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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



MUJICA LÁINEZ, MANUEL - MISTERIOSA BUENOS AIRES - CUENTO MODERNO - RÍO DE LA PLATA


Estampas de ilusión, de barro*

Amir Hamed
Pareciera que en la actualidad se necesita otra respiración, como de largometraje, para la narrativa. Si se quiere, un crecimiento residual que, por sus propias normas, el cuento no puede dar


Es a necesidades de época que suelen responder los géneros literarios. Así, por ejemplo, el cuento moderno -una mutación decimonónica que adaptó la narrativa a las necesidades de los periódicos- hace unos años parece haber perdido eficacia. Últimamente, han sido cuentistas obsesivos como Raymond Carver o Charles Bukowsky los que lograron cierto impacto con el género, pero debido precisamente a que, mediante sus relatos breves, generan una atmósfera envolvente. Es decir, su éxito ha obedecido menos al impacto efectista
(ése que tradicionalmente se requiere de los cuentos) que a su condición de bosquejos sucesivos de una visión, de un tornasol del mundo.

Pareciera que en la actualidad se necesita otra respiración, como de largometraje, para la narrativa. Si se quiere, un crecimiento residual que, por sus propias normas, el cuento no puede dar
(también se puede ver esta limitación en lo frustrante que resultan cortometrajes fantasiosos como los de Tales from the crypt o Amazing stories, anécdotas inteligentes que carecen del tempo requerido para producir horror o maravilla).

Sin embargo, es todavía placentero el repaso de las páginas de Misteriosa Buenos Aires, la colección de historias que Manuel Mujica Láinez propuso, hace ya medio siglo, para recuperar la historia de la Reina del Plata. Tal vez, el placer de la lectura resida por sobre todo en que, a pesar de que las historias de este libro cumplen con los requisitos del cuento moderno, su temple es el de estampas: son relatos breves, pero manejados en un presente sin fatigas, con ese sedimento de lo anacrónico, del polvillo sobre el papel quebradizo que documenta genealogías o historias que por lustros o siglos se guarecieron en el secreto, a veces en lo indecible.

Este mismo polvillo, en tensión con el presente, hace que los amaneramientos de la narrativa de de Mujica Láinez no resulten gravosos. Por el contrario, dan la nostalgia de una sensibilidad perdida ya, de tiempos menos urgidos y oxidables que los nuestros, narrados con maestría. El libro resulta, así, un álbum vivificante, conjugando lo sombrío con el deslumbramiento, la desolación de una vieja paralítica y despótica que amanece en la cosmópolis de principios de siglo contrapesada con el arrebato de una sirena renacentista que se enamora de un mascarón de proa.

El pulso es afectuoso, pero también implacable, dotado como pocos para advertir la ironía trágica, sea cuando la fundación antropófaga del fortín de Nuestra Señora del Buen Ayre, cercado por indígenas, sea el destino de un ciego traficante de esclavos, sea el despecho de una adolescente a la que un libro, el Quijote de la Mancha, le arrebata su amante.

Son más de cuarenta historias, alcanzadas por un narrador en extremo fino, pero verdadero al punto de no hacer concesiones. Dan un mundo bizarro, como el de un clown despreciado acompañado por un tapir. Remueven, hasta apuntarlo, los pilares de una historia familiar: la sueñera y el barro -para decirlo con palabras de otro argentino ilustre- con la que hicieron el Río de la Plata.
 

* Publicado originalmente en Insomnia

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