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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



TABLEAUX MOURANTS - PALABRA - MUERTE -

Proyecto tableaux mourants (I)

Bruno Mazzoldi
Por lo menos creo saber porqué hace un rato no se me ocurrió acudir a la carta en que repites los términos del trato y del contrato de esta lectura cruzada, colectura, colecturía (oficio del que recibe y distribuye las limosnas de las misas): citaría tu carta si a toda costa quisiera estar seguro, si se tratara de contestar a lo que me pregunto a propósito de estas poses de la muerte


Fama

29.1.99 - 5:30 AM - Recibí ayer por la tarde los primeros materiales (en algún momento habrá que regresar sobre la palabra materiales y alrededor de la consistencia material de estas imágenes
-¿sobre o alrededor? ¿estoy encima o debajo? ¿las rodeo? ¿qué actitud corporal asumo? ¿qué actitud? ¿actitud?)
. Gracias.

En algún momento habrá que regresar a la acusación de recibo. Quizás volviendo a estas preguntas: ¿en qué consiste la indudable amabilidad por la que tendría que agradecerte, la que has tenido al invitarme a participar en el Proyecto? ¿Debería haber grabado nuestras voces por teléfono, no dudar de tu tono ni del mío, disponer del significado exacto de los términos empleados en el orden de la consabida insaciable sed de documentación, la que determina una asepsia hospitalaria de nunca acabar haciendo coincidir desinfectar y saber sin agradecer ni maldecir?

Por lo menos creo saber porqué hace un rato no se me ocurrió acudir a la carta en que repites los términos del trato y del contrato de esta lectura cruzada, colectura, colecturía
(oficio del que recibe y distribuye las limosnas de las misas): citaría tu carta si a toda costa quisiera estar seguro, si se tratara de contestar a lo que me pregunto a propósito de estas poses de la muerte, si el llamado "trabajo del duelo" no escarbara la distinción entre la labor más tensa y la más vacua vagancia.

¿Son citas tus envíos? ¿En qué se atienen la cita y el citar a testimonio, a juicio, a lo que sea?
La de la cabeza con el puñal en la sien se me hace haberla ya visto. Pero ¿se pueden volver a ver? ¿Qué acontece con la supuesta facilidad de lo revisible cuando de violencia se trata? Respectum. Participio pasado de respicere, "volver a mirar". Nunca estás seguro de haberlo visto, acogido o recibido, el respetable espectro. Ves para no creer y crees volver a mirar.

Acabo de pasar por este sueño: estoy en la periferia de Milano y busco posada donde mi tía materna
(María, la pintora de santos que no sabía cuándo dejar en paz el lienzo: bueno el boceto, decente el acabado, se ponía a relamer y terminaba sobrepasando los límites de la admisibilidad de lo menso). El apartamentico de vía Barocco lo han convertido en albergue para pobres diablos y no he tenido la suerte de entrar de primero. Ningún pulgoso colchón disponible (además de los sobrevivientes del terremoto de la zona cafetera todavía echados entre los escombros de la tele, tengo atravesado el lit de misère, literalmente la "cama de miseria", o sea el potro, el sillón para uso de las mujeres que están de parto, expresión encontrada entre las páginas manchadas de brea y metiolate de un ejemplar del Traité complet des manoeuvres de tous les accouchements de E. Adet de Roseville, de 1837, que me dejó hojear el antioqueño vendedor de libros viejos, ayer, al lado del palacio de la Gobernación). Estoy en una calle peligrosa, una de las que frecuentaba Pasolini, aclara la extraviada voz en off.
Necesito un lugar donde meterme, entre los bultos antropomorfos sobre el asfalto. Se acerca una mujer cubierta de estratificaciones de harapos, los labios embadurnados al rojo muerto, como si no obstante el horror de su cuerpo se obstinara en venderlo.

3:54 PM - Nadie contesta. Me hubiera gustado leerte por teléfono lo que escribí esta mañana. ¿Será vanidad? ¿Sería admisible?

