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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



INFANCIA - AMÉRICA LATINA - POBREZA - INFANTILIZACIÓN DE LA POBREZA EN AMÉRICA LATINA -

Riesgos, oportunidades y vulnerabilidad de la infancia en América Latina (I)*


Fernando Filgueira

Los países de la región se diferencian en materia de riqueza, demografía y desarrollo de las prestaciones estatales. Dichas diferencias colocan desafíos también disímiles a la hora de enfrentar los problemas de los riesgos y vulnerabilidad de los niños, pasibles de traducirse en pobreza y exclusión social


Introducción

En 1990 CEPAL comienza a publicar anualmente el Panorama Social de América Latina. Los nueve informes realizados hasta el momento contribuyeron a la transformación de la agenda desarrollista y académica de la región. La temática social adquirió en esa década un lugar central en los debates sobre desarrollo y las preguntas de investigación de las ciencias sociales volvieron a aceptar y trabajar los problemas de la estructura social, la pobreza y la familia. El progresivo perfeccionamiento de los informes permitió comenzar a delinear subáreas de interés, en cada una de las cuales, y a través de importantes avances en la explotación del potencial de información que proveen las encuestas nacionales de hogares, se elaboraron nuevos indicadores y variables específicas. En lo que concierne a la infancia, la posibilidad de examinar datos comparables sobre maternidad adolescente, pobreza y trabajo infantil, abandono escolar temprano y familias con estructuras de riesgo para sus niños, permitió la elaboración de un primer conjunto de hipótesis y generalizaciones comparativas acerca de los problemas de la infancia y la reproducción de la pobreza en la región.

A. Hacia un modelo de riesgos y oportunidades para América Latina: demografía, riqueza y capital humano

Desde nuestro marco conceptual dos aspectos centrales de la estructura de oportunidades de de un país en su expresión básica y promedial surge de considerar la riqueza producida por el mercado y los recursos con que cuenta el estado para proveer bienes y servicios que potencialmente pueden constituirse en activos familiares. Como primera y muy simple aproximación a estas ideas, en este punto se presentan para los países de la región, el PBI per cápita, y el alcance y maduración del sistema educativo en cada país. Adicionalmente se considera la etapa demográfica en que se encuentra cada país. A estos efectos se incluye la tasa global de fecundidad, los niveles de urbanización y la tasa de dependencia infantil definida a partir del porcentaje que representa este segmento de edad sobre la población económicamente activa. Gruesamente estos indicadores permiten tipificar a los países de la región e identificar diferentes grupos que presentan diversas configuraciones de riesgo y oportunidades para sus niños.

América Latina atraviesa lo que se ha denominado la edad de oro o ventana de oportunidades demográfica(1). Sin bien es posible afirmar que hasta mediados del siglo XXI la región como un todo mostrará las tasas de dependencia (combinando infancia y tercera edad) más bajas de su historia y su futuro, como veremos a continuación los países registran importantes diferencias en sus indicadores demográficos y, en particular, en la forma y ritmo de transformación de sus estructuras etareas (ver recuadro 1).

Por su parte, en base a esfuerzos continuados en el área educativa algunos países han alcanzado niveles universales de alfabetización y de tasas de matriculación primaria, así como avances significativos en la matrícula de secundaria. En cambio, otros presentan niveles universales en primaria, pero marginales en secundaria. Un último grupo de países no ha logrado todavía universalizar su educación primaria. Finalmente, el rango de variación de la riqueza de los países latinoamericanos es extremadamente amplio, abarcando desde los 7500 dólares a menos de 500 dólares. La información sobre estas tres dimensiones económicas, demográficas y educativas permite identificar gruesamente tres grupos de países bien diferenciados.(ver Cuadro 2)

Cuadro 1
Riqueza, transición demográfica y logros educativos
Países Riqueza Factores Demográficos Esfuerzo educativo pasado y presente
PBI per capita Dependen-cia infantil 0-14 * % Pob. Urbana * Tasa global de fecundi-dad Tasa de alfabetiza-ción Tasa neta de matricula-ción primaria Tasa neta de matriculación secundaria

  Factores Demográficos Esfuerzo educativo pasado y presente

 Países



Chile
Argentina
Uruguay
C. Rica
Panamá
Colombia
Venezuela
Brasil
México
Perú
Dominicana
Ecuador
Paraguay
Honduras
Guatemala
Nicaragua
Salvador
Haití
Bolivia

 Riqueza
PBI per capita


5.106
7.467
5.952
3.638
3.264
2.254
2.976
4.228
4.574
2.645
1.862
1.406
1.607
691
1.548
471
1.737
s/d
960
Dependen-
cia infantil 0-14
*


