La
lucha contra la alienación
"La técnica no puede ser
enfrentada a la cultura, ya que constituye su principal
instrumento. Sin técnica no existe
cultura. El desarrollo de
la técnica impulsa la cultura. Y la ciencia o la
cultura
general levantadas sobre la base de la técnica,
constituyen, a su vez, una potente ayuda para el desarrollo
posterior de la técnica. Nos encontramos ante una interacción
dialéctica". León Trotsky
Hay escuelas de comunicación, ya sean propiedad privada o
públicas, que presentan, agudizados, los signos del
autoritarismo totalitario, típicamente fascista: el
culto a la personalidad, la mediocridad como logro moral, el
culto a la Publicística como la
propaganda del sistema, el
culto soterrado al nazismo guebeliano, la visión clientelista
de la relación enseñanza-aprendizaje, eliminación de los
oponentes y saqueo de los sueldos. Todo lo que suene a
"crítica" parecería fuera de moda, de mal gusto, para el gusto
burgués. No pocos directivos o dueños
(a veces son lo mismo)
profesan una solidaridad de clase estratégica para la
pervivencia del capitalismo, ejercen satisfechos, con
mansedumbre, su violencia ideológica en la aulas. Algunos
viven orgullosos
(o envidiosos),
de que un puñado de multimillonarios controlen
(con prestigio de jet set)
los aparatos
mass media de guerra ideológica.
En su historia, breve, las escuelas de
comunicación han
pintado un paisaje lamentable. Sálvense las excepciones que se
pueda. Los resultados hablan por sí. Muchos calumniadores,
mentirosos, corruptos de los
mass media cuelgan en
alguna pared sus títulos de grado y postrado en Comunicación.
Uno de sus logros más bendecidos consiste e ser capaces de
"criminalizar" todo cuanto hace por su emancipación la clase
trabajadora, enemiga natural de los patrones que financian
espectáculos de estulticia, decadencia y miseria humana en
informativos, reportajes, entrevistas y noticias de "candente
actualidad". Los lebreles de los
mass media mueven la
cola agradecidos cuando palian su mediocridad con fama
farandulera. Ha reinado por ejemplo desde la
década de 1960 la
escuela funcionalista, especialmente del difusionismo
estadounidense. Ya en el Primer Encuentro Latinoamericano
sobre la Enseñanza de la Comunicación en 1978, realizado por
la Universidad Autónoma Metropolitana, sede Xochimilco(11), en la
ciudad de México, era visible un paisaje epistemológico
dominado por los Funcionalistas y los Estructuralistas, sólo en
un tercer lugar aparecía la escuela marxista y no pocas veces
en sus versiones más edulcoradas o ligtht.
"Las teorías generadas en los setenta, la mayoría en Estados
Unidos, dominaban la discusión: Cultivation Theory (original
de 1969), Agenda Setting (1972), Social Learning (1973) y
Media Dependency (1976) centraban la atención junto a las
clásicas discusiones transdisciplinarias marxistas (la
cultura
como un modo de reproducción ideológica y dominación política)
de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer y Marcuse, entre otros) y los estudios culturales
británicos o Escuela de Birmingham (Richard Hoggart, Stuar
Hall, Raymond Williams). Ambas escuelas, Frankfurt y Birmingham, fueron
lecturas muy populares en las aulas latinoamericanas y
funcionaron como prólogo a los teóricos de la dependencia. En
menor grado, lucían también en el universo discursivo y
bibliográfico el positivista Círculo de Viena (Moritz Schlick,
Karl Popper, Ludwig Wittgenstein) y el interaccionismo
simbólico de la Escuela de Chicago (George Mead, Robert Parker
y Charles Morris). Con el riesgo de excluir otras lecturas
relevantes, podemos sumar otras antiguas teorías como
la extensión sensorial de McLuhan
(1964), Uses and gratifications (1959)
y Cybernetics (1948). Los límites eran precisos antes que el
digitalismo y la comunicación reinaran entre las ciencias
sociales, con su estallido triunfal a finales de los noventa.
No es un mal panorama si pensamos que hasta los años treinta
del siglo XX las ciencias de la comunicación no existían en
ninguna universidad del mundo"(12).
