III. ¿Dónde estás corazón?
Hoy, en que las Britneys, las Aguileras, las Shakiras, y un ejército
de ilustres varones mediáticos, cuyo único interés es embolsillarse
millones de dólares vendiendo su enfermiza fast food... a
todos ellos, me parece que les cae como anillo al dedo lo que han
dicho algunos artistas sobre
la reina del pop: "Madonna es una persona horrible, fea y
estúpida que ha conseguido el éxito a base de ser barata, vocinglera
y despojada de vergüenza"
(Roger Waters).
"En el más sofisticado de los sentidos, su
música e
imagen irradian esa clase
de idiotez capaz de
seducir a casi todo el mundo"
(Mick Jagger).
"Para nosotros, Madonna es más una figura mediática que un músico
(...). Consumada fascista de la
imagen, Madonna es la
perfecta estrella de la MTV, optando siempre por la atención visual
ante la auditiva"
(Symon Reynolds y Joy Press,
críticos musicales)(12).
De nuestro orgullo nacional, la gran-¡oh!-diosa Shakira, cito lo que
sobre ella han dicho tres escritores. Comencemos por lo que expresa
Alford, personaje de la novela (que
tiene por título este mismo nombre),
de Luis Fernando Charry:
"Shakira es un experimento de
rock mal entendido, Satélite. Sus canciones son la perfecta
demostración del tiempo en que vivimos: canciones vacías para
cerebros vacíos; canciones con letras tontas para tontos que
(como usted)
la veneran hasta el
infinito. Shakira
(y sólo he oído un disco
bautizado con el insoportable nombre de Pies descalzos, (...)
no contiene nada concreto dentro de su estructura fácil, digerible.
(...) Pies descalzos es una oportunidad para demostrar... (y
¿no es precisamente el que está sonando?),
es una oportunidad para demostrar lo mal que estamos y lo mal que
podremos estar si Shakira es un fenómeno del
rock en crecimiento. Una
canción
(¿cómo se llama la que está
sonando?) que aturde
por su rimita consonante e insoportable y el típico puente antes de
llegar al coro que, como todo en Shakira, quiere decir pero no
termina diciendo nada. Dando vueltas y soltando frases
(porque no se puede hablar de
lirismo, Satélite)
simplemente vacías y
lugares comunes siempre molestos por desembocar en lo obvio... "no
puedo entender lo tonta que fui", y yo tampoco puedo entenderla, de
verdad... Esa voz en falsete que
(ojalá no me equivoque,
Satélite) se terminará
algún día no lejano para dejarnos
(o dejarme a mí, por lo menos)
en paz..."(13).
Por su parte, Medina Reyes, en un artículo periodístico, apunta:
"(...) se llama artista
con más propiedad a un cantante o presentador que a un
poeta o pintor. No me sorprende
que, según la Encuesta Nacional de Cultura, entre los personajes y
artistas más admirados
figuren mamarrachos como Shakira y Juanes, seguidos de la mierda de
perro que producen los realities..."(14).
Y en su blog, el escritor de La sexualidad de la Pantera Rosa,
hace referencia, otra vez, a la cantante:
"En 1977 un tipo le disparó a otro, ambos eran altos y fuertes,
ambos eran negros y feroces. Uno pensó que bastaría con un cuchillo,
era flaco y ágil. El otro más pesado y taciturno tenía una Colt 45.
No recuerdo sus caras, sólo la de Elvis grabada en la camiseta del
muerto. Un negro grande, flaco, con largas patillas. No era el
primer cadáver que veía y no sería el último, pero nadie jamás ha
vuelto a tocar la guitarra como Jimi y nadie, escuchen bien hijos de
puta, ha podido cantar en esos tonos bajos, recorriendo todos los
matices del negro al gris, despacito, suave, hondo, afilado. Del
gris regresando al negro y a ese color más oscuro que el negro que
sólo él conocía. Saboreando cada nota, ese maldito... nadie puede
hacerlo como el Rey. Elvis no ha sido el mejor cantante de la
historia, Elvis no necesitaba serlo. Elvis ES, entiendes, es. Marvin
Gaye es mucho más astuto, un negro a la topatolondra, conoce los
pormenores, puede sostenerse el tiempo que le da la gana sobre las
olas más furiosas. Nació para el soul. En 1977 había un poco de
elegancia todavía en el mundo, uno podía irse por allí con los
amigos a ver revistas porno y escuchar
rock and roll. Quienes nacieron
después estaban sordos, por eso esa birria, ese cutre de Juanes
puede hacer gárgaras aquí y allá, impune. Y esa marmota de Shakira.
No los odio, los desprecio con rigor"(15).
Por otra parte, Diana Ospina Obando, en su blog escribe:
"(...) quería sentar mi protesta por ciertas cosas que me indignan.
Por estos días, estoy ofendida con los videos musicales que se
trasmiten en diferentes canales. Ni hablar de la riqueza musical o
de las letras de la mayoría de las canciones, en general la cosa es
para llorar y todo se podría resumir en: me haces falta; te perdí;
no puedo vivir sin ti; y la peor, estás muy buena mami, y te daré lo
que pides... En fin, independientemente de eso me tiene harta la
saturación de caras de cantantes en muecas de simulación de éxtasis
sexual. Francamente insoportable la mirada seductora, la boca
entreabierta y las caderas bamboleantes mientras se tocan a sí
mismas. De insinuación se pasó a la obviedad... Calzones al aire,
brassieres descubiertos, gemidos... ¿quién canta? todas se parecen:
Britney, Cristina, o, lo peor, Shakira. Esa fue, probablemente, la
gota que desbordó la copa. Ya había sido un impacto que de Pies
descalzos pasará a danzas eróticas y que sin asomo de rubor
cantara con el micrófono entre las piernas pero bueno, se le
perdonó... pero la expresión de su rostro en su último video se
convierte en una verdadera "tortura".
