H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2012
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



TANGO - POESÍA TANGUERA - LUNFARDO - LUNFARDO LITERARIO - VARES - LENGUAJE - LITERATURA - GAUCHESCA - BORGES, JORGE LUIS -

Georgie, Evaristo, Celedonio y Homero: la poesía tanguera (II)

Susana Ibarburu
Uno de los ejes de la construcción del arrabal porteño es el del lunfardo, como forma de expresión.  Quizás por atenerse a diferentes definiciones del término, la controversia a partir de las opiniones de Borges llega a negar el papel del lunfardo en el habla popular


El lenguaje del arrabal

Dice Idea Vilariño: 

Aquel mundo  “no sólo fundó, impuso, un estilo de vida y un sistema de valores, asumiendo su diferencia y reivindicándola, sino que creó una música auténtica, de profunda hermosura; una coreografía que, según Vega, fue una verdadera revolución en la danza; una lengua y una literatura propias que llegaron y se comprendieron en todos los ámbitos de la lengua española y que han matizado nuestro hablar diario y hasta nuestra escritura.”

<…>

Pese a la esencial adopción del habla corriente, del habla del hombre común <...>  además de omitir casticismos y “españolismos” y las expresiones y el vocabulario gauchescos <...> omite las deformaciones más burdas, los términos groseros y cuanto pueda resultar sucio u obsceno, o meramente picaresco, especialmente en lo que tenga que ver con la mujer.  Esta actitud, delicada, digamos, pudo responder en los comienzos a la necesidad de quebrar la “prohibición”, de desmentir los prejuicios, de alejarse, por ejemplo, de la grosería de aquellos títulos de los comienzos <…>   Sin renegar de sus barrios, de sus ambientes, de sus personajes ni de sus circunstancias el tango cuidó la manera de decirlo, aunque no fue suficiente.  Pero pudo ser también un cuidado de carácter artístico, literario.

Seguramente a esto responde otro carácter: la deliberada asunción de un lenguaje, de un vocabulario, de una sintaxis y de figuras de dicción que correspondan al asunto que se canta.  Si bien es cierto que cualquier situación o personaje o sentimiento –y esto a cualquier nivel literario- puede cantarse en un castellano depurado, lo habitual es que el lenguaje se pliegue a su asunto.  Aclaremos que la elección se hace también, y antes, por géneros musicales.  Cualquiera de estos autores, en caso de escribir un vals, lo hacen invariablemente y siguiendo la tradición del vals, de manera más delicada y más “poética” <…>   Algunos autores prefieren uno solo de los posibles lenguajes, como José María Contursi que, distanciándose en esto –no en sus temas- de su padre, jamás da entrada en sus tangos a ninguna palabra o expresión callejera.  Pero lo corriente es que aquella adecuación, aunque se dé no más que en matices.
 

El papel del lenguaje, y su relación con la literatura, es planteado en forma particularmente clara  por Amir Hamed, que dice:
 

“Es inevitable subrayar con respecto a la literatura de esta zona, que el Río de la Plata, a partir de géneros poéticos origina dos lenguajes. El siglo diecinueve asistió, en el Plata, y más particularmente, en esta Banda Oriental, al nacimiento del primer género netamente "hispanoamericano": la poesía gauchesca. Es decir, nace con la independencia o, como prefieren algunos llamarlo ahora, con la descolonización. Ve la luz en el momento en que el territorio, en el orden temporal, se delimita y separa con respecto al tiempo y al orden previos, a la colonia. A comienzos del siglo veinte, cuando, en virtud del interminable arribo de inmigrantes, el Río de la Plata asistirá al nacimiento del tango. Estos dos lenguajes hacen a una peculiaridad de la zona y se encuentran interrelacionados, ya que, como ha mostrado Josefina Ludmer, el heteróclito lenguaje tanguero hace eclosión en las orillas de las ciudades, que son márgenes donde se conjugan la lengua de los inmigrantes con el desafío heredado de la gauchesca. El caso uruguayo, inclusive, requiere un nuevo margen de distanciamiento, dado que, ya a mediados del siglo pasado, se había consolidado una tradición poética urufranca o franco-uruguaya, de la que ya participaban Isidore Ducasse y Jules Laforgue, lo que equivale a decir que, antes del modernismo, Montevideo había lanzado poesía de ésa "cosmopolita" que Darío perseguía (cuando tenga que encontrar "raros" que lo legitimen, Darío rescatará a Lautréamont). Tres lenguajes, por lo tanto, son los que la escritura genera y de los que se retroalimenta.”

