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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



CULO - NALGAS - PODER DE LA PALABRA -

Lat. culum*

Carlos Rehermann

Bastaría una afirmación del tipo Artigas tenía culo para dar movimiento a un ejército de senadores, ministros, abogados, editorialistas y sociólogos

 

Nadie habrá dejado de observar que un culo no es lo mismo que unas nalgas. Para empezar, el diccionario que contiene este inapreciable instrumento informático a través del cual vierto vocablos a una misteriosa memoria electrónica, no registra la palabra "culo", indicio de lo cual es el coqueto subrayado rojo que aparece bajo ella cada vez que la hago surgir en la pantalla. Lejos de suponer que para la gente que compuso tal diccionario no existe ni siquiera la taba, que, cualquiera sabe, puede caer según la disposición denominada culo, amén de otras, o que dichas personas no frecuentan la postura sedente. En cambio, las nalgas son completamente insubrrayadas, adecuadas para todo uso lingüístico, y ni siquiera en una forma extrema (por ejemplo, escribiendo NALGAS, o nalgas, o aun ¡Nalgas!) su exposición al público merecerá comentarios condenatorios.

Por lo demás, aquí se permite el empleo de "culo" porque hemos tomado la palabra como objeto de estudio, pero difícilmente se aceptaría usarla como el resto de las aquí empleadas. Se nos permite escribir culo mientras hablemos del signo y no del referente. Bastaría una afirmación del tipo Artigas tenía culo para dar movimiento a un ejército de senadores, ministros, abogados, editorialistas y sociólogos, con un costo estimado, por concepto de salarios, tiempo de antena, valor del papel y los impuestos correspondientes, de varios centenares de miles de dólares: el poder de una sola palabra.

El caso es que, según ha sido escuchado, estamos en la Era de la Imagen, por lo cual toda discusión acerca de la palabras peca de delicuescencia. Durante el verano se emitien programas de televisión donde se ofrece un panorama de lo que ocurre en ciertos ámbitos de Punta del Este. Sus infatigables creativos encuentran sana recreación en la inserción periódica de culos femeninos tomados en lo que técnicamente se denomina Primer Plano (PP) o, a veces, en Primerísimo Primer Plano (PPP). Si pudiéramos acceder a los guiones de tales programas ¿cómo encontraríamos expresadas las tomas antedichas? Cabe exprimir el magín hasta el extremo de "PPP NALGAS MUCHACHA ACOMODANDO SLIP", pero probablemente sea más recomendable suponer que el Director le dice al camarógrafo, en una formulación de guión que ni Joris Ivens: "Carlitos, tomame culo de la minita ésa".

El problema no radica en abolir la afectividad que rodea una palabra. ¿De qué valdría entonces la diferencia entre "culo" y "nalgas"? El repertorio de los escritores se vería tristemente limitado si todas las palabras fueran igualmente neutrales, en relación con un estándar que establece determinada cultura, y también el habla cotidiana resultaría achatada, desleída y falta de energía. Como, paradojalmente, resulta chata, desleída y cansina toda la programación televisiva salpicada de culos postadolescentes.

* Publicado originalmente en Insomnia Nº 11

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