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ISSN 1688-1672

 





GUERRA EN IRAK - CLANCY, TOM -
LA CAZA DEL OCTUBRE ROJO - SIGLAS - BEST SELLER - ESTADO DE SITIO - WELLES, ORSON - FORD, HARRISON - HÉROES - EPOPEYA - TERRORISMO - NACIONES UNIDAS -

Epopeya del reloj cucú*

Carlos Rehermann
Una noticia difícilmente conmueve; tiende a producir emociones más llanas, como miedo, horror o asco. Una epopeya nos obliga a tomar partido por el héroe.
Cuando veamos (en forma de noticia) el holocausto de Irak y el reguero de desastres que se extenderá por el planeta, tendremos listo el marco épico de héroes y villanos preparado por Clancy


Best seller


Tom Clancy publicó su primera novela, La caza del Octubre Rojo, en 1984. Algunas películas protagonizadas por el inmaculado Harrison Ford basan sus guiones en libros de Clancy. Ha escrito novelas en colaboración con un general veterano de la guerra del Golfo, con un ex asesor de la Casa Blanca, y con escritores profesionales.

Clancy es afecto a las siglas, cuya profusión es el rasgo más original de su universo léxico. Uno sólo de sus libros contiene las siguientes:
CIA, NFA, FBI, NYPD, MRF1, FAMA, DEA, ONU, FPLNK, ENKD, DVD, CNN, SWAT, CMC, C-130, CSIC, AMD, CMP, SEAL, CM, C-4, INTEL, GCI, OSE, TAC-SAT, UN-I-QUE, 205A-1 y ComSisCueMar.

En sus intrigas, Poderosas Organizaciones Gubernamentales
(POG) se enfrentan a Poderosas Organizaciones Terroristas (POT); las POG son generalmente inventos burocráticos destinados al fracaso, pero afortunadamente están dirigidas por honestísimos patriotas dispuestos a dar la vida por la Libertad. Las POT son perfectas máquinas de asesinar, impecablemente diseñadas, dirigidas por inteligentísimos y siniestros líderes que tienen, en las dos últimas páginas, muy mala suerte.

Generalmente el héroe debe luchar contra dos enemigos: los
POT y su propio gobierno; unos por malos y otros por torpes intentan impedir que el héroe salve al mundo. Al final, una suma de tecnología hipersofisticada, unos nervios de acero y una decidida violación al estúpido orden legal vigente, logra que, con una ayudita de una cáscara de banana que pisa el malo, gane el bueno.

El Presidente de los Estados Unidos
(President of the United States, PUS), es un sujeto alto y atlético, que sabía cómo estaban las cosas pero prefería no intervenir para que el héroe pudiera hacer su trabajo.
La estructura dramática puede resumirse así:
POG + POT - PUS = PUM

Uruguayo asalta la ONU


En uno de sus libros recientes, Estado de sitio, hay una sigla conocida para los uruguayos:
MLN-T, que Clancy convierte en Movimiento Marxista de Liberación Nacional - Tupamaros. También hay un personaje uruguayo, llamado Bernardo Barone, terrorista internacional.
Su hermano Eduardo, "[...] con la aprobación de su padre[¿?] [...]se unió al MLN-T […] Eduardo terminó en prisión, donde murió por causas «desconocidas»[...] Bernardo se alistó [en el ejército] en 1979, con la esperanza de ser parte de un nuevo orden en Uruguay. [...] se sintió traicionado por una causa [...] pero nunca abandonó las esperanzas de revivir el espíritu del MLN-T." Esta secuencia de hechos explica a Bernardo, que, lógicamente, termina tomando como rehenes, junto a un grupo de terroristas, a los miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a la sazón presidida por una india estúpida que empecinadamente se interponía entre la bala justiciera y los terroristas.

En el mismo libro se explica por qué Estados Unidos perdió la guerra de Vietnam: "Más que cualquier otra guerra, Vietnam les había robado a los soldados norteamericanos la noción de que se podía confiar en cualquiera, en cualquier lugar". Enemigos eran los de antes, claro, en los que se podía confiar. Porque "[...] en pueblos tranquilos, muchas veces las jóvenes salían a recibir a los soldados norteamericanos [...] las niñas llevaban muñecas armadas para estallar. A veces las niñas volaban junto con ellas". Clancy explica que los norvietnamitas usaban a enfermeras de Vietnam del sur para distribuir drogas entre los soldados internados. Son malos los chinos, eh, eh.

En el final, el
PUS soborna a la Secretaria General de las Naciones Unidas: si ella promete no embromar con el detalle de los comandos que entraron a la sede de la ONU para liquidar a los terroristas, Estados Unidos le va a pagar los no sé cuántos miles de millones de dólares que debe, y que no paga por algún buen motivo clancyano.

