En el principio fue un autor.
Y ese autor era Martin Amis.
Por el momento no estamos estrictamente hablando de literatura
inglesa contemporánea, sino de esta nota y de lo que una
cronista tiene entre manos cuando se dispone a escribir.
O sea, en este caso y en principio, un autor. Luego decidirá
que nota quiere (o puede) escribir. Y manejará posibles
enfoques. Y los desechara. Y los volverá a manejar con
determinadas exclusiones del tipo "decididamente una nota
no biográfica" o tal vez "la escribiré
fragmentada" o quizás nada brillantemente "los
subtítulos serán los nombres de los libros"
y también "identificaré cada libro con una
parte del cuerpo, o un
órgano, o un planeta, o un lugar o una hora del día"
y miles de otras posibilidades, todas igualmente probables en
tanto posibles, todas tan poco atractivas a primera vista. Sin
embargo, de a poco va tomando decisiones, consulta sus notas,
suspira y dice "la biografía no puede estar ausente,
no en este caso", y piensa "los nombres de los libros
son demasiado evidentes" y finalmente mira sus notas, lee
los subtítulos bajo los cuales agrupó sus comentarios
y decide que la forma más honesta y despreocupada de empezar
es mostrándolos al lector,
para que éste imagine cómo finalmente se las arregló
dejándose guiar por semejante lazarillo: Nabokov,
padre escritor (¿nepotismo?), arrogancia, dientes (nuevos),
agente (nuevo), marcianos, esposa (nueva -de padre uruguayo-),
armas nucleares, ironía, sexo, envidia, Saul Bellow, prima
(asesinada), novela inglesa, Sartre, novela norteamericana, muerte, comedia,
humillación, milenarismo, estilo,
información, posmodernismo, niños
abandonados, Philip Roth, inocencia perdida, falta de sentido,
siglo XX, Milton, dinero, tabloides, autobiografía o memoria,
¿Ballard?, críticos, misoginia, premios, Self (John
y Will), felicidad, pornografía,
citas, trilogías (dos), falta de motivos, sátira,
divorcio, Updike, controversia, argumento, Julian
Barnes y señora, suicidio, éxito...
Pero quizás todo lo anterior cree falsas expectativas.
Es decir, el listado de temas que pueden anotarse cuando de Martin
Amis se trata es virtualmente infinito y podrían seguir
agregandose categorías, subdivisiones de las ya existentes
e incluso subsubdivisiones, que no dirían demasiado por
sí solas. Tomemos por ejemplo el tema de la pornografía:
en Amis está tan cerca del posmodernismo como de las armas
nucleares. Y ello implica que también podamos hablar de
pornografía y
comedia.
Es decir que, en estos momentos, cuando quien esto escribe se
ha decidido a finalmente empezar la nota de marras es porque
también ha tomado otra decisión importante, quizás
más importante aún que ponerse a escribir: dejar
de tomar apuntes y establecer subdivisiones ya que ha comenzado
a percatarse que es una cuestión de nunca acabar.
Pero también ha advertido otra cosa: que a pesar de lo
azarosa que ha sido en la elaboración del listado que
preside esta nota, los íntimos contactos entre todas ellas
son evidentes: entre los dientes (nuevos) de Martin Amis y sus críticos
hay un paso, entre su prima asesinada por un serial killer
y Milton una contigüidad que rompe los ojos.
Y este fenómeno es posible porque Martin Amis es una estrella.
Una estrella que se parece demasiado a una estrella de rock. Si
bien no es ninguna novedad que un escritor sea una estrella, el
problema está que Amis no es un autor comercial sino literario,
y la literatura no
vende. ¿Por qué entonces está en los tabloides?
¿Por qué su vida y su obra se mezclan constantemente,
hasta la apoteosis que significó el affaire que
rodeó su penúltima novela, The Information
(La Información)?
La respuesta está en el centro de la obra de Martin Amis,
es decir en el hecho de escribir sobre el siglo XX: en este final
de siglo ya no es divertido saber de la vida de Tom Cruise, al
menos no tanto como enterarse de los pormenores de la de Stephen
Hawking.
Nabokov, padre escritor, arrogancia
Amis le cae mal a mucha
gente. Piensan que es arrogante. Piensan que es misógino.