Uno de los ejes de la construcción del arrabal porteño es el del lunfardo, como forma de expresión.  Quizás por atenerse a diferentes definiciones del término, la controversia a partir de las opiniones de Borges llega a negar el papel del lunfardo en el habla popular. 
 

El DRAE lo define así:

1. m. Habla que originariamente empleaba, en la ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, la gente de clase baja. Parte de sus vocablos y locuciones se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron en el español de la Argentina y el Uruguay.
 

Dice ABC tango:

Si bien hay distintas posturas en cuanto a la elección de los términos pertenecientes al lunfardo, la mayoría coincide en que esta jerga es un repertorio de términos traídos por la inmigración durante la segunda mitad del siglo pasado y hasta el estallido de la primera gran guerra.

 

Tradicionalmente, el lunfardo suele ser considerado como una lengua argótica inventada por seres marginales. Según esta teoría, era originalmente un lenguaje en código entre los delincuentes, para poder comunicarse entre sí por entre las rejas de la cárcel.
 

En realidad, el lunfardo nace en los barrios pobres, debido a la convivencia forzada entre inmigrantes y nativos.
 

La estructura del lunfardo se nutre de la sustitución de sustantivos, verbos, adjetivos e interjecciones castellanas por términos, a los que se les cambia el significado, provenientes de la germanía, del caló, del italiano y sus dialectos, del francés, del portugués, del inglés, de las lenguas indígenas y hasta de palabras hispánicas a las que se les da un sentido que nada tiene que ver con el original.

Un elemento auxiliar del lunfardo es el vares, o sea la pronunciación de las palabras cambiando el orden de las sílabas: tango es gotán, bacán es camba, viejo es jovie, cabeza es zabeca y así sucesivamente.

 

Borges (citado por Salas):

“Arrabal es demasiado contrastes para que su voz no cambie nunca.  No hay un dialecto general de nuestras clases pobres: el arrabalero no lo es.  El criollo no lo usa, la mujer lo habla sin ninguna frecuencia, el propio compadrito lo exhibe con evidente y descarada farolería, para gallear.  El vocabulario es misérrimo: una veintena de representaciones lo informa y una viciosa turbamulta de sinónimos lo complica.  Tan angosto es, que los saineteros que lo frecuentan tienen que inventarle palabras y han recurrido a la harto significativa viveza de invertir las de siempre.  Esa indigencia es natural, ya que el arrabalero no es sino una decantación o divulgación del lunfardo, que es jerigonza ocultadiza de los ladrones.  El lunfardo es un vocabulario gremial como tantos otros, es la tecnología de la furca y la ganzúa.  Imaginar que esa lengua técnica –lengua especializada en la infamia y sin palabras de intención general- puede arrinconar al castellano, es como trasoñar que el dialéctico de las matemáticas o de la cerrajería puede ascender a único idioma.  Ni el inglés ha sido arrinconado por el slang ni el español de España por la germanía de ayer o por el caó agitanado de hoy.  <…>  El arrabalero, por lo demás, es cosa tan sin alma y fortuita que las dos clásicas figuraciones literarias de nuestro suburbio pudieron llevarse a cabo sin él.  Ni el entrerriano decidor José Sixto Alvarez ni el entrerriano un poco chacotón y un poco triste que en todos los recuerdos de Palermo sigue colaborando, el ya genial muchacho Carriego, le dieron su favor.  Ambos supieron el dialecto lunfardo y lo soslayaron …<…>  El pueblo de Buenos Aires –nada sospechoso, como es, de remilgos de catecismo- jamás versificó en esa jerga.  Las milongas, que fueron la sobradora y díscola voz de los compadritos, nunca la frecuentaron.  Eso es natural, puesto que una cosa fueron los compadres de barrio –el cuarteador, obrero o carnicero que apuntalaba esquinas por esas calles de Balvanero o Montserrat- y otras los forajidos que matreriaban por el bajo de Palermo o hacia la Quema.  Los primeros tangos, los antiguos tangos dichosos, nunca sobrellevaron la letra lunfarda: afectación que la novelera tilinguería actual hace obligatoria y que los llena de secreteo y falso énfasis.  Cada tango nuevo, redactado en el sedicente idioma popular, es un acertijo, sin que le falten las diversas lecciones, los corolarios, los lugares oscuros y la documentada discusión de comentadores.  Esa tiniebla es lógica: el pueblo no precisa añadirse color local: el simulador trasueña que lo precisa y es costumbre que se le vaya la mano en la operación.  Alma orillera y vocabulario de todos, hubo en la vivaracha milonga; cursilería internacional y vocabulario forajido hay en el tango.
 

