Se lo define como neotango, tecnotango,
electrotango, tango digital o tango electrónico. Algunos
lo ven como una movida oportunista y una copia burda de los clisés
de la música de Piazzolla.
Para otros, es una corriente de vanguardia,
un nuevo impulso que revitalizaría el género.
"Lo único
que le faltaba al tango
era dar una vez más la vuelta al mundo. Porque ya la dio
en los años 20, después con Piazzolla y ahora con
esto. Es una de las grandes músicas del siglo XX del mundo
occidental", afirma Eduardo Makaroff, integrante de
Gotan Project, uno de los grupos emblemáticos del
llamado tango electrónico (1). Pero ya desde los trabajos
pioneros de Curt Sachs o Carlos Vega y pasando por los más
diversos análisis musicológicos, periodísticos
y algunas retóricas poéticas, el tango ha sido
reconocido como una de las marcas identificatorias más
importantes del pasado siglo.
Los distintos procesos que han urdido la trama histórica
de este género, dentro
y fuera de las márgenes del Río
de la Plata, lo han convertido en un sistema complejo, de
gran heterogeneidad y movilidad en sus fronteras. Se gestó
y desarrolló en una rica dinámica de cruzamientos
culturales, musicales y danzarios. Fue el signo de identidad
del bajo fondo y se hizo acreedor de la censura moral de las
clases criollas dominantes de finales del siglo XIX y principios
del XX. Desde su primer arribo a tierras europeas, fue marcado
por el disciplinamiento moral y artístico, y la consiguiente
aceptación pública y legitimación de la
sociedad criolla. En su nuevo estatus, cambió la incorrección
de aquellos primeros tangos de Villoldo -también conocido
por seudónimos
como Fray Pimiento, Lope de la Verga o Antonio Techotra-, por
un canon de
correcciones estilísticas y morales, se le negaron sistemáticamente
sus raíces negras, y se transformó en la "música
típica del Río
de la Plata". Luego fue sacudido por vientos de
renovación y experimentación,
con Piazzolla, Rovira, Mederos. Y a pesar de sus resistencias
conservadoras, la vieja guardia y sus "grandes valores del
tango" no ha tenido más remedio que convivir con
ellas.
Reabiertas sus fronteras con esas experiencias, nuevas propuestas
lo llevaron por otras tierras, mezclas y transformaciones.
Los Postangos de Gerardo Gandini, lo (re)descubren en
otros universos sonoros y expresivos en los que se funden la
improvisación y elementos de las vanguardias cultas. Daniel
Melingo lo carga de una rebeldía heredera de su historia
roquera, y propone otros mestizajes en lo musical y letrístico.
La Orquesta Típica Fernández Fierro reivindica
el sonido de orquesta pero con una filosa postura roquera. Se
carga de un nuevo lenguaje tumbero y reo, y, al mismo tiempo,
se le organizan festivales multitudinarios y se lo viste con
orquestaciones sinfónicas. Sigue seduciendo al jazz y
al rock como lo hizo
en los 60 y 70, pero también a las murgas
uruguayas y argentinas. Los (eternos)
repetidores de
Piazzolla, de aquí y del otro lado del río, también
encuentran su espacio, explotando una nada despreciable veta
comercial. Otros, los menos tal vez, apuestan a recuperar sus
raíces negras, como la música de Juan Carlos Cáceres,
intérprete y compositor argentino radicado en Francia,
o a través de algunos proyectos musicológicos.
Y en la última década, la world music y
la electrónica también han dirigido sus miras hacia
el tango, inundando el dance floor con loops de
bandoneones y sonidos sintéticos.
Este nuevo emergente tangueroelectrónico
ya ha generado, como era de esperar, sus apasionados defensores
y detractores. Los primeros, sostienen que es un movimiento de
vanguardia,
vital para la renovación del género.
Desde la oposición, como pueden ser las opiniones de Gandini
o del Dj y productor Cristian Trincado, es una movida oportunista
y marketinera. Para Federico Abuele, uno de sus cultores argentinos,
"la combinación de la electrónica y el
tango es algo que estaba en el aire. Se combinó música
hindú con electrónica, bossa nova con electrónica,
blues con electrónica, ¿por qué no tango?"