¿No hay nada más?, ¿de verdad todo se limita a los estertores del
orgasmo?, un instante
rápido y efímero
(lo que importa es lo que viene
después). ¿El éxito en
ventas radica en permitirle al público visualizar la cara de la
cantante en cuestión durante la excitación? ¿Así se satisfacen los
deseos? Qué sé yo...
pero el lugar común
ya me tiene fuera de quicio"(16).
Los muros de esta Jericó contemporánea están hechos con los
ladrillos de la estulticia y la podredumbre. A cada instante, en la
radio comercial y en
varios canales de la televisión, se repiten los estribillos que
conformarán las mentalidades del pensamiento trivial y corriente de
millones de adolescentes.
Cárceles de sonido omnipresentes utilizan la música para vender sus
propagandas políticas de control. En las márgenes de nuestras
miserables ciudades, la
pobreza a quien más golpea es a los
niños, siempre más vulnerables y
propensos al veneno que se les regala y vende en formatos de
reggaeton, vallenato y "pop". Los guiones de vida de muchas
niñas, están determinados por infames "bandas sonoras" que las
precipitan a los abismos de una sexualidad irresponsable. Después de
una corta, pero intensa "educación sentimental", aprendida en las
loables líricas de "maestros" como Daddy Yankee, Don Omar o los
paladines de Calle 13, estas pequeñas madres
(entre los doce y los dieciocho
años)
están listas para
dejarse moldear por los vallenatos plañideros y los gemidos de
hembra (in)satisfecha de una Shakira que convulsiona de
efervescencia y calor entre cebollas, tomates y ropa sucia. Shakira,
vende millones de copias en todo el mundo, lo que demuestra que los
mass media se han
encargado de
globalizar el mal gusto. En El spleen de París,
Baudelaire escribe una pequeña
historia que condensa estos procesos de homogenización de la
percepción:
El perro y el frasco
"Mi lindo perro, mi buen perro, mi querido perrito, acércate
y ven a respirar un excelente perfume, adquirido con el mejor
perfumista de la ciudad".
Y el perro, agitando la cola, lo cual es, creo, entre esos pobres
seres, el signo correspondiente a la risa y la sonrisa, se acerca y
pone curiosamente su nariz húmeda en el frasco destapado; después,
retrocediendo súbitamente con espanto, ladra contra mí, a guisa de
reproche.
"Ah, miserable perro, si te hubiera yo ofrecido un paquete de
excrementos, lo habrías olisqueado con delicia y acaso devorado. Así
tú mismo, indigno compañero de mi triste vida, te pareces al
público, al que jamás hay que regalarle los perfumes delicados que
lo exasperan, sino basura cuidadosamente escogida"(17).
Creadores como Schaeffer, Kagel, Berio, Nono, Sibelius, Laurie
Anderson, etc., y aquí en Colombia artistas como Jacqueline Nova,
Juan Reyes, Ricardo Escallón, Catalina Peralta, Carlos Gómez, Luis
Fernando Henao, Alba Fernanda Triana, Roberto García, Germán Toro,
Ricardo Arias, Mauricio Bejarano, Guillermo Carbó Ronderos, por sólo
mencionar a unos pocos, los considero como trabajadores anónimos que
le devuelven a la música su dignidad, ya que como lo expresara
Elliot Sharp:
"Algunas cosas no están
hechas más que para los seres humanos, y la composición musical es
una de ellas. Imagino que el término decisivo aquí es "alma"(18).
Ellos, al igual que Josué(19),
derriban con su música esos muros que encarcelan la percepción.
Notas:
(12)
LENORE, Víctor. Madonna. Valencia, La Máscara,
1996. pp. 60,62.
(13)
CHARRY, Luis Fernando. Alford. Bogotá, Planeta,
2002. pp. 90,91.
(14 )
MEDINA REYES, Efraim. La tv y otros demonios. En:
La Calle. Año 2. Número 5. Bogotá, mayo de 2006. p. 3.
(15)
MEDINA REYES, Efraim. La bala de alguien (texto completo).
Friday, January 12, 2007. En:
pistolerosputasydementes.blogspot.com/
(16) OSPINA
OBANDO, Diana. Memorial de agravios (I parte).
Viernes, mayo 06, 2005. En:
http://elgatoquepesca.blogspot.com/2005_05_01_elgatoquepesca_archive.html
(17)
BAUDELAIRE, Charles. El spleen de París. Traducción
de Margarita Michelena. México, F.C.E., 1990. p. 35.
(18)
DERY,
Mark. Elliot Sharp: músico de la mente. En: Velocidad de
escape. La cibercultura en el final del siglo. Traducción de
Ramón Montoya Vozmediano. Madrid, Siruela, 1998. p. 93.
(19)
Santa Biblia.
Josué. Capítulo 6. Versículos del 1 al 27.
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