3) Industrialización, copia
y creación de riquezas
Frente a esta situación, había
que transformar, lo más rápidamente posible, a
los agricultores en obreros para producir bienes multiplicables.
Bienes que no dependieran de una superficie geográfica
sino de una producción. Ésta no debía ser
artesanal, sino que debía ser del orden de la reproducción,
de la copia, de una mimesis que hace que cada objeto
es reproducido en miles de ejemplares para hacerlo repartible.
La industrialización, que no se produjo en todas las regiones
de las Américas, es lo que permitió democratizar
el acceso a los objetos y a la expansión que al producir
excedentes, permite domesticar los antagonismos.
Esta lógica de la reproducción, criticada ardientemente
por muchos intelectuales de izquierda, sobre todo europeos, como
por ejemplo Walter Benjamin, es adoptada en Estados
Unidos, desde el siglo XIX, en la voluntad de no imitar a
los europeos. El desafío es organizar un mundo industrial
basado sobre un crecimiento económico y cultural independiente.
Sus riquezas se distribuyen en parte por leyes sociales organizando
la sociedad desde los problemas creados por la crisis económica
de 1929. En Estados Unidos,
desde el siglo XIX, se intentará mejorar, por todos los
medios, los productos procedentes de Inglaterra por ejemplo,
con el fin de transformar a Estados Unidos en líder y
así, por medio de la competencia, lograr escapar a un
régimen de colonización económica.
La competencia representa el puente a la posibilidad de asentar
el mismo gesto que el modelo con respecto del objeto deseable
y de determinar cuál es el objeto deseable(5). Esto permite escapar del
'not quite' criticado por Bhabha(6) con respecto de las relaciones de dominación
colonial. En este caso, los objetos que se imponen son los que
son fabricados en el lugar y que se perfeccionan gracias a una
ideología que apunta a lo práctico más que
a lo teórico. Lo mejor es lo más deseable, lo mejor
puede ser un producto manufacturado, pero también un lugar
de acumulación del conocimiento (Harvard o Cambridge). A esto se le agrega la voluntad de difundir el objeto
y el conocimiento a todos, lo que va a hacerse, a nivel industrial,
por medio de la producción en masa de objetos idénticos
y, a nivel del conocimiento, por la transformación de
los niños en ciudadanos educados (y por esta razón,
en ciudadanos productivos y competitivos en un mundo complejo). Esto se logra gracias al sistema escolar gratuito,
público y obligatorio creado por Horace Mann en Massachussets,
cuyo modelo fue importado a Argentina por Sarmiento
e imitado en Ontario (Canadá) por
Egerton Ryerson(7).
Así, Estados Unidos escapa al proceso colonial que impone,
como modelo a imitar e inimitable, la madre patria, quien practica
de golpe una penuria, una lógica de la rareza, como lo
explica Homi Bhabha a nivel cultural y como lo practica en los
colegios clásicos a través de la imitación
de la antigüedad clásica.
En este contexto, en el siglo XIX, Canadá se encuentra
mal ubicado puesto que las leyes inglesas le prohíben
durante mucho tiempo desarrollarse industrialmente. Por lo tanto,
no puede producir objetos deseables que podrían ser difundidos
al conjunto de la población. El deseo
sigue estando orientado hacia Inglaterra, como en gran parte
de América
Latina, que dependen o bien de Inglaterra, tanto económicamente
como en el desarrollo tecnológico, (Argentina,
Chile y Venezuela) o bien de Francia en el ámbito
de la estética (Argentina, Brasil).
Por lo tanto, hay que subrayar el hecho de que lo que permite
escapar de una conducta de dominación, la de un modelo
colonizador que bloquea la expansión del colonizado, es
la decisión de reproducir objetos masivamente, mejorándolos,
y de comunicar conocimientos a millones de personas. La reproducción,
pero mejorada, de objetos o de conocimientos, es lo que multiplica
el gesto tendido hacia el objeto deseable, lo que democratiza
la mimesis de apropiación,
tal como la entiende Girard, y cuestiona la dominancia(8) de un modelo lejano.
Desde ese momento, el colonizador quiere imponer la creencia
de que la vida es un juego de suma cero, porque piensa que la
producción en las Américas restringirá la
envergadura de su mercado.
