Batman no es hijo de Superman, a pesar de que tienen un sobrino
en común que se hace llamar el Hombre Araña pero
es en realidad Luisa Lane.
Las historietas, lejos de constituir un mundo alocado en el que
todo puede suceder, se rigen por férreas reglas en base
a las cuales existen universos paralelos al real. Si uno es lector
de cómics, sabe que Ciudad Gótica existe pero ha
sido parcialmente destruida, y es por eso que Batman ya no es
el que era. Si uno no es lector de cómics, probablemente
no vea más que un caos de dibujitos que van para atrás
y para adelante sin mayor sentido. Para los segundos es que está
dirigida esta nota, en la esperanza de que puedan descubrir esos
otros mundos que coexisten con éste.
Los cómics son creados y publicados por compañías
editoriales
que tienen distintas formas de funcionamiento, estrategias y métodos.
Si en Europa lo que se da más comúnmente es el cómic de autor, en el
que los creadores pueden cambiar de editorial a su antojo, en
Estados Unidos las historietas se apoyan en las compañías,
y los guionistas o dibujantes son las piezas móviles de
éstas. Por otra parte, las compañías estadounidenses
más grandes crean verdaderos universos en los cuales los
personajes se cruzan y entrecruzan, mientras que las editoriales
independientes y las europeas prefieren las series autoconclusivas,
las que no están conectadas entre sí, o los números
especiales únicos. Veamos estas diferentes formas.
Los
pesos pesados: DC y Marvel
En EUA se
acostumbra utilizar "universos", es decir, ubicar dentro
de una misma estructura al medio centenar de colecciones que mes
a mes salen a la calle. Esta es la política de las dos
grandes, Marvel y DC, y es una forma de vender. Veamos un caso:
uno compra un número de Batman, y en determinado
momento se habla de algo ocurrido en otra colección -Superman,
por ejemplo. De modo que, para entender cabalmente la historieta que uno está
leyendo, debe comprar sin remedio la otra colección.
Por otra parte, estas compañías cuentan en sus
filas con algunos de los personajes más reconocidos del
panorama del cómic norteamericano. Y los explotan lo más
posible. Es así como DC saca a la calle cinco colecciones
diferentes de Batman -Detective Cómics,
Batman, Batman Chronichles, Shadow of the Bat
y Batman Legends- además de contar con otra serie
de colecciones de personajes extremadamente ligados al encapotado
-Robin, Catwoman, Nightwing-, y diversas miniseries o especiales
acerca del mismo personaje. Como se ve, se hace un uso exhaustivo
del rentable hombre murciélago.
Agreguemos
que hace otro tanto con Superman, conformando con sus
dos personajes principales una docena de sus casi sesenta series
mensuales. Y Marvel no se queda atrás: por ejemplo el
Hombre Araña cuenta con tres colecciones -The
Amazing Spiderman, Spiderman y The Web of Spiderman-,
además de ser personaje invitado en la mayoría
del resto de las colecciones.
Cabe aclarar, para evitar confusiones, que el universo DC y el
universo Marvel nada tienen que ver entre sí. Son independientes,
y también son independientes de la realidad: si bien la
mayoría de los acontecimientos reales importantes son registrados
en los cómics, éstos cuentan con su propia
Historia -es así que existe un contacto con razas alienígenas,
la conquista del espacio ya no es ninguna novedad, la magia existe
y es aplicada con continuidad, etcétera. De todas formas,
a veces ficción y realidad se entrecruzan: un ejemplo notable
es que desde hace dos años, la ciudad de Montevideo ya
no figura en el mundo DC, ya que fue destruida en la colección
Liga de la Justicia.
Comprender estos universos es algo realmente complicado, en ocasiones
imposible, y mantenerse al tanto de lo ocurrido en la colección
de Damage -personaje ignoto si los hay- sólo para entender
por qué a Flash lo ataca un horrible monstruo verde -nacido en
aquella colección- se termina volviendo cansador. Pero
es así como funciona, y depende de uno mismo si acepta
o no seguir las reglas del juego.
Una
pequeña joya: Vértigo
La sacrosanta
continuidad del universo DC no sólo molestaba a gran parte
de los lectores, sino que también un grupo
de autores comenzaba a cansarse.
Ya era imposible realizar cambios en los personajes, puesto que
cualquier modificación que se hiciera debía perpetuarse
en el futuro. Además, por coexistir todo bajo unas mismas
reglas, terminaba volviéndose ridículo que Swamp
Thing, una colección de ambiente terrorífico
donde elementos
místicos
y mágicos son moneda corriente, fuera parte del mismo mundo
que Question, serie extremadamente realista con ribetes
policiales.
