: parodia,
pastiche, carnavalización, específicas de una sociedad
periférica en emergencia.
El texto como desenfreno, orgía, hipérbole, "pure
perte" (pura perdición), contra la economía
clásica de las sociedades centrales. Bastardía
que se expresa en la amargura y la acritud específicas
del escritor de la periferia, escindido entre la cultura europea
y el enraizamiento brasilero, en una "Aventura Ambigua"
-para citar a Chiek Hamadou Kane- un escritor "ex-centré"
(ex-centrado), excéntrico, entre la cultura portuguesa
y lo telúrico del Brasil (de aquí la sátira
como ejecutoria de un conflicto insoluble).
Paradoja de un escritor que ha vivido cerca de treinta años
en Portugal (de 1650 a 1681 -él había nacido en
Bahía en 1633- donde el hizo sus estudios y ejerció
la magistratura y menos de quince años en Brasil donde
murió en 1696 al término de su exilio en Angola)
y aparece sin embargo, como el primer escritor brasilero. Pero
su obra es leída en diferente modo en Portugal -donde
él fue considerado durante mucho tiempo como simple imitador,
hasta plagiario de los poetas europeas y de los barrocos ibéricos-
y en Brasil -donde se lo considera uno de los padres de la literatura
nacional-.
Epigonal para el Portugal, Fundador para Brasil. lo que verifica
la existencia de dos sistemas literarios de valores específicos.
Proceso específico de la literaturas periféricas.
"Raturées" (tachadas) según Derrida por
el Occidente, ellas re-escriben su propia historia, desde el punto
de vista periférico, no desde el del centro, repatrian
su historia y re-orientan su genealogía, re-"inventando"
sus propios ancestros y, según la expresión de Jorge
Luis Borges,
crean sus predecesores.
El ejemplo de Gregório de Matos es paradigmático:
su nombre desaparece de Brasil -o no subsiste más que anecdóticamente
en Bahía- hasta su descubrimiento, con el Romanticismo,
que es, esencialmente, como se sabe, una vuelta a los orígenes.
Extranjero hasta entonces al sistema literario brasilero (hasta
la tardía e incompleta edición de sus obras) él
aparece como la fuente de la literatura brasilera, en particular
para la vanguardia concretista, para Haroldo
de Campos.
El problema central es aquí la pertenencia y la identidad
de estas literaturas ex-coloniales; el de la emergencia y la diferenciación
de estas literaturas bajo la dependencia.
Es necesario distinguir las marcas de lo brasilero, el "Color
local" de esta obra, indiscutible aquí y su función
dentro del sistema literario, asunto central en este trabajo.
Redescubierta con el Romanticismo, esta obra puede aparecer como
un momento de Volkgeist brasilero en su voluntad de recuperación
nacional, dentro de su ornamentación y su memoria, en
sus recurrencias estilísticas y sus ocurrencias lexicales,
(los términos indígenas tales como urucu, arara,
tatu,etc); en esto que se ha denominado su hedonismo lingüístico:
una matriz barroca en una ornamentación local.
Pero, más profundamente, y contra la idea de la literatura
como encarnación del ethos nacional, Campos está
atento a la recuperación del Barroco como origen y fundamento
de la literatura brasilera, eso que señala (firma) su
diferencia. Campos se opone a la concepción histórico-sociológica
y evolucionista que es la de Antonio Cándido en su libro
La formación de la literatura brasilera. Para este
último hay una génesis, una odisea de la conciencia
de identidad brasilera que va desde "lo externo" colonial
a la identidad nacional a través de la "concientización"
histórica.
A esta tesis de una "brasilinidad" progresiva se opone
la teoría "nativista" de una madurez inmediata,
telúrica. Es brasilero todo texto escrito en Brasil desde
1500 (fecha del descubrimiento del país). La literatura
no es un sistema de comunicación que no tiene lugar más
que allí donde existe una sociedad literaria autónoma
con un público receptor y los medios de trasmisión
que son las Academias, los salones, las revistas, etc, formando
esta red de comunicación que define, según Cándido,
una literatura, diferenciación que este estudioso no sitúa
antes del siglo XVlll.
La literatura sería, al contrario, según la teoría
nativista de la Tradición Afortunada de A. Coutinho, la
marca de lo telúrico americano, un sistema semiótico
que, al contacto de una tierra nueva, debe inventar su lengua
en relación a un sistema semiótico específico.
Escribir en América es describir América -función
de nominación del escritor del Nuevo Mundo- esto es, otra
naturaleza, con ríos, fauna, flora, etc. diferentes, de
otra amplitud. De aquí el sentido del barroco que americaniza
su lugar de enunciación De este modo, del nativismo, del
que Gregório de Matos sería el fundador.
