La crítica
ha notado con regularidad que en Ariel,
la obra más
difundida de José Enrique
Rodó, hay escasa discusión de las condiciones
sociales y políticas concretas de América
Latina. El famoso ensayo, que vio la luz hace exactamente
un siglo y a poco de la derrota de España frente a Estados
Unidos a causa de Cuba y Puerto Rico, se caracteriza más
bien por su tono abstracto y filosófico. En este trabajo
se estudia el fondo político del ensayo, teniendo en cuenta
la actitud de Rodó frente a ciertas figuras históricas
y la propia intervención del autor en los turbulentos tiempos
en que preparaba Ariel. Se sugiere que ese contexto tuvo
un impacto clave en la composición del ensayo, como se
nota en particular en las versiones manuscritas que nos han quedado.
En fin, Ariel resulta no ser tan apolítico como
parecería a simple vista.
Ariel es un largo discurso de despedida
por parte de un maestro, apodado Próspero, cuyos alumnos
representan la juventud de América Latina a quien el libro
está dedicado. Próspero habla ante la mirada de
una estatua de Ariel, el símbolo shakespeareano usado por
Rodó para transmitir los ideales de belleza
y sabiduría del mundo clásico que los discípulos
deben tener en cuenta a la hora de enfrentarse a los asuntos del
mundo.
El discurso de Próspero está dividido en seis partes.
La primera trata sobre la necesidad de canalizar el entusiasmo
juvenil bajo la inspiración de altos ideales; en la segunda,
el maestro recomienda a sus discípulos que se cuiden de
la especialización, pues ella tiende a conllevar el olvido
de otras faces esenciales de la personalidad; en su lugar, deberán
encontrar siempre espacio para practicar el ocio meditativo de
los antiguos, en medio de las vicisitudes de la vida cotidiana.
La tercera parte argumenta que la belleza y el bien son fuentes
equivalentes de inspiración para el comportamiento de los
hombres; esta "estética de la conducta"(2)
lleva a prevenir disparidades indeseadas como las que se notan
en el arte frívolo o
en el adusto ascetismo, en que una de las dos dimensiones predomina
sobre la otra. La cuarta parte es una crítica de la escuela
del utilitarismo, según la cual toda acción humana
debe apuntar primordialmente a la obtención de resultados
prácticos.
En este contexto Próspero evalúa la propuesta sugerida
por algunos intelectuales
de la época, entre los que se destaca Ernest Renán,
en el sentido de que la democracia implica mediocridad generalizada;
la postura de Próspero es defender la democracia, pero
al mismo tiempo propone que la organización social debe
ser tal que los individuos puedan realizar plenamente sus aptitudes.
En tal caso aquellos mejor dotados por la naturaleza llegarían
a asumir posiciones de liderazgo. La quinta parte se concentra
en los Estados Unidos, donde al ver de Próspero las metas
utilitarias parecen dominar en perjuicio de las actividades desinteresadas
del arte y la moral; este aspecto es especialmente relevante ya
que se nota un preocupante auge de la nordomanía
entre los latinoamericanos.
Luego de reseñar los aspectos más positivos, y
sobre todo las limitaciones del sistema del norte, Próspero
sugiere que los latinoamericanos deben buscar su inspiración
en otra fuente: sus raíces en una tradición clásica
que puede rastrearse a Roma y Grecia.
En la última parte su atención se vuelca hacia el
estado contemporáneo del subcontinente, cuya frágil
identidad debe confrontar los
dramáticos cambios que están llegando con la inmigración
en masa y la modernización económica. (En esta última sección, como
también en el ensayo en general, es patente la perspectiva
rioplatense de Rodó)
Las últimas palabras del maestro retornan a Ariel, figura
que Próspero desea se imprima en las mentes de las generaciones
futuras y sirva de inspiración de "idealidad y
orden en la vida; noble inspiración en el pensamiento,
desinterés en moral, buen gusto en arte,
heroísmo en la acción, delicadeza en las costumbres".