Le llaman Smarty Anus (una
forma escatológica de tratarlo de "listillo"). A muchos tampoco les gustan
sus libros por las mismas razones que no les gusta el autor.
Quizás identifican a Amis con sus personajes, frecuentemente
unos individuos que dificilmente sean admitidos en el cielo cristiano.
Pero Martin no cree que los lectores deban identificarse con
los personajes, sino más bien con el autor.
Y eso lo aprendió de Nabokov: la idea de que el autor
debe comunicarse con los lectores a través del manejo
del lenguaje, que -en el caso de Amis- ha sido frecuentemente
catalogado por los críticos como un personaje en sí
mismo. "Identifícate con el arte, no con las personas",
sentenció Amis para la Rolling Stone.
Pero entre las personas a quienes no les gustaron los libros
de Amis hubo alguien clave: Kingsley Amis, el famoso papá
escritor de Martin. Y tal vez la culpa también sea de
Nabokov. Kingsley argumentó públicamente que no
pudo terminar de leer Money, A Suicide Note (Dinero) debido a "lo compulsivamente
vívido de su estilo" y lo atribuyó a la
influencia "de uno de los héroes de Martin -Nabokov
(...) [y] esa constante demostración de su dominio del
inglés".
Amis Jr. señaló entonces que puede determinar,
sin temor a equivocarse, el exacto lugar donde su padre abandonó
la lectura: "Justo cuando un personaje llamado Martin
Amis hace su aparición. Rompiendo las reglas, molestando
al lector, llamando la atención sobre mí mismo"
El problema es que la obra de Kingsley Amis se inscribe dentro
de una narrativa realista, clásica, donde, en la definición
de David Lodge "se habla de realismo clásico (opuesto
al modernismo) debido a la coherencia y causalidad en la estructura
narrativa, a la homogeneidad y urbanidad del estilo, lo que equivale
al humanismo liberal, al sentido común y a la presentación
de la cultura burguesa como norma".
Que un personaje llamado Martin Amis irrumpa en la paz de la
narración, destruya toda verosimilitud, decida prescindir
de toda ilusión de realidad, debe de haber escandalizado
a Amis Sr.
Martin había
decidido que ya no era buena idea desvanecerse en el texto, dejar
solo al lector: la idea era llamar su atención constantemente
a través de un mecanismo típico de la ficción
postmoderna.
James Diedrick, estudioso de la obra de Amis, recurre a Harold
Bloom y la manida angustia de las influencias para explicar la
relación Kingsley-Martin: "Los paralelos entre
ambos sugieren una fuente para la cantidad de 'dobles' que pueblan
la narrativa del joven Amis. Ambos fueron a Oxford, ambos ganaron
el prestigioso premio Somerset Maugham por sus primeras novelas,
ambos escriben ficciones cómicas que satirizan las condiciones
sociales prevalecientes, ambos han sido calificados, alternativamente,
voceros de sus generaciones y pornógrafos."
Sin embargo -producto de la desaprobación de la obra de
su hijo por parte de Kingsley Amis- Martin parece haber adoptado
otros "padres" literarios, a saber Nabokov, Updike,
Bellow, Roth. Y para agravar aún más las cosas,
-a excepción del primero- los elegidos son todos norteamericanos.
Dientes (nuevos),
agente (nuevo), esposa (nueva)
La fama le llegó
temprano al joven Amis, quien en 1973 y a los 23 años
publicó su primera novela The Rachel Papers (El libro de Raquel) con la que ganó el premio
mencionado por Diedrick y una buena cantidad de maledicencia
y envidia. La acusación más evidente fue la de
nepotismo, sugiriendo que Martin "había nacido
con una lapicera de plata en la mano" aludiendo a su
condición de hijo de Kingsley Amis y ahijado del poeta
Philip Larkin.
Para peor The Rachel Papers era alternativamente brillante
y antipática, con una fuerte carga de humor corrosivo
y una pátina de misoginia difícil de ignorar. El
narrador, Charles Highway era fundamentalmente dos cosas: arrogante
y crítico literario en ciernes. Cosa que lectores y críticos
trasladaron inmediatamente a Martin.
