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ISSN 1688-1672

 



BRICOLAGE CULTURAL - ALAMBRES - MECÁNICA DE BASURAL -


Alambres pervertidos*

Gustavo Espinosa
Nadie ignora que uno de los riesgos que corre el bichicome es el de consumir mercancías pervertidas. El remedio vencido va a parar a la basura y, más fármaco que nunca, deja de dar vida para comenzar a matar con más eficacia que cualquier adjetivo de Huidobro


Una metáfora doméstica -ya desactivada por derrumbes recientes- describía nuestra situación geopolítica como "patio trasero del capitalismo". Hoy tal vez sea un patetismo inaceptable, pero nunca una imprecisión, convertir el patio en basural. Ejemplo: en California o en Barcelona un auto es un aparato reluciente y efímero, practicable y barato, construido en le Japón. En Bursaco o en Nuevo París, mientras tanto un auto puede ser -no seamos melodramáticos- esa misma
máquina japonesa, pero también es muy probable que se trate de un carromato tristísimo (lo construyeron en Detroit, sus primeros dueños son, hace décadas, polvo del planeta), revendido mil veces, remendado otras tantas por generaciones de artesanos, un Frankestein que arrastra sus pedazos y los de otros cadáveres dejando algún tornillo por el camino.(1)

Lo mismo puede decirse de otros artefactos de nuestra cultura. Borges sugiere una mecánica de basural en la cultura popular cuando sostiene que el tópico de la flor de fango que pianta del barro al asfalto "comienza en Horacio y desagua en Contursi".(2) También Octavio Paz: "Agustín Lara se volvía un autor popular utilizando en las letras de sus canciones procedimientos e imágenes que venían de Ruben Darío y de Amado Nervo. Cierto: un Darío y un Nervo ya diluídos".(3)

Podemos agregar que Byron o Shelley, no sin antes pasar por Esteban Echeverría o por Bartolomé Hidalgo, terminaron en el Río de la Plata y en este siglo, biodegradados en Betinoti, en Martín Castro, en Juan Manuel Pombo y otros. Estos bardos de un romanticismo excedente donde sobreabunda la tuberculosis, las sepulturas y la vindicación de los oprimidos, circularon en las revistas "El alma que canta" o "El cantaclaro", en las antologías populares de Publicidad Ateneo o de Editorial Cisplatina. Habrán llegado también desde las fonoplateas a los cuartos de pensión y a los zaguanes, a través de fúnebres radios de lámpara, adecuadas para tales fines.

Una de aquellas colecciones se titula "El zorzal criollo"; la edita Francisco N. Bianco, "discípulo de Gabino Ezeiza" (Buenos Aires Publicidad Ateneo, 1939). En ella, el hurgador puede hallar una semblanza de Betinoti "el trovero poeta de los hogares del arrabal de esta capital de corazón podrido que escarneció sus versos sobre los tablados del género nacional".

Entre los antologizados se destaca -con el escueto curriculum de "payador argentino" -un tal Guillermo Silva, seguramente insospechado por lectores de Burroughs, Kerouac o Cocteau. De aquél se recogen unos alejandrinos hechos con sobras de De Quincey o Baudelaire: "Los alcaloides tales como la cocaína/ el opio y la morfina que siembran tanto mal/ terminan por abrirles a aquellos que dominan/ si el alma les consume y el cuerpo les fulmina/ las puertas de la Cárcel o las del Hospital".

En los márgenes del librito -cuyo color es un amarillento infeccioso, propio para tanto bacilo y tanto nicho- se recomiendan otros títulos de Publicidad Ateneo. He aquí el basural: Sangre de suburbio, un magnífico libro que resume en sí el dolor del suburbio hecho carne en los versos del vate del arrabal, original de Iván Diez.

"Ana Karenin (sic), la obra del Conde León Tolstoi, ofrecemos a Ud. al ínfimo precio de 0.60 ctvos."

"Andando Desnudos, por Jan Gay. Ilustrado con gran cantidad de fotografías de ambos sexos, el libro del culto al desnudo"

"El gran libro de San Cipriano (La clavícula del hechicero). Libro que sigue al de Simón el mago, contiene: Pactos con los espíritus en general. Arte de evocar a los muertos. Talismanes. Diccionario de los sueños. Precio $2.00"

"J. J. de Zoiza Reilly, presenta sus libros Pecadoras. No leas este libro, Criminales, Las timberas, La ciudad de los locos"

"Alighieri, Dante -La divina Comedia, traducción directa del original en verso de Don Bmé. Mitre"


Nadie ignora que uno de los riesgos que corre el bichicome es el de consumir mercancías pervertidas. El remedio vencido va a parar a la basura y, más fármaco que nunca, deja de dar vida para comenzar a matar con más eficacia que cualquier adjetivo de Huidobro. Así ocurrió en Brasil con el aparato radiactivo de uso en oncología robado de una clínica y abandonado luego en el vertedero de una favela. Quienes lo recuperaron como talismán mágico o extraterrestre contra la muerte o la impotencia sexual, terminaron en ataúdes de plomo, bajo toneladas de hormigón armado.