Pero nos interesa, más que discutir si el lunfardo fue o no el habla del arrabal, considerar cómo se incorporó a la letra del tango y, posiblemente con ayuda de la letra del tango, al lenguaje de estos pagos, como argentinismos o uruguayismos.  Esta incorporación del lunfardo ayudado por una poética da un vistazo sobre el lenguaje como cosa viva que acompaña y modela los procesos culturales y sociales.
 

Para Luis Soler Cañas (citado por Salas):

“El lunfardo, ya se sabe, no constituye un idioma, sino un vocabulario” <…>  “ese individuo se expresa según los moldes y mecanismos de nuestra lengua madre e incluso utilizando sus voces, pero apelando con preferencia y en forma mayoritaria o predominante a los vocablos y giros de extracción o de circulación lunfarda.  El solo vocabulario lunfardesco, sin el soporte y las bisagras del castellano, no habilita a nadie para expresarse, salvo que lo haga muy rudimentariamente…”.

Para Balsas, como para Soler Cañas el lunfardo no es una lengua -puesto que nadie lo habla- sino un vocabulario.

Es masculino, juvenil, urbano.

No es privativo del hampa, sí orillero.

Está compuesto por préstamos de italianos (varios), argot (apache, bistró); furbesco (apoliyar, bufoso); caló (gil, parné); germania (runfla, taita); afronegrismos (quilombo, capanga).

Los préstamos se mueven dentro de los segmentos de un idioma: “de jerga a jerga, de jerga al nivel familiar, de dialecto a lengua general, de nivel de lengua a otro nivel de lengua, etc..

Balsas usa la forma en que se incorporan vocablos del lunfardo en el habla del Uruguay, como ejemplo de ese proceso lingüístico:

“La Academia Nacional de Letras, al respecto, en su tarea de preparación del “Diccionario del español del Uruguay”, obra en curso, actúa muy claramente: reúne el vocabulario no académico y lo distribuye en niveles tales como el normal, el familiar, el popular y el vulgar.  Y lo interesante de esta posición es que las voces del lunfardo que circulan abiertamente en el Uruguay no son rotuladas como lunfardismos –rotulación que convertiría al lunfardo en un nivel más–, sino que se analizan para comprobar su empleo y, a partir de eso, se reparten entre los cuatro niveles indicados. De más está decir que el nivel normal no cuenta casi con integrantes. Como ejemplo casi solitario, puede proporcionarse el verbo enchastrar (usado como transitivo o pronominal, según las necesidades de la expresión).

<…>

“Precisamente en estos parajes alejados mucho o poco de Buenos Aires, se produce una fusión natural con las palabras y expresiones propias de ellos, lo cual no origina un neolunfardo, un semilunfardo, un lunfardoide ni cosa parecida”

<…>

“La suma de cientos y cientos de dicciones ajenas al español o cercanas a él por el caló y la germanía se amasó en una unión solidaria y, seguramente sin tener nadie conciencia de su futuro, se internó en la mar del habla cotidiana entre la gente de pueblo.  De ahí en adelante, el lunfardo creció y llegó hasta hoy, como un conjunto de herramientas expresivas que lo hacen muy notorio en el panorama general del español de América.”

“El lunfardo necesita el soporte de muchísimos vocablos del español.  Sería muy compleja la exposición de las ideas si se quisiera solamente valerse de lunfardismos; por eso, el maridaje de voces del idioma de base (el castellano) y de cualquier vocabulario especial, jergal o no, es ineludible.
 