Antes de que empiecen los tiros, algunos personajes recorren parte del edificio guiados por una joven funcionaria japonesa. Durante el recorrido, ven una exposición de objetos traídos de Hiroshima: botellas derretidas, uniformes escolares quemados, etc. Uno de los personajes, estadounidense y patriota, piensa que sería bueno que hubiera algo que mostrara restos de Pearl Harbour, carajo, cerdos asiáticos, y luego hay una chimpancenesca filosofada acerca de la responsabilidad y la hipocresía del pueblo japonés; Clancy explica que no sólo Hiro Ito fue responsable de la guerra, sino cada uno de los simios japoneses, incluída la hipócrita y estúpida guía de la
ONU y todos sus genes.

Básicamente, cada funcionario, sea miembro de la
CIA, del ejército, de la policía, de la Casa Blanca o de cualquier lugar, que haga algo de acuerdo con el reglamento, genera un desastre, y el héroe tiene éxito sólo porque infringe la ley.
"-Un gesto -bufó-. Paul salvó el maldito lugar. Lo que hizo requiere más coraje del que ví en toda mi vida. Mike y Brett también estuvieron increíbles. pero Paul… cuando me enteré de que fuiste el que liquidó al último tipo… nunca estuve tan orgulloso de nadie. Nunca.
-Lamentablemente -dijo Coffey-, la ley internacional no contempla el "orgullo" como defensa.
-Y yo te digo, Lowell: si mandan a Paul a Nueva York o a la podrida Haya y la Corte Internacional de Supuesta Justicia -dijo Herbert-, o a algún otro lugar improvisado donde sirven chivo expiatorio a las brasas, yo voy a tomar rehenes.
"

O suizo o patriota


El libro termina con una cita que dice así, en un cuerpo de letra distinto al del libro:

"En Italia, durante treinta años bajo los Borgia, hubo guerrilla, terror, asesinatos, derramamiento de sangre… de allí surgieron Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci y el Renacimiento. En Suiza reinó el amor fraternal durante quinientos años de paz y democracia; ¿y qué produjeron? ¡El reloj cucú! ORSON WELLES"

Efectivamente eso lo dijo el actor Orson Welles, mientras encarnaba al asesino Harry Lime en El tercer hombre, película dirigida por Carol Reed, con guión de Graham Greene. Greene explica, en el prólogo a la versión novelada, que fue el propio Welles quien escribió esas líneas sobre los relojes cucú. Por más que Clancy sigue las normas de la Modern Language Association con relación a las citas, muchos lectores de sus libros probablemente supongan que eso es lo que creía Welles, y no Harry Lime y Tom Clancy.
El bruto que quiere ser irónico no pasa de cínico, pero quizá entre otros mamíferos admiradores del rifle pase por ocurrente, que, ya se sabe, es lo mismo que sabio, especialmente si es dueño de un arma.

Asimetría de la épica


Difícilmente admiremos unos hechos si no hay poesía que los cante. Sólo podemos pensar en héroes si forman parte de una epopeya.
Epopeya es, según el diccionario, un poema narrativo extenso, de elevado estilo, acción grande y pública, personajes heroicos o de suma importancia, y en el cual interviene lo sobrenatural o maravilloso.
Las aventuras de Clancy hacen intervenir casi todo eso: son novelas
(poema narrativo extenso); tienen acción internacional, con peligro de guerra mundial (acción grande y pública); hay presidentes, agentes infalibles, diplomáticos y millonarios (personajes heroicos o de suma importancia); se viola el orden humano, es decir la ley (interviene lo sobrenatural o maravilloso). Clancy produce una épica de los Estados Unidos, y Hollywood y Harrison Ford le dan un rostro cuáquero y sexy.

Una noticia difícilmente conmueve; tiende a producir emociones más llanas, como miedo, horror o asco. Una epopeya nos obliga a tomar partido por el héroe.
Cuando veamos
(en forma de noticia) el holocausto de Irak y el reguero de desastres que se extenderá por el planeta, tendremos listo el marco épico de héroes y villanos preparado por Clancy.

Una epopeya sólo puede ser neutralizada por otra. Contra la idenficación forzosa con el aura honrada de un Harrison Ford sólo es posible oponer una identificación contraria.
Pero no puede haber una épica de la paz.
La paz no permite héroes. Los héroes de la paz adquieren ese título sólo cuando se convierten en víctimas de un acto violento. Los héroes de la paz sólo pueden ser mártires. No hay posibilidad de oponer una épica de la paz a la épica de la guerra.

¿Valdrá de algo la denuncia de los manifestantes por la paz en todo el mundo? Ellos ya estaban previstos por Clancy: son todos esos cobardes burócratas y probablemente traidores y agentes dobles que impiden que reine la justicia y el orden. Y quizá Clancy no piense de modo tan diferente al de muchos opositores a la guerra, que sueñan con borrar del mapa, épicamente, a los promotores de la guerra.


* Publicado originalmente en el Semanario Brecha

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