Retórica llena y territorio vacío
"Ridículo,
kitsch, humorístico, transgresor: este poeta supera
la adustez de la vanguardia y recupera el mal gusto del modernismo.
Sólo que los moldes modernistas (...) se contaminan y flotan,
como los desechos de una inundación, en el barro y las
viscosidades de una carne vista a través de muchos lentes
y encuadres", sostiene Roberto
Echavarren
a propósito de la poesía de Néstor Perlongher,
en su prólogo a los Poemas Completos de este poeta
(1) . En su poesía,
"la sobreabundancia es compatible con el doble o triple
sentido, la aliteración y la deformación de los
significantes" (2). En efecto, basta leer apenas un pasaje de
su poema "Ghetto"(3) para compartir estas apreciaciones:
"Novedades
de noche: satén aterciopelado modelando con flecos la
moldura
del anca, flatulencias de flujo, oscuro brillo. Resplandor respingado,
caracoles de nylon que el esmaltaban de lamé el fleco
de las orlas. Esas babas, cariacontecidas, cal corosa, en su
porosidad, de manubrillos, roznan
el arco de un ronquido en la maraña madrugada.(...)"
Lo que
podría definirse como un estilo neo-barroco, es rebautizado
por el propio Perlongher como "neobarroso" (4), concepto con el
que aspira a definir todo un estilo rioplatense. En verdad se trata
de una idea de acumulación y exceso, unida a un estilo
de blandura sucia, terrosa, húmeda. Impregnado de coloquialismos,
neologismos y lunfardismos, el repertorio discursivo de Perlongher
se extiende más allá de lo que sería una
retórica colectiva "culta", atentando contra
los propios límites de la comprensión, y apoyada
en una pasión por nombrar, re-nombrar, volver a re-nombrar,
un movimiento recurrente (aunque no redundante) y espiralado,
del que resultan largas frases acumulativas. Los significados
se van sucediendo en línea de continuidad, pero el efecto
es el de superposición y yuxtaposición: cada nuevo
significado agrega, a la vez que interrumpe y transforma al anterior.
La escritura de Perlongher parece
resultar de una búsqueda obsesiva de términos que
no logra encontrar. Su obsesión es la de completar una
descripción o una conceptualización que no termina
jamás de completarse, por lo que ella se reitera en la
permanente re-escritura de un referente que aparece siempre elusivo.
Las palabras quedan resultando insuficientes, o ineficientes.
Se trata de una retórica que, a través del mecanismo
de la acumulación, expone su propia incompletud, e inaugura
entonces un espacio de contraste, abierto, vacío.
Purificación de la palabra
y territorio vacío
Dice Clarice
Lispector.
"Escribir es una piedra lanzada a lo hondo de un pozo"
y "Cada nuevo libro es un viaje. Pero un viaje
con los ojos vendados por mares jamás vistos: con la venda
en los ojos,
el terror de la oscuridad
es total" (5). En las novelas
de Lispector, algunos comentaristas han encontrado "la
ausencia de la totalización del texto, que lleva a la crítica
a suponer que sus libros son "mal construidos" (6). Fragmentariedad
y diseminación son características de un estilo
que busca sus términos en un espacio abierto, con casi
ningún "hilo conductor", y lo hace de manera
deliberada. Afirma Clarice "quiero la experiencia de una
falta de construcción. A pesar de que mi texto está
todo atravesado de una punta a la otra por un frágil hilo
conductor, cuál? El que interna en el núcleo de
la palabra? El de la Pasión?" (7).
Ese "internarse en el núcleo de la palabra"
configura un estilo de desnudamiento de la escritura y abre un
paréntesis en el seno mismo de la palabra, o mejor, abre
un paréntesis anterior a la palabra, en el que el pensamiento
deambula sin
llegar a elaborarse totalmente.
En virtual oposición a la escritura de Perlongher, la
de Lispector no trata de acumular significados porque el lenguaje
le resulte siempre insuficiente; la escritura de Lispector intenta
aprehender el instante, "purificar" la palabra. "Quiero
escribir un movimiento puro" es el acápite de
su última publicación y más adelante confiesa:
"Se agotaron los significados. Nos comunicamos como sordomudos
con las manos" (8).