Ariel: ¿texto poco político?
La reticencia de Ariel
en cuanto a las condiciones reales de América Latina ha
sido notada por críticos angloparlantes como Gordon
Brotherston, quien en su ejemplar edición crítica
del ensayo afirma que "Sentimos una falta de compromiso
concreto y nos preguntamos por qué un latinoamericano de
la época de Rodó parece aislarse de los problemas
sociales y políticos del día".
Más recientemente, Gerard Aching llega a una conclusión
parecida. Aching propone que "pocos en Hispanoamérica
podían o pueden hoy en día evitar la completa inmersión
en las actividades de la vida económica [...].
Rodó propone un pasatiempo clásico y aristocrático
[el otium] como modelo de una identidad cultural
hispanoamericana",
y esto sucede a pesar de que Ariel fue objeto de una "recepción
crítica como libro de acción".(3)
Aún cuando sea discutible la sugerencia de que la meditación
es de por sí inaccesible para los pobres de América
Latina, la ausencia de afirmaciones abiertamente políticas
en un ensayo que se convertiría en el primer gran manifiesto
anti-yanqui y en la inspiración de una corriente de pan-hispanismo
en el subcontinente, no deja de ser un hecho enigmático.
Es cierto que en Ariel se pueden detectar sutiles indicaciones
de hechos históricos concretos en las referencias a la
reciente tendencia del vecino del norte a intervenir por la fuerza
en los asuntos latinoamericanos. Este es el caso de la mención
de "la impresión de la victoria" que ha
causado cierta fascinación en las masas de América
Latina, o de las frases "las violencias recientes de su
historia" y "su historia es, toda ella, el arrebato
de una actividad viril". Un efecto similar surge de la
predicción de que "el crecimiento de su grandeza
y de su fuerza será
objeto de perdurables asombros para el porvenir", o el
juicio de que su sentimiento de superioridad frente a Europa los
ha hecho creer en las consecuencias de "la dura ley de
los misterios antiguos en que el iniciado daba muerte al iniciador".
Pero se trata de indicios un tanto frugales de una postura política.
Rodó y la política
Por otro lado, y como
los dos críticos citados indudablemente saben, y como cualquier
lector de los escritos de Rodó
en la estupenda edición de sus Obras completas hecha
por Emir Rodríguez Monegal pronto descubre, Rodó
estuvo bastante implicado en la política local de Uruguay
como periodista y (a partir
de 1902) como diputado
durante tres períodos parlamentarios por parte del partido
del gobierno, los Colorados.(4)
De hecho, la preocupación de Rodó por la política
estuvo presente desde una edad temprana. Uno de sus biógrafos
cuenta que desde los nueve años Rodó solía
componer sus propios diarios caseros: "El anhelo periodístico,
estimulado por el repudio de la mal disimulada tiranía,
es el despertar de la vocación literaria del niño.
Sus juegos preferidos serán, desde ahora, componer pequeños
diarios manuscritos de oposición, divididos en secciones,
con su editorial, su gacetilla, su revista de la prensa, su correspondencia,
sus crónicas y variedades, todo dividido en columnas,
y sin olvidar los anuncios, que a veces son ilustrados".(5)
Otra prueba de este interés en la política local
es un documento que se encuentra en el Archivo Rodó de
la Biblioteca Nacional. En una serie de hojas dobladas en forma
de cuaderno que contiene comentarios autobiográficos y
apuntes de sus estudios de francés hay también otros
dos tipos de anotaciones. Las primeras tienen que ver con el amor,
y comienzan con la siguiente declaración: "La época
de los sueños de color de rosa y los idilios del amor-de
ese fluido divino-de ese sentimiento inexplicable que constituye
la verdadera misión de la mujer sobre la tierra. Amor,
amor sin tasa!"
