PERÓN,
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Peronismo
versus escritores: entre el amor y el espanto (II)
Iván
de la Torre
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El odio no estaba limitado a los hombres: en la
revista Sur, Silvina Ocampo, esposa de Adolfo Bioy Casares
y hermana de Victoria, versificaba: "Que no renazca el sol,
que no brille la luna/ si tiranos como estos siembran nueva infortuna/
engañando a la patria. Es tiempo ya que muera/ esa raza
maldita, esa estirpe rastrera |
Esa
mujer
Los argentinos que se creían depositarios de la civilización veían en Evita una
resurrección obscena de la barbarie.
Tomás
Eloy Martínez. Santa Evita (1995)
Si Perón no era querido, el odio a Evita lo superaba con
creces. Tomás Eloy Martínez en un capítulo
de su novela Santa Evita (1995) hace una radiografía de ese odio literario
que utilizara, como Borges, la metáfora, la elusión
y el doble sentido para evitar la censura y poder contraatacar.
En 1950 Julio
Cortázar
termina El Examen, novela que recién publicara tres
décadas después. Allí expresa lo que siente
la clase antiperonista ante "esa mujer" que, surgida
de la nada, trae un regusto a barbarie tras ella, con su pasión
irrefrenable por "la causa Peronista" y sus deseos de
barrer con la oposición. En la novela Cortázar habla de una multitud
animal que se descuelga de todos lados de la Argentina para adorar
un hueso. La gente espera no sabe qué milagro de una mujer vestida de blanco, "el pelo
muy rubio desmelenado cayéndole hasta los senos".
Por su parte Martínez Estrada en sus Catilinarias
conjetura: "Le gustarían las hembras. Tendría
la desvergüenza de las mujeres públicas en la cama,
a las que tanto les da refocilarse con un habitué del burdel
como con una mascota doméstica u otra pupila de la casa".
Juan
Carlos Onetti,
el gran escritor uruguayo, la llama simplemente Ella, y en un
relato escrito en 1953 y publicado cuatro décadas después
tiñe su cadáver de verde y lo hace desaparecer en
un fulgor siniestro. Borges, en El Hacedor (1960), incluye "El simulacro",
una parodia del velatorio de Evita, sobre un hombre aindiado que
lleva una muñeca rubia para que la velen como si fuera
el cadáver real. Borges se preguntaba al final del cuento:
"El enlutado no era Perón, ni la muñeca
rubia era la mujer Eva Duarte, pero tampoco Perón era Perón,
ni Eva era Eva sino desconocidos o anónimos que figuraron
para el crédulo amor de los arrabales,
una crasa mitología". Más cercano en el tiempo, Néstor
Perlongher
publica los tres cuentos de Evita vive (en cada hotel organizado).
Tal vez el texto más emblemático sobre Eva (aunque no es un ataque al
peronismo)
sea "Esa mujer" de Rodolfo Walsh; en él Walsh,
(que anteriormente
habia investigado el fusilamiento de un grupo de civiles durante
el alzamiento peronista de 1956 y publicado los resultados en
su clásico Operación Masacre), narra la conversación
entre un hombre que busca un cadáver (del
que no se da el nombre) y el coronel que lo ha escondido.
Durante la narración, como en un cuadrilátero de
boxeo, ambos dan vueltas sobre el misterio ocupando alternativamente
el centro y las cuerdas del ring, acosados por los argumentos
del otro:
-¿La
sacaron del país?
-Sí.
-¿La sacó usted?
-Sí.
-¿Cuántas personas saben?
-DOS.
-¿El Viejo [Perón] sabe?
Se ríe.
-Cree que sabe.
-¿Dónde?
No contesta.
-Hay que escribirlo, publicarlo.
-Sí. Algún día.
Parece cansado, remoto.
-¡Ahora! -me exaspero- ¿No le preocupa la historia?
¡Yo escribo la historia, y usted queda bien, bien
para siempre, coronel!
La lengua se le pega al paladar, a los dientes.
-Cuando llegue el momento... usted será el primero...
-No, ya mismo. Piense. París Match. Life. Cinco mil dólares.
Diez mil. Lo que quiera.
Se ríe.
-¿Dónde, coronel, dónde?
Se para despacio, no me conoce. Tal vez va a preguntarme quién
soy, qué hago ahí. Y mientras salgo derrotado,
pensando que tendré que volver, o que no volveré
nunca. Mientras mi dedo índice inicia ya ese infatigable
itinerario por los mapas, uniendo isoyetas, probabilidades, complicidades.
Mientras sé que ya no me interesa, y que justamente no
moveré un dedo, ni siquiera en un mapa, la voz del coronel
me alcanza como una revelación.
-Es mía -dice simplemente-. Esa mujer es mía.