Fue así que, por sí mismas, algunas colecciones
comenzaron a marcar una senda diferente al resto y empezaron
a crear su propio universo. Sandman, Animal Man,
la ya mencionada Swamp Thing, y otras más, fueron
un punto y aparte en DC, y por eso mismo la compañía
decidió crear una nueva línea de publicaciones,
enmarcadas como "adultas" (o "para lectores maduros",
como se indica en la portada).
Esa nueva línea se llamó Vértigo.
A las ya mencionadas se sumaron Hellblazer, Preacher,
Doom Patrol, Sandman Mystery Theatre y muchas más,
pero se evitó tener una realidad conjunta: cada colección
tiene sus propias reglas y en cada una los sucesos son independientes,
no se afectan para nada entre sí. Además, ninguna
ingresa bajo el rubro de interminables, sino que cuentan con
un final concreto -por ejemplo, Sandman terminó
en el número 71, Preacher en el 66, etc.
Otra característica de las publicaciones Vértigo
es su carácter de cómics de autor: cada serie, de principio
a fin, es realizada por los mismos autores, o al menos por el
mismo guionista, de modo que se mantiene una coherencia que difícilmente
alcanzan personajes como Batman, realizado por cinco guionistas
diferentes.
Fuerte
e independiente: Dark Horse
Cuando la
editorial independiente Dark Horse consiguió a mediados
de los 80 los derechos de adaptación al cómic de
las películas Alien, Depredador y Terminator, consiguió
lo que sería el negocio de su existencia. Las adaptaciones
fueron un gran éxito y dieron origen a sagas con los mismos
patrones que se utilizaban en los filmes, y desde entonces Dark
Horse se afianzó como la editorial norteamericana independiente
de más fuerza.
Una vez que tuvieron peso y público, comenzaron a publicar
material ajeno a cualquier película, pero eligiendo cuidadosamente
a los autores, ofreciéndoles la mejor opción editorial
y dándoles libertad total. Fue así que enrolaron
a creadores de la talla de Dave Gibbons, Geof Darrow, Frank
Miller,
Mike Mignola y Arthur Adams, entre otros, y lanzaron a la calle
material de alto nivel -Sin City, Hellboy, Hard Boiled, etc.
Sin jamás descuidar su fuerte en la entrada de ingresos
-Alien, Depredador- han ofrecido al público
algunas de las mejores obras de los últimos años,
confirmando que hoy en día son competencia de editoriales
tan pesadas como Marvel o DC.
De
tal palo, tal astilla: Image
Cansado
del maltrato editorial y de la poca libertad a la hora de interpretar
a los personajes, a comienzos de los años 90 un puñado
de autores se separó de la Marvel Cómics para fundar
Image, dejando a Marvel hundida en un pozo artístico del
que aún hoy sigue intentando salir.
Jim Lee, Rob Liefeld, Todd McFarlane y Erik Larsen fueron algunos
de los que conformaron esta nueva compañía. Image,
fiel a los preceptos Marvel de espectacularidad, planteó
una docena de series orientadas a un público infantil-adolescente, con impresionantes
dibujos y muy sencillos guiones -todas ellas bajo la estructura
de un mismo universo. Algunas colecciones fueron un éxito
instantáneo: Spawn, de Todd McFarlane, es
el mejor ejemplo, hoy día con casi un centenar de números
en su haber, una película y una serie de dibujos animados.
Luego de lo que se llamó "el boom Image", durante
el cual las ventas se dispararon hasta límites insospechados,
todo volvió a la normalidad, y actualmente la compañía
es dueña de un pequeño grupo de fieles seguidores.
El
viejo continente: opciones editoriales
En
Europa las cosas se hacen de otra manera: no se trata de una
desmedida competencia, sino de un puñado de autores con
historietas propias. Es así que uno no lee el cómic
por el personaje, lo lee por el autor, y éstos se pasean
entre las diferentes opciones editoriales. En estos cómics
de autor, cada personaje está atado a quien lo realiza.
Editorial Norma es una de las más fuertes: con una oferta
de seis o siete títulos mensuales -cabe aclarar que son
tomos unitarios-, tiene a varios de los más importantes
creadores a nivel europeo: Hugo Pratt, Luis Royo, Enki Bilal,
Moebius.
Otra editorial pesada es Tótem Cómics, sin olvidar
a Grijalbo/Dargaud -editorial francesa-española que publica
títulos tan importantes como Lucky Luke o Asterix-,
o a Juventud, que publica a Hergé y su creación,
el popular Tintin (originalmente
en la editorial francesa Casterman).
De todas formas, a pesar de que el cómic de autor es más
fácil de seguir y comprender, es mínimo en proporción
al consumo que en EUA se da con los cómics de DC o Marvel,
quizás gracias al fenómeno superhéroes. Lo cierto es que
cada uno puede elegir qué sistema, qué serie, qué
compañía, qué autor o qué personaje
prefiere para internarse en el mundo del cómic.
* Publicado
originalmente en Posdata
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