Estas ideas cohabitan con el siguiente mensajo más mundano
(y como veremos, significativo)
de tipo político,
escrito en el reverso del papel: "Nómbrase una
comisión compuesta de los Sres. Dr Domingo Aramburú,
Dr Pablo de María, D. Miguel Herrera y Obes, Dr Aureliano
Rodríguez Larreta y Dr Juan Ramón Gómez -para
realizar cerca de los partidos
tradicionales, la propuesta de conciliación resuelta
por la directiva." El documento no lleva fecha, pero
debe ser anterior a 1895.(6)
A la luz de estos datos resulta apropiado considerar la composición
de Ariel en su contexto local, como primer paso de un
estudio de su dimensión política. Esta ruta sería
consistente con un anuncio en el diario montevideano El Día
del 23 de enero de 1900 en el que, luego de restar importancia
a una nota anterior de otro periódico sobre la centralidad
de la crítica a los Estados Unidos en Ariel, se
resalta la importancia del "carácter principalmente
histórico y de propaganda" del ensayo.
Parece justo sugerir que la actitud de Rodó hacia la política
durante la preparación de Ariel fue de militancia
forzada: mientras que en circunstancias más pacíficas
y estables habría optado por moverse principalmente en
el mundo de la actividad intelectual, era consciente de que los
tiempos que le tocó vivir requerían su participación.
Esta actitud surge a menudo en su correspondencia, de la que
el siguiente ejemplo encontrado en el Archivo puede ser típico.
Es una carta del 10 de junio de 1898 y está dirigida al
poeta argentino Leopoldo Díaz, a la sazón en Ginebra.
Luego de las cortesías usuales, Rodó declara:
Tiene Vd. razón: la política,
tal como se entiende o tal como la imponen las circunstancias
en estos escenarios pequeños, no tiene halagos para los
hombres de aficiones intelectuales, y su inevitable cortejo lo
forman el hastío, la fatiga y la decepción. [...].
Hay, a pesar de todo, imposiciones del deber o de la necesidad,
que no permiten en ciertos momentos sustraerse a la vorágine,
sobre todo cuando en ella van comprometidos intereses patrióticos
que sería egoísta y vituperable desatender. Pero
pasada la anormalidad de las circunstancias, vueltas las cosas
a su cauce, cesa la atracción transitoria de la política
para los espíritus un poco saturados de ideal.(7)
1 El presente artículo es
traducción algo recortada de "Political Tact in José
Enrique Rodó's Ariel", Forum for Modern Language Studies,
Vol. 36, No. 3, Julio 2000, pp. 279-95. Este volumen especial,
coordinado por Gustavo San Román,
está dedicado a Assertive Hispanisms: Tensions and Affirmations
in Cultural Identity, y fue inspirado precisamente por Ariel.
El autor agradece a la revista
y a la editorial Oxford University Press el permiso para publicarlo
aquí.
2 Las citas de Ariel remiten a la edición de Gordon
Brotherston (Cambridge: Cambridge University Press, 1967).
3 Gerard Aching, "The Politics of Spanish American "Modernismo".
By Exquisite Design (Cambridge: Cambridge University Press, 1997),
113.
4 Rodó, Obras completas, ed. de Emir Rodriguez
Monegal (2a. ed., Madrid: Aguilar). Todas las citas a obras publicadas
de Rodó distintas de Ariel son a esta fuente indispensable.
5 Eugenio Petit Muñoz, Infancia y juventud de José
E. Rodó (Montevideo: Universidad de la República,
1974), 94.
6 Archivo Rodó, Biblioteca Nacional, Montevideo, Carpeta
4 A 5, doc. 23753. Agradezco al Carnegie Trust for the Universities
of Scotland los fondos para un viaje de investigación
a este importante archivo, al Director del Departamento de Investigaciones
de la Biblioteca Nacional, y especialmente a Virginia Friedmann
por su amable asistencia. Otros documentos del Archivo serán
mencionados más adelante.
7 Se trata de un borrador de carta. Rodó expresó
su aprecio por la poesía de Díaz en tres de sus
reseñas literarias (ver 545-46, 819-22 & 855-62).
* Publicado
originalmente en Insomnia
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