Desde hace lustros la enseñanza pública
es referente o blanco móvil de diatribas, elegías
y chillidos. Ocurre lo mismo con otras instituciones uruguayas
como la AUF, el BPS, el IVA, el IPC, etc. En tales casos surgen
desde otros ámbitos, otras voces.
Réplicas
ditirámbicas, diatriba de la diatriba acuden a los diarios
y a la televisión. Sin embargo, el
sistema educativo (especialmente
la enseñanza media) parece no aceptar glosas optimistas: desde
las instituciones o desde sus márgenes genera sólo
opiniones
apocalípticas y prognosis catastróficas.
En su momento, alguno sostenía que la ineficacia emerge
de la incompatibilidad entre un modelo educativo pensado para
el país autárquico de la sustitución de importaciones,
con el modelo de país integrado impuesto a fines de siglo
XX. Alguien
más diagnosticó inflación o cáncer:
se ha crecido caóticamente, masificación y pérdida
de calidad.(2) Profesores y estudiantes se autopresentan
a la opinión pública como héroes neorrealistas de la supervivencia
y el saber, y como víctimas respectivamente.(3)
En lo
doméstico, mientras tanto, los mismos actores suelen cruzarse
acusaciones de victimarios y de zombies. Desde otros sitios se
culpa a la TV: "una propuesta educativa
que confronta y afronta las descargas -informativas, formativas,
deformadoras, estimulantes o cercenadoras- que lanzan día
a día los mass media sobre nuestros adolescentes...que en definitiva
son, en muchos casos, la única modalidad cultural que los
jóvenes absorben y aceptan".(4)
Como corolario
de estas melancólicas discusiones, el informe de CEPAL,
luego de desplegar sus minuciosas estadísticas, concluye
lapidario: "Cuando entre el 75% y 100% de los estudiantes
no sabe nada, no es un problema de individuos o de aprendizaje,
es un problema de sistema de enseñanza..." "...autoridades,
inspectores y profesores que han diseñado currículo
y programas, que los aplican y fiscalizan, funcionan como si se
enseñara, pero los resultados obligan a pensar que se está
en presencia de una situación ficticia".
Hay
respuestas a este ruidoso malestar: microexperiencias, nuevos
sistemas de evaluación, encuestas, foros, exhortaciones
a la horizontalidad y el diálogo, asambleas técnico-docentes,
ampliaciones y restricciones en los contenidos programáticos.
No obstante, todo tiende a aparecer como una gestualidad improvisada
bajo el derrumbe. ¿Qué coartada epistemológica
puede convalidar simultáneamente la extirpación
de la astronomía en el programa de primer año de
bachillerato y el agregado de 65 opciones (desde el Viaje de Montevideo a Paysandú,
hasta Fontanarrosa, desde Cerro Pelado de Ma. Elcira Berutti
hasta La última curda de Cátulo Castillo)
en
el programa de tercer grado del CBU...?
Aquí
surge la mirada economicista viendo gatopardismo en cada cambio,
declarando déficit de computadoras, de salario, de asfalkote
en el techo del liceo, inculpando al trickster neoliberal
de subdesarrollar el mundo e introducir en él todas las
desgracias. Pero llegan informes europeos que, si bien no invalidan,
entorpecen estas lecturas: la misma inoperancia sistemática
ocurre en las aulas impermeables del primer mundo.
Taberna
Asomarse
a un liceo público (sugerimos
el patio en horas de recreo) es asomarse a uno de esos bares que la ciencia
ficción
ha construido en el futuro. En la banquina de los highways
interestelares. Allí pululan zoologismos de todas las orillas
del Universo. Maquilladores, vestuaristas, dibujantes de comic digitan quimeras
más o menos deslumbrantes y antropomorfas. Arreglos y combinaciones
inverosímiles: delirium tremens de Linneo desarticulando
toda taxonomía. El pterodáctilo, Mae West y la respiración
branquial conforman una puta plutoniana que pretende seducir a
un camionero transideral.
Un héroe -que es superhéroe de la Marvel, vikingo
y cantante heavy metal- bebe cerveza; a su lado algo escamoso
y monóculo, se acoda con la misma indiferencia ante un
humor frío, humeante
y con burbujas.
Espacio especular
y atiborrado donde se reflejan imágenes de galaxias distantes,
de un difuso universo de discurso, el patio del liceo convoca
adolescentes desde márgenes cada vez más excéntricos.
En su tránsito
hacia la periferia secundaria, los iconos se pervierten:
Axel Rose es gordito, la liceal pública se produce de colegial
privada, el surfer parece boliviano, el darkie repasa su
Sánchez Rincón, pelilargos sin cohete dorado, T.
