CINE BASADO EN HECHOS REALES - MANUAL DE GUIÓN DE
CINE -
Basada
en hechos reales*
Carlos
Rehermann
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El cine de la industria estadounidense produce
casi exclusivamente discursos representativos, miméticos,
que no permiten la menor interferencia de una lectura poética
(es decir, que perciba la construcción semántica) |
La frase del título es una apelación publicitaria
que la industria estadounidense del cine utiliza con fruición.
No cabe extrañarse, vista la obsesión de esa nación
por las reproducciones mecánicas de toda clase de entidades.
El éxito de cientos de parques de diversiones se basa
en la atracción misteriosa que ejerce sobre el público
un ejército de muñecos articulados que representan
seres humanos y animales.
Algunos comentaristas de cine (y
de libros) recogen
esa apelación e insisten en que tal o cual obra está
"basada en hechos reales". Tampoco llama la
atención, si se toma en cuenta el elevado grado de pobreza
de buena parte de los comentarios que elaboran y propalan con
una frescura incomparable.
Otros discuten la relatividad de esa base de hechos reales, y
ponen ejemplos. En una película actualmente en cartel,
que cuenta la peripecia jurídica de un boxeador norteamericano,
aparece un personaje malvado y monomaniático que le hace
la vida imposible. La película exhibe importantes anuncios
sobre su "base en hechos reales". Yendo a la
historia, uno se entera que el malo no existió.
La ingenuidad de algunos les hace decir que, entonces, la película
no es tan realista. Lo que sí existe son los manuales
de guión, por ejemplo el clásico de Lajos Egri.
Éste establece que "(...) las contradicciones internas
de un hombre y las contradicciones a su alrededor crean una decisión
y un conflicto. A su vez, ambas lo fuerzan a tomar una nueva decisión
y a generar un nuevo conflicto(...)".
Todos los manuales manejados por Hollywood centran su atención
en los conflictos y los personajes. En este sentido, todo lo que
se produce de acuerdo a ese modelo hace énfasis en lo ficcional,
es decir, en significados que hacen referencia a un mundo de experiencias
exteriores a la obra. El cine de la industria estadounidense produce
casi exclusivamente discursos representativos, miméticos,
que no permiten la menor interferencia de una lectura poética
(es decir, que perciba la
construcción semántica). Esa lectura
resultaría inútil para quienes se empeñaran
en realizarla, puesto que la construcción es idéntica
en todos los casos. Por otra parte, si uno intenta mantenerse
dentro de la convención referencial, es verdaderamente
aburrido saber exactamente qué viene a continuación.
De alguna forma conscientes de que lo que se está manejando
es el concepto de realismo o verosimilitud (ya
que lo único que puede realizar la película es
referenciar), y
de que el público sabe que de eso se trata, los publicistas
encargados de la venta del producto aprovechan la ambigüedad
del término "realista" para asegurar su ubicación
en el universo de los discursos fílmicos.
Así, se proclama que tal o cual obra no sólo es
realista (es decir, es conforme
a un género y conforme
a un tipo, sin apartarse de las decisiones previsibles de acuerdo
a los conflictos posibles que admite el esquema del manual) sino que es realmente realista,
ya que "se basa en hechos reales".
El problema con las repeticiones
de las reglas de los manuales radica en que generan una inadecuación
severa con la única realidad que vale considerar ante una
obra. La obra no es un objeto
intemporal que yace incambiable en la nada universal produciendo
nexos significantes entre ella y la realidad. La obra es una entidad
compleja que incluye en sí misma el acto creativo, el acto
perceptual y el signo intermediario. La realidad se mete en la
creación y en la percepción trascendiendo las referencias
mecánicas.
Que los comentaristas son ingenuos se demostró cuando
se exhibió Sexto Sentido, cuyo final juega (aunque sin apartarse ni un nanómetro
de la regla manualística)
con la idea de la realidad del acto perceptual. Casi unánimemente
la crítica aplaudió el guión como si se
tratara de algo nuevo; lo que ocurrió fue que esa película
banal de fantasmas los puso lo más cerca de la realidad
(de la obra) que la industria es capaz
de lograr.
* Publicado
originalmente en Insomnia
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