El LSD, también
conocido como LSD 25 o ácido lisérgico, es una
sustancia fuertemente alucinógena descubierta en 1943
por un químico suizo que tuvo que tomarse un fin de semana
libre después de ingerir una dosis en forma accidental.
El
LSD ya era consumido por experimentadores como Timothy Leary
a fines de los años 50', pero fue a mediados de los 60'
cuando el ácido se convirtió en una de las drogas
más comunes del flower power. Desde entonces el
LSD fue un ingrediente fundamental del cine psicodélico.
Sin embargo, la primera aparición en la pantalla de esta
polémica sustancia fue anterior a la era hippie.
El vanguardista William Castle la introdujo en su ultra bizarro
filme de horror The Tingler (1959), siendo Vincent Price el primer intérprete
cinematográfico que tuvo el privilegio de inyectarse LSD.
Luego de picarse su acidillo, el pobre Vincent sentía
un calor anormal y actuaba de manera bastante curiosa.
Pero
para que aparezca el subgénero lisérgico de las
películas sobre drogas psicodélicas hay que esperar
hasta después de 1966, con títulos de producción
más bien marginal como Acid Eaters, Acid Mantra
o Rebirth of a nation, Acid Dreams, Hallucination
Generation, The Weird World of LSD y Alice in Acidland.
El momento culminante de estas películas, que a veces
contenían elementos marcadamente eróticos, era siempre
el viaje psicodélico en sí mismo y sus ignotos
directores trataban de representarlo utilizando algún
tipo de recurso cinematográfico especial para potenciar
lo que ocurría en los sacudidos cerebros de sus personajes.
Hallucination
Generation,
por ejemplo (filmada
en Ibiza)
era un filme en blanco y negro con excepción de las escenas
de consumo de ácido, rodadas en colores. Otros lugares
comunes de los creativos del LSD eran los distintos planos fuera
de foco, el uso y el abuso del gran angular, la vieja vaselina
en el lente (o
algún truco óptico similar) y muy especialmente la imagen
negativa (ya
usada en el cine mudo, en Nosferatu de Mumau) y el solarizado.
Este último recurso estético quizá sea el
más efectivo del cine psicodélico y en plena época
del '90 sigue apareciendo bastante en la industria del video-clip
de rock. Hay que reconocer que cualquiera de estos recursos resulta
hoy mucho más efectivo que las torpes fantasías
ácidas plasmadas por Milos Forman en la trasnochada Hair
(1979).
El
superclásico del subgénero LSD es indudablemente
The Trip (El
viaje)
rodada por Roger Corman en 1967. Antes de rodar este filme, Corman
aseguró haber probado LSD para poder representar con precisión
los efectos de esta sustancia, aunque a juzgar por el estilo
psicodélico de filmes anteriores como El hombre con
ojos de rayos x, habría que suponer que el director
ya lo había experimentado antes, con fines menos cientificistas.
En The Trip, Peter Fonda es un cineasta publicitario que
decide probar el ácido, y al alucinar tiene visiones confusas
en las que a veces irrumpen personajes y situaciones que parecen
salidos de los filmes de la serie de Poe realizadas por Corman años antes.
Otros personajes dados vuelta de The Trip son Susan Strasberg,
Dennis Hopper, Bruce Dern y el infaltable Dick Miller. La banda
sonora estaba a cargo de un olvidado grupo de los '60, Electric
Flag, que ya se había hecho cargo de la música
de otro filme de Corman, The Wild Angels, cuando los muchachos
de Grateful Dead pidieron demasiado dinero (estos temas de Electric Flag
a veces fueron objeto de covers a cargo de bandas de culto de
los '80 como The Fuzztones).
Corman
encomendó el guión de The Trip a un experto
en el tema: Jack Nicholson, quien había probado el ácido
(y probablemente
todos los demás tipos de estimulantes conocidos) y estaba tratando
de conseguir trabajos detrás de cámaras porque
no se sentía muy afortunado como actor. Nicholson escribiría
también otro de los grandes filmes psicodélicos
de la era del flower power: Head, la película
con la que los Monkees culminaron su exitosa serie de TV. Head
no mostraba consumo de drogas de ningún tipo pero sus
referencias al estado psicodélico eran obvias ya desde
su título: en los Estados Unidos las películas
de ácido también son conocidas como head movies.
Un
detalle interesante de las películas sobre LSD es que
a diferencia de otros filmes sobre otras drogas (marihuana, heroína,
cocaína, opio)
sus directores están a favor del uso del alucinógeno.
Justamente uno de los motivos de la ruptura entre Corman y sus
distribuidores de American International Pictures, fue que a
The Trip le agregaron sin consentimiento de su autor un
epílogo vagamente moralista en el que el rostro de Fonda
se congelaba y resquebrajaba indicando algún tipo de secuela
negativa en su personalidad.
