El
lenguaje del arrabal
Dice Idea
Vilariño:
Aquel mundo “no sólo
fundó, impuso, un estilo de vida y un sistema de valores, asumiendo
su diferencia y reivindicándola, sino que creó una música auténtica,
de profunda hermosura; una coreografía que, según Vega, fue una
verdadera revolución en la danza; una lengua y una
literatura
propias que llegaron y se comprendieron en todos los ámbitos de la
lengua española y que han matizado nuestro hablar diario y hasta
nuestra escritura.”
<…>
Pese
a la esencial adopción del habla corriente, del habla del hombre
común <...> además de omitir casticismos y “españolismos” y las
expresiones y el vocabulario gauchescos <...> omite las
deformaciones más burdas, los términos groseros y cuanto pueda
resultar sucio u obsceno, o meramente picaresco, especialmente en lo
que tenga que ver con la mujer. Esta actitud, delicada, digamos,
pudo responder en los comienzos a la necesidad de quebrar la
“prohibición”, de desmentir los prejuicios, de alejarse, por
ejemplo, de la grosería de aquellos títulos de los comienzos <…>
Sin renegar de sus
barrios, de sus ambientes, de sus
personajes ni de sus circunstancias el tango cuidó la manera de
decirlo, aunque no fue suficiente. Pero pudo ser también un cuidado
de carácter artístico, literario.
Seguramente a esto responde otro carácter: la deliberada asunción de
un lenguaje, de un vocabulario, de una sintaxis y de figuras de
dicción que correspondan al asunto que se canta. Si bien es cierto
que cualquier situación o personaje o sentimiento –y esto a
cualquier nivel literario- puede cantarse en un castellano depurado,
lo habitual es que el lenguaje se pliegue a su asunto.
Aclaremos que la elección se hace también, y antes, por géneros
musicales. Cualquiera de estos autores, en caso de
escribir un
vals, lo hacen invariablemente y siguiendo la tradición del vals, de
manera más delicada y más “poética” <…> Algunos autores prefieren
uno solo de los posibles lenguajes, como José María Contursi que,
distanciándose en esto –no en sus temas- de su padre, jamás da
entrada en sus tangos a ninguna palabra o expresión callejera. Pero
lo corriente es que aquella adecuación, aunque se dé no más que en
matices.
El papel del lenguaje, y su relación con la
literatura, es planteado en forma particularmente clara por
Amir
Hamed, que dice:
“Es inevitable subrayar con respecto a la
literatura
de esta zona, que el Río de la Plata, a partir de géneros poéticos
origina dos lenguajes. El siglo diecinueve asistió, en el Plata, y
más particularmente, en esta Banda Oriental, al nacimiento del
primer género netamente "hispanoamericano": la
poesía gauchesca. Es
decir, nace con la independencia o, como prefieren algunos llamarlo
ahora, con la descolonización. Ve la luz en el momento en que el
territorio, en el orden temporal, se delimita y separa con respecto
al tiempo y al orden previos, a la colonia. A comienzos del siglo
veinte, cuando, en virtud del interminable arribo de inmigrantes, el
Río de la Plata asistirá al nacimiento del tango. Estos dos
lenguajes hacen a una peculiaridad de la zona y se encuentran
interrelacionados, ya que, como ha mostrado Josefina Ludmer, el
heteróclito lenguaje tanguero hace eclosión en las orillas de las
ciudades, que son márgenes donde se conjugan la lengua de los
inmigrantes con el desafío heredado de la
gauchesca. El caso
uruguayo, inclusive, requiere un nuevo margen de distanciamiento,
dado que, ya a mediados del siglo pasado, se había consolidado una
tradición poética urufranca o franco-uruguaya, de la que ya
participaban Isidore Ducasse y
Jules Laforgue, lo que equivale a
decir que, antes del modernismo,
Montevideo había lanzado poesía de
ésa "cosmopolita" que Darío perseguía (cuando tenga que encontrar
"raros" que lo legitimen, Darío rescatará a
Lautréamont). Tres
lenguajes, por lo tanto, son los que la
escritura genera y de los
que se retroalimenta.”
Uno de los ejes de la
construcción del arrabal porteño es el del lunfardo, como forma de
expresión. Quizás por atenerse a diferentes definiciones del
término, la controversia a partir de las opiniones de
Borges llega a
negar el papel del lunfardo en el habla popular.
