"Yo quiero ser comprendido por mi país,
pero si no soy comprendido, qué se le va a hacer,
pasaré por la tierra natal como pasa la lluvia oblicua".
V. Maiakovski
Maiakovski / El rayo que no cesa
El 14 de abril de 1930, a las 10:15 de la mañana Vladimir
Maiakovski se pegó un tiro en el callejón de Lubianski
con el revólver que le había servido doce años
antes para su papel en la película
No nací para el dinero.
Militante bolchevique, a los 13 años lo detienen por primera
vez acusado de formar parte de la imprenta clandestina del Partido
Comunista. Luego, será detenido otras dos veces, la última
en 1909 por organizar una fuga de mujeres
encarceladas, por lo que cumple un año de prisión:
tenía 17 años.
Vladimir V. Maiakovski, el poeta tal vez más paradigmático
de los acontecimientos revolucionarios, nació en 1893,
en la ciudad georgiana de Bagdadi, Rusia, en una familia campesina
y pobre. Desde la época
de la posguerra se identificó plenamente con el poder
leninista. Escribió, tal vez para Lili Brick: "Amar
/es arrancarse de las sábanas/ desgarradas por el insomnio./
El amor no es un paraíso de dulzura; /es el asalto rugiente
/de una tempestad /de fuego/ y de agua". A los
diecinueve años firma el Manifiesto Futurista "Bofetada
al gusto público". Fundó el
"Frente de la Izquierda del Arte" (LEF).
Entre 1919 y 1922 trabajó para la Agencia de noticias
ROSTA(3)
pintando vidrieras públicas por falta de papel de diario
en Rusia. Está considerado como "el poeta
de octubre".
Editó poesías, escribió obras de teatro,
guiones cinematográficos, canciones para el Ejército
Rojo y para las instituciones del Estado obrero. Participó
en las batallas teóricas de los formalistas, compuso el
"Manifiesto Futurista Ruso", diseñó afiches
y otros objetos molestos. Fue amigo de Shklovski y enemigo de
Gorki y Marinetti. En 1948 los estadounidenses prohibieron la
reedición de los poemas de Maiakovski en Alemania, que
estaban ya traducidos, editados y dispuestos para la venta.
Contínuamente perseguido por la burocracia revolucionaria,
el 9 de marzo de 1930 el diario Pravda realiza una dura crítica
titulada "Sobre los caprichos del izquierdismo" en
contra de su obra teatral Los Baños. Decía:
"la intelectualidad pequeño-burguesa revolucionaria,
que se unió al proletariado cuando ya se había
definido y establecido firmemente su victoria, comienza a sentirse
la sal de la tierra. Desconectada del pasado proletario, de su
tradición de lucha, la intelectualidad tiende a considerarse
como más a la izquierda, más revolucionaria que
el proletariado mismo. No cabe duda de que oímos una falsa
nota izquierdista en Maiakovski". Antes de suicidarse
escribió:
¡A todos!
No se culpe a nadie de mi muerte y, por favor,
nada de chismes. Lili ámame.
Camarada gobierno, mi familia es: Lili Brik, mi madre, mis hermanas
y Verónica Vitaldovna Polonskaya.
Si se ocupan de asegurarles una existencia decente, gracias.
Por favor den los poemas inconclusos a los Brik,
ellos los entenderán.
Como quien dice
la historia ha terminado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
Y estamos a mano
tú y yo
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?(4)
Vidriera 1/ Teatro
(desesperadamente silbada)
Mientras sus compañeros
futuristas vestían glamorosos trajes, la blusa amarilla,
remedo de la vestimenta del obrero ruso, era la prenda habitual
de Maiakovski. Como Einstein, a quien admiraba, para no tener
que elegir qué ponerse, compró en serie las camisas.
Puede decirse que la obra de Maiakovski se articuló alrededor
de tres ejes de tensión:
*Arte al servicio
de la comunidad vs. Arte
al servicio del YO.
*Afán de comunicar al pueblo vs.
incomprensión del pueblo del lenguaje utilizado.
*Revolución formal vs. Revolución
social.
Maiakovski percibe
la respiración del mundo futuro latente en lo cotidiano
y próximo. Es el entusiasmo dinámico de ese sentimiento
el que le hace aullar -como Dadá- transgredir, declamar
en los cafés, circos y teatros de Moscú, llamando
a las masas en sus poemas y aunando la revolución formal
del Futurismo con la revolución social. Nunca dejará
de arrojar dardos a toda clase acomodaticia que gobierne su patria.
