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ISSN 1688-1672

 



CHESTERTON, GILBERT KEITH - SAGA DEL PADRE BROWN -

G. K. Chesterton: el terror del Padre Brown y otras historias

Iván de la Torre

El sueño es un sacramento, porque es un acto de fe y es un acto de nutrición. Y necesitamos un sacramento, aunque sea de orden natural. Ha caído sobre nosotros algo que muy pocas veces cae sobre los hombres, y que es acaso lo peor que le puede caer encima


Innecesario hablar de la magia y del brillo de Chesterton.
Jorge Luis Borges

G. K. Chesterton fue muchas cosas, entre ellas ensayista, novelista, cuentista y poeta. Entre ellas también fue el creador de un detective particular, el padre Brown, que protagonizó una saga famosa cuya recopilación más conocida es "El candor del padre Brown".

Pero primero vayamos a Chesterton el
hombre, para luego intentar entender a Chesterton el escritor y ver que tiene que ver todo esto con los géneros que nos interesan, especialmente el terror y la fantasía.


Palabras más, palabras menos

"El mundo era muy viejo, amigo mío, cuando tu y yo éramos jóvenes"
Carta a Edward Bentley

Gilbert Keith Chesterton nació en 1874 en Londres.

"Nací de padres respetables, pero honrados; es decir, en un mundo donde la respetabilidad no era todavía una palabra ofensiva, sino que conservaba alguna leve conexión filológica con la idea de ser respetado"
G. K. Chesterton. Autobiografía

Al terminar los primeros estudios, se matriculó en una escuela de arte, donde aprendió técnicas de dibujo y pintura, que habrían de servirle mas tarde en su labor como crítico de arte.

Entre 1892 y 1900, estudió
literatura en Londres y trabajo como editor especializado en literatura espiritista y teosofía. El ocultismo estaba de moda y Chesterton se aficionó a las reuniones que se celebraban entre los "creyentes". Años más tarde renegaría de estas experiencias y abrazaría la fe católica. Ambos hechos se reflejarían en algunos cuentos del padre Brown y en casi toda su obra.

Hacia 1900, empezó su carrera literaria colaborando en periódicos, primero como crítico de
arte, y, más tarde, con artículos políticos. En ellos entre otras cosas, se enfrentó a la guerra boer. Ese mismo año apareció su primer libro de poemas, "The Wild Thing". Su carácter combativo lo llevaría a enfrentamientos con algunos de sus amigos, especialmente G. B. Shaw. Lo cual no impediría que este dijera:

"El Sr. Chesterton narra e imprime las mentiras más extravagantes. Toma incidentes ordinarios de la vida humana -los lugares comunes de la vida de la clase media- y les da un perfil monstruoso, extraño y gigantesco. Llena los jardines suburbanos con los más improbables asesinatos; y no sólo inventa los asesinatos, sino que también triunfa al descubrir a un asesino que jamás cometió los asesinatos. Yo hago mucho de la misma cosa. Promulgó mentiras en forma de obras teatrales"
George Bernand Shaw


Chesterton y sus amigos

El éxito que conseguiría con la saga del Padre Brown ocultaría parte de su obra, donde hay títulos de ficción tan notables como "El hombre que fue Jueves" (1908), "La esfera y la cruz" (1910), "The Ballad of the White Horse" (1912) o "Man the Everlasting" (1925); recopilaciones de artÍculos que habÍa escrito en diarios como The Daily News o biografías de Robert Browning o G.F. Watts.
Chesterton murió en 1936, el mismo año en que publicó su autobiografía.


La
obra de un creyente: El candor del Padre Chesterton.

-Padre -dijo Flambeu, con aquella voz grave e infantil que tan raras veces se le oia- ¿Que hacemos?
La respuesta de su amigo fue tan rápida como un disparo:
-Dormir -dijo el Padre Brown- Dormir. Hemos llegado al término del camino. ¿Sabe usted lo que es el sueño? ¿Sabe usted que todo el que duerme cree en Dios? El sueño es un sacramento, porque es un acto de fe y es un acto de nutrición. Y necesitamos un sacramento, aunque sea de orden natural. Ha caído sobre nosotros algo que muy pocas veces cae sobre los hombres, y que es acaso lo peor que le puede caer encima.
Los abiertos labios de Craven se juntaron para preguntar:
-¿Que quiere usted decir?
El sacerdote había vuelto ya la cara hacia el castillo cuando contesto:
-Hemos descubierto la verdad, y la verdad no hace sentido.

La honradez de Israel Gow

El libro Padre Brown sobre Chesterton (1937), habla del origen del singular cura y cómo se relaciona esto con Chesterton, su pasado como concurrente a reuniones de mediums y su presente como católico fervoroso: "[el Padre Brown] fue un personaje de la vida real; existió en la comedia humana, donde se llamó John O' Connor. Alcanzó la dignidad de monseñor; llego a ser chambelán privado de Su Santidad Pío XI, y, tal como en una de sus aventuras del Padre Brown convierte a Flambeu, fue él quien llevó a la inmensa mole humana de Chesterton hasta la Iglesia Católica".

Las historias del Padre Brown entran en el género policial protagonizadas por un inocente y pequeño sacerdote de aspecto insignificante convertido en detective, por casualidad al comienzo, al ser elegido como víctima por Flambeu (La cruz azul); sin embargo luego comienza a desenvolverse y a resolver casos donde no se enfrenta a la policía ni actúa como un renegado al margen de la ley; de manera suave y delicada se mete en tramas complicadas (al ser llamado o acompañar a alguien que sí forma parte de la historia), donde su pequeña figura apenas adquiere algún relieve para los participantes: su aspecto pobre y descuidado, no inspira mayor desconfianza y apenas si parece poder con su sombra y su inmenso paraguas... a pesar de ello sera él quien resuelva esos misterios extraños y oscuros, llenos de alusiones terribles que se nos exponen ya de manera solapada, ya como una solución factible de algunos de los personajes (o del propio Padre Brown) que termina siendo errónea.