El DRAE lo
define así:
1.
m.
Habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y
sus alrededores, la gente de clase baja. Parte de sus vocablos y
locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se
difundieron en el español de la Argentina y el Uruguay.
Dice ABC
tango:
Si bien hay distintas posturas en cuanto a la
elección de los términos pertenecientes al lunfardo, la mayoría
coincide en que esta jerga es un repertorio de términos traídos por
la inmigración durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta el
estallido de la primera gran guerra.
Tradicionalmente, el lunfardo suele ser considerado
como una lengua argótica inventada por seres marginales. Según esta
teoría, era originalmente un lenguaje en código entre los
delincuentes, para poder comunicarse entre sí por entre las rejas de
la cárcel.
En realidad, el lunfardo nace en los barrios pobres,
debido a la convivencia forzada entre inmigrantes y nativos.
La estructura del
lunfardo se nutre de la sustitución de sustantivos, verbos,
adjetivos e interjecciones castellanas por términos, a los que se
les cambia el significado, provenientes de la germanía, del caló,
del italiano y sus dialectos, del francés, del portugués, del
inglés, de las lenguas indígenas y hasta de palabras hispánicas a
las que se les da un sentido que nada tiene que ver con el original.
Un elemento auxiliar del lunfardo es el vares, o sea la
pronunciación de las palabras cambiando el orden de las sílabas:
tango es gotán, bacán es camba, viejo es jovie, cabeza es zabeca y
así sucesivamente.
Borges
(citado por Salas):
“Arrabal es demasiado contrastes
para que su voz no cambie nunca. No hay un dialecto general de
nuestras clases pobres: el arrabalero no lo es. El criollo no lo
usa, la mujer lo habla sin ninguna frecuencia, el propio compadrito
lo exhibe con evidente y descarada farolería, para gallear. El
vocabulario es misérrimo: una veintena de representaciones lo
informa y una viciosa turbamulta de sinónimos lo complica. Tan
angosto es, que los saineteros que lo frecuentan tienen que
inventarle palabras y han recurrido a la harto significativa viveza
de invertir las de siempre. Esa indigencia es natural, ya que el
arrabalero no es sino una decantación o divulgación del lunfardo,
que es jerigonza ocultadiza de los ladrones. El lunfardo es un
vocabulario gremial como tantos otros, es la tecnología de la furca
y la ganzúa. Imaginar que esa lengua técnica –lengua especializada
en la infamia y sin palabras de intención general- puede arrinconar
al castellano, es como trasoñar que el dialéctico de las matemáticas
o de la cerrajería puede ascender a único idioma. Ni el inglés ha
sido arrinconado por el slang ni el español de España por la
germanía de ayer o por el caó agitanado de hoy. <…> El arrabalero,
por lo demás, es cosa tan sin alma y fortuita que las dos clásicas
figuraciones literarias de nuestro suburbio pudieron llevarse a cabo
sin él. Ni el entrerriano decidor José Sixto Alvarez ni el
entrerriano un poco chacotón y un poco triste que en todos los
recuerdos de Palermo sigue colaborando, el ya genial muchacho
Carriego, le dieron su favor. Ambos supieron el dialecto lunfardo y
lo soslayaron …<…> El pueblo de Buenos Aires –nada sospechoso,
como es, de remilgos de catecismo- jamás versificó en esa jerga.
Las milongas, que fueron la sobradora y díscola voz de los
compadritos, nunca la frecuentaron. Eso es natural, puesto que una
cosa fueron los compadres de barrio –el cuarteador, obrero o
carnicero que apuntalaba esquinas por esas calles de Balvanero o
Montserrat- y otras los forajidos que matreriaban por el bajo de
Palermo o hacia la Quema. Los primeros tangos, los antiguos tangos
dichosos, nunca sobrellevaron la
letra lunfarda: afectación que la
novelera tilinguería actual hace obligatoria y que los llena de
secreteo y falso énfasis. Cada tango nuevo, redactado en el
sedicente idioma popular, es un acertijo, sin que le falten las
diversas lecciones, los corolarios, los lugares oscuros y la
documentada discusión de comentadores. Esa tiniebla es lógica: el
pueblo no precisa añadirse color local: el simulador trasueña que lo
precisa y es costumbre que se le vaya la mano en la operación. Alma
orillera y vocabulario de todos, hubo en la vivaracha milonga;
cursilería internacional y vocabulario forajido hay en el tango.