Pero el odio no estaba limitado a los hombres: en la revista
Sur, Silvina Ocampo, esposa de Adolfo Bioy Casares
y hermana de Victoria, versificaba: "Que no renazca el
sol, que no brille la luna/ si tiranos como estos siembran nueva
infortuna,/ engañando a la patria. Es tiempo ya que muera/
esa raza maldita, esa estirpe rastrera"
Sur, Perón y después
Es importante
aclarar al final de este artículo que no se ha intentado
una justificación del peronismo ni de los escritores que escribieron
contra él; es solo un intento de rever que mucha de la
mejor literatura de los cuarenta,
cincuenta e incluso parte de los sesenta es un resultado directo
de este enfrentamiento; paralelamente podría hacerse una
lista de escritores que apoyaron al peronismo y escribieron positivamente
sobre él; pero lo más interesante es ver como algunos
de los mejores escritores de toda la historia argentina (Borges, Bioy y Cortázar) fueron influenciados por esta contienda
y dieron muestra de ella en su obra; contienda que
se desarrolló a un nivel popular y literario que pasa casi
totalmente inadvertida fuera del país.... [...como corresponde, pues
ya a nadie le importa si Dante en su Divina Comedia mandó
al infierno a sus enemigos políticos;
lo que importa es la obra más allá de la intencionalidad
del autor, expuesta para ser leída
por nuevos y entusiastas lectores. Como decía el mismo Borges: Isaac
Luria declara que la eterna Escritura/ tiene tantos sentidos como lectores/ Cada Versión es verdadera
y ha sido prefijada/ Por Quien es el lector, el libro y la lectura/]
Por
último vale hacer notar que en años recientes aparecieron
obras de escritores que
nacidos y crecidos en el primer gobierno peronista, aportaron
valiosas versiones del movimiento durante los duros años
sesentas y la breve efervescencia del 73. La más importante
tal vez, fue la novela corta No habrá más penas
y olvido (1982), donde Osvaldo
Soriano retrata la lucha entre el ala izquierda y el ala derecha
del peronismo, utilizando como escenario una pequeña ciudad inventada: Colonia
Vela. Soriano: Quiero intentar un modesto fresco de ese clima
atroz que negamos cada día.
Más tarde publicara Cuentos de los años felices
(1993) que muestra
una visión entre irónica y humorista de su niñez
durante el peronismo, así como un inolvidable cuadro de
su padre, antiperonista a ultranza.
El rasgo más destacado de todos estos títulos es
como el tiempo ha ido destilando los motivos para el que fueron
pensados y sólo quedó en ellos la literatura y no
la obvia intencionalidad del autor. Lo segundo es lo que Piglia
llama la incorporación del otro, del distinto, que hace este grupo
mayoritario de escritores (partiendo del clásico de Sarmiento,
Facundo, hasta un clásico de Borges, El Sur) que les permite
participar ficticiamente de ese mundo feroz que los atrae y los
espanta al mismo tiempo. Volviendo por última vez a Borges
y con su permiso entonces, diremos: "no nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto".
Bibliografía.
· Antología Poética.
1923-1977. Jorge Luis Borges. Alianza Editorial. 1998.
· Obra Poética 2. Jorge Luis Borges. Alianza Editorial.
1998.
· Elogio de la sombra. Jorge Luis Borges. Emecé.
1996.
· Historia de la Eternidad. Jorge Luis Borges. Alianza
Editorial. 1998.
· El hacedor. Jorge Luis Borges. Alianza Editorial. 1998.
· El aleph. Jorge Luis Borges. Emecé. 1996.
· Ficciones. Jorge Luis Borges. Emecé. 1996.
· Borges. Biografía Verbal. Roberto Alifano. Plaza
y Janés. Biografía. 1988.
· Borges-Bioy. Confesiones, confesiones. Rodolfo Braceli.
Sudamericana. 1997.
· Homenaje a Borges. Edición Especial de La Maga.
1996.
· Los siete Locos. Roberto Arlt. Losada. 1995.
· Los lanzallamas. Roberto Arlt. Losada. 1996.
· Bestiario. Julio Cortázar. Sudamericana. 1969.
· Santa Evita. Tomas Eloy Martínez. Planeta. 1995.
· La novela de Perón. Tomas Eloy Martínez.
Planeta bolsillo. 1996.
· No habrá mas penas ni olvidos. Osvaldo Soriano.
Sudamericana. 1993.
· Cuentos de los años felices. Osvaldo Soriano.
Sudamericana. 1993.
· Homenaje a Osvaldo Soriano. Edición Especial
de La Maga. 1997.
· Critica y Ficción. Ricardo Piglia. Ediciones
Siglo Veinte. 1986.
· La Argentina en pedazos. Ricardo Piglia. Ediciones La
Urraca. 1993.
· Respiración Artificial. Ricardo Piglia. Sudamericana.
1988.
· Los oficios terrestres. Rodolfo Walsh. Ediciones De
la Flor. 1986.
· Homenaje a Bioy Casares. Edición Especial de
La Maga. 1996.
· El domicilio de la aventura. Juan Sasturain. Colihue.
1995.
· La violencia estaba en nosotros. Viviana Gorbato. Hombre
Nº10. 1984.
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