Creación
y simulación
Ser difícilmente
claro significa no reconocer en nosotros la placidez obediente
de las formas que se debuelven acariciadas y no desenvueltas,
que se devuelven "brillantes" y no "resplandescientes",
de tal manera que esas formas estarían
tan recortadas de la realidad, que nos permitirían superponerlas
al nivel exterior para comprobar que fueron obtenidas con quietud,
eludiendo la depuración, porque lo fácil es eludir
la expresión verdadera y lo difícil es desengañarse
frente al hacinamiento de las fórmulas.
Claridad fácil, maestría del cuerpo; claridad difícil,
maestría del espíritu...!
En estas dos posiciones se colocan la simulación y la creación,
la "literatura" y el arte y, si hay una claridad
difícil de gozar y una claridad fácil de gozar y,
si crear no es lo fácil sino lo difícil, es indudable
que la creación no tiene más que un principio: la
claridad difícil; un principio de dolor, una aptitud de
sufrir porque nos quiebra las raíces ciegas y nos lleva
entre el contacto perdido y la libertad remota.
Y la deducción heroica que destruye la imitación
de la realidad, la ficción árida, el consuelo doméstico
de los vestidos, es ésta: LA CLARIDAD DIFÍCIL ES LA VERDAD;
LA CLARIDAD FÁCIL ES LA MENTIRA.
Queda pues la oscuridad de Mantegna, pero queda abierta y allí,
inmensa grieta labrada sobre el mundo falso, está respirando
nuestro espíritu inagotable, porque es la oscuridad que
se aprovecha para seguir, no una sombra venenosa; la oscuridad en que resbalan
ciclos y gira lo infinito, donde se pierde el hábito de
la movilidad sin equilibrio -que está entre lo versátil
y lo sedentario-, con que pasan las formas fugaces, y se adquiere
el sentido profundo de la armonía y donde se perfilan las
imágenes sobre la veta pensativa
de la unidad; y, queda también la oscuridad de lo artificial,
nunca impregnada de las grandes ternuras sino entristecida de
lujo, pero, queda cerrada, tan cerrada que irá tomando
el espesor de la tiniebla bajo la cual se esparce la descomposición
de las máscaras.
Claridad fácil, esfuerzo sin esfuerzos del virtuoso tendido
a lo largo de las líneas de depresión del arte; brillo inútil
de la limitación; claridad difícil, penumbras
de la vida
en la expresión pura del arte...!
(*) Extraído
de LA EXPRESIÓN HEROICA - Vicente Basso Maglio - Biblioteca
Alfar - Montevideo, 1928.
* Tomado
de Insomnia
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