Muchas escuelas se han vuelto domesticadoras de estudiantes
que domesticarán audiencias. Si los estudiantes pueden
ser útiles a los intereses de los patrones dueños o gerentes
de escuelas, pasarán fácilmente a formar parte de algún grupo
ejecutivo. Siempre y cuando se quede callado y se porte bien,
"lo que significa que han de hacer lo posible para que
penetren en ellos las creencias y doctrinas que servirán a los
intereses de los dueños de la sociedad, de modo que, a menos
que puedan ejercer con maestría esta autoformación, no
formarán parte de la clase especializada. Así, tenemos un
sistema educacional, de carácter privado, dirigido a los
hombres responsables, a la clase especializada, que han de ser
adoctrinados en profundidad acerca de los valores e intereses
del poder real, y del nexo corporativo que este mantiene con
el Estado y lo que ello representa. Si pueden conseguirlo,
podrán pasar a formar parte de la clase especializada. Al
resto del rebaño desconcertado básicamente habrá que
distraerlo y hacer que dirija su atención a cualquier otra
cosa. Que nadie se meta en líos. Habrá que asegurarse que
permanecen todos en su función de espectadores de la acción,
liberando su carga de vez en cuando en algún que otro líder de
entre los que tienen a su disposición para elegir(13)".
Pero esa Historia de las Escuelas de Comunicación registra
entre otras la atomización sistemática. De hecho los únicos
nexos interdisciplinarios que suelen aceptarse son los que
convergen con otras formas de atomización. Comenzando por
atomizar la del propio proceso de Comunicación y reducirlo a
los medios. Así lo que se estudia es la menara de manejar
medios para que no ocurra la comunicación o "puesta en común".
El estudio de la relación entre comunicación y lucha de clases
brilla por su ausencia y por las excepciones siempre honrosas
e insuficientes.
Nadie enseña comunicación ingenuamente
Algunos males:
1. Los designios de la
globalización neoliberal, con su moral
escatológica y triunfalista desde la caída del muro de Berlín,
han cruzado de lado a lado les estructuras de las escuelas. No
sólo en sus modos de administrase sino es sus curriculas más
caras. Un tufo acentuado de tecnócratas engreídos insufla los
principios académicos a diestra y siniestra para una pasarela
fanática de lo nuevo siempre que sea "ligth".
2. Ausencia casi total de estimulo a las
habilidades críticas.
Es decir qué va primero, qué segundo, qué es primordial, qué
aleatorio, qué está mal, según consensos e intereses de
clase, y qué está bien. Terror patológico y acrítico frente a
las jerarquías. Palabrería para esconder lo esencial.
Fascinación por el show en todos los rincones de la existencia
y pasión por la dictadura del rating.
3. Zaping académico, zaping metodológico, zaping casuístico,
zaping epistemológico... dictadura del zaping.
4. Todo breve, superfluo, fácil.
5. Descalificación a ultranza del marxismo.
6. Imperio de la posmodernidad en el rigor científico,
intelectual-cultural; apología del pensamiento único y del
"fin de la Historia". La ciencia no es un arma para resolver
problemas, sociales, naturales... sino adiestramiento
mercantil para el mercadeo con el know how.
7. Empirismo desaforado.
8. Criticismo enfebrecido.
9. "Taylorismo Epistemológico. Para fortalecer la tendencia
fuertemente pragmática que ha invadido el campo de la
producción de conocimientos en comunicación, se ha generado un
taylorismo epistemológico, que formula que para ser más
eficientes y competitivos en dicho terreno se debe crear una
gran separación especializada en la operación y la producción
del conocimiento. Así, en el campo de las ciencias sociales ha
surgido una práctica que apunta a una súper especialización
en la división del trabajo, ya no sólo entre, sino, al interior
de cada una de las ciencias sociales(14)".