Ya con su primer libro nació entonces la difícil
relación de Amis con la crítica y, sobre todo,
con los feroces tabloides ingleses. Las acusaciones de misoginia
estaban bien fundadas: el tratamiento que Martin le da a sus
personajes femeninos en sus tres primeros libros (la informal trilogía que se completa
con Dead Babies y Success) es bastante escandaloso. Sin embargo
no es claro donde termina la sátira al sexismo y donde
comienza la misoginia.
Amis ha llamado a The Rachel Papers "no antifeminista
sino prefeminista", pero también ha admitido
que "cuando le echo una mirada a The Rachel
Papers ahora, me siento como un gato sobre un tejado caliente.
Creo que es una novela sexista. Contiene elementos que no examiné,
cosas que heredé sin cuestionar."
Pero a pesar del mea culpa, la misoginia de Martin distó
mucho de mitigarse, llegando a su apoteosis con el personaje
de Nicola Six de London Fields (Campos
de Londres).
En 1989 Amis se quedó sin el deseado Booker Prize cuando
dos de los jurados, Helen McNeil y Maggie Gee, objetaron el tratamiento
de la heroína de la novela, una mujer fría y calculadora
que utiliza su atractivo sexual para que su propio asesinato
sea consumado.
Sin embargo, el escándalo mayor aún estaba por
venir: Martin Amis, ya consagrado como la voz más sobresaliente
de la nueva narrativa inglesa, exigió, en noviembre de
1994, que su agente Pat Kavanagh (y
esposa del también novelista y amigo de Martin, Julian
Barnes) consiguiera
un adelanto de £500.000 (lo
que equivalía a unos nada tímidos 794.500 dólares) por su octava novela La
Información. Kavanagh consiguió una oferta
de 525.000 dólares de Jonathan Cape, la editorial que
publicaba a Amis hasta entonces, pero Martin rechazó la
oferta. Luego Mrs. Kavanagh consiguió 731.000 dólares
de Harper Collins UK, pero tampoco pareció suficiente.
Amis despidió a Kavanagh y contrató entonces al
norteamericano Andrew Wylie, quien obtuvo la cifra requerida.
El nuevo agente fue apodado "El Chacal" por la prensa
inglesa. Para agregarle un poco más de interés
al asunto, la prensa destacó que Wylie era el agente de
la escritora Isabel Fonseca, quien pronto se transformaría
en la nueva esposa de Amis. El divorcio del azotado Martin fue
tan público como la jugosa noticia de que parte del dinero
exigido en concepto de adelanto era para solventar su separación
así como para efectuarse un trabajo dental en Estados
Unidos.
Amis y sus amigos aseguraron que el tratamiento era médico
y no cosmético. Pero el rugido de los tabloides era incesante.
Si tan solo los dentistas hubieran sido ingleses (o la nueva esposa) todo hubiera sido diferente. Pero la
prensa ya bastante tenía con que el Príncipe Carlos
se enamorara de una norteamericana divorciada como para soportar
que su mejor escritor se fuera con una norteamericana de padre
uruguayo y madre judía.
Pero entre The Rachel Papers y The Information
pasaron muchos años (22
para ser exactos) muchos
libros y muchas otras acusaciones aunque ninguna tan feroz como
la de la novelista A. S. Byatt -ganadora del Booker 1990 por
su novela Possession- quien dijo que Amis sufría
delirios de grandeza: "Debe pensar que su nombre es tan
extraordinario que cualquiera querría pagar doscientos
cincuenta mil libras extras para tenerlo en su lista. Yo siempre
me gano mis adelantos y no veo por que debo subsidiar su codicia
simplemente porque tenga un divorcio que pagar y unos dientes
que rehacer".
Críticos,
marcianos, inocencia perdida
The Rachel Papers había parecido arrogante,
entre otras cosas porque su nombre remite a predecesores tan ilustres
como The Bickerstaff Papers de Jonhatan Swift -con quien
Amis iba a ser, más adelante, frecuentemente comparado-
y The Aspern Papers de Henry James, por su paralelismo
con Lawrence y por las características de su héroe,
Charles Highway, adalid de la autoconciencia, el cálculo
y la falta de sentimientos auténticos. No es un detalle
menor anotar que, entre otras cosas, Amis hace que Highway escriba
una 'Carta al padre' como Kafka.