Pero
nos
interesa, más que discutir si el lunfardo fue o no el habla del
arrabal, considerar cómo se incorporó a la
letra del tango y,
posiblemente con ayuda de la letra del tango, al lenguaje de estos
pagos, como argentinismos o uruguayismos. Esta incorporación del
lunfardo ayudado por una poética da un vistazo sobre el
lenguaje
como cosa viva que acompaña y modela los procesos culturales y
sociales.
Para Luis
Soler Cañas (citado por Salas):
“El
lunfardo, ya se sabe, no constituye un idioma, sino un
vocabulario” <…> “ese individuo se expresa según los moldes y
mecanismos de nuestra lengua madre e incluso utilizando sus voces,
pero apelando con preferencia y en forma mayoritaria o predominante a
los vocablos y giros de extracción o de circulación lunfarda. El
solo vocabulario lunfardesco, sin el soporte y las bisagras del
castellano, no habilita a nadie para expresarse, salvo que lo haga
muy rudimentariamente…”.
Para
Balsas, como para Soler Cañas el lunfardo no es una lengua -puesto
que nadie lo habla- sino un vocabulario.
Es
masculino, juvenil, urbano.
No es
privativo del hampa, sí orillero.
Está
compuesto por préstamos de italianos (varios), argot (apache,
bistró); furbesco (apoliyar, bufoso); caló (gil, parné);
germania (runfla, taita); afronegrismos (quilombo, capanga).
Los
préstamos se mueven dentro de los segmentos de un idioma: “de jerga
a jerga, de jerga al nivel familiar, de dialecto a lengua general,
de nivel de lengua a otro nivel de lengua, etc..
Balsas usa
la forma en que se incorporan
vocablos del lunfardo en el habla del Uruguay, como ejemplo de ese
proceso lingüístico:
“La Academia Nacional de Letras,
al respecto, en su tarea de preparación del “Diccionario del español
del Uruguay”, obra en curso, actúa muy claramente: reúne el
vocabulario no académico y
lo distribuye en niveles tales como el
normal, el familiar, el popular y el vulgar. Y
lo interesante de esta posición es que las voces del lunfardo que
circulan abiertamente en el
Uruguay no son rotuladas como
lunfardismos –rotulación que convertiría al lunfardo en un nivel
más–, sino que se analizan para comprobar su empleo y, a partir de
eso, se reparten entre los cuatro niveles indicados. De más está
decir que el nivel normal no cuenta casi con integrantes. Como
ejemplo casi solitario, puede proporcionarse el verbo enchastrar (usado como transitivo o pronominal, según las necesidades de la
expresión).
<…>
“Precisamente en estos parajes
alejados mucho o poco de Buenos Aires, se produce una fusión natural
con las palabras y expresiones propias de ellos, lo cual no origina
un neolunfardo,
un semilunfardo, un lunfardoide ni cosa parecida”
<…>
“La suma de cientos y cientos de
dicciones ajenas al español o cercanas a él por el caló y la
germanía se amasó en una unión solidaria y, seguramente sin tener
nadie conciencia de su futuro, se internó en la mar del habla
cotidiana entre la gente de pueblo. De ahí en adelante, el lunfardo
creció y llegó hasta hoy, como un conjunto de herramientas
expresivas que lo hacen muy notorio en el panorama general del
español de América.”
“El lunfardo necesita el soporte
de muchísimos vocablos del español. Sería muy compleja la
exposición de las ideas si se quisiera solamente valerse de
lunfardismos; por eso, el maridaje de voces del idioma de base
(el castellano)
y de cualquier vocabulario especial, jergal o no, es ineludible.
Para
Gobello, cuya definición analiza y acepta Balsas, la definición de
lunfardo es la de un
“Vocabulario compuesto
por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea
en oposición al habla general"
<…>
“El
lunfardo podría ser considerado algo así como un repertorio de voces
extranjeras; en términos lingüísticos, una acumulación de préstamos”
“<los inmigrantes italianos> “no
siempre hablan italiano, muchas veces sólo conocen sus propios
dialectos <…> Esos dialectos son escuchados por los compadritos en
los lugares de diversión, donde se produce la promiscuación de la
población local y la inmigrada. En una ciudad donde la población
masculina <…> supera ampliamente la femenina y donde esa
desproporción se da, principalmente, en la población de condición
modesta, diversión y prostitución son poco menos que la misma cosa.