Por eso, la saga del Padre Brown es fantástica de una manera sutil, con el descanso que da saber que todo lo que se nos da para imaginar desaparece bajo una explicación realista... sin embargo, estos horrores apenas esbozados, que vislumbramos en un segundo espantoso son excelentes y merecen releerse y colocarse al lado de los libros de Machen o Lovecraft, desprendidos si se quiere, de su explicación lógica.

Borges, uno de los más famosos apólogos de Chesterton, señaló este hecho: "Es lícito afirmar que G. K. Chesterton hubiera podido ser Kafka. El hombre que escribió que la noche es una nube mayor que el mundo y un monstruo hecho de ojos hubiera podido soñar pesadillas no menos admirables y abrumadoras que la de El Proceso o la de El Castillo. De hecho, las soñó y buscó su salvación en la fe de Roma..."

Como decíamos: estas historias no son tan terribles ni apuntan al puro horror, pero hay algo en su clima que lo presagian; en la mayoría, los escenarios y los personajes forman un teatro donde suceden hechos inexplicables: la magia e incluso el demonio aparecen como las únicas soluciones... hasta que el padre Brown deduce la verdadera trama de la realidad.

Así Chesterton cuenta historias donde se esboza la idea de un hombre asesinado por sus sirvientes mecánicos (El hombre invisible); de un libro que produce la muerte de quien lo lea (El maligno influjo del libro); o de un extraño aristócrata que muere en su castillo donde lo acompañaba un criado retardado que es el único que lo ha visto los últimos años y no quiere decir que ha sucedido con todo el oro que misteriosamente ha desaparecido sin dejar rastros, especialmente en imágenes religiosas que: "no están simplemente sucias ni han sido rasguñadas o rayadas por ocio infantil o por celo protestante, sino que han sido estropeadas muy cuidadosamente y de un modo muy sospechoso. Dónde quiera que aparecía en las antiguas miniaturas el antiguo nombre de Dios, ha sido raspado laboriosamente. Y sólo otra cosa ha sido raspada: el halo en torno a la cabeza del niño Jesús... -¿Qué quiere usted decir? -Quiero decir que el diablo puede estar sentado en el torreón de este castillo en este mismo instante..." (La honradez de Israel Gow)

Hay otras donde una muchacha rica aparece muerta al caer por el hueco de un ascensor y lo que parece un simple accidente deja de serlo al aparecer una extraña nueva secta de la cual ella formaba parte y que adora al sol. Este será el principio y el fin de la tragedia:

"
¡Ah! -dijo Flambeu riendo-. Es una nueva religión: una de esas religiones nuevas que le perdonan a uno sus pecados asegurando que nunca los ha cometido. Creo que es algo como la llamada Ciencia Cristiana [...]
Un tipo Kalon alquiló un piso encima mío. Se llama a sí mismo el Nuevo Sacerdote de Apolo y adora al Sol.
-Pues que tenga cuidado -dijo el padre Brown-; porque el sol fue siempre el más cruel de todos los dioses
" (El ojo de Apolo)

U otra, donde un héroe histórico es mostrado bajo un perfil extraño y aterrador al descubrir el padre Brown la verdad oculta tras el mito. Como le diría a su acompañante Flambeu que había esbozado una solución tentativa: "La historia que usted acaba de forjar es limpia, por lo menos -explicó el pequeño-. Es una historia grata, pura, honrada, tan blanca y tan franca como esa luna. Después de todo la locura y la desesperación son cosas harto inocentes. Hay cosas mucho peores, Flambeu." (La muestra de la espada rota)

En la mayoría de sus historias del Padre Brown, Chesterton deja que veamos por la cerradura cosas mucho peores de lo que son realmente: sombras agigantándose en la noche hasta que, como un fósforo de piedad, la solución aparece y hace que el miedo salga por la ventana junto con las tinieblas. Sin embargo, no es eso justo lo que queremos, lo que atrae en estas historias es, precisamente, ese ambiente de terror y fantasía que se filtra como una corriente de viento frío en el estómago a medida que la historia transcurre y nos convencemos de que algo tenebroso se oculta ahí, ante nuestros ojos. Como bien dijo Borges:

"
Cuando el género policial haya caducado, el porvenir seguirá leyendo estas páginas, no en virtud de la clave racional que el padre Brown descubre, sino en virtud de lo sobrenatural y monstruoso que antes hemos temido".

Pesadillas católicas: más allá del padre Brown

"El Sr. Chesterton toma hechos que se creerían ordinarios y los hace gigantescos y colosales para revelar su esencia milagrosa"
George Bernand Shaw

Chesterton fue también un tejedor de otras pesadillas; pesadillas donde pregunta si acaso un hombre tiene tres ojos, o un pájaro tres alas; donde habla de un muerto que descubre en el paraíso, de los espíritus de los coros angélicos que tienen sin fin su misma cara o de un árbol que devora a los pájaros y que en lugar de hojas da plumas.

Para el
lector acostumbrado a Machen, Poe o Lovecraft convendría hechar una mirada a este extraño católico que supo soñar extraordinarias pesadillas de las que sólo encontró salvación en su fe; para este fin, la Saga del Padre Brown es un buen comienzo.


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