Para Gobello, cuya definición analiza y acepta Balsas, la definición de lunfardo es la de un

“Vocabulario compuesto por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposición al habla general"  

<…>

“El lunfardo podría ser considerado algo así como un repertorio de voces extranjeras; en términos lingüísticos, una acumulación de préstamos”

“<los inmigrantes italianos> “no siempre hablan italiano, muchas veces sólo conocen sus propios dialectos <…>  Esos dialectos son escuchados por los compadritos en los lugares de diversión, donde se produce la promiscuación de la población local y la inmigrada.  En una ciudad donde la población masculina <…> supera ampliamente la femenina y donde esa desproporción se da, principalmente, en la población de condición modesta, diversión y prostitución son poco menos que la misma cosa.  Las academias, casinos, piringuindines y cafés de camareras, a los que concurrían por igual compadritos e inmigrantes, no eran sino lupanares, patentados a veces y otros clandestinos.  No debe sorprender, entonces, que algunas voces dialectales italianas, antes de pasar al lenguaje coloquial del compadrito, se insertaran en la jerga de los rufianes”

“Los amigos del tango se regodean todavía con las viejas letras guarangas, nacidas cuando el jopo era patente de hombría y el taquito militar redoblaba, viril, en la noche porteña.  Aquel vocabulario cosmopolita, menos hijo de la cárcel que de la inmigración, resistió a pie firme el sostenido embate de los gramáticos y la pituquería intelectual.  Con él cantó la musa arisca de Villoldo –cuarteador, poeta, mito- y canta todavía la ciudad por las esquinas, en las noches ya sin compadres ni cuchillos.  A ese lenguaje que parece forjado para la caricatura y que, sin embargo, puede expresar esta angustia: ‘Campaneando un cacho ‘e sol en la vereda’ le ha quedado por nombre ‘lunfardo’ que textualmente equivale a lenguaje de los lunfas o lunfardos.  Como homenaje es excesivo.  Los lunfardos acuñaron, en el ocio de las cárceles, con travieso concepto de la sinécdoque, tal vez algunas docenas de palabras…<…>  Sólo una decidida vocación arqueológica podría reconstruir ahora aquel “idioma del delito” …  “Otra cosa es el lenguaje porteño: las casi mil palabras de un vocabulario cosmopolita a que sólo por un insufrible complejo de pedantería estética se podría renunciar.   En él se confunden muchos idiomas, cultos o incultos, comenzando por el español más rancio.  Incluye, asimismo, nunca rechazados argentinismos.  A propósitos de estos, ya advertía lúcidamente Dellepiane que “no deben confundirse las voces lunfardas, las creadas por los criminales para su uso propio pero que a veces suelen popularizarse, con los argentinismos’  (bolada, bolearse, titeo, macana, macanudo, etc.)  <…> Profesado por ciertos letristas de tango, o por saineteros devotos de la taquilla, el lenguaje porteño puede derivar con facilidad –y deriva- hacia la jerigonza.  Muchas veces es ciertamente caricaturesco, pero sólo porque busca la caricatura (con un café con leche y una ensaimada vos te venís pa’l centro de gran bacán’)  otras logra condensar una insólita poesía…<…>  no me propongo, sin embargo, la apología del lenguaje porteño, al que finalmente habrá que llamar lunfardo o lunfardía, como llamamos América al continente de Cristóbal Colón…
 

Sobre el papel de la literatura en la creación del lunfardo dice Horacio Salas:

“Ni es cierto que el lunfardo haya sido jerga exclusiva de delincuentes, ni parece razonable eludir los aspectos que en un comienzo le dieron características de lenguaje del hampa.  Lo real es que el conjunto de voces que en sus inicios parece haber sido código secreto de maleantes, procesados y condenados, pasó rápidamente a las capas más bajas de la población ciudadana, se mezcló con los múltiples vocablos aportados por la ola inmigratoria, y que de esa mixtura surgió una suma de palabras que con el tiempo se integraría al habla cotidiana de los argentinos, al menos de los asentados junto al Río de la Plata”

<…>

“Resulta necesario destacar que ya en la primera década del siglo las creaciones producidas por el lenguaje lunfardesco no pertenecían al mundo del hampa, sino a la producción verbal de los sectores populares que enriquecieron su habla con el acopio de nuevos vocablos, así como de metáforas creadas por el ingenio anónimo.  Se incorporaron indigenismos, términos campesinos y también las puras creaciones de los autores teatrales que inventaban palabras de acuerdo con las necesidades de los textos.  Como resultado se produjo en el mundo del sainete una relación intertextual en la que a veces, frente a un vocablo, a la distancia, resulta difícil saber si se trata de acopio de términos de la calle o de una mera invención de dramaturgos.”