(2). Otros, como el uruguayo Luciano
Supervielle integrante del colectivo Bajofondo Tango Club,
no lo definen como tango: "Nosotros no somos tangueros,
no hacemos tango. Sería muy pretencioso de nuestra parte
pensar que estamos haciendo el nuevo tango. El nuevo tango lo
tiene que hacer una persona que dedique su vida a hacer tango
y eso no soy yo" (3). Y para Juan C. Cáceres,
este tecnotango "es un camino de ida y vuelta",
donde uno y otro género
crecen a partir del cruzamiento (4).
Cuando tallan los
recuerdos
Para algunos cultores
y seguidores de este subgénero electrónico y/o
tanguero, dependiendo desde dónde se lo defina, uno de
sus antecedentes más remotos se encuentra en la época
de auge de la música disco. A principios de los 80, Grace
Jones, la legendaria "pantera negra", arremetía
con una afectada versión de "Libertango" de
Piazzolla, editada con el título " I've Seen That
Face Before" en su disco Nightclubbing.
En esa misma década, la escena del pop argentino daba
los primeros signos de interés por fusionar bases electrónicas
con gestos tangueros. Uno de los primeros fue el grupo Los
Encargados que lideraba Daniel Melero, que es considerado
como uno de los pioneros del tecno-pop porteño. En su
primer y único disco Silencio (1986), incluyeron la canción
"Andando en la luz fría" de Melero, donde el
canto robotizado de su autor se fundía con sonidos sintéticos
y el bandoneón tocado por Rubén Juárez.
Algunos años después, Leo y Gastón Satragno
con su grupo El Signo, grababan "Parece un martes
13" para el disco Undermalabia (1989), donde conjugaban algunos
samples (muestras)
de la voz de Carlos
Gardel, sintetizadores y un bandoneón.
Estos primeros ensayos de tango electrónico, están
directamente emparentados con los acercamientos al tango de varios
representantes del mundo del rock
en Argentina desde los años 60. Basta recordar el primer
disco de Almendra que lideraba Luis A. Spinetta -Almendra
I de 1969-, donde se pueden escuchar referencias tangueras
en canciones como "Laura va" y "Figuración",
y otros ejemplos posteriores de Lito Nebbia, Fito Páez,
Charly García o J.
C. Baglietto, entre otros.
Pero lo que suelen olvidar algunas intentos de reconstrucción
histórica de este movimiento, son los antecedentes que
se encuentran en el propio tango y en las diversas experiencias
de fusión entre sonidos generados electrónicamente
e instrumentos tradicionales en el campo de la música
culta. Y cabe recordar que mucho tiempo antes, varios compositores
latinoamericanos que han transitado por los caminos de la electroacústica,
utilizaron sus creaciones elementos del tango, tanto como recontextualización
de rasgos sonoros como en sus referencias simbólicas.
Tango reloaded
Luego de aquellos experimentos
puntuales de Los Encargados o El Signo en los 80,
a finales de la década de 1990 se gesta en Francia una
de las primeras propuestas de tango electrónico de mayor
aliento y éxito comercial. En 1998, el guitarrista argentino
Eduardo Makaroff, radicado en París, inició un
nuevo proyecto asociado con Philippe Cohen-Solal y Christoph
H Müller, que ya contaban con una larga experiencia en la
electrónica, bajo el nombre de Gotan Project (GP).
Los primeros resultados difundidos principalmente en el ambiente
los Dj, fueron una versión de "Vuelvo al sur"
de Piazzolla y "El capitalismo foráneo". Esto
sirvió de base para su primer fonograma La revancha
del tango, que se lanzó recién en 2001. A esta
primera producción, que tuvo un importante éxito
de ventas, le siguieron Inspiración-Espiración
en 2004, La revancha del tango - live en 2005, y en 2006
El norte y Lunático.
Paralelamente a sus otros múltiples proyectos, el músico
y productor argentino Gustavo Santaolalla, transformado en una
suerte de rey Midas de la marca rock
latino, también decidió apostar en este campo
emergente con Bajofondo Tango Club (BFTC).
