Innecesario
hablar de la magia y del brillo de Chesterton.
Jorge
Luis Borges
G. K. Chesterton fue muchas cosas, entre ellas ensayista, novelista,
cuentista y poeta. Entre ellas también fue el creador
de un detective particular, el padre Brown, que protagonizó
una saga famosa cuya recopilación más conocida
es "El candor del padre Brown".
Pero primero vayamos a Chesterton el hombre, para luego intentar
entender a Chesterton el escritor y ver que tiene
que ver todo esto con los géneros que nos interesan, especialmente
el terror y la fantasía.
Palabras más, palabras menos
"El mundo era
muy viejo, amigo mío, cuando tu y yo éramos jóvenes"
Carta
a Edward Bentley
Gilbert
Keith Chesterton nació en 1874 en Londres.
"Nací
de padres respetables, pero honrados; es decir, en un mundo donde
la respetabilidad no era todavía una palabra ofensiva,
sino que conservaba alguna leve conexión filológica
con la idea de ser respetado"
G. K. Chesterton.
Autobiografía
Al terminar
los primeros estudios, se matriculó en una escuela de arte, donde aprendió
técnicas de dibujo y pintura, que habrían de servirle
mas tarde en su labor como crítico de arte.
Entre 1892 y 1900, estudió literatura en Londres y trabajo
como editor especializado en literatura espiritista
y teosofía. El ocultismo estaba de moda y Chesterton se
aficionó a las reuniones que se celebraban entre los "creyentes".
Años más tarde renegaría de estas experiencias
y abrazaría la fe católica.
Ambos hechos se reflejarían en algunos cuentos del padre
Brown y en casi toda su obra.
Hacia 1900, empezó su carrera literaria colaborando en
periódicos, primero como crítico de arte, y, más
tarde, con artículos políticos. En ellos entre otras
cosas, se enfrentó a la guerra boer. Ese mismo año
apareció su primer libro de poemas, "The Wild Thing".
Su carácter combativo lo llevaría a enfrentamientos
con algunos de sus amigos, especialmente G. B. Shaw. Lo cual no
impediría que este dijera:
"El Sr. Chesterton
narra e imprime las mentiras más extravagantes. Toma incidentes
ordinarios de la vida humana -los lugares comunes de la vida
de la clase media- y les da un perfil monstruoso, extraño
y gigantesco. Llena los jardines suburbanos con los más
improbables asesinatos; y no sólo inventa los asesinatos,
sino que también triunfa al descubrir a un asesino que
jamás cometió los asesinatos. Yo hago mucho de
la misma cosa. Promulgó mentiras en forma de obras teatrales"
George Bernand
Shaw
Chesterton y sus amigos
El éxito
que conseguiría con la saga del Padre Brown ocultaría
parte de su obra, donde hay títulos de ficción tan
notables como "El hombre que fue Jueves" (1908), "La
esfera y la cruz" (1910), "The Ballad of the White Horse"
(1912) o "Man the
Everlasting" (1925); recopilaciones
de artÍculos que habÍa escrito en diarios como The
Daily News o biografías de Robert Browning
o G.F. Watts.
Chesterton murió en 1936, el mismo año en que publicó
su autobiografía.
La obra de un creyente:
El candor del Padre Chesterton.
-Padre -dijo
Flambeu, con aquella voz grave e infantil que tan raras veces
se le oia- ¿Que hacemos?
La respuesta de su amigo fue tan rápida como un disparo:
-Dormir -dijo el Padre Brown- Dormir. Hemos llegado al término
del camino. ¿Sabe usted lo que es el sueño? ¿Sabe
usted que todo el que duerme cree en Dios? El sueño es
un sacramento, porque es un acto de fe y es un acto de nutrición.
Y necesitamos un sacramento, aunque sea de orden natural. Ha
caído sobre nosotros algo que muy pocas veces cae sobre
los hombres, y que es acaso lo peor que le puede caer encima.
Los abiertos labios de Craven se juntaron para preguntar:
-¿Que quiere usted decir?
El sacerdote había vuelto ya la cara hacia el castillo
cuando contesto:
-Hemos descubierto la verdad, y la verdad no hace sentido.
La honradez
de Israel Gow
El
libro Padre Brown sobre Chesterton (1937), habla del origen del singular cura
y cómo se relaciona esto con Chesterton, su pasado como
concurrente a reuniones de mediums y su presente como católico
fervoroso: "[el
Padre Brown] fue un personaje de la vida real; existió
en la comedia humana, donde se llamó John O' Connor. Alcanzó
la dignidad de monseñor; llego a ser chambelán
privado de Su Santidad Pío XI, y, tal como en una de sus
aventuras del Padre Brown convierte a Flambeu, fue él
quien llevó a la inmensa mole humana de Chesterton hasta
la Iglesia Católica".
Las historias
del Padre Brown entran en el género policial protagonizadas
por un inocente y pequeño sacerdote de aspecto insignificante
convertido en detective, por casualidad al comienzo, al ser elegido
como víctima por Flambeu (La cruz azul); sin embargo luego
comienza a desenvolverse y a resolver casos donde no se enfrenta
a la policía ni actúa como un renegado al margen
de la ley; de manera suave y delicada se mete en tramas complicadas
(al ser llamado
o acompañar a alguien que sí forma parte de la historia),
donde su pequeña figura apenas adquiere algún relieve
para los participantes: su aspecto pobre y descuidado, no inspira
mayor desconfianza y apenas si parece poder con su sombra y su inmenso paraguas...
a pesar de ello sera él quien resuelva esos misterios extraños
y oscuros, llenos de alusiones terribles que se nos exponen ya
de manera solapada, ya como una solución factible de algunos
de los personajes (o del propio Padre Brown) que termina siendo
errónea.