Por el contrario, en América del Norte, se entrevé
que la expansión puede ser multiplicada y que hay lugar
para muchos. Es posible crear riquezas que van a agregarse a
otras. En otras palabras, la actitud de los colonizadores corresponde
a un estereotipo omnipresente, en el que incluso los ricos creen,
es la creencia en que la vida es un juego de suma cero. Así,
dentro de un territorio dado, hay que impedir que la gente manifieste
veleidades de superación, porque los ricos piensan que
esto le restaría a su propia riqueza. En una sociedad
tal, en la que ricos
y pobres comparten el mismo estereotipo, a menudo se manifiestan
tendencias a rechazar el acceso a la educación
gratuita u obligatoria (Québec 1942),
o a decir que la educación
no sirve para nada, o que vamos a ser demasiado especializados.
En efecto, la educación
es lo que puede modificar las relaciones de poder, permitiendo
inventar una clase media que se desliza dentro de relaciones
de dominancia expresadas por la creencia compartida por todos
en el juego de suma cero. En la era postmoderna y postcolonial,
ésta tiene como meta capitalizar y manipular eficazmente
el conocimiento con el fin de administrar relaciones de competitividad
económico-culturales, evitando el conflicto guerrero característico
de las lógicas territoriales basadas en la creencia en
la vida como juego de suma cero.
4) Lo exterior, la dominancia y la mimesis
de apropiación de Girard
De esta forma, la creencia en la vida como juego de suma cero
está relacionada con una forma particular de dualismo,
que divide radicalmente a los humanos en dos grupos. Están
los dominantes y los dominados, según la Vulgata marxista.
Ésta nos lleva a una concepción antropológica
de las conductas de dominancia, tal y como las evoca Henri Laborit.
Si un macho domina, los otros machos comerán lo que queda
y controlarán solamente a las hembras que sobren, si sobran.
Como comerán únicamente lo que sobra, sólo
podrán debilitarse puesto que la comida más rica
irá siempre al dominante. Es este también el punto
de vista de Chomsky, como lo subraya el pensador Eric Gans, aplicando
las reflexiones de René Girard al mundo económico.
Gans afirma que Chomsky "believes world affairs to be
a zero-sum game in which American prosperity can come only at
the expense of other people's sufferings"(9) (Cree que los negocios
del mundo son un juego de suma cero, en el cual la prosperidad
de Estados Unidos puede producirse solamente a expensas del sufrimiento
de otros pueblos). Esta visión chomskiana
es por supuesto totalmente apresurada, puesto que la prosperidad
de Estados Unidos, ciertamente, no ha impedido el desarrollo
económico de Japón, Alemania(10), Corea del Sur, ni Brasil, países cuya economía
y finanzas se encontraban
sin embargo muy depreciadas hace sólo medio siglo.
5) Poner en duda la creencia en la vida
como un juego de suma cero
Este estereotipo del juego de suma cero es evocado regularmente
en cierto número de periódicos y revistas, como
por ejemplo en La Presse de Montreal(11): "Una de las afirmaciones más corrientemente
transmitidas, sobre todo en los medios anti-mundialización,
pretende que los países ricos son cada vez más
ricos, mientras que los países pobres son cada vez más
pobres... la realidad es que subsisten separaciones espantosas
entre países ricos y países pobres. Pero estas
separaciones, en lugar de aumentar, tienden a reducirse".
Y nos demuestra, con la ayuda de un cuadro, que esto debe ser
cuestionado. "Esto significa que en 1990, cada vez que
un estado-unidense medio ganaba $ 1000, el argentino medio ganaba
$ 103. El año pasado, siempre por el equivalente de los
$ 1000 del ciudadano estado-unidense, el ingreso del argentino
pasaba a $ 322. A pesar de una crisis político-financiera
mayor, los argentinos han recuperado, desde 1992, una parte de
su retraso sobre Estados Unidos"(12).
Serge Moscovici se consagra al paso de la ciencia al sentido
común. Retiene cierta cantidad de rasgos que gobiernan
las representaciones características del sentido común.
A menudo, éstas logran interpretar la causalidad a partir
de la observación y a retrotraerla a esquemas simples,
basados en el dualismo. Moscovici y Hewstone dan el ejemplo de
los dos hemisferios del cerebro
de los cuales el izquierdo parece controlar más los conocimientos
verbales y analíticos mientras que el derecho, abordaría
los conocimientos perceptivos y globales. Sin embargo, como los
autores lo destacan, se trata de un todo. Insisten en el hecho
de que esta teoría conoció una fama importante
que desembocó en una "neurociencia de lo común"
en la que "las dos mitades del cerebro (o de la inteligencia)
se convirtieron en dos cerebros (o inteligencias) que corresponden
a dos modos separados de pensamiento... "(13).