Pero nuevamente se plantea el mismo problema que con la misoginia
¿dónde termina la ironía y comienza la arrogancia?
The Rachel Papers es un libro divertido, ágil,
excelentemente escrito y sumamente disfrutable. Highway, en el
fondo, resulta ser un adolescente pretencioso y bastante fracasado.
Pero ¿que se puede esperar de unos críticos que
más adelante acusarían a Amis de aprovecharse del
genocidio judío en Time´s Arrow, or
The Nature of the Offence (La
flecha del tiempo)?
Las dos novelas que siguieron -Dead Babies, anclada en
la sátira e influída por Anthony Burgess y William
Burroughs y Success, que lanza sus dardos contra la decadencia
moral que produce la obsesión por el éxito-, no
hicieron más que preparar a Amis para lo que sería
uno de sus grandes libros: Other People: A Mistery Story.
Other People toma su nombre de la famosa frase de Sartre:
"el infierno son los otros" y a pesar de los
pesares no será ésta la única relación
que se pueda establecer entre Amis y los existencialistas, pese
a que Amis diga que ésta es una palabra que usa alrededor
de dos veces al año. Night Train (El
tren de la noche),
la última novela de Amis, quizás deba más
a Sartre y Camus que a cualquier otro novelista contemporáneo.
Other people, publicada en 1981, es la primer novela en
la que Amis lo arriesga todo en cuanto a su estructura. La siguiente
y aún más temeraria será Time's Arrow,
or the Nature of the Offence, en donde las acciones están
absolutamente invertidas y la historia es narrada como si fuera
una cinta de video rebobinándose.
Other People está narrada desde el punto de vista
de una mujer, Amy Hide, quien sufre de algo que parece ser amnesia.
En su nueva vida sin recuerdos, Amy Hide es Mary Lamb y la novela
consiste en su experiencia de encontrarse con la "otra gente",
inclusive su yo preamnésico, un ser moralmente tan corrupto
como corruptor.
Mary Lamb ve el mundo con ojos inocentes y la exploración
de los distintos "puntos de vista" es crucial para
la comprensión de lo que Amis intenta construir en Other
People y que tiene que ver con lo que dio en llamarse la
"Martian School of Poetry" ("Escuela
Marciana de Poesía"),
cuyos autores Amis promovió desde el Times Literary
Suplement y el New Statesman. Los poetas de esta
"escuela" exploran el problema del punto de vista,
adoptando a veces, el de un marciano. De marciano a alien y de
alien a otro hay un corto paso, que Amis ya había dado
en un poema de 1979 (y que
es incluído en prosa en Other People) en donde explora la forma como
los social o moralmente "pervertidos" ven a la "otra
gente"
Los policías lucen sospechosos
ante los normales
Asesinos. Para el pedófilo maduro
El vistazo curioso de un niño es una mirada impúdica
De salaz intimidad; más
O menos de la misma manera, los seres vivos son
Tan buenos como los muertos para los necrófilos activos
(...)
Si no te sientes un poco desquiciado a veces
Entonces creo que debes estar loco.
Nadie sabe que hacer. Los clichés son ciertos.
Todo depende de tu punto de vista.
No será esta
la única vez que Amis se encuentre cerca de los marcianos
y su punto de vista para mirar al mundo. En Heavy Water and
other stories (Agua
pesada), Amis
incluirá su cuento The Janitor on Mars (El portero de Marte) en donde lo unirá con
otro de los temas que obsesivamente aparecen en su obra: la inocencia
perdida, los niños abandonados, el abuso de menores.
Self (John y Will),
pornografía, armas nucleares
Por supuesto que -como
todo depende del punto de vista- no todos piensan que Amis es
un sujeto detestable. Por el contrario, el también novelista
Will Self, asegura que "todo varón británico
de menos de 45 años secretamente desea ser Martin Amis.
Desearían haber publicado The Rachel Papers, ese
himno a la juventud rebelde, cuando tenían 23 años;
desearían haber acuñado un presuntuoso lenguaje
nuevo con Money -tanto un accesorio hip como una meditación
visceral sobre el espíritu de los ochenta- y desearían
haber siquiera soñado la moral tras Time´s Arrow"
Casualmente Self, pero esta vez John y no Will, es el personaje
central de Money, A Suicide Note, (Dinero) la quinta novela de Amis.
