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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



URUGUAY - MONTEVIDEO - MOVIDA CULTURAL DE LOS OCHENTA EN URUGUAY -

La movida de los 80: la ruptura cultural en Uruguay (II)

Gustavo Verdesio, Gabriel Peveroni, Eduardo Roland
"Yo dibujaba en Brecha y siempre tenía la sensación y la tranquilidad de decirme: "algún día todos estos van a estar bajo tierra y yo todavía voy a estar viva." Yo conviví con la generación del '45 ahí y trataba de no saber ni quiénes eran. ¿Y sabés lo que pasó? Tarde o temprano se empezaron a morir todos"

Esta es la segunda parte de una conversación que los firmantes mantuvieron en el mes de julio de 1997con algunos de los protagonistas de la movida movida cultural de los 80 (Pepi Gonçalvez -autora, en aquel entonces, del famoso graffiti "el polizonte"-, Lalo Barrubia -seudónimo de la poeta Rosario González-, Ruben Tani -observador de la movida, asiduo invitado a las mesas redondas que la discutían, performer de aquellos eventos - y Rafael Bayce -sociólogo observador de la movida y participante e impulsor de la movida anti-razzias-.

H: ¿Cuáles fueron las consecuencias de toda aquella
movida para la cultura uruguaya de hoy?

RB: Yo decía en mi libro que esperaba que la cultura neodionisíaca dejara huellas. Yo no sabía cuáles iban a ser, allá por 1989. Esos jóvenes abrieron mucho la cancha. El Uruguay se habría cerrado totalmente y hubiera quedado en la discusión nativismo/neobatllismo si no hubiera habido gente que mostró que era posible otro mundo. Un
mundo que se lo habían mostrado gente de otros países: el mayo francés, el pacifismo hippie, etc., que no habían llegado a nuestro país.

PG: Vos no pensás que se está exactamente igual hoy?

RB: Exactamente igual no.

LB: Mirá que hay conductas que hoy nos parecen cotidianas y hasta caretas que antes no se aceptaban así nomás.

PG: Y, algo tenemos que evolucionar...

RB: Yo creo que toda esa generación contribuyó a eso: a que se aceptaran cosas diferentes. El Uruguay sólo apoya y financia o el nativismo o la vanguardia. Yo el otro día miraba el desfile militar y no lo podía creer.

RT: El problema es que acá ven a la caballería gaucha como algo *real* y no como una representación. En EEUU, cuando hacen desfiles, es una actuación kitsch, una parodia. Acá es un museo de cera que camina. Confunden el pasado y el presente. Es un país raro en como vive el tiempo.

PG: Nosotros también, un poco, empezamos a ser kitsch. Cuando viene un grupo de magisterio o de psicología a ver a Pepi la graffitera, me da una vergüenza horrible. Me da vergüenza la universidad, lo formacional, toda esa cosa que arrastra... vienen a estudiarnos pero somos mal estudiados. Les importa si pintabas de noche y cosas absurdas. La mejor pregunta me la hizo un niño de escuela: cuánto
costaba un aerosol, para salir a pintar.

El considerarte a vos como participante de un grupo que generó algo también te estanca, también te pone en una especie de pecera adonde vienen a mirarte como si yo fuera... Y yo no hice nada, ¿viste? Yo estaba viviendo mi vida, y no pretendía pertenecer a ninguna generación de nada. Y no hacía nada por nadie, sino hacer algo por
mí, como lo estoy haciendo ahora. Si dentro de diez años viene alguien a hablarme sobre lo que hice en el año 98, lo voy a mandar a cagar. Si uno se pone a estudiar las cosas como tan trascendentes y a darles una forma, llega un momento en que es absurdo.

La primera vez que vi a Los Estómagos, me agarré a patadas con uno de ellos. Le arranqué el cuero cabelludo. No tengo nada que ver con Los Estómagos: una vez le corté el pelo a Peluffo, eso es todo. Con la gente de GAS sí tuve contacto y con otra gente también. Lo que tengo de esa época es como una perspectiva muy económica: vivíamos con 0 mango. Muy poca plata. Viví como cuatro años con 200 dólares por mes; no sé cuanto era. No puedo entender cómo podía vivir con eso. La plata te rendía tanto, que me pasé un año y medio escribiendo un guión con un amigo, tomando café y caminando por bares, por Montevideo. Es una circunstancia que no se te vuelve a dar en la vida, a menos que te den una beca. Yo lo veo como un momento
irrepetible. Yo no tengo la sensación de que hayamos estado haciendo punta de nada.