47.2
50.6
41.2
61.6
59.1
58.3
65.6
56.5
67.2
66.3
62.2
68.4
77.3
87.3
88.3
97.6
82.5
75.5
80.2
 % Pob. Urbana *


85.9
84.6
88.8
46.7
52.9
69.5
87.5
73.9
72.7
70.0
58.6
56.3
47.4
40.7
38.1
55.3
46.8
30.6
52.4
 Tasa
global
de fecundi-
dad
2.4
2.6
2.4
2.8
2.6
2.9
3.0
2.3
2.8
3.0
2.8
3.1
4.2
4.3
4.9
4.4
3.2
4.4
4.4
 Tasa de alfabetiza
-ción

95.2
96.5
97.5
95.1
91.4
90.9
92.0
84.0
90.1
89.2
82.8
90.6
92.8
70.7
66.6
63.4
77.0
45.8
83.6
 Tasa
neta de matricula-
ción primaria
90.4
99.9
94.3
91.8
89.9
89.4
82.5
97.1
99.9
93.8
91.3
99.9
96.3
87.5
73.8
78.6
89.1
34.2
97.4
 Tasa neta de matriculación secundaria

85.2
76.9
83.8
55.8
71.3
76.4
48.9
65.9
66.1
83.9
78.5
50.9
61.1
36.0
34.9
50.5
36.4
19.4
40.0

* Año 1990 ** 1995-2000 *** Dato recientemente definido como poco confiable
Fuentes: Elaborado por IPES en base a Magno de Carvalho, op.cit.; UNDP, Human Development Report, Oxford University Press, New York, 1999; CELADE/BID, Impacto de las tendencias demográficas sobre los sectores sociales en América Latina, CELADE, Santiago de Chile, 1996; CELADE/CEPAL, Boletín Demográfico N° 62, América Latina: Proyecciones de Población, 1970-2050, CEPAL/CELADE, Santiago de Chile, 1998.

 

B. Pobreza infantil en América Latina


Como anotáramos en el punto anterior, los países de la región se diferencian en materia de riqueza, demografía y
desarrollo de las prestaciones estatales. Dichas diferencias colocan desafíos también disímiles a la hora de enfrentar los problemas de los riesgos y vulnerabilidad de los niños, pasibles de traducirse en pobreza y exclusión social. En efecto, como puede observarse en los gráficos siguientes, los estadios de desarrollo general que alcanza cada una de las tres categorías de países que quedan determinadas en el cuadro anterior están estrechamente asociados con los niveles de pobreza generales, y específicos por edades, que registran los países. Pero también se puede apreciar, como un rasgo común a todos las sociedades examinadas, que la pobreza infantil y adolescente resulta en todos los casos superior a la pobreza en los otros tramos etáreos.

Gráfico 1
 
Fuente: elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1999-2000, CEPAL, Santiago de Chile, 2000.

 

Gráfico 2

 
Fuente: elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1999-2000, CEPAL, Santiago de Chile, 2000.

 

Gráfico 3
 
Fuente: elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1999-2000, CEPAL, Santiago de Chile, 2000.

 

Paradojalmente, y como se puede apreciar en el Gráfico 4, los países que más han avanzado, tanto en la reducción de la pobreza general como en la de los niños, son aquellos en los que se manifiesta con mayor claridad la infantilización de la pobreza. Este resultado sugiere que a medida que los países se desarrollan y reducen la gravedad de sus problemas sociales, éstos tienden a concentrarse en las primeras etapas del ciclo vital de las familias. Sin embargo, cuando se consideran sólo los países de la región que han avanzado más en la reducción de la pobreza general, se puede observar que Chile y Costa Rica presentan desbalances generacionales en desmedro de los niños que resultan más moderados que los que registra Uruguay y, en menor medida, Argentina. Esta constatación plantea interrogantes tanto sobre los comportamientos demográficos diferenciales de las familias pobres y no pobres, como acerca de las políticas que implementa el estado para corregir el grado de exposición a riesgos de distintos grupos etareos. Sobre este punto volveremos en el próximo capítulo, a propósito de la naturaleza que asumen estos problemas en Uruguay y sus posibles determinantes.

Gráfico 4
 
Fuente: Elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1999-2000, CEPAL, Santiago de Chile, 2000.

 

Por su parte la asociación antedicha entre estadio de desarrollo y pobreza se confirma al considerar la relación entre PBI per cápita y niveles de pobreza en los países de la región. En efecto, y como cabría esperar de acuerdo al indicador de pobreza utilizado (línea de pobreza por ingresos per cápita de los hogares), su magnitud guarda una estrecha relación con los niveles de riqueza (PBI per cápita) de los países(2). Es así que, tal como se puede apreciar en el gráfico 5, la correlación entre porcentaje de personas bajo la línea de pobreza y el PBI per cápita de los países muestra un coeficiente de determinación (r2) de 0,65, lo que se corresponde con un coeficiente de correlación (r de Pearson) superior a 0,8 con signo negativo.