10. "El Conocimiento como Mercancía. La presión de la
dinámica
del mercado sobre la
cultura ha propiciado que en las escuelas
de comunicación, el conocimiento especializado se adquiera
como una mercancía más que se usa provisionalmente y se
desecha como moda cuando aparece otro más novedoso y
atractivo; y no como el conjunto de conocimientos que permiten
conocer y resolver los problemas presentes. Es decir, hoy día
existe una gran inclinación intelectual en la
que el estudio de la
comunicación vale más por su fachada que por su contenido. La
forma substituye a la esencia. En este sentido, parece que el
conocimiento que se acepta y reproduce en los centros de
enseñanza proviene de la dinámica que marcan los intereses del
mercado y no por la reflexión científica de la disciplina de
la comunicación. Esta tendencia ha desechado no sólo el
pensamiento de A. Mattelart de las escuelas de información
mexicanas y latinoamericanas, sino también la de otros
pensadores muy relevantes para el conocimiento de la
comunicación como son el de Herbert Marcuse (99), Paulo Freire
(100), Nicos Poulantzas (101), Antonio Gramsci (102) y de
continuar esta orientación, es muy probable que en pocos años
se deseche a importantes pensadores contemporáneos como Jesús
Martín Barbero y Jürgen Habermas(15)".
¿El medio justifica los fines?
El control que ejerce el capitalismo sobre sus medios
estratégicos de comunicación, expresado con claridad
humillante a lo largo de la invasión
estadounidense contra
Irak, evidencia la sumisión con que los
mass media glorifican
la ideología burguesa. Esa moral de genuflexos que domina el
paisaje mediático mundial, penetra en muchas escuelas de
comunicación con una doctrina pura de la que beben muchos
"catedráticos" en sus misas de difuntos frente al alumnado. No
hay rabia, no hay indignación, no hay movilización ni
intervención organizada con profesores, investigadores,
alumnos para denunciar, para ejercer la comunicación y la
protesta por el espectáculo degenerado que los
mass media
venden a diario como si fuera un triunfo de la civilización
occidental.
Las escuelas se transforman en Medios de control ideológico.
Las carnicerías televisadas sirven para amaestrar
comunicólogos y hacerles saber que son nada y que su destino
se reduce a ser trepadores, servidumbre, oportunistas y
esclavos de majaderías iguales, o peores, a las que nos
transmiten en vivo y a todo color desde el Golfo Pérsico,
Yugoslavia o Afganistán. Eso si, hay una demagogia que no
falla con su hipocresía cretina cuando se pregona a cuatro
vientos "asumen como su declaración de principios la
defensa de la objetividad, la veracidad y el contenido
democrático en la información que emiten. Así, El País
es el "Diario independiente de la mañana", La Razón un
"Diario independiente de información general", o TVE
"La televisión de todos". Pero tanto empeño en demostrarnos
imparcialidad y libertad de expresión no pretende más que
esconder subjetividad y un punto de vista marcado por el
interés, un marcadísimo interés de clase. Vivimos en una
sociedad divida en clases con intereses contrapuestos, lo cual
no deja lugar a la neutralidad. Al igual que este periódico
obrero pone en su encabezamiento "Voz marxista de los
trabajadores y la juventud", lo cual indica nuestro interés de
clase, que lejos de esconder esgrimimos con auténtico orgullo,
la prensa burguesa, debería llevar el subtítulo "Voz
capitalista de los empresarios, banqueros y poderosos en
general"(16).
Educarse es un trabajo(17)
Se trata de una lucha de las ideas.
"Me parece que los estudiantes están ahora suficientemente
despiertos para tratar de despertar a sus hermanos
trabajadores. Si no transmites tu propia conciencia, ésta
vuelve a cerrarse. De ahí la necesidad básica de que los
estudiantes se mezclen con los trabajadores y los convenzan de
que no están hablando mamarrachadas. Y desde luego es difícil
saber lo que piensan realmente los trabajadores porque en todo
caso la prensa capitalista siempre se limita a citar a
portavoces como Vic Feather(*)"(18)
John
Lennon
Hay que romper con toda idea romántica sobre la "educación",
romper con todo idealismo. La
educación por sí misma nada
resuelve. No dejar que el mercado de los títulos
universitarios nos hipnotice con ilusiones de trapecista
artrítico. En un mundo donde sólo hay lugar para la mitad de
la población porque una mitad vive bajo la línea de la
pobreza, bajo condiciones de insalubridad, hambre, desnudez,
falta de vivienda y desempleo... en un mundo así es
obsceno
hacer creer que comprándose una carrera universitaria se
logrará el éxito personal y el ascenso social. "Fama", "sex
appeal", "propiedades" y "respeto". Es
pornográfico.