<…>

“Según señalaron tanto Gobello como Soler Cañas, al lunfardo literario correspondería llamarlo lenguaje lunfardesco y que, tal como al lenguaje de los gauchos literarios que los verdaderos gauchos nunca hablaron, se lo llama “gauchesco”, este lunfardesco es patrimonio de escritores que jamás ejercieron la profesión del delito.  Con “La crencha engrasada” de Carlos de la Púa, el género llega a su máxima altura.”  <…> “Borges publicó un artículo elogioso sobre “La crencha”: sostuvo que algunas composiciones ‘pueden hombrearse, sin desdoro para el conventillo nativo, con las más encrespadas jácaras de Quevedo’”  De la Púa había dedicado la segunda parte del libro ‘a mis rivales en el cariño a Buenos Aires: Jorge Luis Borges, Raúl González Tuñón y Nicolás Olivari”
 

Para Luis Soler Cañas, Orígenes de la literatura lunfarda, Ediciones Siglo X (citado por Salas):
 

“No se sabe cuándo, exactamente, comienza a difundirse la producción versificada en lunfardo a través del periodismo y de los folletos ultrabaratos destinados al consumo de la gran masa popular.  Me refiero, claro está, a la producción de autor más o menos identificable –no siempre lo fueron- que por tales medios de comunicación se divulga desde fechas, repito, que no se pueden establecer, y que deben fijarse por lo menos en la última década del siglo XIX.  La difusión a través de folletos en que a veces se entrevera el lunfardo con el cocoliche y con el gauchesco, se efectúa en forma más o menos regular por espacio, calculo, de unos treinta a cuarenta años.”
 

El lenguaje en las letras de tango
 

Señalan Lignelli y Lifchitz en ABC tango:

Según Daniel Vidart, hay tres tipos de lenguaje empleados en la creación de las letras de tango: el popular, el culto y el lunfardo.

El lenguaje popular es el que se usó en las primeras letras de corte orillero; este lenguaje tiene una inventiva particular, muy gráfico y alusivo; metafórico e irónico; y siempre novedoso porque el orillero es un incansable renovador de su pintoresco léxico.

Vidart asume que los lingüistas llaman lenguaje culto al que usan los estratos superiores de la sociedad, con lo cual debería hablarse de lenguaje de las élites.

Desde ese significado equívoco, "el lenguaje 'culto' no es cosa frecuente en las letras del tango. Pasada la etapa ingenua de los pirigundines y superado el ciclo lunfardesco del cabaret, el tango se convierte en el amplio receptáculo de la inspiración popular. El lenguaje, pese a ciertas recaídas herméticas se aclara; los temas se multiplican". El tango es ahora un comodín que expresa las alegrías, tristezas, inquietudes, chabacanerías y los prejuicios del pueblo. Las letras cantan a todas las instancias de la vida; las masas aparecen en ellas, junto con una ética, una estética, una sociología y una metafísica populares.
 

En cuanto al papel de la letra de tango en la difusión del lunfardo, dice ABC tango:

 

“Lo correcto sería hablar de letras lunfardescas, escritas por autores que conocen muy bien el lenguaje y el ambiente, pero que sin embargo no pertenecen a él.
 

<…>

 

... con la llegada de los primeros letristas cultos, el tango abandona su ámbito original y se ve obligado a disimular la procacidad de sus primeras canciones. Sin embargo, el lunfardo resucita rápidamente, pero ahora en manos de compositores ajenos al mundo delictivo que lo había engendrado. Las letras de Celedonio Flores reflejan los problemas del pueblo y la moral del suburbio, utilizando el lunfardo que habla la gente ("Corrientes y Esmeralda", "La Mariposa", "Mano a mano", "Muchacho").

(sigue)

Fuentes citadas:

ABC tango.- "Percanta que me amuraste" en http://www.abctango.com/tour/tletrallunfa.php

Aguirre, Julio María:  El libro de los 30 años.  Academia Porteña del Lunfardo.  Fraterna, 1993.

Armus, Diego.-  "Milonguitas" en Buenos Aires (1910-1940): tango, ascenso social y tuberculosis.  História, Ciências, Saúde-Manguinhos vol.9 suppl.0 Rio de Janeiro 2002  
http://www.scielo.br/scielo.php?pid=S0104-59702002000400009&script=sci_arttext&tlng=es

Ayestarán, Lauro.-  "El folklore musical uruguayo".   Arca, 1977. "Teoría y práctica del folklore".   Arca, 1968.

