Aclaración preliminar: para
evitar la
proliferación de las notas a pie de página,
se remite al lector a la siguiente tabla:
Signos usados para
establecer el texto
*espacio dejado en blanco
por el autor
[...] palabra
o frase ilegible
[ ] palabra
añadida por el editor
[ ?] lectura
conjetural
Espacio dejado en blanco por el autor
[...] porque lo que
hay
es un v[acío?]
infinito
invisible *
un vaciado36
una ausencia
La tristeza
porque [Pessoa] no existe37 más
Y es algún *
porque no está ya y no es posible saber
porque no hay manera no hay forma
la pena avanza y se desploma
como este aire pesado y quieto
encima mío
Todos esos medidores38
todos todo buscando [...]
[la pena?]
de que él fuera o no fueran
de que ya
sólo queden los bordes
los bordes de la pena o del vacío
* los bordes
de *
La caja39
Lo que no fue dicho
y lo que no fue vivido40
Las palabras resuenan huecas
en el hueco que quedó
Escribir sobre lo escrito
tapa la primer escritura
la emborrona *
tsobrdoelootroqqueueeesstátáeescscrriitoto
[todo
lo que está escrito
sobre lo otro que está escrito?]
se pierde 41
Notas
36
Sic.
37
O 'existo'; no es clara la grafía.
38
Se alude aquí a la interpretación según la
cual la obra de Pessoa
sería 'una trampa'. Reproducimos la cita completa de Augusto
Caseros (en Retórica, Augusto Caseros, Falacia,
Montevideo, 1994): 'Pessoa está sobrevalorado
por la Academia, que lo
ha ensalzado más allá de su innegable valía.
Se sobrevalora al autor y
se sobrevalora a la construcción que se hace a partir de
él. La Academia
se restriega las manos ante todos esos heterónimos, y ante
todos esos papeles sin clasificar; Pessoa es una presa perfecta,
pero a la vez es una trampa: para los académicos, para
los estudiantes ingenuos
y, finalmente, para el lector
común. Y ahí está el riesgo extremo que se
corre: que la gente común no se acerque a este magnífico
escritor, amedrentada
por el culto al que se lo somete. Pessoa se lee menos porque sobre
Pessoa se escribe demasiado". Siempre
según A.C. , el Libro del desasosiego sería
el epígono de lo anterior: "en este libro, como en pocos de la literatura mundial,
la mirada de los otros,
de los autoproclamados intermediarios, está totalmente
superpuesta: tanto que uno duda acerca de quién escribió
realmente el libro: si Pessoa
o el compilador. (De todas
formas, no se sabe cuánto de culpa pudo tener el mismo
Pessoa)".
39
Se refiere a el baúl en donde Pessoa acumuló desordenadamente
sus originales inéditos (que
conforman la mayor parte de su obra,
ya que fue muy poco lo que publicó en vida ). Sobre estos papeles siguen trabajando hasta hoy los
estudiosos de su obra, transcribiendo,
traduciendo y clasificando.
40
Hay una clara referencia aquí a la vida del poeta. Algunos
han llegado a afirmar que Pessoa sería 'un farsante'. Sin
ir tan lejos, entre los defensores de esta postura se encuentra
la escritora Ana Casas, quien, refiriéndose al Libro
del desasosiego, ha dicho: "Las
ideas que maneja, las emociones y estados de ánimo que
expresa me resuenan como si yo misma las hubiera vivido en un
pasado no tan lejano: la vivencia del vacío o 'tedio' existencial
no deja de ser cierta y válida, pero es algo por lo que
yo ya pasé; entonces me produce cierta nostalgia y cierto
desvaído desprecio -como el que provocan muchas veces los
niños o los adolescentes.
Y digo esto a sabiendas de las inevitables acusaciones de soberbia
que caerán sobre mí; el riesgo del malentendido.
(...) Me produce también pena, como si quisiera haber estado
ahí para ayudarlo; de los mismos sucesos y vivencias se
pueden extraer otras conclusiones, y de hecho él lo hace
(cuando firma Caeiro, por
ejemplo). Es como
si hubiese vivido perdido, como si desarrollara todas las líneas
posibles de pensamiento, y eso que lo reviste de erudición
e inteligencia, a la vez lo deja solo en una incapacidad vital.
Cuando toma el camino que yo creo correcto me dan ganas de decirle
'por ahí, por ahí', pero enseguida se retracta y
como un sofista empeñado en estar en contra de sí
mismo expone con ferocidad los argumentos contrarios. (...) Se
lo ha considerado un maestro, pero no es más que un hombre
que intenta vanamente dominar la sensibilidad con la inteligencia,
y se pierde frecuentemente en los laberintos
de ésta última" (tomado
de Vida y Literatura, Cinco Ponencias, AAVV, coord. Guillermo
Cóppola, Quimera, Montevideo, 1998).
Cabe notar que A.C. lanza estas afirmaciones
a modo de comentario del siguiente pasaje de Pessoa: "El hecho es que me creo el
primero que pone en palabras el absurdo siniestro de esta sensación
sin remedio. Y al escribirla me curo de ella. Sí, no hay
desolación, si de veras es profunda, es decir, desde que
no sea puro sentimiento y en ella participe la inteligencia para
que haya el remedio irónico de decirla. Si la literatura
no tuviese otra utilidad, tendría, para algunos, al menos
ésta". (Fragmento
140 de Libro del desasosiego, Emecé Editores, Buenos
Aires, 2000).
Con respecto al mismo tema, por otra parte,
se han opuesto visiones como las de Alma Cesare, cuyas opiniones
el texto ya citado recoge: "Sí,
Pessoa es nada más y nada menos que un hombre; quizás
por eso mismo ha sido tan observado, con tanta admiración
-como la que yo misma le profeso y confieso- y tanta animadversión
-como la que otros han sabido desplegar contra él-. Es
esa humanidad suya la que lo convierte en un medio, como si estuviera
en el centro de nosotros mismos".
41
O 'se pierde' o 'me pierdo'; se han dado distintas versiones
de este último verso.
* Publicado
originalmente en Insomnia, Nº 137
|
|