Para este nuevo emprendimiento,
Santaolalla convocó como co-productor al polifacético
músico uruguayo Juan Campodónico, con el cual ya
había trabajado en otros proyectos. A esta dupla se le
sumarán, sobre todo después de un intenso trabajo
de laboratorio, una larga lista de músicos de extracción
tanguera, jazzística, electrónica y hiphopera.
Y apoyado con una importante campaña promocional, en el
año 2002 se lanza el primer DC homónimo y en 2006
Bajofondo Remixed, con remezclas de las composiciones
del primero. Al igual que GP, el colectivo BFTC se aboca
desde el exitoso primer lanzamiento, a cumplir con una nutrida
agenda de conciertos y fiestas electrónicas en Uruguay,
Argentina, Europa y Estados
Unidos, tanto con el formato banda como con el Dj set.
De la misma forma que ha ocurrido con otros proyectos colectivos
en la música popular,
en 2004 se produjo el primer desprendimiento solista de BFTC,
con la aparición del primer fonograma solista del uruguayo
Luciano Supervielle. En este trabajo, también producido
por Santaolalla y Campodónico, Supervielle plantea un
desarrollo muy personal de algunos de los rasgos más interesantes
de su participación en BFTC, e incorporando elementos
de la milonga, el candombe
y el hip hop.
Si bien estos grupos son lo que han tenido mayor exposición
mediática, en los últimos años han surgido
en Uruguay y Argentina, otros grupos y solistas que procuran
marcar la cancha con su propio perfil. A fines de 1998, Max Masri
y Diego S. Velázquez comienzan a gestar en Buenos Aires
el grupo Tanghetto, que lanzará al mercado su primera
producción en 2003 con el título Emigrante.
Entre 2001 y 2002, el instrumentista Martín Delgado y
el productor de música electronica Juan Manuel Aguirre,
inician el proyecto San Telmo Lounge. En 2002, Digitalcoya,
formado por Claudio Medín y Daniel Castro, lanzan junto
al sitarista Litto Messore su Sitar Project.
El 13 de junio del
2002, Ultratango, el nuevo grupo formado por Leo y Gastón
Satragno, hacen la primera presentación en vivo de su
propuesta tangoelectrónica en el "Festival Internacional
Astor Piazzolla". En 2005, Tomi Lebrero se lanza con un
proyecto de canciones bajo el título Puchero misterioso
(5). Y este año, Juan Carlos
Cáceres lanza su proyecto Maquinal Tango, donde
aborda sus composiciones integrando el canto, instrumentos tradicionales
y electrónica.
La difusión y generación de experiencias locales
en Uruguay no se demoró. Tras la primera producción
de BFTC, Supervielle, y los remixes de Juan Campodónico
y Marcelo Castelli, con un perfil diferente, más recostado
en el formato canción, se forma Planeta Tango liderado
por la cantante Ana Karina Rossi, a la que se suman el pianista
Horacio Di Yorio, el guitarrista Daniel Petrucelli y el Dj Sapo
(6).
La fórmula
está
Y parece que, salvo
alguna excepción muy puntual como los trabajos de Supervielle
o Cáceres, la insistencia en esa fórmula ya está
dando los primeros síntomas de agotamiento. Sebastián
Escofet, productor que estuvo vinculado a los primeros pasos
del proyecto BFTC, es muy claro en su diagnóstico:
"sólo le veo futuro si sigue evolucionando y no
repitiéndose como ya lo está haciendo. Pero se
necesita un conocimiento muy profundo de las formas y un vuelo
distinto, no sólo poner un patern y tocar un loop
arriba".
Uno de los componentes más notorios de esta fórmula
es la asfixiante dependencia del modelo de Piazzolla. Tomi Lebrero,
otro de los cultores argentinos de este tecnotango, apunta directamente
al núcleo de este problema: "la melodía
piazzollana encima de una base drum 'n bass no tiene muchísima
vida. Va a quedar como un muy buen intento de esta época".
Algo similar ha ocurrido con otras tantas propuestas (auto)definidas
como innovadoras y que han pretendido trascender, desde la mera
reproducción de clisés, los límites territoriales
del mundo simbólico tradicional del tango. Sin embargo,
lo que en su momento resultó removedor en Piazzolla, y
que quedó fuertemente asociado a lo experimental
y a la imagen de una modernidad urbana y tecnológica,
se transformó en un universo autorreferencial y cerrado.
