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ESFÍNTER
- CORTÁZAR, JULIO - COMPUNATURALEZA -
El esfínter analógico de la señorita Callamand
y otros tropos
Bruno
Mazzoldi |
De la autoadhesión occidental de 1957 al
desapego pseudo-vedántico de 1972, del egoísmo
del gasterópodo liberal al suicidio del congrio guerrillero,
el tránsito se efectuaba entreteniendo ambos frentes,
el de los avances tecnológicos y económicos que
garantizaban la democratización de los saberes sin abolir
el Jack Daniels a las siete y media de la tarde |
El anillo de su inmensa perfidia Giges lo saca del dedo del esqueleto
de un gigante metido en un sarcófago de bronce en forma de
caballo. El engarce de la joya da vueltas y si lo mantiene hacia
adentro, hacia la palma, Giges ve
sin ser visto, mientras al voltearlo hacia afuera él también
se expone. Hasta ahí "perfecto" -lo que se dice
teleeis cuando de Océano se trata, el río que
circunda la Tierra desembocando en sí mismo.
Pero el bendito anillo le resulta muy grande. De hecho le toca frenar
constantemente el bamboleo con el índice y el pulgar de la
otra mano. De manera que si quiere dejar de ser pastor de cabras
y aprovechar los privilegios del control de la propia imagen, en
serio, hasta la total autonomía de su ser separado del rebaño
(porque, hay que saberlo, "el
mito de Giges es el mito mismo del Yo,
y de la interioridad que existen no reconocidos" - Lévinas.
32 - Trad. Guillot. 84), y si tan locamente ambiciona la
omnipotencia, hasta querer usurpar el trono y la cama del hombre
más poderoso del país, porque suya es "la
impunidad de un ser solo en el mundo, o sea de un ser para quien
el mundo es un espectáculo" (ib. 62 - Cfr. 112), de día y de noche ha de cogerse firmemente
con una mano la otra, tener los dedos huéspedes, convertirse
en circuito demasiado interno. Con lo cual se le aprieta el con,
lo que se dice con a salvo de malentendidos, pues "con,
del sánscrito (no
del francés),
quiere decir precisamente con,
exactamente lo contrario de sin. De tal manera que por parte
de con no hay dificultades ni evasivas." (De Greiff. 365)
Buen humor ni tan aparte, se le dilatan obstáculos y complican
ambages al pobre Giges. Y si no quiere que la reina le vea asesinar
al rey Candaulo, matarlo con un arma cualquiera se le vuelve un
verdadero enredo. Aparentemente le conviene apretar el cuello del
monarca en el aro de sus brazos sin soltar el candado maldito -hasta
la asfixia, a las cortas la del otro, a las largas también
la suya, pues le queda sobrevivir en ese mismo autocircuito hecho
un teletirano, atrapado en sí mismo, vacía sortija
encinta de sí, ocupada tan sólo por la muerte del
Otro.
En suma y en resta, por exceso de empate consigo mismo se le
reduce al mínimo la comparación, la correspondencia,
la proporción matemática: otros tantas maneras
de nombrar las accio-pasiones de analogein, "ser
análogo", "ser proporcionado", y de analogizomai,
"razono", "pondero", "deduzco",
"conjeturo por analogía" -también en
francés.
¿A qué viene entonces considerar que "esfinge
y esfínter tienen la misma raíz:
contraer" (Lezama.
84)? Del anus al anulus, del anulus
al anillo y regreso, el enigma del caso remite a la analidad del
sujeto analógico
y a su expansión en el fisting de la distinción
entre programa y organismo, a las entrañas tesaurizadas en
obediencia a la economía del Yo y su inversión inmediata
en las extrañas abnegaciones del sujeto digital.
Construidos a partir de funciones reiteradas y sutiles variaciones
en vista y revista del crecimiento de bloques de "self-similar
morphologies" (Hayles.
3), los simulacros
de vida artificial que se caracterizan por "acumular menos
inteligencia en las criaturas y construir más inteligencia
en el proceso dinámico consistente en coadaptarse a constricciones
ambientales bien definidas -coadapting to well-defined environmental
constraints" (ib.
6-7), las criaturas
virtuales y su sistema cognitivo distribuido corren el peligro de
parecerse demasiado fácilmente al malhadado peregrinaje de
anguilas trazando el ideograma planetario correspondiente al "tercer
mundo global del hombre sin orillas" (Cortázar
1. 68), milicias de
compunaturaleza pynchoniana
hace rato substraída al fantasma
de "la ciencia de
mesados cabellos, a la señorita Callamand que cuenta y cuenta
el paso de los leptocéfalos y marca cada unidad con una meritoria
lágrima cibernética." (Ib.
51)
El autor de El libro de
Manuel (esa apología
del Secuestro Simpático) aún
se complacía en acariciar la sancta simplicitas del
supuesto naturalismo tercermundano después de haber logrado
sobreponerse a las veleidades individualistas que le habían
inducido a considerar de qué manera "si el hombre
no se pegara a su yo como un molusco, habría desaparecido
hace rato, mal que le pese a las filosofías
indias" (Cortázar 2. 372 - A J. Barnabé).