Llagas podridas los ocelos de este pavo tan poco real.
A propósito del lente de aumento al ojal del camarógrafo y para añadir un espécimen a tu colección de mártires: Santo Tomás, el que puso el dedo en el buzón intercostal, si no la mano entera obedeciendo al crescendo copulativo
("Infer digitum tuum huc, et vide manus meas, et affer manum tuam, et mitte in latus meum" -Juan. XX. 27), lo mataron en un bosque de la India tomándolo por pavo real, ¿lo sabías?

Pienso en la labor más tensa y en mi debilidad de anoche, después de haber mirado los materiales, al desahogarme con mi hija, explicándole la idea del Proyecto sin rogarle la mayor discreción : tal vez, en el fondo, esperando más bien que se enteren parientes y amigos, el mayor número, imagínate, justamente mientras le expresaba el firme propósito de abolir cualquier impulso de vanidad.

Seguiré mañana. Quizás volveré a empezar por el mudra que has inscrito en un círculo de veinte puntos rojos.

30.1 - 6:28 AM - Que según el Abhinaya Darpanam de Nandikeshawara el sexo femenino se nombre levantando tan sólo la mano derecha (mostrando la palma, arqueando suavemente el índice, el medio y el anular, y manteniendo erguidos pulgar y meñique, en la posición llamada Mrgasirsa, la misma que, en atención al contexto, puede significar también a las mujeres en general, así como una cabeza de venado, el hecho de llevar una sombrilla o de dar un paso para invocar al ser amado), no resta eficacia alguna al ademán de la directora ejecutiva de Proartes, al juntar pulgar con pulgar e índice con índice mientras se trenzan los demás dedos conformando a la altura del bajo vientre la misma elipse esgrimida en las marchas feministas.

La mirada de la ejecutiva se funde mórbidamente con el espacio que tiene en frente, sobre el florero de rosas blancas y el cilindro del vaso de agua colocado a la altura del extremo inferior de la almendra digital, justo al borde del círculo de tu punteado.

Levanta los ojos al cielo el general a su lado, uno de los tres altos mandos reunidos para el lanzamiento del programa oficial del Festival de Arte de Cali.

A no ser por la brújula en ristre de la mujer de mirada ausente, capaz de desviar el rumbo del arrobo protocolario hacia la corporeidad de los conflictos, las notas del himno nacional se confundirían con el eco anacrónico de los acentos de José Enrique Rodó, apóstol del servicio militar obligatorio y de la identificación dannunziana de la cultura y del arte con el brazo robusto de la patria:

"Y la confraternidad, la identificación, entre el ciudadano y el soldado, ganan terreno día por día. El militar es ya, cívicamente, una fibra del corazón del pueblo, que participa de todas sus palpitaciones y vibra, sin disonancia, en sus congojas como en sus regocijos ; el militar es socialmente un hombre culto, con quien se comparten los primeros puestos en todas las manifestaciones de la vida civil, en todas las formas nobles y superiores de la actividad, en todos los certámenes de la inteligencia."

Creer que un ademán ni distraído ni voluntario, en vilo entre la expresión y el indicio, pueda resultar tan intrincado cuanto la espesura que en quechua suena sacha y para la que Glauco Torres desgrana los sentidos de "árbol ; monte ; silvestre ; falso ; contrahecho ; improvisado ; presuntuoso ; medio", por tratarse en todo caso de lo que se interpone substrayéndose a la suma y a la sumatoria de la imagen pública, a ojos de quien se contenta con la visibilidad de un florero sería tal vez demasiado presumir.

La muestra insoportable del acto de violencia toca insistentemente a la puerta de la chata visibilidad propagandística: lo incontable quiere ser tenido en cuenta, lo que la vista no aguanta quiere darse en espectáculo, para que la imposibilidad de la exhibición no sea letra modernamente muerta, sino eficazmente notable, renovadamente preclara, neofamosa.

Negar la ocasión de la imposibilidad de la imagen no puede ser sino un acto de violencia. Sólo violentamente se puede imaginar hasta qué punto no se cree en la imagen, hasta qué punto se padece el asco de lo puntual.