Balsas, Héctor.-  "Lunfardo aquí y allá"  En www.chasque.net http://ar.geocities.com/lunfa2000/balsas.html

Barrella, Humberto.-  El tango después de Gardel, 1935-1959.  Corregidor, 1999

Borges, Jorge Luis.-  "El tango." En Capítulo Oriental: El tango, antología, CEAL, 1969. Prólogo.  En  Zubillaga, Carlos  Carlos Gardel.,  Jucar, 1976.

Borges, Jorge Luis.- "El tango". En Sur, no. 253,  1958-08,  pág. 1-3.

Borges, Jorge Luis.-  Evaristo Carriego.  Biografía.  Ed. Manuel Gleijer, 1930

Borges, Jorge Luis.-  Para las tres cuerdas.  Emecé, 1965

Borges, Jorge Luis-Bullrich, Silvina, El Compadrito. Su Destino. Sus Barrios. Su Música. Buenos Aires, Cia Gral. Fabril Financiera, 1968.

Burgstaller, Carlos Hugo.-  "Che, Borges … ¿y el tango?   En Tango Reporter, 2003.  http://www.webcom.com/reporter/borges.html

Cervera Salinas, Vicente.-  "Y Borges creó a Carriego."  En La rosa profunda , noviembre 2004 http://www.larosaprofunda.com/numero0/ensatext/carriegoeasy.htm

Conde, Oscar.-  "La poesía del tango: marginalidad y tradición" El Faro revista de la juventud de la municipalidad de Vicente Lopez, año 1 no. 1, verano 2004/2005 http://www.vicentelopez.gov.ar/sec_accion/pdf_elfaro/snippet.php?application=
application/AcroRd32&fileName=elfaro1.pdf

Dobry, Eduardo.-  Lugones, el fantasma de la biblioteca.  Borges y Argentina.  Centro Virtual Cervantes, Borges 100 años.  http://cvc.cervantes.es/actcult/borges/espaarge/06a2.htm

Flores, Celedonio.-  Chapaleando barro.  Prólogo de Cátulo González Castillo.  El Maguntino, 1951

Gamerro, Carlos.  Borges y los anglosajones http://www.udesa.edu.ar/files/Events/archivos/Gamerro-Borges-y-los%20anglosajones.pdf

 García, Guillermo.-  Aspectos ideológicos de la lírica tanguera  Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, 2004  http://www.ucm.es/info/especulo/numero27/liricata.html

García, Guillermo.-  El arrabal como hecho estético: la poesía popular de Evaristo Carriego y su aporte a la identidad rioplatense.  En  http://www.ucm.es/info/especulo/numero30/carriego.html

Gobello, José.-  Conversando tangos. Buenos Aires: A. Peña Lillo Editor, 1976.

       Enrique Delfino y el tango canción.  En Historia del tango, tomo 6.  Corregidor, 1977.

       "El lunfardo" Academia Porteña del Lunfardo 1992. Lunfardía, Argos,       1943

       Prólogo a "Primera antología lunfarda" de Gobello y Luis Soler Cañas.  Las Orillas, 1961.

       Prólogo a "Nueva antologia lunfarda".  Plus Ultra, 1972.

Gobello, José & Payet, Luciano.-  Breve diccionario lunfardo, A. Peña Lillo, 1959.

Hamed, Amir.-  Orientales: Uruguay a través de su poesía  Siglo XX.  Graffiti, 1994.  En www.henciclopedia.org.uy

Irby, James E.: Borges, Carriego y el arrabal.  Ponencia leída en el XIII Congreso Internacional de Literatura Iberoamericana.

Los Ángeles, 20 de enero de 1967. Recogido en el volumen monográfico antologizado por ALAZRAKI, Jaime, Jorge Luis Borges,  Madrid, Colección "El Escritor y la Crítica", Taurus, 1976.