RB: Estaban haciendo lo que sentían y lo que les salió, y ahora se reúnen y evalúan cosas...

LB: Yo también lo veo como un momento irrepetible, sobre todo el tiempo que uno tenía. Tenías todo el día dedicado a eso. Yo no estaba militando por nada tampoco. No tenía la sensación de que estaba construyendo un futuro ni influyendo en nadie. No sé si no quería, tal vez quería, pero no me parecía demasiado efectivo lo que
hacía. Me parecía, simplemente, que había que salir a hacerlo.

H: Es muy válida la autopercepción de ustedes, pero sin embargo es cierto que ser es, también, ser percibido. Y no sólo somos nosotros (los que estamos acá) que los percibimos. En aquel momento había gente que los criticaba por no tener formación sólida, por ser torpes parricidas, ignorantes, etc. En otras palabras, ustedes eran percibidos como una díscola turbamulta que estaba poniendo en peligro los sólidos cimientos de la culturita uruguaya [se les lee un artículo de Jorge Abbondanza sobre el tema].

RB: Eso es equivocado pero comprensible desde el ridículo ángulo de la torre de los panoramas desde el que miraban.

PG: ¿Sabés por que esa gente que nos atacaba ya no tiene tanto peso? Porque están muertos! Yo dibujaba en Brecha y siempre tenía la sensación y la tranquilidad de decirme: "algún día todos estos van a estar bajo tierra y yo todavía voy a estar viva." Yo conviví con la generación del '45 ahí y trataba de no saber ni quiénes eran. ¿Y sabés lo que pasó? Tarde o temprano se empezaron a morir todos...

LB: El artículo de Abbondanza decía que no existen generaciones intermedias, con lo cual está ninguneando a tu generación [señala a Tani] y a la de Héctor [Bardanca]. Esos tipos tenían 30 años en ese momento y estaban en perfecta edad para aceptar las responsabilidades del caso. Y a nosotros, que teníamos veinte, se nos pedía experiencia, capacitación, sólida formación... Yo que sé, se supone
que estás empezando. Se supone que tienen que abrirte puertas, tirarte cables...

RT: En realidad, cuando ves la historia de los tipos importantes de este país, vos ves que siempre la pasaron mal. Por ejemplo, Ángel Floro Costa, que escribió el Nirvana Oriental, era brillante, pero la pasó mal. Florencio Sánchez tampoco la pasó bien. Lo que pasa es que
con el viejo Batlle inventaron la oficina y allí, chau. Desde hace 100 años que pasa lo mismo. En cualquier sociedad capitalista existe una contemporaneidad entre un hecho político cultural y un movimiento. Pero acá hay un gran
desfase entre el parnaso y la oficialidad burocrática y marrón y los creadores importantes.

PG: Querés hacer algo y te cortan las alas. Mirá Piria y Reus, que no eran artistas sino empresarios.

RT: Imaginate que en los 60 o los 70 te interesaran John Cage y Andy Warhol, o que agitabas la poesía concreta, como Eduardo Milán [poeta uruguayo radicado en México] y yo: estabas frito. No había eco. Que en los 80 te viniera un tipo con aquellas revistas, era reconfortante y te decías: "no estamos tan solos."

PG: En cuanto al apoyo que recibimos, tuvo mucho que ver la vuelta de la gente del exilio.

LB: Las reacciones negativas fue lo que nos dio más vida, me parece.

PG: Puede ser.

LB: A mí me parece que si Benedetti se hubiera callado la boca, seríamos mucho menos de lo que somos. Después de esa cagada, no hablan más de nada: podés hacer lo que quieras.

RT: Yo, que tengo sobrinas muy jóvenes, me daba cuenta de que se estaban formando nuevas generaciones que el sistema no podía educar. Antes no había edad, todas las generaciones estaban absorbidas por el sistema en esa masa amorfa.

LB: Lo que pasaba en los barrios, en materia de contenido, era más importante que lo que hicimos nosotros. El cambio de conducta de los jóvenes en la Teja, en el Cerrito de la Victoria...

PG: Claro, yo creo que nosotros éramos la gente bien comida del centro. Una cosa quería agregar con respecto a esa especie de padres que nos aparecieron, que traían ideas y cosas en su cabeza desde el exterior. Gracias a esa gente me quedé en el Uruguay.