Y si en lugar de un arreglo floral, se dispone de una entera coreografía de personajes políticos para

2. 4 - 5:20 AM - Para no perder de vista el origen, para no perder la vista tout court -a la letra "todo corto"- más que a la letra totus curtus, "todo cortado", de curtare, "cercenar" - lo que se dice a secas (lo prolijo aborrecería la violencia proclamada en la deshidratada concisión de las arengas) pongo fecha y hora como mi tío marino en las cartas desde su buque de carga.

Tíos y tías, latitudes y longitudes etimológicas, genealógicas y cronológicas, cálculos y conceptos sin fin para no perder de vista el origen, para no perder la vista, para no perder.

La imagen me pierde. La del decapitado en particular. En esta galería todo se da en particular, en la parte, en el miserable lujo del detalle, el detalle por excelencia, la excelencia por detalle de la cabeza destroncada, donde la excellentia, la accio-pasión acreedora de celsus
("elevado", "derecho", "erguido") y de clades ("estrago", "pérdida de un miembro"), viene a ser la de una falta o desplazamiento de conexión detallada, del latín vulgar taleare, "cortar", "rajar", exceso de lo que se recorta y destaca por su talla, pues, hay que cortar para tener la medida, aunque sea al ojo.

Lo que no ignora el buen sastre o el coro de trabajadores del tajo a destajo que sacaron los ojos, cercenaron los senos y cortaron la lengua de la joven Madrigal, como informa el perfecto cuadrado de palabras que fechaste 23 de agosto 1983 y sobrepusiste a un trozo de papel con impresas las torsiones de quién sabe qué hoguera o qué melena, así como anotaste los nombres de Santa Bárbara y de Santa Agreda con una flechita apuntando a la mártir enganchada al articulillo simétrico, la que ofrece en espectáculo el par de senos recididos no sin aplomo de camarera británica
(el plato los rodea como un cartouche, la elipse que en los jeroglíficos envuelve, controla y protege las letras del nombre propio cifrando la red en que se agitan todavía las entidades primordiales, firmemente sujeta gracias a la maza de Sechat, patrona del cálculo matemático y de los archivos -por mi parte a cada rato olvido y equivoco: se me intersecan ojos al cielo con pezones saltones y casi siempre acabo entregando la bandeja a Santa Lucía).

Divago. Me resisto a trabajar el trabajo de este duelo. Dejé pasar dos meses. De todas formas, cada palabra es a la vez un desvío perezoso y un atajo corajudo. Cada forma, cada fórmula. La inglesa: grief work.

Otro animoso rodeo ante la escasa evidencia de mi luctuosa laboriosidad: grief suena igual que Griff , la "uña", el "garfio", del concepto, claro, del Begriff. Pero procede -tan puntualmente como las noticias del tío Armando- del antiguo francés grever, "pesar", "estar encima", igual que grève, "huelga", apostaría.

