¿Cuál es el papel que ocupan los personajes femeninos
en el cómic de superhéroes?
Sin lugar a dudas tienen un rol importante: algunas son parejas
del protagonista, otras son villanas que lo enfrentan, otras son
secundarias que hacen a la historia; pero rara vez tienen un papel
protagónico. ¿A qué se debe esto? La respuesta
es simple: ante un mercado mayoritariamente masculino -alrededor
del 95% de los lectores- es decididamente más rentable
invadir de testosterona las publicaciones que dotarlas de caracteres
femeninos centrales.
El tratamiento dado por las diversas compañías a
las mujeres es variado. En algunos pocos casos, cuentan con sus
propias colecciones y poseen una identidad definida, pero la abrumadora mayoría
de las veces son simples contrapartidas de los personajes masculinos
-es así que Superchica es la versión de Superman,
Batichica la de Batman, etcétera. Aquí un
repaso de algunos caracteres femeninos, a partir el cómic
de superhéroes.
Es en DC, una de las principales compañías de cómics,
donde las féminas tienen un mejor trato; el caso más
notorio es el de la superheroína por excelencia: Wonder
Woman (la Mujer Maravilla). Este personaje contó con serie
propia desde su nacimiento, y mientras su título estuvo
cerrado -para volver a abrir años después a cargo
del gran artista George Pérez- ocupó un importante
lugar en La Liga de la Justicia, grupo integrado por las más
grandes figuras de DC.
Es decir que Wonder Woman consiguió traspasar las barreras
e imponerse en un mercado regido por autores, personajes y lectores
varones, llegando a ser una de las ofertas más populares.
Y eso
no es todo: el título permitió que toda una camada
de personajes femeninos viera la luz: Artemisa y Chetaah son
sólo algunas de las integrantes del staff secundario de
una colección que, al tener como protagonista a una amazona,
que vive en una isla habitada sólo por seres de su especie,
reclamó la introducción de una cantidad considerable
de mujeres. No es casual que Wonder Woman sea una princesa amazona
emisaria en el mundo de los hombres; es paralelo a su función
de representante femenina en un mundo de superhéroes masculinos.
Otro
caso notable es el de Supergirl (Superchica), que al principio
era bastante sosa y se dedicaba básicamente a meterse
en problemas sólo para ser rescatada por el muchacho azul
de Kriptón. Pero desde hace 1999, gracias a un excelente
guión de Peter David - autor que relanzara otros personajes
clásicos como Hulk o Aquaman - Supergirl ha cobrado una
nueva identidad, y su colección otro giro. La serie, dotada
de aspectos místicos y fantásticos, más
un prolijo panel de personajes secundarios, es el mejor ejemplo
actual de un título protagonizado por una mujer dentro
del cómic norteamericano.
Sin embargo, aquí termina la oferta de DC cómics
en lo tocante a series en las que el protagonismo es encarado
por mujeres. Bastante escasa, teniendo en cuenta las casi treinta
colecciones al mes que lanza esta compañía.
De
todas formas, en cuanto a secundarias y villanas, también
es DC quien se lleva el premio. Porque tiene a la villana por
definición: Catwoman (Gatúbela), ambigua ladrona
que se pasea entre el bien y el mal, en algunas ocasiones enfrentada
a Batman y en otras ayudándolo. Este personaje es tan
popular en EUA que cuenta con una serie regular propia.
Y hay más: basta con citar a Lois Lane - la eterna novia,
hoy día esposa, de Superman -, Batichica - ahora llamada
Oráculo-, o la Cazadora. Éstas tienen a veces tanta
relevancia como el protagonista, y están dotadas de una
personalidad creíble, un presente, un pasado y un futuro.
La
eterna competidora de DC, Marvel Comics, realmente está
bien atrás en cuanto a personajes femeninos: si bien cuenta
con una gran variedad y cantidad de ellos, la mayoría
tienen escaso interés, viviendo siempre a la sombra de
sus coprotagonistas masculinos.
Exceptuando a Red Sonya -personaje creado por Robert Howard,
el mismo de Conan El Bárbaro-, que contó con serie
propia durante unos años para caer después en el
olvido, y a She-Hulk, la variante femenina del Increíble
Hulk, todos los caracteres femeninos comparten título
con un grupo.