H: Pero venían tambien aquellos que querían volver a ocupar sus puestos durante la restauración, que querían su pedazo, como dicen los Ratones Paranoicos.

PG: Me refiero a gente que por ahí había tenido relación con la militancia, pero que venían con el objetivo de reinsertarse y nos refrescaban y nos resultaban más interesantes. Había también una cuestión de hambre, de avidez. Yo tenia un amigo de 35 años y me dijo, vamos a pintar con un aerosol. Así surgió el Polizonte. Yo pintaba el recorrido del ómnibus de la onda, porque así lo veía cuando iba a ver a mi familia a Maldonado.

RT: Estabas territorializándote.

H: ¿Qué pasó con algunos de los participantes de la movida de los 80 que se incorporaron a los medios masivos de comunicacion?

PG: La asimilación es un proceso natural: íbamos a ir hacia eso. Yo leí una cosa una vez que decía que yo me había vendido a la publicidad. Creo que fue [Raúl] Forlán [poeta y periodista], lástima que no vino. Y yo estudié en la universidad católica y toda la vida supe que iba a terminar en una de esas. Igual sigo pensando los mismo de los medios de comunicación. La asimilación al sistema es una
cuestión personal. Lo ilógico es pensar que todo el mundo iba a ser un militante del ochentismo hasta el fin de sus vidas. Eso me habría parecido hasta deprimente. Me parece bien que la gente cambie. Todos estábamos creciendo.

LB: Cuando empezamos a hacer las revistas, todos teniamos claro que El Cabeza [Gustavo Escanlar, escritor y periodista] quería laburar de eso. Además, precisaba laburar, porque la madre le daba de comer... Y aparte es un buen periodista, y Punto y Aparte era la revista que pagaba mejor en ese momento. Pero Tabaré Couto [periodista musical y
productor discográfico]
me parece que ni siquiera ganaba bien y sacaba sobrecitos en un sorteo de la televisión: a mí me daba un poco de lástima.

PG: A mí me parece supernatural que la gente cambie. Uno agarra cualquier grupo de liceales y los junta diez años después y vamos a ver qué queda de los ideales de antes.

RB: Lo que pasa es que hay una forma de ver aquello que es falsa: como un grupo que se movía hacia alguna parte. Era simplemente gente que tenía sus propios grupitos.

LB: Admito que había cosas en conjunto, también...

RB: Es una reconstrucción posterior, algo que ves después, pero no se lo podés adjudicar al agente en el momento que lo hace.

LB: Creo que además la diversidad de intereses era una de nuestras características.

RB: Me acuerdo de Tabare Couto preguntándome si debía o no aceptar un trabajo en los media ... Vos estas viendo que ahora hay distintas evaluaciones...

PG: Y había banditas de amigos, como los de GAS, que se debían cierta lealtad, pero entre ellos, solamente.

LB: Había también una necesidad común de expresarse, de romper barreras. La diversidad también fue paradigma de la época. Por ejemplo, Arte en la lona fue representativo de eso: allí había desde coros escolares, circos, candombe, rock and roll, box.

RB: Toda la crítica cultural uruguaya cambió totalmente despues de la movida de los ochenta. Antes había que escribir de plástica como Maria Luisa Torrens y de cine como Alicia Migdal. Voy a reinvidicar aquí el papel, en estos cambios producidos en la crítica, de Raul Forlán.

H: Claro, que ha sido un gran ausente todos estos años (hablando de ninguneo...), pero uno de los tipos más importantes de aquella época, les guste o no les guste a los que manejan los medios de difusión masiva.

RB: Además era un tipo un poco mayor que los chicos a los que les dio apoyo, en segundo lugar, estilísticamente, rompió con lo que había antes.

PG: Estaba también [Elvio] Gandolfo, que era un poco papito. El impulso que le dio a los cómics...

RB: Pero la presencia que tuvo Forlán a partir del momento en que Jaque era *el* semanario, fue muy importante. Permitió que se hiciera una crítica inteligente, de un fenómeno nuevo, de otra manera. Ciertos materiales habrían sido difíciles de difundir entre la gente si no hubieran sido tratados con ese estilo.