Moscovici y Hewstone citan a una periodista científica,
Marilyn Ferguson que en The Aquarian Conspiracy, hace
funcionar a fondo esta dicotomía desembocando en una esencialización.
Ésta da lugar a una serie de grillas de calificaciones
positivas que permiten, siguiendo ciertas prácticas de
la frenología del siglo XIX(14), categorizar a los individuos y por lo tanto concluir
en una eficacia social simple que converge en determinaciones
profesionales. Sus extrapolaciones económico-sociales
resultan sumamente interesantes: "En razón de
la ventaja o de la desventaja inicial, que proviene del sistema
nervioso diferente, parece que a primera vista, los ricos son
cada vez más ricos y que los pobres se encuentren desanimados"(15). Hay una serie de elementos
de base que se encuentran aquí. La referencia a la desventaja
inicial cuestiona no solamente la igualdad de oportunidades,
sino la igualdad de oportunidades desde el comienzo.
La diferencia inscrita en la estructuración física,
incluso genética, podría conducir, siguiendo encadenamientos
causales, a que ciertos lectores puedan elegir tanto teorías
racistas excluyentes, como teorías que apuntan a un reequilibrio
por la aplicación de reglas institucionalizadas. Y por
supuesto, destacamos una frase que hace pensar en el estereotipo
de la vida como juego de suma cero, según una modificación
que aplica la teoría de los dos cerebros: los ricos viven
en el mundo de las cifras, de la producción y del enriquecimiento,
los otros viven del lado de las emociones y dado el resultado
obtenido por los otros, estas emociones se transforman en negativas
y auto-destructivas. En otras palabras, los ricos se hallan cada
vez más en lo pragmático y en la satisfacción
de la vida, mientras que los pobres permanecen en el desaliento.
6) Canadá, México y el TLCAN
De alguna manera esto es lo que parecen experimentar ciertos
canadienses frente a México en la dinámica de la
competencia dentro del TLCAN (Tratado de Libre Comercio
de América del Norte). Los Canadienses
mayoritarmente creen que van a perder y que México va
a ganar. Los argumentos hacen furor, ya que es necesario probar
que hay pérdida para intentar negociar condiciones ventajosas,
o para hacerse de un capital político o de otro tipo.
A partir de allí, la danza de los argumentos y cifras
tiende a probar que el TLCAN tuvo sobre todo impactos negativos
y que la gente o los países más débiles
perdieron. Yannick Patelli constata: "la guerra de las
cifras no dice tampoco cuáles son las exportaciones canadienses
que van a Estados Unidos y las que llegan hasta México,
aunque Canadá y México se auto-proclaman, tanto
el uno como el otro, en déficit comercial. Ciertamente,
mientras más a la izquierda está uno, o más
se siente uno amenazado por Estados Unidos, más piensa
que todo está mal".
Estos propósitos fueron también expresados por
Osvaldo Martínez, Presidente de la Comisión económica
de la Asamblea Nacional Cubana, durante una mesa redonda televisada
en 2001. Hablando sobre la futura ZLEA: Zone de libre-échange
des Amériques (en español, Área de
Libre Comercio de las Américas - ALCA; en inglés,
Trade Area of the Americas, FTAA), afirma "que
se trata ni más ni menos que de un proyecto de integración
entre el tiburón y las sardinas". Prosigue afirmando
que el futuro completo de América
Latina corre el riesgo de ser hipotecado y siguen luego las
comparaciones con los efectos del TLCAN, en donde se nos dice
que la canasta familiar mexicana ha aumentado en un 560% y el
salario real solamente un 135%. En el texto se hila toda una
metáfora
del devorar(16).
Esta metáfora
desemboca, para los más débiles, en no poder alimentarse,
mientras que los propietarios del capital
devoran todo y sacan provecho de la modernización. Hay
que convencer de que los acuerdos con Estados
Unidos son juegos de suma cero en los que pierden siempre
los mismos. No negaremos ciertamente que ciertos grupos sociales
o ciertos productores agrícolas, como los productores
de maíz, han sufrido un impacto negativo, pero no siempre
es tan evidente, incluso si pensamos en regiones fronterizas
con Estados Unidos
y en las obreras de las maquiladoras. En efecto, hace treinta
años, esta región abandonada por el gobierno central,
estaba al borde del hambre y vivía un subdesarrollo feroz.