De la autoadhesión occidental de 1957 al desapego pseudo-vedántico
de 1972, del egoísmo del gasterópodo liberal al suicidio
del congrio guerrillero, el tránsito se efectuaba entreteniendo
ambos frentes, el de los avances tecnológicos y económicos
que garantizaban la democratización de los saberes sin abolir
el Jack Daniels a las siete y media de la tarde y la ascesis subversiva
del letrado religioso que, durante su segunda estancia en la India,
en la residencia de Octavio Paz,
meditaba sobre el alcance de las recientes enseñanzas caribeñas,
habida cuenta de que un mes en Cuba le habría mostrado "hasta
qué punto el Che sigue vivo en un plano donde la muerte
deja de ser negativa y hasta trágica" (ib. 1221 - A J. Bernabé), su propio plano no tan entre otros,
pues "claro está, no soy el Che Guevara, no te hablo
de meterme a -monter vers- la guerrilla, sino de una operación
análoga pero siempre quedándome (y
éste es el problema) en
la poesía, en la
literatura,
en las únicas cosas que sé hacer. Cuba ha sido como
un camino de Damasco sin conflicto -choc- visible, pues veo ahora que andaba
hace tiempo a mi manera por ese camino" (ib. 1225 - A Jean Thiercelin -
Trad. Bernárdez),
confirmando así la
alianza del fantasmático ahorro del duelo con la peculiar
reinstalación de "lo aurático en lo posaurático"
(Avelar. 24) caracterísitica de la estetización
de la política consentida por el boom, "a contrapelo
de un mundo secular y modernizado" del que esa misma política
se quiso embajadora (ib. 52), no sin la satisfacción del admirador
de Strawinsky enseñado al consentimiento de inocentadas obsoletas
y refinados efectos de música barata como los que suscita
el organillo de La Consagración de la Primavera, si
botas hay que parar al otro Adorno:
"Las imágenes
de la música mecánica producen el shock de una modernidad
pretérita y decaída en niñería -eines
vergangegenen und zum Kindischen herabgesunkenen Modernen. Lo
que se convierte en puerta de entrada de lo pretérito primigenio
-des Urvergangenen-, como más tarde para los surrealistas.
El organillo, el que se escuchaba en una época, asume la
función de déjà vu acústico,
de meditación íntima. De repente, como al guiño
de un artista mágico, la imagen de lo gastado y decadente
debe transformarse en el remedio contra la descomposición.
Que el organillo suplante el órgano de Bach es el fenómeno
primigenio del impulso espiritual llevado a plenitud por Strawinsky,
a cuyo efecto su chanza metafísica
puede remitirse a la analogía que une el uno al otro, el
precio de la vida -den Preis des Lebens- que la nota debe
pagar por purificarse de las intenciones. Hasta el día de
hoy toda la música ha debido retribuir la resonancia de la
vinculación colectiva mediante la violencia
contra el sujeto, mediante la entronización autoritaria de
una mecanicidad." (Adorno.
135 - Cfr. Bixio. 116)
Es esta mecanicidad de lo cursi que Cortázar
execraba y elogiaba incontrolablemente, sin dar señas de
la menor conciencia del confluir de gestos necesariamente contradictorios
hacia el absoluto autosecuestro de las intenciones en un ex-Yo que
se anhelaba auténticamente presente y libre.
Menos palabras: pendiente
del lóbulo izquierdo de la criatura violada por Ediciones
Sígueme que todavía responde al título de De
otro modo que ser, el joyel de la expresión "trope
du 'pour l'autre'" que el traductor español ha repetidamente
extraviado en medio de su "grupo del 'para el otro'" (Lévinas
2. 88 y 87 - Cfr. Pintor-Ramos. 127 y 126), exige que el tropo no se confunda con "troupeau"
alguno, sea masa migratoria de ondulantes y resbalosos índices
de gigantes guerreros, manada de caballos resepultos o enjambre
de duendes virtuales.
Blibliografía
Adorno Theodor W., Philosophie
der neuen Musik, Suhrkamp, Frankfurt/Main, 1976 (Frankfurt, 1954)
- Trad. Alberto Luis Bixio, Sur, Buenos Aires, 1966.
Avelar Idelber, Alegorías de la derrota : la ficción
postdictatorial y el trabajo del duelo, Cuarto Propio, Santiago,
2000.
Cortázar Julio, Prosa del observatorio, Lumen, Barcelona,
1972 ; Cartas - 3 Vs (Aurora Bernárdez ed.), Alfaguara,
Madrid - Buenos Aires, 2000.
De Greiff León, "Andanzas de Ney por tierras ecuatoriales",
en : De Greiff L., Obra Dispersa - 4 Vs (Hjalmar de Greiff ed.),
Universidad de Antioquia, Medellín,1995-1999, V. 1º,
pp. 364-366 (El Espectador, 1947).
Hayles N. Katherine, "Simulating Narratives : What Virtual
Creatures Can Teach Us", en Critical Inquiry, V. 26, Nº
1, 1999, pp. 1-26.
Lévinas Emmanuel, Totalité et Infini - Essai sur
l'Extériorité, Martinus Nijhoff, La Haye, 1971
- Trad. Daniel E. Guillot, Sígueme, Salamanca, 1977 ;
Autrement qu'être ou au-delà de l'essence, Martinus
Nijhoff, La Haye, 1974 - Trad. Antonio Pintor-Ramos, Sígueme,
Salamanca, 1987.
Lezama Lima José, Diarios, Era, México, 1994. |
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