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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



CONDÓN - PLACER - SEXO -

Estética del condón*

Carlos Rehermann

¿Qué puede saber un profesor de biología acerca del sexo que sea diferente a lo que sabe, digamos, un calígrafo chiíta o un oficial herrero?


Háblame, Musa, de los preservativos, los campos de látex y otras membranas adecuadas para interponerse entre dos, y de las incontables metáforas que de su uso podrían extraer los filósofos.

Con el eufemismo "educación sexual", los profesores de biología deben dar algunas clases sobre temas como las enfermedades de trasmisión sexual, los procesos de la concepción, y mostrar ciertos cortes anatómicos bastante repugnantes. Como ya se sabe que lo esencial es invisible a los ojos, las clases de secundaria hacen hincapié en lo que no se ve.

El profesor puede mostrar un video sobre el comportamiento de las ardillas voladoras del Gobi, pero da miedo pensar en las consecuencias que tendría exhibir una filmación de seres humanos copulando.

La publicidad de preservativos es más audaz: "Placer con seguridad", reza un cartel. Expuesta sin recato, aparece la palabra placer, término que los profesores de biología deben soslayar atentamente.
(Por otra parte, ¿qué puede saber un profesor de biología acerca del sexo que sea diferente a lo que sabe, digamos, un calígrafo chiíta o un oficial herrero?) Así que valen los dibujos en colores de un hemisferio uterino, pero vade retro ante lo que sí puede hacer la publicidad de condones: nombrar el placer.

Pero no hay que preocuparse: placer viene junto con seguridad. Con seguridad obtendrá placer si ve la última película de Almodóvar, si escucha el último disco de Pavarotti, si lee el último libro de García Márquez. No encontrará allí nada que pueda dañar su salud, nada que ponga en peligro sus afectos. Un suave placer sin riesgos.
La libertad del educando prohibe discutir una ética.

Baumgarten, que inventó la palabra "estética", la definió una vez como "el arte de pensar bellamente", ars pulchri cogitandi. Sobreentendiendo que la ciencia no es ideológica, se salta la ética; para amortiguar la evidencia del escamoteo, se la sustituye por una estética.

La estética del condón auspicia el placer mientras exista una póliza de seguros. Una ideología del tiro fuera del blanco
(la educación) aliada a una tecnología (la farmacia del látex) en la que se nos invita a depositar a plazo fijo los temores suscitados por aquélla. El placer, una vez que esta sociedad ha aprendido a manipular la palabra, se trata como un producto del ocio y se asocia con el entretenimiento, coreografiado en puntas y demi pliés por asépticos maestros del ars bene fabulandi.


* Publicado originalmente en Insomnia

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