Su primera obra de
teatro(5) Vladimir Maiakovski, pieza teatral en verso, fue
estrenada el 2 de diciembre de 1913, y debe su nombre al azar.
Tuvo lugar en el teatro Luna Park de Petrogrado, por la
compañía del Primer Teatro Futurista del mundo,
integrada casi en su totalidad por estudiantes aficionados, representando
el propio Maiakovski en el rol principal. Un inopinado error
al registrar la obra hizo que se confundiera el título
con el autor, pasando de llamarse La rebelión de los
objetos al homónimo autoral.
La obra constaba de
dos partes, un prólogo y un epílogo. Al lado del
protagonista, el poeta Maiakovski, se movían una serie
de siluetas fantásticas, de horrorosos muñecos:
el hombre joven, el hombre al que le falta una oreja, el hombre
descabezado, el milenario Matusalén, la mujer de las lágrimas
grandes, la mujer de las lágrimas pequeñas, que
venían a ser como la deformación de las ideas del
poeta y de la realidad que le rodeaba al ser reflejada por espejos cóncavos
y convexos. Al levantarse el telón, se veía la
plaza de una ciudad
en la que se celebraba una estrepitosa fiesta de mendigos, pero
la alegría es sólo aparente, porque, en realidad,
una sombra de tristeza se extiende sobre la ciudad. Muy pronto
los mendigos se rebelan contra los poderosos y los objetos se
rebelan contra los hombres. El poeta aparece sólo en el
escenario y dice:
Jamás comprenderéis
por qué yo,
tranquilo,
entre un vendaval de burlas,
llevo en un plato el alma
al festín de los años futuros.
Por el carrillo rasposo de las calles,
resbalando como lágrima inútil,
yo,
quizá sea
el último poeta.
La marca fuerte del
"yo lírico"
opuesta frente a un "ellos", el conjunto de la sociedad,
subraya la incomprensión inevitable de sus palabras. El
incipiente futurismo ruso, había acostumbrado al público
a mofarse de ellos. Los intentos de llevar a cabo obras de teatro
no pasaban de ser meros sketchs satíricos de difícil
comprensión. En ese marco, el público conocedor
de ese pacto, queda atónito ante la sobriedad de la puesta
maiakovskiana. Esos espectadores presencian, sin saberlo, una
situación venidera: la fragmentación del futurismo
ruso. Poco tiempo más tarde en el mismo monólogo
inicial el poeta declarará:
Les mostraré
con palabras
sencillas, como un mugido,
nuestras nuevas almas,
zumbantes,
como arcos de lámparas.
Apenas toque con los dedos vuestra cabeza
os crecerán labios
para enormes besos
y una lengua
afín a todos los pueblos.
El poeta "tranquilo"
ante un "vendaval de burlas" confía en el futuro,
su trabajo no está alejado del hombre
ordinario, va por la calle pero como un esfuerzo inútil,
puesto que hay una disociación entre presente y futuro.
En este presente tal vez, él sea el último poeta,
el último que pueda cantar los versos de la revolución,
del futuro, de lo por venir. El presente está vacío,
el futuro lleno de posibilidad, y poblado de electricidad y máquinas. El
futurismo es para Maiakovski un lenguaje,
la posibilidad formal de revestir de signos su utopía:
la comunión de los pueblos, la abolición de las
clases, el triunfo del proletariado. Su posición de "último
poeta", que hiperboliza la figura del vate, lo transforma
en el conductor, el medio para llevar a cabo la utopía.
Maiakovski perfila sus reflexiones, busca el estilo apropiado
y, sobre todo, pretende crear una escuela nueva que lo lleva
a integrar agrupaciones literarias que, en términos generales,
siguen sus prédicas, sus reglas. Menciono sólo
cinco de ellas y su definición poética:
1. La poesía es un
oficio.
2. La originalidad de los materiales y los procedimientos creativos
resultan indispensables.
3. El poeta debe encontrarse siempre en el centro de las cosas
y de los acontecimientos sociales. Debe conocer la teoría
económica, la vida real, la historia científica.
Todo ello es parte vital del trabajo poético.
4. El poeta debe representar los intereses de su clase.
5. Hay que romper con la tesis del arte apolítico.
El poeta se burla de
las corrientes anteriores al movimiento futurista y declara:
La poesía no consiste en levantar la cabeza hacia el
cielo en un rapto de inspiración, para que poco después,
la celestial poesía descienda sobre la calva del poeta
en forma de paloma, avestruz o pavo real. El trabajo de Marx
contra el idealismo hegeliano es cabal en este sentido.(6)
A lo largo del argumento de la obra, el poeta pasará a
ser objeto de consulta y de admiración por parte de los
habitantes de la ciudad. Ha sido nombrado príncipe pero
algo comienza a andar mal. Los ciudadanos le dedican sus lágrimas
como ofrenda, mientras sus hijos mueren. Las mujeres lo consultan.