*****

En Buenos Aires, el cantor Ignacio Copani, cuyo eslógan era "el humor de la bronca", quiso rebobinar la canción de protesta. Al modo de los porteños supo adaptar aquella retórica de los '60 al aire cool de los tiempos: sonido correcto y hasta rockero, voz sonriente y medio Banana Pueyrredón. Uno de sus temas más conocidos describe en cada estrofa ciertos problemas sociales y políticos de Argentina, mientras el estribillo recomienda irónicamente y como panacea: "lo atamos con alambre, lo atamos..."

Esta broma puede implicar entonces la adhesión a ciertos valores en uso, como modernización, eficacia, tecnología de punta, pragmatismo. No más alambres ni matambres: computadoras. No sin cierta razón, su colega Leo Maslíah opinaba de Copani que "ya no es más artesanal, es la protesta industrial". Pero en realidad lo que hizo el argentino, fue recoger de un tacho del '68, las cáscaras de Dylan, las corroídas limaduras de Brassens, que sólo le sirvieron para construir con ellas una burla funcional y ligth, admisible como banda de sonido para un simposio sobre el Mercosur. Nadie se sorprende: famosamente Elvis comenzó moviendo la pelvis y ya se sabe como terminó.

Lo que sí sorprende es el uso que en Uruguay se ha hecho de los alambres de Copani.

Pepe Guerra, célebre olimareño, intentó reciclarse. Para eso acumuló baterías, electricidad,
alguna referencia ecologista. El producto más exitoso de la mutación es la canción "Verde esperanza".(4) En ella funciona un destinatario interno femenino (la patria, nuestra tierra, la esperanza del título) a la que el hablante dice querer precisamente porque está "atadita con alambre/ del ingenio popular". El principio constructivo de la mezcla entre lo trascendente y lo vulgar (patria-alambre), lo concreto y lo abstracto (la operación de atar-esperanza), etc., es un efecto residual de la vanguardia y su lenguaje, al cual como a Horacio, como a los modernistas, les llega el turno de desaguarse en las letras de canciones.

Lo alarmante es que los alambres y su precaria función conectiva se toman aquí como estribillo y consigna. En Copani, podíamos leer una befa a las soluciones provisorias y circunstanciales; en Guerra un elogio a la práctica de segunda mano cuya ley es trabajar con lo que se encuentra, al margen de las cadenas de producción; Guerra elogia el torpe bricolage cultural.

La gente identifica la canción como "Atadita con alambre" y así continúa solicitándola en los programas de pedidos telefónicos de las
radios. Aquí no hay ironía. Los de Copani eran alambres repudiados, aunque acaso acerados y relucientes. Estos son restos herrumbrados y convertidos, a través de demasiados diminutivos -nuditos, puntaditas, atadita- en entrañables rasgos de identidad.

El procedimiento sin embargo no es nuevo, a comienzos de los '80, indignados, aullantes, anticuadamente lisérgicos, los Pink Floyd enunciaban a las juventudes de Occidente que el sistema educativo convierte a cada uno en "another brick in the wall". Simultánea y simétricamente los estudiantes uruguayos de entonces se jactaban a gritos: "de esta pared solidaria somos un ladrillo más".(5)

Y si seguimos hurgando en esta especie de deguazadero ucrónico, continuarán apareciendo más trastos y retazos. Tal vez a modo de divisa hallaremos la frase del mariscal Foch que Arlt cita en El Amor Brujo: "La victoria se obtiene siempre con restos, con residuos". Tal vez antes que los Alambres de Perlongher, surjan los "patitas de alambre" (así llaman en el campo a los hijos ilegítimos), o salga otra vez a flote el cadáver del coronel Latorre que prometeicamente reveló el alambrado a los uruguayos inventando la medianería forzosa: o quizás reencontremos la tonadilla escolar sádica y hacendosa: "...con almambre de enfardar/ te voy a coser el culo/ no te quedará bonito/ pero quedará seguro".

Entonces habrá que proponer de nuevo: ¡A desalambrar! Esta vez se unirán multitudes de ejecutivos blandiendo el celular, emblema del hombre antinómico, del triunfo del yuppie sobre el alambre. Porque el alambre es vínculo y es límite según quería el coronel Latorre. Y mientras el mundo parece querer volverse inalámbrico, por aquí continúa el tráfico de pedazos, desechos y alambres pervertidos.

Notas:

1- Limitándonos a la petite histoire, no daremos cuenta de las importaciones de toneladas de estiércol parisino por parte de Argentina, ni de los desperdicios de la industria química o nuclear que suelen mercadearse en estas periferias. Tal vez habría que mencionar el medio tanque, los cercos y gallineros hechos con los agujeros que restan de la fabricación de tapitas de refresco, los tiestos con motivos vagamente precolombinos hechos con neumáticos viejos. Arbitrariamente nos limitaremos, como se verá, a los payadores y al alambre.
2- "Evaristo Carriego"
3- "Hombres en su siglo"
4- Es probable que la obra citada no resulte familiar al lector montevideano, ya que este género de mensajes tiene mayor difusión en el interior, lugar donde reside el autor de estas líneas.
5- Canción de los estudiantes de la ya desaparecida ASCEEP.


*
Publicado originalmente en La República de Platón, Nº 3

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