Estudiar, bien visto, es librar una batalla, una lucha de
ideas donde es imprescindible tener conciencia de la fortaleza
propia real (que siempre es
social) y las fortalezas del
contrincante. Implica fortaleza para elegir, profundizar,
contribuir. Toda teoría y ciencia comportan y ofrecen una
lucha por el significado y ningún autor es indiferente a esta
premisa. Detrás de cada afirmación teórica está una posición
política, un conjunto de certezas y de dudas obedientes a una
manera específica de comprender el mundo, sus problemas y soluciones. Hay autores que luchan con sus ideas para cambiar
lo que entienden como injusticias, errores o desviaciones y
hay autores que están muy contentos con el mundo tal cual se
ofrece. También los hay intermedios e intermediarios,
ambiguos, anodinos, eclécticos, estos son los peores.
Estudiar, analizar e incluso denunciar, sin una acción
consciente, científica, para transformar la realidad, hacia
una realidad mejor para toda la humanidad, es trabajo
insuficiente. A la larga muchas escuelas terminan convertidas
en muladares para desplantes contemplativos y estériles. Hay
estudiantes y profesores a quienes nada les importa la
realidad socio económica y cultural, plena de calamidades, que
aqueja a la humanidad. Contra esas posiciones es urgente un
debate definitivo... definitorio.
En la historia de las escuelas de comunicación la actitud
práctica que éstas adoptan, frente al poder de los medios de
comunicación burgueses, por ejemplo, deja mucho que desear
porque dimana una actitud complaciente y no pocas veces
cómplice de las peores calamidades pergeñadas por los
mass
media. El tamaño del problema haría esperar, bajo un lógica no
mercenaria, el desarrollo de investigaciones, producciones e
intervenciones científicas basadas en el apoyo a las mejores
causas desalienantes de los trabajadores, con independencia
semántica total, frente al estado burgués y tratando de
construir medio, modos y relaciones de producción en
comunicación armada con el método de análisis científico capaz
de presentar un batalla seria y firme contra la ideología de
la burguesía. No estaría mal. "No creo que estudiar
comunicación sea una moda, no creo que tenga que ver ya con
esa fantasía mediática de nuestros chavos, de incorporarse a
los espejismos, de la frivolidad del mundo mediático, estudiar
comunicación tiene que ver con estudiar el centro mismo de la
conjunción social contemporánea, la comunicación está en el
centro, en el nodo de la construcción social de la realidad,
repito, estudiar comunicación es pertinente, la comunicación
como campo académico esta preñada de sentidos, de
trascendencia, se trata de ponernos a discutir en
todos los espacios académicos posibles sobre el futuro y el
horizonte de esta maravillosa profesión...(19)".
Para eso los estudiantes deben dejar de ser conejillos de
indias o mano de obra gratuita. Los estudiantes deben
abandonar ese rol insultante que se les asigna, en muchas
cátedras, y donde se les inhabilita para pensar. Muchos
payasos disfrazados de docentes sostienen que el alumno "no
está para pensar sino para aprender" lo que alguna
vaca
sagrada pergeñó para iluminarnos. Los estudiantes deben asumir
un papel interventor y transformador de su propia educación
oponiéndose al viejo estereotipo del ignorante dócil que
asimila acríticamente cuanto se le inocule. Y le cobran por
eso, claro.
El estudiante bien puede negarse a seguir reproduciendo las
relaciones obrero-patronales en el aula, renunciar a ser
extorsionado con calificaciones, burlas o descalificaciones
impunemente. El estudiante bien puede tomar en sus manos una
parte importante del proceso de construcción del conocimiento,
que no es de su propiedad privada, que no será para su uso y
beneficio exclusivo y que tiene, por razón suprema, que ser
útil concretamente para terminar con la miseria, la
corrupción, la mentira y el poder de cualquier forma de
explotación y alienación.