H: Sin duda. Se modificó el objeto de estudio, entre otras cosas. Y pasando a otro tema, sería interesante que comentaran sobre lo que pasó en la sociedad, en cinemateca, en los partidos políticos, etc. De qué manera leyeron y asimilaron los discursos emergentes.

RB: Lo que hicieron fue estereotipar todo y meterlo en una misma bolsa: dijeron, acá hay una generación nueva que tenemos que atender con colores, con video clips, son gente que esta ahí, que va a crecer...

H: Pero esos intentos de asimilación no fueron inmediatos. Recuerdo que el primer ciclo de cine acción de Cinemateca (con películas de Stallone y Schwarzzenegger) estaba titulado "El cine neofascista de
Hollywood" o algo así.

LB: Eso fue para protegerse! (risas)

PG: Pero lo pasaron.

H: Pero de esa reluctancia inicial, han pasado, en el último programa de Cinemateca, a hablar mal de Benedetti. A esos cambios nos referimos.

RB: Yo creo que no lo hicieron con el interés deliberado de captar a éste o a aquél: lo que pasa es que no hubo más remedio. Siguió una tendencia de un nuevo público. Considerarlos una generación homogénea, con gustos homogéneos, fue la forma en que el sistema intentó metabolizar a esta gente.

PG: Te estereotipaban así. Por ejemplo, con el uso de la palabra Posmoderno.

RB: La palabra Posmoderno solucionó todo.

H: ¿Con qué relacionan ustedes el ocaso de esa movida?

RB: Es el ocaso natural. La energía de los 15 o los 18 años no la vas a tener toda la vida.

PG: Yo creo que la cosa decayó antes de que los medios asimilaran a los participantes. La fecha en que se cerró la feria de Villa Biarritz fue histórica en ese sentido. Allí se cortó físicamente la cosa.

RB: Se separaron Los Traidores, Los Estómagos, el episodio de Clandestino...

LB: Eso fue muy importante. Vos podés discrepar, tener puntos de vista diferentes, pero ponerte a apoyar la prisión de los de Clandestino...

H: Allí se empezó a dividir la cosa en materia de opiniones: algunos apoyaron y otros criticaron la actitud de Clandestino.

PG: Yo creo que fue una cosa sucia. En el fondo, yo me sentía como que no te iba a pasar nunca nada. A mí nunca me agarro la cana. Yo pinté el escenario del recital de Clandestino: ahí vi la verdadera vulnerabilidad cuando le vi la cara a [Thomas] Lowy. La noche anterior me habían venido a pedir por favor que les pintara la escenografia y después, esos mismos tipos que me vinieron a pedir por
favor, generaron toda esa mierda. Esos adultos, Lowy, la gente de la Coca Cola... Para mí fue una cosa muy shockeante: a este pibe, en realidad, lo vamos a dejar en la cárcel, porque dice lo que todo el mundo piensa. Una cosa repugnante, realmente. Ahí tuve la sensación de que no se le podía tocar el mundo a nadie.

RB: Yo creo que los de Clandestino no tenían ninguna creatividad y que no aportaban absolutamente nada y que daban pie para la reacción excesiva que hubo (contra la cual estoy, aclaro). Hacías Arte en la lona y la cosa caminaba. Cuando lo de Clandestino, hasta estaban desapareciendo las razzias.

PG: Para mí fue todo deprimente. Lo que el pibe dijo y la reacción del aparato que salió a comérselo. Salieron como unos brazos peludos que nosotros no percibíamos.

RB: Pero no los podías provocar.

LB: Vos estás defendiendo la diversidad y la libertad de expresión, y viene un pibe y putea a todos. La poesía es mierda a veces.

RT: Un día escuché lo del caso Larroca y dije, "qué habrá
pintado para que se hayan puesto así...
" Pensé: "capaz que es interesante." Después vi los dibujos y me di cuenta de que era un buen dibujante. No podía entender nada. No entendía la discusión.

RB: Lo de Larroca estuvo reducido a Larroca, pero abrió la cosa. Permitió que cantidad de gente se pusiera en contra de lo que le había pasado. Aunque hoy también pasan cosas similares: en 1997, amenazan de muerte al Cuarteto ...
Lo de Clandestino no tenía nada que ver con la estética, no tenía nada que ver con nada.

LB: Fue un insulto fuera de lugar y todo lo que quieras. Pero no se trataba de eso.