Por
eso, la saga del Padre Brown es fantástica de una manera
sutil, con el descanso que da saber que todo lo que se nos da
para imaginar desaparece bajo una explicación realista...
sin embargo, estos horrores apenas esbozados, que vislumbramos
en un segundo espantoso son excelentes y merecen releerse y colocarse
al lado de los libros de Machen o Lovecraft, desprendidos si
se quiere, de su explicación lógica.
Borges, uno de los más
famosos apólogos de Chesterton, señaló este
hecho: "Es
lícito afirmar que G. K. Chesterton hubiera podido ser
Kafka. El hombre que
escribió que la noche es una nube mayor que el mundo y
un monstruo hecho de ojos hubiera podido
soñar pesadillas no menos admirables y abrumadoras que
la de El
Proceso o la de El Castillo. De hecho, las soñó
y buscó su salvación en la fe de Roma..."
Como decíamos:
estas historias no son tan terribles ni apuntan al puro horror,
pero hay algo en su clima que lo presagian; en la mayoría,
los escenarios y los personajes forman un teatro donde suceden hechos
inexplicables: la magia e incluso el demonio aparecen como las
únicas soluciones... hasta que el padre Brown deduce la
verdadera trama de la realidad.
Así
Chesterton cuenta historias donde se esboza la idea de un hombre
asesinado por sus sirvientes mecánicos (El hombre invisible); de un libro que produce la
muerte de quien lo lea (El
maligno influjo del libro); o de un extraño aristócrata
que muere en su castillo donde lo acompañaba un criado
retardado que es el único que lo ha visto los últimos
años y no quiere decir que ha sucedido con todo el oro
que misteriosamente ha desaparecido sin dejar rastros, especialmente
en imágenes religiosas que: "no están simplemente sucias
ni han sido rasguñadas o rayadas por ocio infantil o por
celo protestante, sino que han sido estropeadas muy cuidadosamente
y de un modo muy sospechoso. Dónde quiera que aparecía
en las antiguas miniaturas el antiguo nombre de Dios, ha sido
raspado laboriosamente. Y sólo otra cosa ha sido raspada:
el halo en torno a la cabeza del niño Jesús... -¿Qué
quiere usted decir? -Quiero decir que el diablo puede estar sentado
en el torreón de este castillo en este mismo instante..." (La
honradez de Israel Gow)
Hay otras
donde una muchacha rica aparece muerta al caer por el hueco de
un ascensor y lo que parece un simple accidente deja de serlo
al aparecer una extraña nueva secta de la cual ella formaba
parte y que adora al sol. Este será el principio y el fin
de la tragedia:
"¡Ah!
-dijo Flambeu riendo-. Es una nueva religión: una de esas
religiones nuevas que le perdonan a uno sus pecados asegurando
que nunca los ha cometido. Creo que es algo como la llamada Ciencia
Cristiana [...]
Un
tipo Kalon alquiló un piso encima mío. Se llama
a sí mismo el Nuevo Sacerdote de Apolo y adora al Sol.
-Pues que tenga cuidado -dijo el padre Brown-; porque el sol
fue siempre el más cruel de todos los dioses" (El ojo de Apolo)
U otra,
donde un héroe histórico
es mostrado bajo un perfil extraño y aterrador al descubrir
el padre Brown la verdad oculta tras el mito. Como le diría
a su acompañante Flambeu que había esbozado una
solución tentativa: "La historia que usted acaba de forjar
es limpia, por lo menos -explicó el pequeño-. Es
una historia grata, pura, honrada, tan blanca y tan franca como
esa luna. Después de todo la locura y la desesperación
son cosas harto inocentes. Hay cosas mucho peores, Flambeu." (La muestra de la espada
rota)
En la
mayoría de sus historias del Padre Brown, Chesterton deja
que veamos por la cerradura cosas mucho peores de lo que son realmente:
sombras agigantándose en la noche hasta que, como un fósforo
de piedad, la solución aparece y hace que el miedo salga por la ventana junto con
las tinieblas. Sin embargo, no es eso justo lo que queremos, lo
que atrae en estas historias es, precisamente, ese ambiente de
terror y fantasía que se filtra como una corriente de viento
frío en el estómago a medida que la historia transcurre
y nos convencemos de que algo tenebroso se oculta ahí,
ante nuestros ojos. Como bien dijo Borges:
"Cuando
el género
policial
haya caducado, el porvenir seguirá leyendo estas páginas,
no en virtud de la clave racional que el padre Brown descubre,
sino en virtud de lo sobrenatural y monstruoso que antes hemos
temido".
Pesadillas
católicas: más allá del padre Brown
"El Sr. Chesterton
toma hechos que se creerían ordinarios y los hace gigantescos
y colosales para revelar su esencia milagrosa"
George Bernand
Shaw
Chesterton
fue también un tejedor de otras pesadillas; pesadillas
donde pregunta si acaso un hombre tiene tres ojos, o un pájaro
tres alas; donde habla de un muerto que descubre en el paraíso,
de los espíritus de los coros angélicos que tienen
sin fin su misma cara o de un árbol que devora a los pájaros
y que en lugar de hojas da plumas.
Para el lector acostumbrado a
Machen, Poe o Lovecraft convendría
hechar una mirada a este extraño católico
que supo soñar extraordinarias pesadillas de las que sólo
encontró salvación en su fe; para este fin, la Saga
del Padre Brown es un buen comienzo.
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