El caso del holgado autor de cierta presentación
(déjame llevar la cosa despacio - se cortará después, si acaso al ras): Fabiano Bassi escribe una introducción, más exactamente una Presentazione, para una antología de ensayos intitulada Pathos, horror y trauma publicada por Ediciones Bollati Boringhieri, Turín, 1996, que en parte él ha traducido del inglés. El último ensayo, "Ceguera psicógena por tortura" de Pedro Grosz, ya publicado en otra colección italiana, contiene observaciones efectuadas a lo largo de la terapia de una niña de ocho años refugiada en un instituto suizo para ciegos por seguir obedeciendo todavía a la lección de quienes, en trance de ser torturados y masacrados (dame tiempo: masacre, término del que todavía no se ocupa la edición del Diccionario Ideológico de Casares de 1959, constituye un galicismo susceptible de comprometer mucho menos a la masa que a la maza, la modalidad de la ejecución, el arma, *mattia, derivado regresivo de mateola, "instrumento para desfondar", tal como observa Picoche a propósito de la concatenación *mattia®*mattiuca®massue de la que procede massacre, término registrado desde el siglo XIIº pero raro hasta el XVIº: no deberían ser ni el mero acto de liquidación ni el número de las víctimas los rasgos definitorios, sino la intensidad del abatimiento definitivo, la obstinación que define la ruina, el estrago, la strages, lo que implica sternere, "extender", "esparcir al suelo", desparpajo que en el idioma de mis padres viene a ser scempio, del latín exemplum, cuando se dice "hacer scempio de los enemigos" para indicar que han sido reducidos a la condición del consabido pelo pedagógicamente partido en cuatro, explayado en aras de la demostración más emblemática, expandido como la cornamenta del ciervo que no necesita de todo el cráneo para encuadrarse en el escudo de armas y que en los tratados de heráldica recibe el nombre de "masacrado" -no debería ser el número en cuestión (como en la fórmula de María Victoria Uribe y Teófilo Vásquez : "Definimos masacre como el acto de liquidación física violenta, simultánea o cuasi-simultánea, de más de cuatro personas en estado de indefensión"), y sin embargo el crimen atroz hace número, irrita la enumerabilidad, no de las víctimas o de la víctima sino de sus partes, monta su show, proclama a los cuatro vientos una marcada vocación expositiva, máxime si la mutilación descompone en serie la supuesta unidad -supuesta porque de explorar las premisas del propio ser Uno quizás sea de lo que se trata, suponiéndolas a expensas del Otro), sus padres, entre las cuatro paredes de su casa (cantidad de "cuatro" en tan pocos renglones : ¿qué cuadrícula se me está armando ?), en Buenos Aires, en 1975, le han enseñado por última vez, suplicándole : -"¡No mires !".

En lo que a evento editorial se refiere, en lo que concierne a la intensidad del episodio de esa peculiar alerta psiconeurológica denominada "lectura", a los fines del Proyecto, tan elocuente cuanto el trastorno de la pequeña sería el del responsable de la presentación de la presentación de su caso y del caso de su analista.

3.4 - 8:20 AM - Durante una conferencia de prensa transmitida en vivo desde Bruselas por la BBC, la que estoy viendo, David Wilby, portavoz militar de la Otan, justifica el ataque a Belgrado afirmando que de esta manera se llegaría "justo al corazón del asunto -right to the heart of the matter". Se está bombardeando el núcleo de un asunto, de una materia de estudio que hay que extender para dar a comprender.

La matanza dilata un núcleo temático, lo explaya, lo explica. El comprimido magistral de la masacre se propaga y ofrece al conocimiento.

Así el metapresentador
(¿no es mi empeño, volver a presentar lo que me presentas, y el tuyo también, seleccionar lo que otros han presentado, materiales de por sí tan representativos ?) primero tergiversa la masacre de los padres convirtiéndola en rapto y desaparición televisivos, filmados por la hija despachada como reportera improvisada, en seguida reduce el trabajo del terapeuta al de un marino agarrado al timón de su barco (a no dudarlo un buque de carga, si el estancamiento cibernético de la "desidia" o "apatía", la Trägheit melancólica, es lo que en todo recuadro temático coincide con la gravedad de lo soportado, el peso de tragen, "llevar", "sostener", "estar preñada", faena de Herakles en lugar de Atlante, del cirineo en el de Cristo, de la preñada en el de su criatura, cruz del mundo en equilibrio sobre clava teórica, sobre ombligo de cámara contundente):

"La dramática mezcla de aspectos traumáticos, elementos de afecto-señal y situaciones evolutivas más normales, emerge de manera explosiva en la contribución de Grosz, en la que es presentada al lector la historia de la terapia de una niña argentina que había vivido en toma directa -in presa diretta- la horrible experiencia del rapto de los padres de parte de los killers del régimen y su definitiva y subsiguiente desaparición, y que a consecuencia de este drama había desarrollado una ceguera de origen psicógena indudable. El conocimiento teórico de la existencia de miedos evolutivos 'normales', fisiológicamente vividos por el niño durante el desarrollo, permite al autor proveerse de una brújula que le impide extraviarse en el mar de horror que la pequeña paciente le echa encima..."

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