H: Noto una distinción casi althusseriana entre el ámbito de lo estético y el de lo ideológico en lo que algunos de ustedes dicen. Como si lo estético tuviera cierta autonomía de lo ideológico.

LB: En lo ideológico era imposible mantener una coherencia: todos pensábamos cosas distintas.

H: Una cosa que se ha dicho sobre esa época es que no dejó obras perdurables desde el punto de vista estrictamente estético.

LB: Eso no es cierto.

RB: Aunque sea tuvieron validez para la coyuntura.

PG: Había una intención más que nada expresiva, no sé si estética.

RB: Era expresiva pero con un mínimo de forma: elegían determinado tipo de ropas, determinada instrumentación, determinadas letras. Había elecciones allí adentro. Se trataba de expresar algo de alguna manera. No subirse y decir "mierda"...

LB: La idea es que cada uno hiciera lo que quisiera. Y los de Clandestino querían hacer eso. No se trata de decir "ah, porque este no es bueno..."

RB: Yo no estoy contra eso. Lo que me molestó es que provocó una reacción que liquidó muchas cosas.

PG: ¿Qué liquidó? Para mí solamente aclaro más dónde estaba cada uno. Me di cuenta de que nunca más me iban a tocar el timbre para pintar un escenario. Después de eso ya sabíamos dónde estaba parado cada uno.

LB: Y hay otra cosa que dejó: el miedo. Uno se decía: "yo no quiero terminar en cana." Yo lo sentí. Le tocó el culo a los críticos pero no a los otros [se refiere al poder político y a los militares]

PG: La intendencia [la colorada] organizando aquello... ya era la muerte. En cualquier momento financiaban una revista subte...

H: Además de las diferencias con la cultura anterior (la del Canto popular, por ejemplo), había continuidades o puntos de contacto con ella?

LB: Había más de las que nosotros percibíamos en ese momento.

PG: Por supuesto.

RB: Lo que pasa es que la gente que apareció primero era la que menos contacto tenía. Después empezaron a aparecer los que tenían más contacto y el continuum se empezó a dar. Los tipos que no eran Clandestino ni Guerrilla Urbana, pero tampoco eran el Sexteto Electrónico Moderno, salieron después que los que se cagaban en el sistema, cuando vieron que se podía hacer.

PG: En el 78 existian punkies. Yo era manager de una banda de ésas, que tenía un tema que se llamaba "Todo mal." Cuando ví a Los Estómagos, me parecieron antiguos.

RB: Los ultras prohibían que saliera nadie que no tuviera un discurso muy radical. A Renzo Teflon no le perdonaron que tuviera un programa de televisión. Volviendo a lo que queda de todo aquello, creo que "Razzia", de Guerrilla Urbana, es emblemático. Con la precariedad de medios que tenían, eran muy representativos del temor a la noche, las sirenas, la razzia. También "Cambalache", de Los Estómagos. Julio Sosa es un cínico, un fatalista tanguero que acepta con sabiduría el mundo. Los Estómagos no lo aceptan y lo gritan.

H: Creo que la respuesta a la pregunta sobre el valor estético ha sido contestada desde un criterio que privilegia el valor histórico de las canciones.

RB: Es que es difícil para mí hacer un corte drástico entre lo expresivo y lo estético...

LB: A mí me parece que hay cosas valorables estéticamente: por ejemplo, Los Tontos eran un buen grupo. A mí me parece mejor que los adolescentes uruguayos escuchen a los Tontos y no a Ricky Martin.

PG: Yo rescato a las obras de arte que tienen un artista atrás. Para mi Renzo es un tipo con un talento de puta madre. Vi textos también que me parecieron muy buenos. A nivel musical, Los Tontos. A nivel plástico me parece que no hay nada.

LB: Me parece que te estás desvalorizando a vos misma...

PG: Yo he hecho cosas mejores que las que hice en aquella época.

LB: Ah, bueno, yo también he hecho cosas mejores, pero vamos creciendo.

PG: Ese personaje [el polizonte] tapó muchas otras cosas que podían ser valiosas de mi propia producción. Me preocupé de hacer la marca, tener determinado tipo de prensa... Era mi ego adolescente fuera de tiempo. Me preocupé mucho más de producirme a mí misma que de producir un producto artístico. Más allá de que el simbolito del polizonte haya tenido adhesión, yo ahora no lo valoro artisticamente. Especialmente si lo comparamos a los graffiti de Basquiat.

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