Y John Self se declara a sí mismo "un adicto al siglo
XX", lo que para Amis significa un individuo absolutamente
decadente, alcoholico, adicto a la comida chatarra, la pornografía,
el dinero y los autos, perdidamente enamorado de una prostituta
y sobre todo, tan crédulo como violento. Money, A Suicide
Note es básicamente una sátira, en donde la
exageración de los vicios del personaje central se lleva
toda la atención del lector en un primer momento, hasta
que se repara en los detalles, asordinados bajo el efecto obnubilante
del exceso.
Money es, sobre todas las cosas, exhuberante, grotesca,
desmesurada. Sin embargo el lenguaje construido por Amis para
dar voz a su personaje es de una riqueza sorprendente dentro
de los estrechos límites que impone un individuo que frecuentemente
se expresa con palabras bisilábicas, sobre todo las que
constan de no más de cuatro letras y que la mayor parte
del tiempo se encuentra absolutamente borracho.
Lamentablemente, el trabajo de Amis con el lenguaje se pierde
casi totalmente en la traducción: "The
car and I crawled cursing to my flat. You just cannot park round
here any more. (...) You can doublepark on people: people can
doublepark on you. Cars are doubling while houses are halving.
(...) Rooms divide, rooms multiply. Houses split -houses are
tripleparked. People are doubling also, dividing, splitting.
In double trouble we split our losses."
Money fue bien recibida por el público, aunque
no es extraño que la presencia de un personaje llamado
Martin Amis en sus páginas nuevamente haya generado incomprensión
en parte de la crítica: por ejemplo Laura Doan, en un
ensayo publicado en la Minnesota Review, afirma:
"Amis tiene un cuidado excepcional en asegurarse que
el narrador-protagonista, tan desagradable en sus valores y estilo
de vida, no pueda ser confundido con el escritor, introduciéndose
literalmente en el texto. Martin Amis, el personaje, es un escritor
de modales suaves, inteligente, bien educado, perteneciente a
una confortable clase media, quien, de forma bastante obvia encuentra
a Self y lo que este representa, repugnante." Oh, vamos....
Como diagnóstico del siglo XX Money es apocalíptica.
No es casualidad que la distopía orwelliana, 1984 sea
un motivo recurrente en ella (ni
tampoco que esa -1984- sea la fecha de su publicación).
Pero el apocalipsis también
es un tema que recurre en gran parte de la obra de Amis: es el
tema aglutinante de su primer volúmen de cuentos, Einstein´s
Monsters (Los monstruos
de Einstein) y
se encuentra patentemente presente en London Fields, novela
milenarista por excelencia.
La introducción a Einstein´s Monsters titulada
'Thinkability' ('La capacidad
de pensar') comienza:
"Nací el 25 de agosto de 1949: cuatro días
más tarde los rusos probaron con éxito su primera
bomba atómica y así apareció la disuasión.
De modo que tuve esos cuatro días de tranquilidad, más
de lo que nunca tuvieron los de menor edad. (...) Ellas están
allí y yo aquí -ellas son inertes, yo estoy vivo-,
y sin embargo me producen ganas de vomitar, me revuelven el estómago;
me siento como si un hijo mío hubiera estado fuera de
casa mucho tiempo y comenzara a oscurecer. Es una práctica
buena y apropiada. Porque lo haré montones de veces, vomitaré
muchísimo, si las armas caen y yo sobrevivo. Todas las
mañanas, seis días a la semana, salgo de mi casa
y recorro en coche una milla hasta el apartamento donde trabajo.