Ya no es este el caso y esto se puede constatar por el aumento
fenomenal de la población en esta región.
De todas formas, el punto es evaluar el peso del argumento de
la vida como juego de suma cero, argumento que impacta intensamente
en América Latina
porque pertenece al orden de las evidencias casi incuestionables.
Esto está lejos de ser tan nítido en Canadá,
incluso si muchos artículos, que aparecieron justo antes
de la firma del acuerdo, anunciaban catástrofes. Retengamos
el sondeo del 21 de junio de 1993: "los canadienses se
perciben como los grandes perdedores del acuerdo... Además,
59% esperan que el país pierda empleos en lugar de crear
nuevos, a largo plazo... y más de la mitad cree que la
economía mexicana conocerá un período de
crecimiento(17)".
Retenemos también diversos comentarios provenientes de
diferentes medios tradicionales o de izquierda: "No digo
que se perderán 371000 empleos por culpa del TLCAN, sino
que creo que hemos medido bien la vulnerabilidad potencial de
este sector", explicó Andrew Jackson, economista
de vasta experiencia en el Congreso Canadiense del Trabajo(18). Y los profetas de infortunios
continúan así "NAFTA is similar (to FTA:
Bilateral free trade agreements): it serves no purpose for the
Canadian people; businesses will again close and/or relocate
with Mexico reaping the rewards at the expense of Canada(19)". Incluso se cita
a comentadores mexicanos, de los que casi nunca se habla: "Canadian
and U.S. workers will lose jobs to Mexicans under the North American
free trade agreement and that's a good thing, a Mexican trade-union
leader says"(20).
De esta forma, los intereses de los trabajadores se encuentran
en las antípodas. Evidentemente, se agregan otras razones:
'Canadians shouldn't blame free trade for the loss of manufacturing
jobs but should look at their taxes and inter-provincial trade
barriers, says a senior Mexican trade negociator'(21). ¡Y la lista podría
continuar llenándose! Ciertamente, hay posiciones distintas
que se manifiestan también(22), pero la mayoría prevé que Canadá
va a perder con el cambio y que México o Estados
Unidos van a ganar. Casi nadie afirma que todos los países
van a ganar a corto plazo, incluso si algunos piensan que esto
es posible a largo plazo. Todas las previsiones se organizan
en función de la creencia o de la no-creencia en el juego
de suma cero. Y es la creencia en este último la que resulta
mayoritaria.
Por el contrario, en el año 2003 es posible, como lo hace
Ivan Bernier(23),
mantener afirmaciones más matizadas y reflexionar no solamente
sobre las cuestiones del empleo, sino también de ver cómo
la cultura ha
podido ser influenciada por este cambio. El autor afirma que
es difícil medir de qué manera las identidades
nacionales han sido afectadas por la liberalización
de los intercambios. Si este verbo no es necesariamente negativo,
el siguiente lo es: "En realidad, toda cultura
nacional, si debe seguir estando viva, está condenada
a adaptarse en el tiempo a una variedad de cambios, a la vez
internos y externos". Esto es interesante porque el
verbo "condenar" manifiesta una visión negativa
del cambio que hace surgir el estereotipo del juego de suma cero.
¡Cambiar es perder algo! Dicho de otro modo, el juego de
suma cero está relacionado al miedo frente al cambio y
al deseo de proteger un territorio.
Sin embargo, Ivan Bernier matiza su relación con el cambio.
Destaca que no se trata de saber si el TLCAN amenaza los valores,
"sino más bien de si deja lugar, más allá
de la simple relación productor-consumidor, a la expresión
democrática de la elección de los ciudadanos".
Este comentario es muy distinto de los argumentos provenientes
de los pensadores de América
Latina, que esgrimen casi todos la amenaza de los valores
o del bienestar económico, pero que no plantean la pregunta
de un cambio que podría abrir a la expresión de
la elección de los ciudadanos(24), y por lo tanto a un funcionamiento democrático
renovado. Por otro lado, Ivan Bernier nota que la conferencia
de 1978 de Bogotá desea una forma regional de integración
que "respetando las particularidades de cada pueblo,
comprometía a América
Latina en un destino común". Aquí
el autor ha captado la lógica territorial que domina y
que habla de pueblos como entidad homogénea territorializada
bajo el control del Estado-nación,
sin hablar de Derechos individuales.