La
escritura y el tránsito
Ambos ejemplos
ilustran en qué medida esta escritura configura un movimiento
de migración en el tiempo y en el espacio simbólicos,
que, en primer término, instaura una distancia entre quien
escribe y sus referentes espacio-temporales.
"Escribir
es siempre una experiencia de tránsito. Como nómades
hacemos la travesía en la búsqueda de genealogías,
orígenes, puntos de partida desde donde construir nuestra
identidad, nuestro rostro (un rostro esfumado o difuso) interrogamos
a las cosas, a las imágenes, a los documentos, queremos
que algo sea dicho, que sea pronunciado aquello que ha sido omitido,
que ha sido silenciado. En este sentido, la escritura es una
experiencia de migración en el tiempo" (9).
Se ha reflexionado mucho respecto de la relación entre
texto e identidad en las literaturas
llamadas "étnicas". En oposición a las
hipótesis que sostienen que los autores étnicos
escriben para "recuperar" o "elaborar" sus
identidades culturales, estos dos escritores judíos latinoamericanos,
Perlongher y Lispector parecen haber escrito para esfumar sus
rostros, para pasar de una identidad y circunstancia reconocibles
por sus referentes (la biografía, por ejemplo),
a otra de tránsito, de nomadismo, de peregrinaje. Han escrito
para transitar de sí mismos hacia la indistinción.
Esta indistinción, en tanto diáspora, es el lugar
de dispersión de la individualidad, de transmutación
del personaje social en lo humano genérico, es el camino
de incorporación a lo universal.
Hay un lugar vasto que no se llegará a ocupar. Como un
Moisés que contempla la Tierra Prometida pero no puede
llegar a habitarla, el destino de la escritura de Perlongher
y Lispector, aunque por modalidades opuestas, es reafirmar la
existencia de una ausencia inscripta en el mismo movimiento de
la escritura. Porque no tiene destino ni llegada, esta escritura
es peregrinaje cuyo itinerario marca la amplitud ilimitada de
una diáspora.
La
escritura como hierofanía
Algunos
estudiosos han encontrado en la obra de Lispector un aspecto
casi religioso. Es el caso de Eduardo Prado Coelho. Cuando escribe
que la obra de Clarice "...se mueve antes del pensamiento.
Es también muy claro que estamos delante de una experiencia
de tipo místico, y que dios no anda lejos de estas deambulaciones".
Otros
analistas encuentran en su escritura el tema de "la pasión
en sentido profundo, terminando, en una paradójica inversión
del rito de la comunión cristiana, por comer la cucaracha
aplastada para comulgar con lo "neutro vivo de Dios'que
existe en todos los seres' refiriéndose a la novela
La pasión según G.H."
En Perlongher, el poemario Aguas Aéreas es resultado
de su práctica místico-religiosa vinculada a la
ingestión del yagué (12) y la mayoría de los
poemas que lo conforman incursionan en el éxtasis como
tema central (13).
Tránsito y trance están interconectados en la experiencia
de lo numinoso, descripta por Rudolph Otto, aquello que produce
al mismo tiempo terror y fascinación.
En una conferencia pronunciada en el Coloquio sobre "Ausencia
y Negatividad" organizado por el Instituto de Estudios Avanzados
de la Universidad Hebrea de Jerusalem hace unos años (14), Jacques Derrida
reflexiona en torno a la afirmación de que la desconstrucción
actúa como una especie de "teología negativa"
en los textos en los que todo predicado aparece siempre inadecuado
para su sujeto.
Tomando como ejemplo paradigmático de una determinación
negativa el texto Los nombres divinos, atribuido a Dionisio
Areopagita, cuya matriz es "esto que se llama X (...)no
es ni esto ni aquello, ni sensible ni inteligible, ni positivo
ni negativo, ni dentro ni fuera..."
Derrida explica en qué consiste una teología negativa.
"Cada vez que digo X no es esto, ni aquello, ni lo contrario
de esto o aquello ni (...), siendo absolutamente heterogéneo
o inconmensurable con ellos, empezaría a hablar de Dios,
bajo ese nombre o bajo otro" (15), sostiene el filósofo,
por lo que toda frase que no pudiera afirmar ningún atributo
respecto de su sujeto, remitiría en realidad, por la prohibición
bíblica, a la divinidad o al nombre de Dios, que no deberá
ser pronunciado.
Para Derrida la desconstrucción no supone la búsqueda
de ninguna esencialidad, de ningún referente fijo, trascendente
y omnipresente, como el que buscaría una creencia religiosa
respecto de sus figuras sagradas , sino que se trata meramente
de que el texto instaura un lugar vacío y disperso. La
desconstrucción alude a la permanente "incompletud"
del texto, o a "la ausencia inscripta en las mismas estructuras
del lenguaje" y no hace referencia a la elusiva esfera
de lo sagrado. Si bien "lo inexpresable" del texto
derrideano no sería la misma cosa que "lo inexpresable"
de la experiencia religiosa, tanto en Perlongher como en Lispector,
es visible la experiencia místico-religiosa del no poder
decir aquello que se ha postulado como innombrable.
Diáspora
y desierto
En ambos
escritores, el texto inventa un lugar nuevo pero vacío,
un lugar donde podría decirse todo si el lenguaje fuera
posible, un lugar donde porque no puede decirse todo, no puede
decirse nada. Según E. Jabés, ese lugar es el desierto
. "Si Dios habló en el desierto, es para privar
de todo arraigo a su palabra para que la criatura sea Su vínculo
privilegiado (...)" El desierto como un vacío en
derredor del cuál se construye la palabra (18). Jabés pregunta.
"¿Nosotros no tenemos nada en común sino
el camino?" (19) Y luego, dice "Desierto. Toda escritura es primero que
nada una herida de arena." (20)
Jabés afirma que "El desierto escribió al
judío y el judío se lee a sí mismo en el
desierto." (21) El desierto
que es ausencia, es también exploración de los
límites, búsqueda, interrogación a Dios.
El texto aparece aquí como una cierta conexión
con la errancia, con el tránsito, con los desplazamientos
y las dislocaciones.
Referencias:
1) Echavarren,
Roberto. 1997. Prólogo. En Perlongher, N. 1997. Poemas
Completos (1980-1992). Seix Barral, Argentina, Pag.8.
2)Ibíd. Pp.7.
3) Perlongher.N. Op. cit. pp.223.
4) Según Echavarren,R. En Perlongher, N. 1997. Op. Cit.
pp. 11.
5) Lispector, Clarice.1999. Un soplo de vida (Pulsaciones). Ed.
Siruela, España. Pp. 18-19.
6) Prado Coelho, Eduardo.1989. A paixao depois de G.H. En Remate
de Males, Campinas, (9):147-151. Brasil. pp. 150.
7) Ibid. Pp. 150.
8) Lispector, Clarice. Op. Cit.pp. 14.
9)Chalmers, Ian. 1995. Migración, cultura e identidad.
Amorrortu editores, Buenos Aires. pag. 25, 26 y sig.
10) Prado Coelho, Eduardo. Op. Cit. pp. 147 y sig.
Franco Júnior, Arnaldo. 1996. La hechicera exquisita.
En El País Cultural, Año VII, Nº 326, viernes
2 de febrero de 1996.pg. 2 y 3.
11) El epílogo del poemario reza: "Agradezco al Centro
Ecléctico de Fluyente Luz Universal, "Flor de las
Aguas" de San Pablo, por el privilegio de haberme permitido
acceder a la bebida sagrada". (Op. Cit.al cuidado de R.
Echavarren).
12) Un ejemplo es el poema XXX: "Vértigo cabrilleante
en el lunar celeste de los ojos de agua de la noche cerrada sobre
sí espiraladamente aire volúmenes del aire evolucionan
desde la altura de las vísceras."
13) Derrida, Jacques.1997.Cómo no hablar y otros textos.
Ediciones Proyecto a. Barcelona.
14) Ibid.pp.27
15) Ibid. paráfrasis pp.33
16) Norcross, Paul. 1997. En Dictionary of Cultural & Critical
Theory. Blackwell, London. pp. 141.
17) Cf. Forster, Ricardo.1999.El exilio de la palabra. Entorno
a lo judío. Eudeba, Buenos Aires.pp. 28, 29 y sig.
18) Jabes, Edmond.1991.The book of Questions. Vol II. Wesleyan
University Press, USA.pp.301.
19) Ibid.
20) Ibid.pp. 302.
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