Durante siete u ocho horas estoy solo. Cada vez que oigo en el
aire un gemido súbito o uno de los más atroces
impactos de la vida ciudadana, o sirvo de huésped a cierto
tipo de pensamientos indeseados, no puedo evitar preguntarme
cómo sería. Supongamos que sobrevivo. Supongamos
que no se me derriten los ojos en la cara, que no me toca el
huracán de misiles secundarios en que hormigón,
metal y cristal se han convertido bruscamente; supongamos todo
esto. Me veré obligado (y es lo último que tendré
ganas de hacer) a desandar la larga milla que me separa de mi
hogar a través de la tormenta de fuego, los restos de
los vientos de mil millas por hora, los átomos descarriados,
los muertos envilecidos. Luego -Dios mediante, en caso de que
todavía me queden fuerzas y, por supuesto, de que aún
estén vivos- tendré que encontrar a mi mujer y
mis hijos y tendré que matarlos."
Por supuesto que para Amis esta es una cuestión que tiene
mucho que ver con padres e hijos desde que tiene que ver con
la supervivencia de la especie. Nada sorprendentemente y en la
misma introducción Amis se referirá a su padre:
"Cuando le conté que estaba escribiendo acerca
del armamento nuclear, dijo en tono melodioso: 'Ah. Supongo que
estás "en contra", ¿no?' (...) Por lo
general termino diciéndole algo como: 'Y bueno, no tendremos
más remedio que esperar a que los hijos de puta como vosotros
os muráis uno a uno'."
En uno de los cuentos del volúmen titulado The Immortals
(Los inmortales) (cuya
deuda con el casi homónimo borgeano es reconocida en una
'Nota del autor')
el inmortal protagonista comenta: "Justo cuando pensaba
que no podía haber siglo más tonto que el diecinueve,
se presenta el veinte. Os juro, el planeta entero parecía
estar representando un certamen de estupidez. Yo ya veía
entonces cómo iba a acabar la historia humana. Cualquiera
podía verlo. No había alternativas."
Como tampoco había alternativas para Nicola Six, incómoda
heroína de London Fields.
Envidia, muerte,
éxito
Nicola Six puede ver el
futuro. Y sabe que será asesinada la noche del 6 de noviembre
de 1999 (la semana que viene,
digamos). Lo sabe,
entre otras cosas porque ella así lo ha dispuesto, ha elegido
el día (el de su cumpleaños
número treinta y cinco), ha escogido al asesino, ha visto
la forma, ha generado los motivos aparentes. Nada podrá
detener la determinación de la víctima. Porque Nicola
Six representa la muerte del amor: "Estudiada en su conjunto
-y tomando en consideración los destrozos que dejaba a
su paso, crisis de nervios, carreras destrozadas, intentonas de
suicidio, matrimonios rotos
(y escandalosos divorcios)-, la facultad de Nicola para leer el
futuro le había enseñado un par de cosas muy claras:
que nadie la amaría nunca lo suficiente, y que quienes
la amaran no serían lo suficientemente dignos de ser amados."
London Fields es una novela compleja, un extenso relato
tan oscuro como apocalíptico (la
amiga imaginaria de Nicola se llama Enola Gay) que deja al lector exhausto. Para James
Diedrick "en una novela acerca de llegar al fin de las
cosas, esto puede ser intencional". Nicola representa
la pulsión thanática, el deseo de muerte, que está
intimamente ligado a Eros: "¿Qué pasaba
si era la mujer la que deseaba la sodomía? El lugar tentador,
tan próximo a su hermano mejor considerado... (...)
La literatura sí entraba en el tema de la sodomía,
y cada vez más. Esto consolaba tremendamente a Nicola
Six. Ahora bien ¿se podía considerar un tema del
siglo XX...? (...) Arrancaba con Joyce, quien había mostrado
gran interés por el tema: una turbia nostalgie. Lawrence
mostró interés por el tema: la tierra, la sangre,
la voluntad (sí, y la inevitable degradación).
Beckett mostró interés por el tema: un anhelo inmaduramente
egoísta (decidió Nicola) para causar tristeza y,
a poder ser, daño y traumas a los personajes femeninos.
En cuanto a los americanos, todos parecían interesados
en el tema. (...) Por su parte, V. S. Naipaul, que mostró
interés por el tema, habla de 'una masa negra sexual'.
Bueno, en cualquier caso, negra. Y un agujero negro era masa,
masa pura, masa infinita.
No, no todo el mundo la practicaba. Pero Nicola sí. En
determinado momento (siempre deseaba no hacerlo, pero siempre
sabía que lo haría) Nicola tendía a redirigir
las arremetidas de sus amantes hacia aquella parte del sistema
binario... Se las pintaba sola para prepararse con el dedo corazón
de la mano izquierda. El dedo del matrimonio. (...)"