Se nota también que este respeto de las "particularidades
de cada pueblo" (olvidando regularmente las diferencias
entre autóctonos y no autóctonos)
manifiesta un reflejo de defensa que podría minar los
esfuerzos abiertos hacia un destino común. Esta preocupación
de los Derechos democráticos individuales es caricaturizada
en el discurso de Osvaldo Martínez, quien se burla de
la ley 301 de comercio americano, que puede excluir de las ventajas
comerciales americanas a los países que no respetan las
normas en materia de Derechos humanos y de la democracia. En
otras palabras, el juego de suma cero es contextualizado en culturas
muy distintas que lo utilizan como eje para conservar lo adquirido
o para obtener ventajas. Controlar la creencia en la vida como
juego de suma cero es manifestar un poder casi tutelar, porque
es afirmar su poder sobre una lógica del territorio nacional
que rechaza el cambio.
Sin embargo, retengamos que en Canadá las empresas amenazan
a sus trabajadores con mudarse a México si aquellos no
aceptan bajas en el salario(25). Dicho de otro modo: si ustedes no negocian, perderán
todo y serán los trabajadores mexicanos los que ganarán.
Las empresas juegan también con la creencia de la vida
como juego de suma cero, pero para estabilizar las relaciones
y poder obtener ganancias que se supone deben ser de provecho
para los consumidores o para el país por medio de una
capacidad de sostener la competencia. En este caso, se afirma
claramente que hay alguien que puede ganar, los mexicanos, mientras
que los obreros canadienses van a perder. Este discurso de la
amenaza por medio del juego de suma cero, ha sido impuesto por
todos los grupos que se opusieron al TLCAN, sobre todo por la
izquierda. Los sindicatos y los diversos grupos nacionalistas.
Después del TLCAN, este argumento fue retomado por los
dirigentes empresariales.
Esto prueba que aunque esta creencia es una evidencia de base
que circula estratégicamente en función de las
ganancias político-económicas que aporta a los
grupos que tienen los medios de utilizar su impacto en provecho
propio. Sin embargo, los empresarios juegan también con
esto en el marco de una competencia establecida en función
de territorios nacionales. Retoman la lógica del estado-nación
burocrático opuesto al cambio para sacar provecho.
El cambio no es entonces escapar a la lógica territorial,
sino ponerlo en competencia para poder franquear las fronteras.
En efecto, la lógica liberal y la cultura empresarial
en Canadá y Estados Unidos, como se ve en las publicaciones
de George Gilder, sobre todo en Richesse et pauvreté(26) , que vulgariza a la vez
los pensamientos de von Neuman y de Hayek, es afirmar la creencia
en la vida como juego de suma no-cero, gracias a la cual la sociedad
se arriesga a cambiar y a enriquecerse tanto material como financieramente
y a nivel del conocimiento. En este caso, la lógica territorial
da lugar a una lógica basada sobre la produción/consumo
proveniente de la riqueza del conocimiento y de sus redes globales.
La creencia en la vida como juego de suma cero, como numerosas
evidencias lo indican, no está relacionada ni a un grupo
ni a una clase social. Se desplaza en función de las relaciones
de poder para inscribirlas en discursos que permitirán
construir una cultura utilizada por tal o tal grupo para dirigir
a la población. En Cuba, es el partido, en el Canadá
anterior al TLCAN, son la izquierda y los nacionalistas y, después
del TLCAN, las empresas, mientras que en América
Latina, todavía fuertemente edificada alrededor de
una lógica territorial basada en un autoritarismo burocrático
que rechaza el cambio, es un consenso nacionalista que se construye
por oposición a Estados
Unidos.
Notas:
(5) Ver René Girard, Des choses cachées
depuis la fondation du monde, Paris, Livre de poche 1978.
(6) Homi Bhabha, "Of Mimicry
and Man: The Ambivalence of Colonial Discourse", October,
no 28, 1984, p. 125-133.
(7) Ver Patrick Imbert: "L'influence
des États-Unis sur l'élaboration des systèmes
d'éducation au Canada au dix-neuvième siècle
et sa mise en perspective avec l'Argentine. Contribution à
l'invention des nations en Amérique", Québec
Studies, 23, Spring 1997, (con Marie Couillard) p. 82-94.