"Piazzolla es él, no es una propuesta espontánea
y abierta", afirmó a Brecha Juan Carlos
Cáceres. Lo mismo decía Gerardo Gandini, cuando
al presentar en Montevideo
su trabajo Postangos, se negaba a realizar una versión
de "Adiós Nonino" que reiteradamente le pedía
el público en el Teatro Solís (Ver Brecha 14/01/05).
La otra variable de la fórmula proviene del mundo de la
electrónica, especialmente de aquellas expresiones más
cercanas al ambient, al minimal o al house.
Del arsenal de estereotipos tecnológico-compositivos de
este género, se pueden destacar: a) la utilización
de estructuras motívicas, en muchos casos con diseños
rítmico-melódicos breves, que se insertan en comportamientos
repetitivos; b) el carácter adiscursivo de estas estructuras;
c) la generación de procesos de agregación-desagregación
de capas sonoras; d) las texturas no polarizadas, donde la escucha
puede zigzaguear entre las distintas capas y definir en forma
no lineal e intermitente los elementos que asumen el rol de primeros
y/o segundos planos; e) la proliferación de asociaciones
intermusicales a partir la utilización de fragmentos sonoros
(samples) de otras músicas; f)
la utilización de sonidos sintéticos que, salvo
los utilizados en la programación de baterías electrónicas,
no están asociados a instrumentos musicales tradicionales.
En muchos casos, como algunas creaciones de Tanghetto,
San Telmo Lounge, Gotan Project o Planeta Tango,
las piezas no se ajustan a esta sumaria caracterización,
y se acercan más al formato tradicional de la canción
popular o piezas instrumentales con aires jazzísticos.
El acoplamiento de estos dos mundos no siempre tiene como resultado
la fusión en un producto nuevo. En la mayoría de
las composiciones, las costuras entre la electrónica y
el tango devienen pintorescas, simplistas y reafirman las críticas
que tildan de oportunismo marketinero a estas propuestas. Por
otro lado, la excesiva confianza en la aparente apertura multicultural
de la electrónica, ha encerrado a muchas de estas experiencias
en un juego acrítico con las últimas novedades
de la informática, sin generar una reflexión seria
sobre sus uniformizados estereotipos de lo diferente, tributarios
de las depredadoras reglas del mercado.
Como señala Cáceres, "hay mucha gente que
trata de incorporarse a la moda del tango y exploran vías
que no llegan a fondo de su historia. Recuperan lo que ha funcionado,
lo que ha hecho su gloria, pero no hay una verdadera curiosidad
por rescatar todas las propuestas que quedaron en el tintero".
Y éste camino
puede ser muy fértil: "la música electrónica
aporta un lenguaje contemporáneo, su propio lenguaje.
El resultado, según como se utilice, puede ser una máquina
inhumana que funcione, o la manera de manipular para crear algo
rítmico o melódico Está lleno de posibilidades.
Eso es una herramienta, pero no vale por sí sino por lo
que produce".
Notas:
(1) Entrevista
publicada en Clarín.com, en su edición del 5/11/2005.
(2) En "De qué hablamos cuando hablamos de "Tango
electrónico" de Gustavo Álvarez Núñez,
publicado en Clarín.com, 3/07/2006.
(3) En "Tango que me hiciste bien", entrevista que
publicada en 10música.com, el 23/06/2005.
(4) Entrevista concedida a BRECHA en Buenos Aires, gracias a
la gestión de la Prof. Cecilia Robilotti.
(5) Se tener un panorama de estas propuestas se puede escuchar
la compilación de 3 DCs realizada por el sello Ultrapop:
The Roots of Electronic Tango, cuyo primer volumen fue comentado
por el autor de esta nota en Brecha 13/10/06.
(6) Planeta Tango junto a Los Mareados, Tanghetto y San Telmo
Lounge se presentaron en "Tango vivo -Festival Neo Tango",
que se realizó del 16 al 17 de noviembre pasado en dos
escenarios: en la Plaza Cagancha y en la Sala Zitarrosa.
* Publicado
originalmente en Semanario Brecha, en la apertura de la
sección Cultura, Montevideo 5 de enero de 2007.
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