Un hombre que exhibe dos besos declara que hasta en el cielo
algo no está bien:
Las nubes se entregan al cielo,
fofas y viles.
Se acaba el día.
Las mozas del aire también ansían oro,
sólo piensan en el dinero.
Una de las obsesiones
de Maiakovski será la monetarización social, el
traslado trágico de los valores de uso a los valores de
cambio. Está temática recorre de alguna manera
toda su obra, uno de los puntos álgidos de su desarrollo
será, justamente, la película No por dinero
de 1918, relacionada -incluso- con su muerte.
Durante el desarrollo de la obra el poeta -protagonista, Maiakovski
que actuaba de sí mismo- descubre el tráfico, la
producción en cadena de nada menos que, besos. Le cuentan
cómo un beso hizo ahorcarse a un hombre antes de que pudiera
aprisionarlo en un portarretratos. Los besos son niños
que surgen de las fábricas y se presentan así ante
la gente donadora de lágrimas y ante el poeta.
El poeta, quien recoge las lágrimas de las mujeres del
pueblo, asustado, apenas consigue hacer la valija. Sabe que tirará
esas lágrimas al mar, y volverá,
a recorrer la ciudad
dejando
en las lanzas de las casas
al alma a jirones.
(...)
Yo
Con mi carga
iré
a tropezones,
arrastrándome
más
hacia el norte, (...)
arrojaré vuestra lágrima
al Dios oscuro de las
tormentas
en el inicio de las fieras.
Hasta entonces seguirá
siendo el mismo paria visionario. La obra acaba con otro monólogo
a modo de epílogo definitivo donde se plasma una contradicción:
la escasez de medios de hacerse entender por el pueblo:
Escribí todo esto
de vosotros
pobres ratas.
Sentí no tener pechos:
Os alimentaría como nodriza bonachona.
La acusación
de no ser comprendido por el pueblo se basa, como en el Dadaísmo,
en consideraciones de tipo formal. El uso de Maiakovski de elementos
populares, tradiciones de la Edad Media, teatro de marionetas
y artes circenses, muestra un intento por despegarse del futurismo
llano. Quizás sea éste el poeta que mejor comprendió
el cambio en las artes a partir de la vanguardia,
la descomposición de un objeto en sus elementos constitutivos.
Esto le posibilita usar la técnica futurista pegada a
una tradición tan antigua.
En el Cabaret Linterna Roja fundado por el grupo de Maiakovski,
se van a dar a conocer los lineamientos de esta llamativa tendencia
que pudo fusionar elementos del pasado con lo más novedoso
y generar, así, en el espectador, otro placer estético.
No entraré aquí en las particularidades del Futurismo
Ruso, sin embargo, considero imprescindible señalar la
importancia del surgimiento de una línea disidente que
de asumió como suya la norma antiburguesa, volviéndose
completamente radical: el Cubofuturismo. Habrá entonces
un "Futurismo de salón", burgués, imitativo
y light y ellos. Cabe señalar que como todo movimiento
de vanguardia que se precie de serlo, en el Cubofuturismo también
había disidencias internas que llevaron a Maiakovski a
enfrentarse con todos. A raíz del estreno de Vladimir
Maiakovski, él, junto a Kamenski y David Burliuk emprenden
una gira por provincias para dar a conocer las ideas del cubofuturismo.
En el Cabaret entonaban su propio himno que tal vez pudiera ser
una canción Dadá:
Comamos piñas,
bufones estúpidos,
mientras quede con vida
el último burgués.
Las obras de teatro
de Maiakovski escandalizaban. Durante la primera representación
de Vladimir Maiakovski, el público mantuvo una
actitud despectiva. El actor Mguébrov, cronista de lo
que ocurrió en el Luna Park de Petrogrado, narra:
Maiakovski llevaba su habitual blusa amarilla; iba de un lado
para otro, fumaba de una forma natural, como si no estuviera
en un escenario. A su alrededor se movían los muñecos.
