La obra de Wood se
asienta básicamente en 4 puntos:
El primero es su estilo: Wood tiene un estilo
altamente metafórico, que brilla en obras como "Savarese",
"Morten", "El Angel" y "Martin Hel".
Para plantear una escena, al igual que Chandler u otros grandes
estilistas, Wood hace uso de frases como:
"Toledo se va
muriendo en su noche de hielo... Calles de tinieblas donde se
astilla una luna de cementerio... Toledo, ciudad
de soledades y murallas amargas..." (El
ángel), o
"Don Fabio asintió. Era gordo, pero de una gordura
sana y sin blanduras, con las duras manos de un labrador y la
economía de movimientos de quien sólo se dedica
a cosas de importancia" (Savarese): la descripción perfecta,
trasmite la situación y realza el dibujo a través
de imágenes que
nos llegan como una bocanada de viento y nos hace sentir el momento
y el lugar como si estuviéramos allí, detalles concretos
y poesía al servicio del texto.
Y sin embargo Wood se permite variaciones: textos donde la poesía
es reemplazada por imágenes breves y sutiles, donde todo
se conjuga para armar escenas que se deslizan como un reloj, llenas
de humor:
"Recuerdo perfectamente
el día que conocía a Texas, lo cual no tiene nada
de extraño. También recuerdo el terremoto de Osaka
si vamos al caso. Pero seamos justos, muchas cosas pasaron aquel
día y no todas fueron su culpa" / "Dee
Dee Lucifer dio uno de sus demenciales conciertos de rock
en un basural donde
se congregaron cien mil adolescentes
chillando como locas..." / "y luego se volvieron
locas de verdad y se arrojaron sobre él. No se encontró
ni un botón del pobre Dee Dee" / "También
fue el día en que el Empire State se derrumbó. No
murió nadie porque ya nadie vivía en él excepto
un billón de ratas" o, en el mismo capítulo:
"La chica hizo un gesto como si hubiera mordido un limón
y un segundo después el mundo pareció explotar"
(Morgan).
El segundo punto son sus
puestas en escena: cada cuadro en sus historietas
parece una obra de teatro donde el tiempo ha sido planeado cuidadosamente,
donde todo cumple su función como una máquina
perfectamente aceitada ayudada por esa precisión de relojería.
En "Gilgamesh", tal vez una de sus obras más
oscuras, donde el dibujo de Lucho Olivera se vuelve preciso hasta
la exquisitez relata:
"Gritos. maldiciones.
Culatazos y el histérico ladrar de los enormes perros de
pelaje erizado y fauces babeantes. La marcha desesperada de los
prisioneros convierte la pureza de la nieve en un barrial inmundo..."
/ "Y siempre las voces ensordecedoras, incansables, ignorantes
de piedad o humanidad. ¿Adónde han ido Goethe y
Schiller? ¿Dónde esta la música de Beethoven?"
/ "Nada de eso hay aquí. Solo capotes de cuero,
culatas de fusil, la crueldad y la miseria y la escuálida
muerte y los gritos incansables... ¡Rápido! ¡Rápido!"/
"Todos marchan. Todos aquellos que no tienen lugar en el
Tercer Reich que durará
mil años. Judíos, eslavos, gitanos, opositores,
sacerdotes, criminales de crímenes caprichosos pero todos
con un sólo castigo: la muerte".
El tercer punto son
sus diálogos: como un aprendiz avanzado de Shaw y Chandler
los diálogos se vuelven esgrima verbal y parte central
de la historia; que en algunos casos se pudiera representar teatralmente
debido a esa facilidad para el armado de juegos verbales donde
la ironía y el humor nunca faltan: "-Cuidado,
verdugo. No te permitas gestos de grandeza. Debes recordar con
quien hablas. -Lo recuerdo. Es por eso que lo hago."
(El ángel)
El cuarto es su tema principal
que haya su perfecta definición en un (4) fragmento de una entrevista a Philip K. Dick,
autor con quién Wood
tiene muchos puntos de contacto: "Sólo sé
una cosa sobre mis novelas. En todas ellas, una y otra vez, un
hombre se autoafirma por medio de su atolondrada y fatigosa lucha."
Y también puede agregarse (pues
calza como un guante a Wood) las
opiniones de Roger Zelazny sobre la obra
de Dick:
"Estos personajes
son a menudo hombres
y mujeres manipulados. Es dudoso que el mundo haya perdido una
pizca de maldad cuando lo hayan abandonado pero la respuesta es
impredecible: ellos no ceden en su esfuerzo (...) A pesar de todo
la lucha continúa, el combate prosigue, ¿contra
quién? En último extremo contra los Poderes, las
Jerarquías y las tiranías, que casi siempre, se
hospedan en hombres y mujeres
que son víctimas, prisioneros, seres manipulados. Todo
esto suena a frivrolidad tétricamente seria. Se equivocan
(...) Posee un sentido del humor para el cual no se encuentran
adjetivos adecuados".
¿Entienden los que les decía en cuánto a
muchos puntos de contacto? Lo mismo, todo eso mismo, puede aplicarse
en Wood sin perder una palabra: humor, ternura, algo de cinismo,
preocupación por el ser humano y una lucha fatigosa...
La pregunta entonces es: ¿a que se considera vanguardismo?
O, más bien, ¿es importante que una historieta
sea vanguardista para ser bien considerada? Un amigo mío
considera que solo hay dos clases de historietas:
buenas y malas, nada más... y yo estoy empezando a apoyar
esa idea: ¿o acaso una historieta es buena solo por tener
un montón de dibujos y palabras inentendibles? ¿Eso
la hace mejor? ¿O el apoyo de un grupo selecto de críticos
vale más que a uno le guste o no? Creo que lo definitivo
lo dijo Borges hace años,
cuando esa especie de fiebre de lectores
convertidos en críticos indiferentes al placer de la lectura lo hacía
rechinar los dientes: (5)
"son indiferentes
a la propia emoción: buscan tecniquerías que le
informaran si lo escrito
tiene derecho o no a agradarles". ¿Queda algo
más por decir entonces sobre este punto?"
Final... ¿solitario y triste?
Este artículo nació
de la necesidad de dar una visión
resumida pero fundamentada sobre una obra
que a pesar de ser una de las más importantes en la Argentina
(Wood es paraguayo, pero si
vamos al caso Breccia era uruguayo) continuamente es acusada de mil y un delitos
nacidos del "es un éxito", "lo lee mucha
gente", que llevan al aun más clásico: "algo
tendrá atrás"; tal vez luego de la obtención
del "Yellow Kid" por toda su obra Wood merecería
más respeto pero al parecer hasta aquí las buenas
nuevas no han llegado.
Esperemos que lleguen pronto y obliguen a críticos
y lectores indolentes a prestar más atención, pues
(6) "los géneros
literarios dependen menos de los textos que del modo en que estos
son leídos" sobretodo cuando los buenos textos
escasean.
Notas:
4) Aquí Yace el Wub.
Philip K. Dick. Ediciones Martínez Roca.
5) Discusión. Jorge
Luis Borges. Alianza Editorial.
6) Borges Oral. Jorge Luis Borges. Alianza Editorial.
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