Grafico 5: Relación entre producto per cápita y magnitud de la pobreza. (Países de América Latina, circa 1997 (PORQUE DICE EN EL GRAFICO "INDIGENCIA"?. SACAR EL AÑO).
 
FUENTE: Elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1999-2000, CEPAL, Santiago de Chile, 2000; PNUD, Informe sobre desarrollo humano 2000, PNUD/Ediciones Mundi Prensa, Madrid, 2000.

 


Sin duda esta robusta correlación negativa entre indicadores de desarrollo económico y de pobreza da un fuerte fundamento empírico a los argumentos que sostienen que el crecimiento constituye la principal herramienta de combate a la pobreza. Pero el Gráfico 5 también permite observar países que, aunque presentan niveles similares de ingreso per cápita, muestran significativas disparidades en la magnitud de la pobreza, lo que seguramente refleja el impacto de la forma más o menos equitativa con que cada sociedad distribuye el ingreso nacional entre los hogares de distintos estratos.

Esta mediación puede inferirse con mayor certeza al observar en el Gráfico 6, no ya la relación entre riqueza y pobreza en un punto en el tiempo, sino la relación de la evolución de estas dimensiones. Si la distribución de la riqueza se realizara en forma promedial para cada hogar, la relación entre crecimiento económico y evolución de la pobreza debiera ser casi perfecta. Como se observa en el gráfico, ello no ocurre. Por el contrario, la correlación entre evolución de la pobreza y crecimiento es más débil aún que aquella registrada entre riqueza y pobreza en un punto en el tiempo.

Grafico 6: relación entre crecimiento del producto y reducción de la pobreza. Países de América Latina, circa 1990 y1997

 
Fuente: Elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1998, CEPAL, Santiago de Chile, 1998.

 

 

A los efectos de nuestro interés, y del enfoque que procuramos desarrollar en este documento, caben algunas precisiones. En primer lugar, esta mediación, que en los modelos de análisis tradicionales se capta mediante un coeficiente simple de distribución del ingreso, esconde desigualdades que van mucho más allá que el mero ingreso monetario. Todos sabemos que la forma en que se concentran los ingresos está asociada a pautas de estratificación educativa, a variaciones en los tipos de familia y a diferencias en la calidad y cantidad de capital social que pueden movilizar las distintas clases. En otras palabras, la composición de los activos sociales de las familias, y el aprovechamiento que éstas pueden hacer de la estructura de oportunidades, constituyen el motor dinámico y real de la apropiación diferencial de la riqueza medida por ingresos, y por ello, de los niveles de pobreza que presenta cualquier sociedad.

En segundo lugar, otro señalamiento relevante de las limitaciones de este tipo de análisis apoyado en riqueza nacional y distribución del ingreso, es que el mismo no se detiene en la distribución diferencial de la riqueza por etapas del ciclo vital de los individuos. A modo de ilustración: la riqueza en un país puede aumentar, su distribución por estratos mejorar y por ello la pobreza disminuir. Sin embargo, todos esos cambios pueden haberse producido al mismo tiempo que la distribución de la riqueza muestra un sesgo positivo hacia los hogares con miembros de la tercera edad y negativo hacia aquellos con niños. De hecho, esto es lo que parece sugerir la comparación de los resultados de los gráficos 6 y 7, por cuanto la relación entre la variación del producto entre 1990 y 1997 y la reducción de la pobreza general es significativamente más fuerte (R2=0.42) que su relación con la reducción de la pobreza infantil (R2=0.16).

Además, un análisis en la modalidad expuesta tampoco informa acerca de la capacidad de las familias de transmitir a los niños los niveles de bienestar alcanzados en el hogar. En otras palabras, aún si la riqueza se distribuyera en forma equitativa entre diferente tramos etáreos ello meramente indica una distribución del ingresos pareja para las diferentes generaciones. Ahora bien, resulta claro que el
niño no hace uso directo de dicho ingreso. Por el contrario, esta riqueza, es siempre traducida y mediada por la unidad familiar. La forma y grado en en la cual este bienestar de los hogares se traduce en educación, nutrición y salud para los niños depende en gran medida de la capacidad y eficiencia que poseen las unidades familiares para transferir activos a sus niños.

Grafico 7: Relación entre el crecimiento del producto y la reducción de la pobreza infantil. Países de América Latina, circa 1990 y 1997.
 
Fuente: Elaborado por IPES en base a datos de CEPAL, Panorama Social de América Latina 1998, CEPAL, Santiago de Chile, 1998.