(8) Ver Henri Laborit, Éloge
de la fuite, Paris, Gallimard, 1976.
(9) Eric Gans, "Scapegoating
after September 11", Chronicles of Love and Resentment,
n*251, November 24, 2001, p. 2, <www.anthropoetics.ucla.edu/views/vw251.htm>
(10) Incluso se puede afirmar
lo contrario si se piensa en las consecuencias benéficas
del plan Marshall para la Europa desvastada por la guerra.
(11) 'Une des affirmations les
plus couramment véhiculées, notamment dans les
milieux antimondialisation, veut que les pays riches sont de
plus en plus riches, tandis que les pays pauvres sont de plus
en plus pauvres... La réalité, c'est qu'il subsiste
des écarts épouvantables entre pays riches et pays
pauvres. Mais ces écarts, au lieu de s'agrandir, ont tendance
à se rétrécir.'
(12) La Presse, Montréal,
sábado 11 de octubre de 2003, p. A 5. Artículo
de Claude Picher. 'Cela signifie qu'en 1990, chaque fois qu'un
Américain moyen gagnait 1000 $, l'Argentin moyen en gagnait
103 $. L'an dernier, toujours pour l'équivalent des 1000
$ du citoyen américain, le revenu de l'Argentin passait
à 322 $. Malgré une crise politico-financière
majeure, les Argentins ont donc rattrapé, depuis 1992,
une partie de leur retard sur les États-Unis.'
(13) Serge Moscovici et Miles
Hewstone, "De la science au sens commun" en Psychologie
sociale (dir. Serge Moscovici), Paris, PUF, 1992, p. 557. 'les
deux moitiés du cerveau (ou de l'esprit) sont devenues
deux cerveaux (ou esprits) correspondant à deux modes
séparés de pensée
'
(14) Ver Flaubert, Bouvard et
Pécuchet, ver también Patrick Imbert, 'Le processus
d'attribution' en Les discours du nouveau monde au XIXe siècle
au Canada français et en Amérique latine/Los discursos
del Nuevo Mundo en el siglo XIX en el Canada frances y en América
latina,(ed. M. Couillard et P. Imbert) Ottawa, Legas, février
1995, 285 p.
(15) Marilyn Ferguson, p. 88.
'À cause de l'avantage ou du désavantage initial
tenant au système nerveux différent, il semble
à première vue que les riches deviennent plus riches,
et que les pauvres soient découragés.'
(16) Esta metáfora se
conecta completamente con las metáforas zoológicas
de Germinal por ejemplo.
(17) La Presse, lunes 21 de junio
de 1993, p. B1.
(18) Le Devoir, miércoles
28 de julio de 1993, p. A2.
(19) The Gazette, Montreal,
25 de noviembre de 1993, p. B2. "NAFTA es similar (a FTA):
no responde a ningún interés de los canadienses;
los negocios se cerrarán y/o volverán a ponerse
otra vez en México, que cosecha las recompensas a expensas
de Canadá".
(20) Edmonton Journal,
27 de setiembre de 1993, p. A1. "Dice un líder mexicano
del sindicato que según los términos del acuerdo
norteamericano de libre cambio, los canadienses y los trabajadores
de los Estados Unidos perderán trabajos a favor de los
mexicanos y que eso es algo bueno".
(21) The Whig Standard
(Kingston), 15 de mayo de 1992, p. 18. "Los canadienses
no deben culpar al libre cambio por la pérdida de trabajos
en la manufactura, sino que deben considerar sus impuestos y
las barreras comerciales interprovinciales, dice un gran negociador
de comercio mexicano".
(22) La Presse, lundi
16 août 1993, p. B2, Le Devoir sábado 2 de octobre
de 1993, p. B3.
(23) 'L'ouvertue des marchés
et la protection des cultures : une équation difficile,
Forces, 2003.
(24) Néstor García
Canclini, por le contrario, es más consciente de este
desafío. Voir Consumidores y ciudadanos (México,
Grijalba, 1995) et La globalización imaginada (Buenos
Aires, Paidos, 1999).
(25) Ver para Estados Unidos:
<www.world-psi.org>
Acuerdos relativos al comercio internacional y los sindicatos:
el sector público. Debates actuales y análisis.
Internacional de servicios públicos, 1997, p.9.
(26) Paris, Albin Michel, 1981.
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