En sus movimientos y en sus palabras había algo de incomprensible
y terrorífico, pero ¿es que acaso la vida no resulta
también incomprensible y no está a veces llena
de aconteceres terroríficos? Los espectadores se veían
forzados a escuchar con atención y con sus comentarios
llegaban casi en algunos momentos a representar el papel del
coro. En efecto, cuando el poeta se dirige a los miserables muñecos
gritando con su voz potente: "Vosotros, pobres ratas....",
la sala se llenó de murmullos y risas
contenidas que parecían sugerir el tímido arañar
de las ratas a una puerta cerrada. Y en la escena final, el público
comenzó a gritar: "No te vayas, Maiakovski"(7).
Al finalizar estalla
la tensión acumulada: demasiado remover en las heridas
de la época para un público adocenado que se sentía
atacado en lo más íntimo. Maiakovski en su autobiografía
recuerda con orgullo que la obra fue "desesperadamente silbada".
El objetivo de los cubofuturistas se cumplía poco a poco.
Boris Pasternak expresó la sensación que la tragedia de Maiakovski
había producido en él:
El poeta ha logrado reunirlo todo en su tragedia.
Las calles de la ciudad, los perros, los álamos y las
mariposas. Los peluqueros, los panaderos, los sastres, y las
locomotoras... La obra tiene las mismas últimas dimensiones
lejanas y misteriosamente vagas que la Tierra. Toda ella se encuentra
llena de esa inspiración insondable sin la cual no puede
haber originalidad, de ese infinito, que parte de no importa
qué momento de nuestra vida y en no importa qué
dirección, sin el cual la poesía no es otra cosa
que un bello conjunto de palabras vacías(8).
Fotos
(sigue)
Notas
(4) Los textos poéticos
fueron extraídos de Poemas 1913-1916 y Poemas 1917-1930,
Traducción de José Fernández Sánchez,
Visor Libros, Madrid, 1993.
(5) El conocimiento del mundo del circo y la mixtura de técnicas
teatrales y circenses se plasmará en su trabajo, escribía
guiones para el payaso Lazarenko donde en forma de mordaz iba
dando cuenta de personajes famosos que no parecían ponerse
manos a la obra en la tarea de la reconstrucción posterior
a la revolución y guerra civil rusas. Incluso llegó
a actuar personalmente en el circo, fueron muy comentadas sus
apariciones, recitando versos subido al lomo de un elefante blanco.
(6) De Poesía y revolución,
Traducción de J. Fuster y M. A. Oliver, Barcelona: Península,
1971. p 25.
(7)José Hesse, Vladimir
Maiakovski, Editorial Epesa, Madrid, 1971
(8)Hesse, Ob.Cit. 45
Bibliografía
" Maiakovski, Vladimir La
chinche y El baño, (Trad. V. Imbert), Madrid: Edaf, 1964
-------------------------- Misterio bufo, (Trad. V. Imbert),
Madrid: Cuadernos para el Diálogo, 1971
--------------------------- Poemas 1913-1916, y Poemas 1917-1930,
(Trad. J. Fernández Sánchez)
Madrid: Visor Libros, 1993
--------------------------- Conversaciones con el inspector de
impuestos y otros poemas,
Barcelona: Ediciones 29, 1997
--------------------------- Vladimir Maiakovski o La rebelión
de los objetos, (Trad. J. Hesse),
Madrid: Fundamentos, 1972
---------------------------- Poesía y revolución,
(Trad. J. Fuster y M. A. Oliver), Barcelona: Península,
1971
--------------------------- Yo mismo. Cómo hacer versos,
(Trad. A. García Tirado y E. Soldevilla,
Barcelona: Alberto Corazón, 1947.
" Antología poética,
(Preliminar, selección y traducción Lila Guerrero),
Buenos Aires: Losada, 1985
" Benjamín, Walter "El Flaneur", en Poesía
y Capitalismo. Iluminaciones II. Madrid: Taurus, 1980.
" Hauser, Arnold "Bajo el signo del cine", en
Historia Social de la Literatura y el Arte, Tomo II. Madrid:
Debate, 1998.
" Hesse J. Vladimir Maiakovski, Madrid: Epesa, 1971
" Hulten, Grassi, Venice y otros, Futurism and Futurisms.
New York: Phaidon Press Limited, 1986.
" Nakarov, A. Antología de la poesía soviética,
Madrid: Júcar, 1974
" Revista "Kommunist" nº 18 / 1957.
" Shklovski, V. "El arte como artificio", en Teoría
de los Formalistas Rusos. Bs.As.: Siglo XXI, 1970.
" Triolet, E. Recuerdos sobre Maiakovski, Barcelona: Kairós,
1976
" Tzara T. Siete Manifiestos Dadá, Barcelona: Tusquets,
1999 [1918].
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