2. Hi! Ya somos Post-Occidente (Retro All the Way Down!)
"La
posmodernidad como conjunto preciso
de prácticas artísticas, por no decir como dominante
cultural, era en gran medida ficción. Prácticamente
todos los rasgos o recursos estéticos que se atribuyen
a la posmodernidad, sea el bricolaje con la tradición,
el juego con lo popular, la reflexividad, el híbrido,
el pastiche, las florituras o el descentramiento del sujeto, se hallaban también
en el arte moderno. Tampoco aquí cabía discernir
ninguna ruptura crítica
La posmodernidad
se
había de entender como producto de la derrota política
de la generación radical de finales de los años
setenta". Perry Anderson,
Los orígenes de la posmodernidad
El
posmodernismo es la despolitización de la Modernidad;
no una ruptura sino su fall out. No un nuevo paradigma
sino la disociación de la política revolucionaria
de cierto modernismo y las prácticas y artefactos característicos
de la vanguardia y la axiología
moderna. Los posmodernistas son vanguardistas desilusionados,
pseudo-modernos. pseudo-posts. El post del post-modernismo, en
realidad, es el prefijo pseudo.
El postmodernismo debe comprenderse como una movida discursiva
y como lógica cultural histórica de las sociedades
capitalistas avanzadas -como lo ha visto Fredric Jameson-, una continuación
de la confusión, imperialismo y negación de éste
por parte de grupos y prácticas dominantes de "Occidente"
o lo que queda de éste, después del cada vez más
evidente aislamiento y separación estadounidense de lo
que Donald Rumsfeld llamó, en decisivo momento, "la
Vieja Europa".
Rumsfeld, el secretario de Defensa estadounidense, aludió
al envejecimiento de Europa cuando países como Alemania
y Francia mostraron su rechazo hacia la frenética política
bélica de Estados Unidos, en su afán de apoderarse
de Irak con la excusa del 9-11. Un sector importante de las
sociedades europeas, más progresistas que la estadounidense
y con cierta lección aprendida de las guerras mundiales,
decidieron no apoyar (frontalmente) la invasión
al Medio Oriente por parte de Estados Unidos, los supuestos
herederos de la Civilización Occidental. La desconfianza,
sin embargo, no deja de tener tintes claramente "occidentales".
Para Europa, Estados Unidos es una nación
vulgar. Al no apoyar al régimen bárbaro de Bush-II
y despreciar la cultura estadounidense, Europa salvaguarda
su propia imagen de lo que
debe ser "Occidente", además de que la sociedad
europea progresista desaprueba el neo-imperialismo estadounidense,
entre otras razones, porque la propia empresa imperialista europea
ya fue prácticamente cerrada y sus beneficios alcanzados.
Y, además, la fragmentación promovida por Europa
durante los siglos anteriores, ahora venía impulsada,
acelerada, por Estados Unidos y esta avalancha de deconstrucción
alocada, amenaza ya seriamente la integridad cultural, lingüística,
de las naciones europeas, conscientes -especialmente Francia-
de que sus idiomas también están siendo fragmentados
y recibiendo el debris, fall-out, del global
English y de los signos mediáticos generales de la
cultura estadounidense. Europa es ya también parte del
remix mundial, ingredientes sueltos de ReOrden.
El posmodernismo explotó como fiesta o preocupación
cuando la experiencia de descontextualización llegó
al centro mismo de las sociedades colonialistas y comenzó
una situación en que los fragmentos provenientes de otras
culturas o re-producidos a partir de éstas tomaron el
control de su intercambio semiótico. Los signos y artefactos
culturales, desde el "Renacimiento" -o, como prefiero llamarlo:
el (Re)hacinamiento- fueron perdiendo sus centros referenciales,
desterritorializándose, diseminándose, deconstruyéndose,
remezclándose, autosimulándose, abarrocándose,
en vistas de la preeminencia del consumo, el monopolio, la acumulación,
la enajenación objetual, convirtiéndose en fetiches (Freud), en mercancías (Marx), en banalidades (Baudrillard).
Las "capitales" del 'post-modernismo' en su afán
de consumo de fragmentos de otras culturas recrudecieron sus
estrategias de consumo -y la contracultura aparece aquí
como otra más de sus avanzadas de consumir todo lo que
fuera de otros, de apropiárselo, pedazo a pedazo- y llegaron
a la fase de autofagia, en que las sociedades capitalistas mismas,
sus culturas, se vuelven fragmentos para sí mismas y posibilidades
de consumo, incluso, retrospectivo. ¿No es lo retro, justamente,
la conversión de la historia cultural occidental en un
repertorio de consumos posibles, formas de hacer que el pasado
pueda volver (cada
cierto tiempo, cierto pasado) para volver a consumirlo? El funcionamiento
de la lógica cultural postmodernista no es, ni siquiera,
"progresista" (¡El
Progreso Moderno!)
sino lastimosamente Retro.
La cultura capitalista fragmentándose a sí misma,
autocatalogándose como una serie de ocasiones de re-consumo
interminable. Estados Unidos marcha hacia
una etapa en que consumirá incesamentemente todo lo que
su cultura fabricó en su primera fase expansiva. Volverá
a los setentas y luego a los cincuentas. Y luego a los veintes.
Y luego a los sesentas y luego a los cuarentas y luego
Estados
Unidos
no va hacia el futuro. Marcha hacia cada uno de sus pasados.
Está escapando de su presente. Van hacia el Regreso. Lo
que queda confirmado por la reElección de Bush II. Estados
Unidos se quedará atrapado en alguno de sus loops,
como si supiera que de seguir avanzando en el siglo XXI pronto
conocerían su destrucción o desmembramiento.
No sería imposible que Ronald Reagan fuese clonado post
mortem y volviese a ser presidente de Estados Unidos.
Otra prueba de que las sociedades capitalistas están escapando
de su futuro es la esencia misma de su tecnología, convertida
ahora en la simulación de una tecnología
más avanzada. Los efectos especiales son la punta de su
tecnología. Una tecnología "de punta"
inventada para simular que dicha sociedad posee un grado tecnológico
más avanzado del que posee en realidad. A través
de los efectos especiales -que ya rebasan la mera industria
del entretenimiento para entrar al centro mismo de la manufacturación,
diseño, discurso y objetualidad de la tecnología
capitalista general, desde la industrial hasta la más
doméstica- la tecnología más avanzada de
Occidente, sin embargo, se autoconcibe como una etapa retrasada,
como una simulación, los efectos especiales que simulan
la verdadera tecnología avanzada.
El futuro estadounidense ya tiene todas sus imágenes.
Sabemos cómo va a ser el futuro. Es parte de nuestro presente.
El futuro como tal, por ende, ha desaparecido.
* Publicado
originalmente en la revista Replicante, Nª 3, Mayo 2005.
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