Amis explota duramente la relación entre la muerte del
amor, la destrucción de la especie, el sexo no procreativo
y las armas nucleares. Y por esta vez mejor dejemos de lado a
los críticos y lo que opinaron de Nicola.
Entre la publicación de London Fields y La Información,
Amis se tomó un año para la escritura de Time´s
Arrow, el libro en el que un doctor nazi retrocede hasta
la "naturaleza de la ofensa", es decir su participación
en el exterminio judío en Auschwitz.
Luego vendrá
The Information (La
información),
publicada en 1995, la cual generará toda la controversia
en torno al dinero y los agentes literarios. La resonancia del
affaire la información fue aun mas grande desde que el
libro trata de la envidia literaria. Para muchos la novela resultó
ilegible. Para otros, la mejor novela de Amis desde Money.
La ironía de todo el asunto surge en tanto Amis sostiene
en la novela que los escritores son los seres más envidiosos
y competitivos de la tierra. Que difícilmente soporten
el éxito de un amigo. Para peor, en The Information
el exitoso Gwyn Barry es un perfecto idiota, políticamente
correcto hasta la náusea y totalmente incapaz de escribir
nada con un mínimo valor literario. Pero sobre todo tiene
mucho éxito, tanto que da asco. Y Richard Tull, amigo
de Barry y autor de tan complicadas cuanto fracasadas novelas
decide dedicar su vida a arruinar la desu exitoso amigo. Tanto
como la prensa y algunos colegas decidieron intentar arruinar
la de Amis.
Durante los seis meses que precedieron a la publicación
de la novela, su contenido pareció hacerse realidad. Salman
Rushdie comentó al respecto: "No tiene absolutamente
nada que ver con el dinero. Es solo que hay gente en Inglaterra
que piensa 'a este muchacho le ha ido muy bien por demasiado
tiempo -asesinémoslo'."
Pero The Information trata también de un tema que
pareció obsesionar a Amis por mucho tiempo: el asesinato
sin motivos aparentes, la violencia ejercida particularmente
en los niños, la falta de sentido.
Suicidio, falta
de motivos, prima (asesinada)
Marius y Marco son
los hijos gemelos de Richard Tull, el fracasado escritor de The
Information. Así como Richard Tull y Gwyn Barry se
llevan un día de diferencia, Marius y Marco -a pesar de
ser gemelos- nacieron con la medianoche interponiéndose
entre ambos. Marius y Marco son las dos caras de una misma moneda,
del mismo modo que lo son Barry y Tull. Pero en algún
momento, Steve Cousin, el individuo contratado por Tull para
lastimar al exitoso Barry, decide que el daño quiere hacerlo
en otra parte: en Marco. "Donde quería hacer daño
era en una parte de sí mismo. No de sí mismo ahora.
Sino de sí mismo. De sí mismo entonces."
La infancia.
Los nombres de los personajes de Amis siempre contienen una clave
más o menos evidente, más o menos tendiente a satirizar
o caracterizar el personaje. John Self (Juan
Yo o Juan "él mismo"), Selina Street (Selina
Calle), Mary Lamb
(María Cordero), Keith Talent (Keith Talento), Samsom Young (Sansón
Joven), son sólo
algunos ejemplos. Cousin en inglés significa prima. Steve
Cousin es quien intenta lastimar a Barry, a Marco, a Tull, a
la infancia. Es quien intenta instaurar el sinsentido.
En 1973, Lucy Partington desapareció. Lucy era prima de
Martin Amis y su desaparición fue un misterio por 22 años.
En 1995 sus restos fueron desenterrados del jardín del
25 de Cromwell Street, la "Casa de los Horrores" de
Fred y Rosemary West, asesinos de más de doce mujeres
a lo largo de 16 años. En el jardín se encontraron
los cuerpos de ocho mujeres, todas habían sido violadas,
torturadas y luego descuartizadas. Otro cuerpo fue encontrado
bajo la cocina de la anterior casa de ambos. Fred también
fue acusado de asesinar a su ex-mujer y a una niñera,
enterrada en los campos linderos de esta casa.