Las academias, casinos, piringuindines y cafés de camareras, a los
que concurrían por igual compadritos e inmigrantes, no eran sino
lupanares, patentados a veces y otros clandestinos. No debe
sorprender, entonces, que algunas voces dialectales italianas, antes
de pasar al lenguaje coloquial del compadrito, se insertaran en la
jerga de los rufianes”
“Los amigos del tango se
regodean todavía con las viejas letras guarangas, nacidas cuando el
jopo era patente de hombría y el taquito militar redoblaba, viril,
en la noche porteña. Aquel vocabulario cosmopolita, menos hijo de
la cárcel que de la inmigración, resistió a pie firme el sostenido
embate de los gramáticos y la pituquería intelectual. Con él
cantó la musa arisca de Villoldo –cuarteador, poeta, mito- y canta
todavía la ciudad por las esquinas, en las noches ya sin compadres
ni cuchillos. A ese lenguaje que parece forjado para la
caricatura y que, sin embargo, puede expresar esta angustia:
‘Campaneando
un cacho ‘e sol en la vereda’ le ha quedado por nombre
‘lunfardo’ que textualmente equivale a lenguaje de los lunfas o
lunfardos. Como homenaje es excesivo. Los lunfardos acuñaron, en
el ocio de las cárceles, con travieso concepto de la sinécdoque, tal
vez algunas docenas de palabras…<…> Sólo una decidida vocación
arqueológica podría reconstruir ahora aquel “idioma del delito” …
“Otra cosa es el lenguaje porteño: las casi mil palabras de un
vocabulario cosmopolita a que sólo por un insufrible complejo de
pedantería estética se podría renunciar. En él se confunden muchos
idiomas, cultos o incultos, comenzando por el español más rancio.
Incluye, asimismo, nunca rechazados argentinismos. A propósitos de
estos, ya advertía lúcidamente Dellepiane que “no deben
confundirse las voces lunfardas, las creadas por los criminales para
su uso propio pero que a veces suelen popularizarse, con los
argentinismos’ (bolada, bolearse, titeo, macana, macanudo, etc.)
<…> Profesado por ciertos letristas de tango, o por saineteros
devotos de la taquilla, el lenguaje porteño puede derivar con
facilidad –y deriva- hacia la jerigonza. Muchas veces es
ciertamente caricaturesco, pero sólo porque busca la caricatura (con
un café con leche y una ensaimada vos te venís pa’l centro de gran
bacán’) otras logra condensar una insólita poesía…<…> no me
propongo, sin embargo, la apología del lenguaje porteño, al que
finalmente habrá que llamar lunfardo o lunfardía, como llamamos
América al continente de Cristóbal Colón…
Sobre el
papel de la literatura en la creación del lunfardo dice Horacio
Salas:
“Ni es cierto que el lunfardo
haya sido jerga exclusiva de delincuentes, ni parece razonable
eludir los aspectos que en un comienzo le dieron características de
lenguaje del hampa. Lo real es que el conjunto de voces que en sus
inicios parece haber sido código secreto de maleantes, procesados y
condenados, pasó rápidamente a las capas más bajas de la población
ciudadana, se mezcló con los múltiples vocablos aportados por la ola
inmigratoria, y que de esa mixtura surgió una suma de palabras que
con el tiempo se integraría al habla cotidiana de los argentinos, al
menos de los asentados junto al Río de la Plata”
<…>
“Resulta necesario destacar que
ya en la primera década del siglo las creaciones producidas por el
lenguaje lunfardesco no pertenecían al mundo del hampa, sino a la
producción verbal de los sectores populares que enriquecieron su
habla con el acopio de nuevos vocablos, así como de metáforas
creadas por el ingenio anónimo. Se incorporaron indigenismos,
términos campesinos y también las puras creaciones de los autores
teatrales que inventaban palabras de acuerdo con las necesidades de
los textos. Como resultado se produjo en el mundo del sainete una
relación intertextual en la que a veces, frente a un vocablo, a la
distancia, resulta difícil saber si se trata de acopio de términos
de la calle o de una mera invención de dramaturgos.”