Los estudiantes, un buen día de estos, podrían tomarse el
trabajo de dejar de creerse esa fanfarronada demagógica que
los pinta como la "estrella" de la película... que se merecen
todo porque son clientes y pagan, que se merecen impunidad
porque son ingeniosos para regatear calificaciones y
enriquecer sus holgazanerías. Que son muy vivos porque copian
en los exámenes o falsifican trabajos. Bien harían los
estudiantes si renunciaran a ese estereotipo barato con que se
vicia su juventud, que les vicia desde la juventud, cuando se
convierten en traficantes de exámenes, apuntes, lambisconerías
y prostitución de índole diversa. Bien harían si rompieran con
las mafias y las sectas burocráticas, disfrazadas de
estudiantes, que los usan, muchas sin programa concreto de
transformación integral de las universidades, sin plan de
lucha desde y con las bases, sin militancia y si con
privilegios para los elegidos, tráfico de influencias,
técnicas de espionaje, control y cuadros de mercenarios
represores de todo tipo y todas las edades.
Bien harían los estudiantes si denunciaran y combatieran
democráticamente todo lo que los obliga a ser dóciles y
memoriosos, denunciar todo lo que les resta derecho a la
inteligencia crítica y creadora. Bien harían si no fuesen
autocomplacientes, si fuesen autocríticos y si se organizaran
mejor para la lucha. Al lado de los trabajadores todos. Bien
harían si pudieran revolucionar el estudio y la enseñanza
ayudándose por quienes están de su lado y no sólo quieren
"usarlos y egresarlos". Directo al desempleo con boleto sólo
de ida.
Estudiar es un trabajo arduo que forma parte de un proceso
largo y muy complejo. Trabajo que da satisfacciones y
descalabros, unos más que otros. Hay estudiantes que son un
gran ejemplo para todos los estudiantes, hay que verlos en el
Consejo General de Huelga de la UNAM, hay que verlos,
imitarlos y ayudarlos. Aunque la policía los persiga y
encarcele, aunque la prensa de los comunicólogos más indignos
los difamen, criminalicen y satanicen... aunque pocos lo
entiendan, hay que sostener, ampliar y profundizar la lucha,
su lucha que es inexcusablemente nuestra, de todos, pues. "Los
estudiantes hicimos lo propio. Sacamos miles de brigadas
y
nos lanzamos a las calles, a los camiones, a los mercados, al brigadeo casa por casa, para informar de los verdaderos
objetivos de nuestra lucha, de la importancia de mantener la
Universidad abierta a los hijos de los trabajadores, de la
necesidad de la huelga y del apoyo indispensable de todo el
pueblo para triunfar. Con volantes y carteles contrarrestamos
la campaña de los medios de comunicación, cada espacio era
propicio para discutir y para convencer. Rápidamente el CGH se
rodeó del apoyo del pueblo, de la solidaridad de las
organizaciones sociales, logramos agrupar de nuestro lado a
una amplia franja de la población: a los de abajo. Eran ellos
los que, con su cooperación y participación, sostenían a la
huelga dando la pelea. Desde entonces se estableció la más
importante barricada que defendió a la universidad en huelga,
la que hizo realidad una resistencia tan larga y difícil
contra todo el aparato del Estado: la barricada del apoyo
popular"(21).
Y he aquí un ejemplo muy claro de cuánto pueden contribuir los
estudiantes a cambiar, mejorar, el modo y los medios para la
educación, no sólo la propia, no sólo para "su santo". Ejemplo
de cómo los estudiantes pueden entender la
educación no como
un logro de su "propiedad privada", no como un halago para los
papis, no como un coartada para agarrar
chamba, curro, laburo....
Ejemplo de cómo se pone en pie de solidaridad el aporte de los
docentes y no docentes integrados a la lucha de los
estudiantes y viceversa, en una conjunción magnífica que,
cuando encuentre cauce y soldadura con los movimientos obreros
más avanzados, se verá, se verán entre ellos, como lo mismo,
como una unidad indisoluble y poderosa que camina, hace mucho
tiempo, hacia un mismo fin que somos todos nosotros, libres, desalineados y sin explotación.
(*)
Nota del editor: Vic Feather
1908-76, Secretario General del TUC (Trade
Union Congress / Unión de sindicatos británicos) desde
1969 hasta 1973.
(sigue)
(21)
Manifiesto del Consejo General de Huelga EN EL 5º ANIVERSARIO
DE LA HUELGA EN DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y GRATUITA
A cinco años de su inicio, creemos necesario hacer un recuento
de la importancia y la enseñanza que dejó, para el conjunto de
la comunidad universitaria y la sociedad mexicana, la huelga
del 99-2000 encabezada por el Consejo General de Huelga.
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