No es la evolución histórica sino el medio físico
el que es determinante. La vocación barroca de esta literatura
que sería el criterio específico de identidad de
América Latina es homóloga al continente del Nuevo
Mundo, mientras que el barroco europeo se agota en artificios
y conceptismos; se rencuentra esta oposición, estructural,
entre generosidad americana e intelectualismo europeo en la confrontación
entre Surrealismo y Realismo mágico.
Pues, para los nativistas, el barroco marca la idiosincrasia americana.
Para la vanguardia -inlcuido el poeta concreto Haroldo de Campos-
marca (signa) la diferencia brasilera, no una esencia (sospechosa
) sino una función. A la visión de los historiadores
sociológicos, como A. Cándido, para quien no hay
más que "manifestaciones" literarias, y no una
literatura brasilera en el siglo XVlll, que no hace gran caso
del barroco, difícil nacimiento de una literatura periférica
y marginal, ramita pobre de Europa, Campos opone una visión
no nacionalista (como los nativistas telúricos) sino fundadora,
como su amigo Octavio
Paz.
No hay "progreso" literario, desde los primeros pasos
inciertos y enfermizos de la literatura colonial al florecimiento
romántico y moderno.
La literatura latinoamericana nace con el barroco (con Gregório
de Matos en Brasil) en el origen del continente. Ella no es infans
(que no habla); ella nace adulta, constituida, sin padre europeo
-Nolem sine matre creatam- sin etapas ni maduración, como
Minerva. El barroco es un momento de gran elaboración
literaria. Y es necesario leer Matos a partir de criterios específicos,
literatura de "miscégénation" y de hibridismo.
Eso que se ha tachado de plagio es, etimológicamente,
parodia, es decir, canto paralelo de Europa, traducción
y transformación del discurso europeo, reapropiación
caníbal (la Antropofagia del Modernismo brasilero de Oswald
de Andrade). Gregório de Matos no es el hijo de Portugal
sino el padre de Brasil. Su exceso tropical nacionaliza el barroco
europeo en una postura que es "excéntrica" por
ser "ex-centrada"; irrupción de lo telúrico
en la vena aristocrática europea.
La historia literaria no es "formación" sino
transformación. No hay infancia de las literaturas, que
depende del mito de los orígenes. En una literatura nacida
adulta, formada y no informe, hablando el "criollo",
el más elaborado de la época, como "signo en
rotación" (Octavio Paz), como "movimiento de la diferencia"
(Derrida), Matos pone en cuestión la idea fantasmática
de origen, de paternidad, de dependencia.
No hay un solo sol en el sistema heliocéntrico. De aquí
la refutación de la idea de dependencia, de periferia,
de emergencia y de diferenciación. No hay origen puntual
sino Ursprung (el origen como unsalto en dirección a lo
nuevo) para citar a W. Benjamin. No hay literatura menor, el
barroco es el arte de la "contra-conquista" (Lezama
Lima), de la voracidad antropofágica: el Tabú deviene
Totem (Nacionalidad y no nacionalización de una literatura
nacida sin padre). Tal es la ambivalencia del sueño americano:
abolir al padre europeo, negarlo (luego de acusarlo) dando el
crédito a la madre americana (el matriarcal primitivo
de Oswald de Andrade).
Quinientos años después, éste es aun el
punto nodal latinoamericano: cortar el cordón umbilical
en beneficio de una memoria espermática (Lezama Lima)
tejida de conexiones y no de consecuciones, elaborando una genealogía
fantasmática (pre-colombina), aboliendo el pasado para
deportarse al solo futuro. Brasil: "el país del futuro"
porque él no tendría padre que asesinar, o digno
de ser asesinado.
Por donde el Brasil, desde esta perspectiva, se distingue de
la América hispánica: país al que la independencia
fue concedida por Portugal, dada de padre a hijo, sin guerra
de independencia que forjara la identidad nacional. De aquí
este errar, este disfraz, este carnaval, este humor de corazón
presente ya en la obra de Gregório de Matos, nacido de
esta otra especificidad portuguesa que fue el mestizaje.
Bibliografía:
Antonio Candido: Formación de la literatura brasilera,
1975.
Afranio Coutinho: La tradición Afortunada, 1968.
Haroldo de campos: El caso Gregório de Matos, 1989.
Sobre un inconsciente post-colonial, si es que eso existe
Association Freudienne Internationale, Maison de l'Amèrique
Latine edit. París, 1995.
(Material cedido por la
Profesora Lisa Block de Behar y traducido por Claudia González
Costanzo. La publicación de este texto fue expresamente
autorizada a Posdata por el autor)
* Publicado
originalmente en Insomnia
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