Nellys sin Tinelli, reflejos de reflejos.
Un repertorio
de grafismos no menos vertiginosos, signa desde remeras, muros
y libretones, estas emulaciones distorsionadas: Bolso Campeón,
The Doors, Hang Ten, pija, Chicago Bulls, Caribe con K, Yonatan
por Fabi. Todo según una lubricada mecánica de cantina
extraterrestre donde se instaura una legalidad cerrada en la que
convienen con indiferencia todas las mutaciones: cada cual con
su propia grifa (multinacional, falsificada, casera, repentina)
en el patio del liceo.
Entre tanto
hay quienes -la ñata contra el vidrio- miran de afuera;
la educación debe ser reprogramada. La entropía, la masificación
oncológica, deben ser puestas nuevamente bajo el control
-remoto- de la teoría. Pero para eso es necesario, aunque
no suficiente, poder leer, dar con una interpretación verosímil,
operación que -a pesar de las estadísticas y prospecciones-
no resulta sencilla.
Un liceo
puede ser visto como una heterotopía, como taberna intergaláctica
donde todo se vuelve agramatical, acaso como sintomatología
opaca (¿de qué? como epifenómeno
o como microcosmos).
La grieta producida por la mutación antropológica
interfiere toda lectura, reduce la capacidad de respuesta
de las autoridades competentes a la aplicación de primeros
auxilios. No hay espacios para imaginar otra praxis menos coyuntural
y epidémica. Se temen amputaciones y colapsos (presupuestales, técnicos,
políticos)
intolerables.
Tragedia y Tanda
Suena
el timbre.
La taberna interrumpe su devenir exorbitado y frío. Dentro
del salón de clases, la ley es otra. Podríamos
describir lo que allí sucede con auxilio de otras metáforas:
el aula como tanda y como tragedia de Racine.
Tanda: El elenco de los "viejos" (el de física, el de
historia, la de geografía,
el de filosofía) yuxtapone la retahíla lineal del saber:
Ley de gravitación universal, cámaras bizantinas,
mapa físico de Benelux, Max Schiller. La tanda es un hiato
que -se espera- transcurre seductor y veloz. Pero esta tanda es
lenta, obsoleta, pobre, captada en un televisor
a lámparas.
Los estáticos
slides en blanco y negro aluden morosamente a productos
que ya no están en el mercado. La tanda ya no seduce. Debe
recurrir a la compulsión y al disciplinamiento. Los especatdores
desean que empiece nuevamente la comedia.
Tragedia francesa: Esta dramática
es un anacronismo notable por lo contrastante con el babélico
bar estelar del patio. Se declama con solemnidad alejandrina frente
al público pangaláctico. Sólo están
permitidos por la retórica austera e inflexible del aula,
unos pocos gestos para referir antiguos mitos que ya no interpelan
a las preciosas y a los señores de tacones rojos. Pelucas
mastodónticas y máscaras son el único
hard ware. Griegos a la francesa para consumo de rockeros de tercer mundo.
En cualquier
caso -tanda o tragedia- los muchachos
reaccionan de la misma manera: arrojando eficacísimas bombardas
de indiferencia que han ido construyendo y almacenando según
los manuales de la hipersolicitación massmediática que gira fuera
del salón. La guerra del cerdo es una guerra fría.
Coda
En el salón
de al lado un profesor lee a los alumnos cierto pasaje de las
Crónicas Marcianas: "Tienen
una mirada fija, inmóvil, por haberse pasado inmumerables
horas mirando películas. Sólo tienen músculos
en las mandíbulas: mastican incesantemente unos trozos
de goma. Y no sólo eso, querida Tylla, toda la civilización
terrestre es algo semejante. Y hemos sido arrojados en esta civilización
como un puñado de semillas en una mezcladora de cemento"
(5)
El
profesor pide a sus alumnos crítica o comentario. Uno
de ellos (17
años)
escribe: "Los marcianos ivan confido que iban a pelear
con armas pero resulta que los humanos avían detruido
todas sus armas y cono era la primera vez que venian prepararon
una fita y lo resibieron de baso abito... En conclucion los humanos
no tenian armas como metralleta canones armas atomica pero tenian
otras armas enfermedad la intosicasion acidentes y otras cosas
que los marciano no se esperaban nuca." (6)
NOTAS:
(1) Programa "La sed y el agua" Canal 5, 31/10/93
(2) ídem
(3) ídem
(4) Fundamentación a un programa de Taller de expresión
por el lenguaje. 3º año.
(5) Ray Bradbury, La mezcladora de cemento
(6) El texto es de un alumno que solicitó no ser identificado
* Publicado
originalmente en La República de Platón
Nº7
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