Aunque Amis pareció no notarlo, durante años estuvo
escribiendo sobre este tema de una u otra forma. La falta de
sentido nutrió su narrativa como una de las características
fundamentales del siglo XX.
En Time´s Arrow, Amis identificó el Holocausto
judío como la expresión más acabada del
sinsentido. "Hier ist kein warum. Aquí no hay
por qué." rezan los carteles del campo de concentración.
Ya ni siquiera es la puerta del Infierno de Dante y su "abandonad
toda esperanza". Es mucho peor.
Si el asesinato sin motivos, disparado por la absurda muerte
de su prima, era aterrador, lo era aún más en la
medida que dio forma a toda una época, en tanto era la
expresión más acabada del nihilismo que marcó
el siglo que termina. Pero de todas maneras aún había
una tenue esperanza al fondo del túnel: los asesinatos,
aunque sin motivos, siempre eran perpetrados por el otro, siempre
era other people la que nos arrebataba el sentido, la que nos
imponía el hier ist kein warum. Sin embargo, este magro
consuelo iba a durar poco.
En 1997, Amis publica Night train
(El tren de la noche),
novela con apariencias de policial: "Soy de la policía.
Eso puede parecer una declaración inusual; o una construcción
gramatical poco común. Pero es una forma de hablar que
nosotros tenemos. Jamás diríamos soy un policía
o soy una mujer policía o soy un oficial de la policía.
Solo diríamos soy de la policía. Yo soy de la policía.
Yo soy de la policía y me llamo Detective Mike Hoolihan.
Y soy una mujer, también.
Lo que estoy comenzando aquí es la narración del
peor caso que jamás tuve en mis manos. Me refiero al peor
caso para mí. Cuando se es de la policía, 'peor'
es un concepto elástico. No se puede fijar una idea clara
de 'peor'. Los límites se ensanchan todos los días.
'¿El peor?', preguntaremos. 'No existe tal cosa como el
peor'. Pero para la detective Mike Hoolihan éste fue el
peor caso."
El peor caso de Mike es el aparente suicidio
de la hija de su mentor, el coronel Tom: "En mi época,
llegué a presenciar las secuelas de quizás unas
mil muertes sospechosas, las mayorías de las cuales resultaron
ser suicidios o accidentes, o simplemente, gente abandonada. Así
que he visto todas las clases: saltarines, mutilados, sumergidos
con un peso, zambullidos, desangrados, flotadores, baleados, reventados.
He visto los cadáveres muertos a golpes de bebés
de un año. Los de nonagenarias violadas por pandillas.
He visto cadáveres abandonados por tanto tiempo después
de su muerte que la única posibilidad de deducir la fecha
del deceso era el tamaño de los gusanos. Pero de todos
los cuerpos que he visto, ninguno se me ha quedado grabado en
mis entrañas como el cadáver de Jennifer Rockwell."
El suicidio de Jennifer, no es un suicidio "Si, correcto"
como la policía cataloga la evidencia de que, en efecto,
se está claramente ante una muerte por propia mano. El
suicidio de Jennifer se trata del tipo "no, todo mal".
Y esa muerte es un suicidio "todo mal" porque Jennifer
era la última persona que cualquiera señalaría
como propensa a quitarse la vida o con motivos para hacerlo:
profesional de éxito, brillante astrofísica, joven,
hermosa, alegre, sin problemas de ningún tipo. Pero Jennifer
se suicidó y de nada valdrá buscar el motivo: no
lo hay.
Y es por ello que Night Train es la novela más
perturbadora de Amis; porque propone lo inaudito: el suicidio
sin motivos, el último paso de rechazo a la vida; renunciar
a ella en medio de la felicidad más completa. No hay motivo.
Esta es la constatación que Amis arroja a la cara del
lector. No hay motivo.
Ese es su diagnóstico y extrañamente esa era la
nota y el único tema sobre el cual esta cronista -perdida
en su mar de caóticas anotaciones- pretendía escribir
desde un principio y que finalmente no ha escrito en absoluto.
Abandonad toda esperanza de que algún día lo logre:
no hay motivo para hacerlo.
*Publicado originalmente
en Insomnia
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