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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



PESSOA, FERNANDO - LIBRO DEL DESASOSIEGO -


El Libro del desasosiego
(algunas impresiones) (V)*

Andrea Carriquiry
Pessoa es nada más y nada menos que un hombre; quizás por eso mismo ha sido tan observado, con tanta admiración -como la que yo misma le profeso y confieso- y tanta animadversión -como la que otros han sabido desplegar contra él


Aclaración preliminar: para evitar la
proliferación de las notas a pie de página,
se remite al lector a la siguiente tabla:

Signos usados para establecer el texto

*espacio dejado en blanco por el autor
[...]
palabra o frase ilegible
[ ]
palabra añadida por el editor
[ ?]
lectura conjetural


Espacio dejado en blanco por el autor

[...] porque lo que
hay
es un v
[acío?]
infinito
invisible
*
un vaciado
36
una ausencia
La tristeza
porque
[Pessoa] no existe37 más
Y es algún
*
porque no está ya y no es posible saber
porque no hay manera no hay forma
la pena avanza y se desploma
como este aire pesado y quieto
encima mío
Todos esos medidores
38
todos todo buscando
[...]
[la pena?]

de que él fuera o no fueran
de que ya
sólo queden los bordes
los bordes de la pena o del vacío
* los bordes
de
*
La caja
39
Lo que no fue dicho
y lo que no fue vivido
40
Las palabras resuenan huecas
en el hueco que quedó
Escribir sobre lo escrito
tapa la primer escritura
la emborrona
*
tsobrdoelootroqqueueeesstátáeescscrriitoto
[todo lo que está escrito
sobre lo otro que está escrito?]

se pierde
41


Notas

36
Sic.

37 O 'existo'; no es clara la grafía.

38 Se alude aquí a la interpretación según la cual la obra de Pessoa sería 'una trampa'. Reproducimos la cita completa de Augusto Caseros (en Retórica, Augusto Caseros, Falacia, Montevideo, 1994): 'Pessoa está sobrevalorado por la Academia, que lo ha ensalzado más allá de su innegable valía. Se sobrevalora al autor y se sobrevalora a la construcción que se hace a partir de él. La Academia se restriega las manos ante todos esos heterónimos, y ante todos esos papeles sin clasificar; Pessoa es una presa perfecta, pero a la vez es una trampa: para los académicos, para los estudiantes ingenuos y, finalmente, para el lector común. Y ahí está el riesgo extremo que se corre: que la gente común no se acerque a este magnífico escritor, amedrentada por el culto al que se lo somete. Pessoa se lee menos porque sobre Pessoa se escribe demasiado". Siempre según A.C. , el Libro del desasosiego sería el epígono de lo anterior: "en este libro, como en pocos de la literatura mundial, la mirada de los otros, de los autoproclamados intermediarios, está totalmente superpuesta: tanto que uno duda acerca de quién escribió realmente el libro: si Pessoa o el compilador. (De todas formas, no se sabe cuánto de culpa pudo tener el mismo Pessoa)".


39 Se refiere a el baúl en donde Pessoa acumuló desordenadamente sus originales inéditos (que conforman la mayor parte de su obra, ya que fue muy poco lo que publicó en vida ). Sobre estos papeles siguen trabajando hasta hoy los estudiosos de su obra, transcribiendo, traduciendo y clasificando.

40 Hay una clara referencia aquí a la vida del poeta. Algunos han llegado a afirmar que Pessoa sería 'un farsante'. Sin ir tan lejos, entre los defensores de esta postura se encuentra la escritora Ana Casas, quien, refiriéndose al Libro del desasosiego, ha dicho: "Las ideas que maneja, las emociones y estados de ánimo que expresa me resuenan como si yo misma las hubiera vivido en un pasado no tan lejano: la vivencia del vacío o 'tedio' existencial no deja de ser cierta y válida, pero es algo por lo que yo ya pasé; entonces me produce cierta nostalgia y cierto desvaído desprecio -como el que provocan muchas veces los niños o los adolescentes. Y digo esto a sabiendas de las inevitables acusaciones de soberbia que caerán sobre mí; el riesgo del malentendido.

(...) Me produce también pena, como si quisiera haber estado ahí para ayudarlo; de los mismos sucesos y vivencias se pueden extraer otras conclusiones, y de hecho él lo hace
(cuando firma Caeiro, por ejemplo). Es como si hubiese vivido perdido, como si desarrollara todas las líneas posibles de pensamiento, y eso que lo reviste de erudición e inteligencia, a la vez lo deja solo en una incapacidad vital. Cuando toma el camino que yo creo correcto me dan ganas de decirle 'por ahí, por ahí', pero enseguida se retracta y como un sofista empeñado en estar en contra de sí mismo expone con ferocidad los argumentos contrarios. (...) Se lo ha considerado un maestro, pero no es más que un hombre que intenta vanamente dominar la sensibilidad con la inteligencia, y se pierde frecuentemente en los laberintos de ésta última" (tomado de Vida y Literatura, Cinco Ponencias, AAVV, coord. Guillermo Cóppola, Quimera, Montevideo, 1998).

Cabe notar que A.C. lanza estas afirmaciones a modo de comentario del siguiente pasaje de Pessoa: "El hecho es que me creo el primero que pone en palabras el absurdo siniestro de esta sensación sin remedio. Y al escribirla me curo de ella. Sí, no hay desolación, si de veras es profunda, es decir, desde que no sea puro sentimiento y en ella participe la inteligencia para que haya el remedio irónico de decirla. Si la literatura no tuviese otra utilidad, tendría, para algunos, al menos ésta". (Fragmento 140 de Libro del desasosiego, Emecé Editores, Buenos Aires, 2000).

Con respecto al mismo tema, por otra parte, se han opuesto visiones como las de Alma Cesare, cuyas opiniones el texto ya citado recoge: "Sí, Pessoa es nada más y nada menos que un hombre; quizás por eso mismo ha sido tan observado, con tanta admiración -como la que yo misma le profeso y confieso- y tanta animadversión -como la que otros han sabido desplegar contra él-. Es esa humanidad suya la que lo convierte en un medio, como si estuviera en el centro de nosotros mismos".

41 O 'se pierde' o 'me pierdo'; se han dado distintas versiones de este último verso.


* Publicado originalmente en Insomnia, Nº 137

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