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ISSN 1688-1672

 



BATAILLLE, GEORGES - MUERTE - EROTISMO - SEXO -
EL EROTISMO - DESEO - TRANSGRESIÓN DE LA MIRADA -


Georges Bataille y la transgresión de la mirada (I)

Braulio González Vidaña
"...Hay en la muerte una indecencia, distinta, sin duda alguna, de aquello que la actividad sexual tiene de incongruente. La muerte se asocia a las lágrimas, del mismo modo que en ocasiones el deseo sexual se asocia a la risa; pero la risa no es, en la medida en que parece serlo, lo opuesto a las lágrimas"


El ojo de Bataille nos observa desde la mirilla de la puerta de nuestra reposada conciencia moderna; cada acto, gesticulación, palabra o reflexión son objeto de la inquisitiva mirada del bibliotecario de Orléans. Así, ante la voyeurista delectación por la masturbación ajena, asistimos a las nupcias de lo abyecto y lo absurdo, de esta manera el no saber asistemático y genial de Bataille se ríe en nuestra cara de todas nuestras cartesianas certezas.

Es la radical heterogeneidad de lo innombrable, que, al toparse con lo imposible de la poética racionalista, se arroja sin prejuicios a los brazos sublimes del deseo. Deseo que agoniza sepultado entre los escombros de una racionalidad estatal ya inoperante; esa racionalidad que continúa altanera fundando en la ley de los hombres los interdictos a la pasión y los humores indiferenciados de la negada animalidad que nos constituye. Balbuceos, quejidos y lamentos fracturan las estructuras del método, ya que para Bataille, cada acto erótico es una herramienta de la transgresión, cada interdicto expresa así su cabal inutilidad ante la dentellada nauseabunda de la muerte o ante la exánime consecuencia del éxtasis amatorio.

Cuando Bataille nos mira, es el momento de ser incluidos en el tablero lúdico y sacrificial que juega sus partidas fatales en la muerte o en el sexo. Ojo de diletante fijación que sólo se vincula con la transgresión mostrada en una caverna de Lascaux o con la expiación del rapto amoroso.

Para Bataille todo el mundo es una parodia que requiere ser interpretada, pero la interpretación es una tarea casi inútil por el carácter inaprehensible de la experiencia que se escapa de las proposiciones racionales y sistemáticas que intentan atraparla, en Bataille, el objeto de conocimiento epistemológico sólo es alcanzable en un grito agónico de placer o en un alarido desgarrado por el dolor extático de la muerte. Así, sus herramientas conceptuales y metodológicas, transitan por el difícil mundo de la discontinuidad tratando de acercarse al universo inasible de la continuidad en donde el hombre se ve sujeto a los libres juegos del cielo, alejado de cualquier sensación de pertenencia a un cuarto, a unas comidas o a unos parientes.

Este ensayo pretende reflexionar sobre el posible significado de algunas palabras que dibujan la cartografía del pensar y sentir de Georges Bataille: erotismo, suerte, transgresión y muerte constituyen así, un plano cartesiano que, con su soberana lucidez mortal, quiebra la homogénea y reposada cotidianidad abriendo al hombre a la experiencia de la infinita continuidad con el universo. Con estas intuiciones nuestro autor convida a la fiesta, a los excluidos eternos de los higiénicos salones de la modernidad. Sí, con Bataille, lo abyecto, lo execrable, lo repugnante y lo obsceno encuentran el refugio propicio para sus dionisiacas orgías.


Erotismo y muerte

Primera singladura y puerto más frecuentado de la obra de Bataille es, sin duda alguna, El Erotismo, libro por demás leído y que junto con Las lágrimas de eros constituye el corpus temático más comentado acerca de Bataille, de todos conocida es su afirmación inicial que sintetiza el problema central del texto: "Puede decirse del erotismo que es la aprobación de la vida hasta en la muerte"

La existencia discontinua de los cuerpos vestidos, es horadada por la desnudez que de manera obscena desordena el estado de los cuerpos incomunicados, revelando los senderos hacia la continuidad posible de la piel descubierta, ya desposeída de toda individualidad duradera y firme. Y es que la muerte y el deseo erótico nos desnudan, nos conducen de vuelta a la verdad de la piel macerada por los elementos de la naturaleza y por el frotamiento de los genitales. Muerte en vida, vida de la muerte, muerte viviente, vida que muere, muriendo en vida, vivir de la muerte, son algunas expresiones posibles que en sus distintas combinaciones nos evidencian la cópula del lenguaje y la verdad del erotismo. Cuántas veces hemos escuchado hablar del amor o de Eros y sus consecuencias, en términos estrechamente vinculados a la muerte. El lenguaje amoroso, el de la pasión cortesana o carnal, se encuentra impregnado de los olores del sepulcro.

En este sentido, no es posible olvidar las perturbadoras imágenes del cuadro "La fiesta de André Masson" que ilustra las páginas de Las lágrimas de Eros, en esta pintura los cuerpos entrelazados en orgiásticos ataques de la carne, de pronto se pueden mirar como los abismos de las fosas comunes de la historia. Sacrificio, muerte y erotismo son la única manera que Bataille encuentra para conducirnos a los solares iluminados por la luz negra de la continuidad cósmica de lo sagrado. El lecho y la daga del sacrificio se funden en el ciclo ilimitado del deseo.

Recordemos a Lord Auch-Bataille en la siguiente reflexión tomada de Las lágrimas de Eros:
"La violencia nos abruma extrañamente en ambos casos, ya que lo que ocurre es extraño al orden establecido, al cual se opone esta violencia. Hay en la muerte una indecencia, distinta, sin duda alguna, de aquello que la actividad sexual tiene de incongruente. La muerte se asocia a las lágrimas, del mismo modo que en ocasiones el deseo sexual se asocia a la risa; pero la risa no es, en la medida en que parece serlo, lo opuesto a las lágrimas: tanto el objeto de la risa como el de las lágrimas se relacionan siempre con un tipo de violencia que interrumpe el curso regular, el curso habitual de las cosas. Evidentemente el torbellino sexual no nos hace llorar, pero siempre nos turba, en ocasiones nos trastorna y, una de dos: o nos hace reír o nos envuelve en la violencia del abrazo... es debido a que somos humanos y a que vivimos en la sombría perspectiva de la muerte el que conozcamos la violencia exasperada, la violencia desesperada del erotismo."

Para el fundador del Colegio de Sociología Sagrada, la pequeña muerte que nos consume en los actos placenteros del cuerpo conduce, irremediablemente, al corazón mismo del horror. Al decir de Bataille, en el erotismo y la muerte, se produce un enloquecimiento espasmódico nos corroe y nos lleva al fin último de todo acto erótico: ir más allá de los límites del interdicto.

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