<…>
“Según señalaron tanto Gobello
como Soler Cañas, al lunfardo literario correspondería
llamarlo lenguaje lunfardesco y que, tal como al lenguaje de los
gauchos literarios que los verdaderos gauchos nunca hablaron, se lo
llama “gauchesco”, este lunfardesco es patrimonio de escritores que
jamás ejercieron la profesión del delito. Con “La crencha
engrasada” de Carlos de la Púa, el género llega a su máxima
altura.” <…> “Borges publicó un artículo elogioso sobre “La
crencha”: sostuvo que algunas composiciones ‘pueden hombrearse,
sin desdoro para el conventillo nativo, con las más encrespadas
jácaras de Quevedo’” De la Púa había dedicado la segunda parte
del libro ‘a mis rivales en el cariño a Buenos Aires:
Jorge Luis
Borges, Raúl González Tuñón y Nicolás Olivari”
Para Luis
Soler Cañas, Orígenes de la literatura lunfarda,
Ediciones Siglo
X (citado
por Salas):
“No se sabe cuándo, exactamente,
comienza a difundirse la producción versificada en lunfardo a través
del periodismo y de los folletos ultrabaratos destinados al consumo
de la gran masa popular. Me refiero, claro está, a la producción de
autor más o menos identificable –no siempre lo fueron- que por tales
medios de comunicación se divulga desde fechas, repito, que no se
pueden establecer, y que deben fijarse por lo menos en la última
década del siglo XIX. La difusión a través de folletos en que a
veces se entrevera el lunfardo con el cocoliche y con el gauchesco,
se efectúa en forma más o menos regular por espacio, calculo, de
unos treinta a cuarenta años.”
El
lenguaje en las letras de tango
Señalan
Lignelli y Lifchitz en ABC tango:
Según Daniel Vidart, hay tres tipos de lenguaje
empleados en la creación de las letras de tango: el popular, el
culto y el lunfardo.
El lenguaje popular es el que se usó en las primeras
letras de corte orillero; este lenguaje tiene una inventiva
particular, muy gráfico y alusivo; metafórico e irónico; y siempre
novedoso porque el orillero es un incansable renovador de su
pintoresco léxico.
Vidart asume que los lingüistas llaman lenguaje culto
al que usan los estratos superiores de la sociedad, con lo cual
debería hablarse de lenguaje de las élites.
Desde ese significado equívoco, "el lenguaje
'culto'
no es cosa frecuente en las letras del tango. Pasada la etapa
ingenua de los pirigundines y superado el ciclo lunfardesco del
cabaret, el tango se convierte en el amplio receptáculo de la
inspiración popular. El lenguaje, pese a ciertas recaídas herméticas
se aclara; los temas se multiplican". El tango es ahora un comodín
que expresa las alegrías, tristezas, inquietudes, chabacanerías y los prejuicios del pueblo. Las letras cantan a todas
las instancias de la vida; las masas aparecen en ellas, junto con
una ética, una estética, una sociología y una metafísica populares.
En cuanto al papel de la letra de tango en la
difusión del lunfardo, dice ABC tango:
“Lo correcto sería hablar de letras lunfardescas,
escritas por autores que conocen muy bien el lenguaje y el ambiente,
pero que sin embargo no pertenecen a él.
<…>
... con la llegada de los primeros letristas cultos, el
tango abandona su ámbito original y se ve obligado a disimular la
procacidad de sus primeras canciones. Sin embargo, el lunfardo
resucita rápidamente, pero ahora en manos de compositores ajenos al
mundo delictivo que lo había engendrado. Las letras de Celedonio
Flores reflejan los problemas del pueblo y la moral del suburbio,
utilizando el lunfardo que habla la gente ("Corrientes y Esmeralda",
"La Mariposa", "Mano a mano", "Muchacho").
(sigue)
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Diccionarios
de lunfardo:
http://www.elportaldeltango.com/dicciona.htm
http://lunfardo.pais-global.com.ar/
http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/lexicon/menu_lexicon.html
http://www.coleccionesbuenosaires.com/ellunfardomini.htm
http://www.muevamueva.com/comunica/lunfardo/index.htm
http://www.nacionesunidas.com/diccionarios/argentina.htm
http://www.abctango.com/lunfardo/lunfardo.php |
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