Es así como, por ejemplo, Sue Storm (La Mujer Invisible)
forma parte de los Cuatro Fantásticos; Tormenta, Jubilee,
Rogue y Jean Grey integran los X-Men; la Bruja Escarlata está
con los Vengadores. Todas son meras acompañantes de turno
y carecen de cualquier clase de atractivo. Ninguna ha sido provista
con nada que la haga competir en interés dentro de su
grupo, y mucho menos fuera de él: siempre La Mole será
el más popular de los Cuatro Fantásticos, Wolverine
de los X-Men, Thor de los Vengadores.
Otro asunto
son las mujeres de Dark Horse -la editorial independiente con
más fuerza en EUA-. Sobre todo cuando Frank Miller se encarga
de la obra. En sus series Sin City y Give me Liberty, los caracteres
femeninos son de gran importancia. Basta recordar a las prostitutas
del barrio viejo, que son un gran personaje en conjunto, o a la
bailarina Nancy Callahan, por citar ejemplos en la ciudad del
pecado. Por no hablar de Martha Washington en Give me Liberty,
una protagonista que rompe varios esquemas: no es para nada perfecta,
no tiene superpoderes, y no es ninguna belleza despampanante -cualidad
ésta realmente extraña dentro del cómic.
Las mujeres aquí son personajes creíbles, con defectos
y virtudes, con grandes pasiones y fuerte carácter. Valen
por sí mismas, tanto como protagonistas o como miembros
del reparto.
Un
caso aparte es el de dos de las más fuertes empresas independientes
-Image y Top Cows-, que han lanzado al mercado lo que se ha catalogado
como el fenómeno Bad Girls, enmarcando un nuevo estereotipo,
iniciado por Vampirella hace algunos años. Con series
como Glory o Witchblade, la idea es vender el producto volviendo
a sus protagonistas voluptuosas al punto de ser anatómicamente
incorrectas, cargándolas con un montón de armas
y haciéndolas destruir todo lo que se cruza a su paso.
Cada
tanto se ve semi desnuda a alguna de ellas, y entonces la serie
es recomendada para lectores adultos, siendo todo parte de una
fórmula de mercado. Pero que más se podía
esperar de compañías que siempre han apostado a
impresionantes dibujos y cero de guiones.
De todas formas, el fenómeno Bad Girls carece de real
importancia; es una moda pasajera y como tal desaparecerá.
Los buenos ejemplos de la participación femenina en el
noveno arte ya han sido señalados más arriba, y
a quien le interese encontrarlos, no le resultará difícil.
Peter David es un guionista que sorprende constantemente, y con
su versión de Aquaman, clásico personaje de DC
cómics que siempre careció de una personalidad
definida, nos sorprende una vez más. El ex Rey del Mar
es ahora un cínico y frío héroe que ve las
cosas desde su propia perspectiva -que, para él, es la
única que cuenta. Los primeros cuatro capítulos
de su serie regular son presentados aquí en un solo tomo
de un alto nivel artístico.
Segundo capítulo: un buen guión, la ciencia ficción
más pura, romance e intrigas, y un gran dibujo, se reúnen
en una artesanal edición sin ninguna clase de desperdicio
a lo largo de sus veintidós páginas.
Una entrega más de uno de los superhéroes más
populares de la actualidad, y un reencuentro con el alto nivel
que caracterizaba a los primeros números de la serie.
Menos superbatallas, menos superpersonajes, pero mucho más
argumento. Y, en materia gráfica, de lo mejor que se ha
visto en la colección.
Nuevas aventuras para el grupo más poderoso del universo
de la editorial DC (Batman, Superman, Wonder Woman, etc.) en
un tomo cargado de acción y suspenso. O al menos eso se
pretende. Sin embargo, los superhéroes son demasiados,
y en ocasiones es difícil seguir el hilo del argumento;
gráficamente impecable, eso sí. (Y, aunque no lo
crean, en este tomo se destruye a Montevideo; sí, a nuestra
ciudad)
Ya no saben qué inventar. Después de un virus que
exterminó a gran parte de la población de Ciudad
Gótica, luego de un rebrote del mismo virus, llega un
terremoto que termina por quebrantar a la ciudad. Todas y cada
una de estas tragedias son presentadas en interminables miniseries;
en este capítulo se analizan las consecuencias de la catástrofe.
El veterano equipo a cargo de la obra salva la plata sin problemas,
pero no es nada del otro mundo.
* Publicado
originalmente en Posdata
|
|