Isaacson, José.-   Geografía lírica argentina: cuatro siglos de poesía, XVII, XVIII, XIX, XX, Corregidor, 2003

Jara, Juan Carlos.  Homero Manzi, poesía y algo más.  6 Diciembre 2007 http://www.institutojauretche.edu.ar/barajar/octubre/nota7.html

http://www.lacoctelera.com/temas_argentinos/post/2007/12/06/homero-manzi-poesia-y-algo-mas

Juárez, Osvaldo.-  "Manzi, el de Malena"  En TANGO Reporter  Año X, Nro 115 - Diciembre 2005.  http://www.webcom.com/reporter/nota-manzi.html

Lignelli, Bárbara (Lic.) y Lifchitz, Natalia.  Tango Tour (para) principiantes.  En  http://www.abctango.com/tour/tour.php

Ludmer, Josefina.-  A propósito de íconos nacionales: Borges.  Yale University.   http://www.lehman.cuny.edu/ciberletras/v04/Ludmer.html

Mayr, Guillermo.  "Homero Manzi, poeta y militante político" .En El jinete insomne.  Domingo 24 de febrero de 2008.    http://eljineteinsomne.blogspot.com/2008/02/homero-manzi-poeta-y-militante-poltico.html

Michelena, Alejandro.  Carriego, Borges y Gardel.  Conferencia en casa-museo Evaristo Carriego, 24 de junio 2004.           
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/michelena/carriego_gardel.htm

Ostuni, Ricardo.-  Borges y el tango.   http://www.clubdelprogreso.com/index.php?sec=04_05&sid=22&id=2613

Rama, Angel.-  "La belle epoque".  Fasc. 28  Enciclopedia Uruguaya.  Arca, 1969

Revista Contratiempo El pensamiento en la Argentina / Año II N° 5 / Invierno-Primavera 2002   "La literatura y el tango"   Texto publicado en el Diario del Tango Edición N° 1041  de la revista Noticias, Vol. 36   http://www.revistacontratiempo.com.ar/tango.htm

Rivera, Jorge B.-  Litertura en el kiosco: las almas que cantan.  El País Cultural No. 226

Rodríguez Monegal, Emir.-  Prólogo para "Evaristo Carriego" de Jorge Luis Borges.  Paris, Seuil, 1969. 
http://www.archivodeprensa.edu.uy/r_monegal/bibliografia/prologos/prol_09.htm

Rodríguez Villamil, Silvia.-  Las mentalidades dominantes en Montevideo, 1850-1900.  I. La mentalidad tradicional.   EBO, 1968

Salas, Horacio.  El idioma de los argentinos, Gleitzer, 1928.Lecturas de la memoria. Encuentros con escritores.  Fondo de Cultura Económica, 2006

Sarlo, Beatriz.- "Borges, Crítica y teoría cultural". Borges Studies Online. On line. J. L. Borges Center for Studies & Documentation. Internet: http://www.uiowa.edu/borges/bsol/bsctc.htm

Selles, Roberto.-  El futuro del tango.  1er. Simposio electrónico llamado:"El Tango, Buenos Aires y el Mundo", junio 2004.
http://www.tangotro.com.ar/el%20futuro%20del%20tango.htm

Soler Cañas, Luis.- Orígenes de la literatura lunfarda',  Siglo XX, 1965

Verdugo Fuentes, Waldemar.-  El bibliotecario y su laberinto, en http://jlborges.galeon.com/aficiones759014.html

Vidart, Daniel.  "Escenarios y personajes"  En Cipriani: A máscara limpia

Vidart, Daniel, atrib.- "Literatura y tango."  Fasc. 43  en  Capítulo Oriental: La Historia de la literatura uruguaya,  CEAL, 1969.  Cap.or.  

Vidart, Daniel.  La trama de la identidad nacional, tomo III: el espíritu criollo.   EBO, 2000.

Vidart, Daniel.-  "Realidad e imaginación del tango-danza, escenarios y personajes." En Capítulo Oriental: El tango, antología, CEAL, 1969 

Vilariño, Idea.- El Tango.  Cal y Canto, 1995.

Vilariño, Idea.- Tangos.  Arca, 1967

Yúdice, George.-  Las industrias culturales: más allá de la lógica puramente económica, el aporte social  Pensar Iberoamérica: revista de cultura.  Número 1. Junio-setiembre 2002  OEI
http://www.oei.es/pensariberoamerica/ric01a02.htm

Diccionarios de lunfardo:

http://www.elportaldeltango.com/dicciona.htm

http://lunfardo.pais-global.com.ar/

http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/lexicon/menu_lexicon.html

http://www.coleccionesbuenosaires.com/ellunfardomini.htm

http://www.muevamueva.com/comunica/lunfardo/index.htm

http://www.nacionesunidas.com/diccionarios/argentina.htm

http://www.abctango.com/lunfardo/lunfardo.php

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia