Naturalmente que para los habitantes de Transilvania, este legendario
melaza de la noche recuerda a Vlad el empalador. Estimado lector, el atractivo de Drácula
o Nosferatu radica en
su eterna perversidad de Don Juan (Byron
Tenorio) y en su
vagabundeo yugular en la implacable sombra de la noche.
Frankestein y RoboCop son
el hombre máquina de La Mettrie. Hijos de Turing y de Hollywood,
con un lenguaje de base, ensamblador, chips son los replicantes
modélicos de Blade Runner. Incapaces de amar, de
penetrar en la alcoba de una minita posta, son el opuesto signo
existencial de nuestro querido vampiro,
franela sanguinario y lado oscuro de la pulsión. Los hombres
máquina necesitan la luz, la electricidad, en tanto que,
Nosferatu el murciélago (muris
caeculus) usa el
radar y el piloto automático para realizar la hemodiálisis
a domicilio.
Notamos que desde el legendario magiar, Bela Lugosi en aquella
bella película expresionista en blanco y negro, la característica
atracción fatal de nuestro héroe darkie se
acrecienta hasta mostrar los innegables motivos eróticos
que guían al tenebroso enamorado.
Frank Langella y Chris Sarandon entre otros, agregando a Klaus
Kinski en "Noches sexuales de Nospheratu", muestran
al romántico melaza en su aspecto de langa, latin lover,
eterno enamorado. Monstruo
horrible para una interpretación psicofenoménica
moral, eterno galán sanguíneo según nuestra
interpretación gótica. Bat Man y Gatúbela,
son partes del enredo ya que Bat Man es un Romántico Justiciero
asediado y obsedido por Michelle Pfeiffer, gatita bocona, quema
cabezas y habitante nocturno de la líbido.
Pero volviendo, querido lector, a Nosferatu recordamos que Klaus
Kinski en la versión de monstruo, apoya su fea garra en
el palpitante pecho de la bella Isabel Adjani. Claro, el monstruo
sufre, la mina es bonita y duda entre morder la yugular o la
diáfana teta (el pecho
bueno) que suspira
en brazos de Morfeo.
Existen otras versiones televisivas del vampiro
enamorado en las cuales sus modales mesméricos, telepatía
erótica pegajosa, se adapta al cortejo galante en boliches
en onda (recordar a Michael
Noury). Eterno tenorio,
que dormita en mortajas de seda el sueño amoroso de los
siglos, playboy nocturno como George Hamilton en Love at
First Bite. Edipo perverso que muestra el lado oscuro del corazón,
satánico hemoterapeuta que sobrevive en el mundo fláccido
de la penumbra.
Una versión latina debería mostrar un galán
con bigotitos, caribeño y salsero que murmurara: "bésame
muchio, como si fuera esta la última nochie...",
o "moozo, sírvame la copa rota..." Un
vampiro tropical con una medallita en el pecho que le diga farfullando
miel a una morochona que rompe el vestido: "Oyie, mi
vida, vivamos huntos la vida..."
Condenado ser que recuerda Sting en "Luna sobre Bourbon Street",
eterno enamorado, taciturno lunático que busca un pecho
fraterno para morir abrazado. Usted y yo apreciado lector ya sabemos
que el hombre máquina es incapaz de amar , que solamente
vibra con pilas o chips, no tiene venas. Lee y es archivero burócrata
del registro civil, es tanto que nuestro héroe
escribe con sangre la huella poética de su amor- No ve,
no necesita la luz del sol, y se guía ciego mediante la
intuición magnética del radar de ultrasonido. Este
dionisiaco ser mítico solamente escribe, muerde y palpita
con la única tinta posible: la sangre.
El sátiro de los balcones es un solitario, franeur,
transer maldito que busca febril una gota de amor.
Para finalizar, estimado lector, si observa la presencia de un
simpático franela nocturno merodeando por su mansión,
obsequie un crucifijo a la patrona o la nena. Es una consejo amigo.
Auf Wieldersehen.
Nota: Mi amigo Amir Hamed
apronta un libro sobre la envidia fálica del onanista Van
Helsing. Este mediocre y vil individuo es impotente: historia
de un hilo de sangre.
*Publicado originalmente
en La república de Platón, Nº15
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