 


En suma, las limitaciones de este tipo de análisis se sintetizan en los siguientes puntos:

a. no capta la estructura compleja de recursos que poseen las familias y que les permite un aprovechamiento mayor o menor de los cambios que se registran en las estructuras de oportunidades a que da lugar el crecimiento económico..

b. no captura la distribución desigual de la riqueza y de los otros activos relevantes desde un corte etareo o generacional de la población

c. no ayuda a comprender la relación entre configuraciones familiares de activos y situaciones de riesgo, la que está mediada por la capacidad de las familias de transmitir activos a sus hijos.

Para enfrentar estos desafíos resulta necesario embarcarse en la ambiciosa tarea de construir un sistema de indicadores de tercera generación que procure captar, por un lado, la exposición al riesgo de los niños teniendo en cuenta las características de sus configuraciones familiares y, por otro -en este caso con indicadores más tradicionales-, los resultados de dicha exposición al riesgo en términos de niveles de vulnerabilidad. Empecemos por lo segundo.



Recuadro 1

Lo que se ha dado en llamar la "ventana de oportunidades demográfica" refiere a aspectos que si bien no forman parte, en rigor, de la estructura de oportunidades, contribuyen marcadamente a su expansión y abren espacios fundamentales para incrementar y mejorar la inversión social en la infancia. En primer lugar la disminución de la carga demográfica en la infancia sin un concomitante aumento de la misma en la tercera edad, incrementa en términos absolutos y relativos el número de personas capaces de generar riqueza, al tiempo que disminuye la población que debe ser mantenida por dicha riqueza. En términos más simples se amplia el capital humano del país. Asimismo una baja tasa de dependencia de la tercera edad permite y se asocia con niveles de gasto social orientados a jubilaciones más modesto, lo que libera una porción importante de este gasto para ser utilizado en la infancia. Si además se produce un descenso de los niveles de fecundidad y fertilidad ello disminuye el número de niños e incrementa por tanto, sin que deba aumentar el gasto social, el gasto real per cápita que se destina a los niños. Existen sin embargo dos procesos a los que se asiste en buena parte de los países de América Latina, que estaría evidenciando un desaprovechamiento de esta ventana de oportunidades. Por un lado, en la medida en que disminuye la carga en infancia el gasto social se mueve marcadamente desde la educación y la salud a las transferencias en jubilaciones y pensiones, al punto en que en la mayor parte de los países más avanzados en materia demográfica de América Latina este gasto representa más del setenta por ciento de todo el gasto social. Por otras parte en muchos países que atraviesan esta ventana de oportunidades los niveles de desgualdad por ingresos y entre generaciones es tal, que al natural efecto del ciclo vital sobre los niveles de pobreza se agrega un proceso de segmentación social que concentra de manera desproporcionada la pobreza en la infancia y contribuye a procesos de segmentación social y reproducción intergeneracional de la pobreza. Ello contribuye a inhibir en los sectores de menores ingresos una tendencia de la fecundidad y fertilidad convergente con la de los otros sectores sociales. En suma una estructura de oportunidades que se sesga hacia la tercera edad y la segmentación de las pautas de fecundidad, ayudan a entender una infantilización de la pobreza que va más allá de los diferenciales propios del ciclo vital de las familias.

 

RECUADRO 1

"Los niños son a menudo los más golpeados por la pobreza. Ningún otro grupo de edad es tan vulnerable a esta condición como la infancia. Más aún, la pobreza les causa daños físicos y psicológicos para toda la vida, de modo que es probable que la transmitan a sus hijos, perpetuando el ciclo de reproducción de pobreza. Es por ello que la reducción de este flagelo debe comenzar por la infancia. Proveer servicios sociales básicos de buena calidad a todos los niños es la clave que permite crear en ellos las capacidades fundamentales para vivir dignamente. Asegurar el acceso universal a un conjunto integrado de servicios sociales básicos es una de las maneras más eficientes y costo efectivas de contribuir a la reducción de la pobreza."

"Absorbing social shocks, protecting children and reducing poverty. The roles of basic social services" citado en Panorama social de América Latina 1999-2000

 


Notas:
(1) Ver Duryea S. and Székely M., Labor Markets in Latin America: A Supply-Side Story, IADB, Washington DC, 1998. También, J. A. Magno de Carvalho, "The Demographics of Poverty and Welfare in Latin America: Challanges and Oportunities", en Tokman V. and O´Donnell G., Poverty and Inequality in Latin America: Issues and Challanges, University of Notre Dame Press, South Bend, 1998.
(2) Aun cuando sabemos que esta relación se encuentra mediada, entre otros factores, por la forma en que se distribuye el producto que genera cada una de las economías nacionales

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