Sin
embargo, otra película de 1967 de A.I.P., Riot Sunset
Strip (Reto
callejero),
de Arthur Dreifuss, se acercaba a la escena psicodélica
con menos seriedad que Corman. Su mensaje era un poco menos libertario,
pero esto se compensaba con la presencia de mejores bandas de
rock. En el antro beat Pandora's box aparecían en acción
The Standells (que
en sus filas escondían a un ex mousekeeter del Mickey
Mouse Club de la TV)
y los míticos The Chocolate Watch Band (dicen que este grupo
sólo grababa si tenían con ellos algo que llamaban
el cofre, cuyo contenido es fácil de adivinar). The Standells,
que son recordados como líderes de rock de garage
y los punks americanos de los '60 (no confundir con los ingleses de los
'70)
tocaban varios temas, incluyendo el hit que daba su título
al filme. Y The Chocolate Watch Band interpretaba dos
temas formidables, Sittin There Standing y uno de sus
clásicos, Don't Need Your Lovin.
Pero
el momento culminante de Riot on Sunset Strip era un freak
out, es decir una fiesta psicodélica en la que la
pobre Mimsy Farmer le ponían ácido en una inocente
gaseosa diet: la chica se iba poniendo más y más
frenética bailando una de las danzas más ridículas
que se hayan visto en la pantalla grande. Luego uno de los chicos
la llevaba al cuarto de arriba y la violaban entre cinco. El
ignorado Dreifuss se convirtió así en uno de los
pocos cineastas en ocuparse del bad trip.
Otro
título fundamental en la materia es Psych-Out,
donde Dean Stockwell, Jack Nicholson (cuyo personaje tenía el más
sugestivo nombre de Stoney y tocaba la guitarra eléctrica), Susan Strasberg,
Bruce Dern y Henry Jaglom vivían una serie de experiencias
dramáticas en el ambiente hippie americano de fines
de los '68. Dos puntos fuertes de Psych-Out son la fotografía
de Lazslo Kovacs y la presencia de dos excelentes bandas de rock
psicodélico, The Strawberry Alam Clock y The
Seed. La frase publicitaria era muy sugerente: "Pruebe
un momento de locura...Escuche el sonido púrpura".
American
International Pictures produjo otro clásico ácido
en 1968. Luego del éxito comercial sin precedentes que
había tenido The Trip, Sam Arkoff y su socio James
Nicholson ya no se preocuparon más por el qué dirán
y produjeron la desvergonzada Wild in the Streets, una
fantasía lisérgico-apocalíptica dirigida
por Barry Shear en la que un multimillonario rock star dealer
(Christopher
Jones)
logra reducir la edad para votar a los 14 años y es elegido
presidente de los EEUU. El flamante mandatario, luego de cantar
en TV el superclásico psicodélico The Shapes
of Things To Come (por
Max Frost and the Troopers; los Ramones lo hicieron
suyo en su disco Acid Eaters) decide mandsar a todos los
mayores de 30 años a campos de concentración en
donde les aplicarían dosis masivas de LSD.
La
mamá del candidato está interpretada por Shelley
Winters, que en algunos momentos aparece como hippie.
Hal Holbrook es un político de la vieja escuela y un casi
irreconocible Richard Pryor es Stanley X, el baterista de la
banda del presidente.
A medida
que el flower power se fue convirtiendo en un fenómeno
masivo, el tema y las imágenes psicodélicas propias
de LSD fueron tomadas por el establishmente. En Skidoo, Otto
Preminger mostró a Groucho Marx bajo los efectos de un
ácido, y el final de 2001 Odisea del espacio de
Stanley
Kubrick
es el más elaborado viaje psicodélico de la historia
del cine (en
un momento Kubrick le pidió a Pink Floyd que compusiera
la música para el fianl de la película, pero luego
se arrepintió y optó por algo más clásico).
Mientras
los cines donde daban 2001 se llenaban de hippies
y freaks completamente pasados de estimulantes, los estudios
Disney reestrenaron Fantasía con una publicidad
que la asimilaba a la experiencia lisérgica.
Ya
en los '70, Ken Russell puso en escena una de las menos sutiles
y más divertidas secuencias de la historia del cine psicodélico
en Tommy, la ópera rock de los Who en la que el
muchacho sordomudo y ciego del título (Roger Daltrey) era tratado por Tina Turner,
en su inolvidable rol de Reina del Acido. Russell volvió
con todo a la psicodelia en Altered States (Estados Alterados) que comenzaba
tomándose seriamente los estudios del científico
William Hurt sobre la expansión de la mente a través
del consumo de hongos y la meditación en tanques de agua.
Claro que el director de Lisztomania no pudo con su genio
e hizo que, de tanto trip, su protagonista terminara transformándose
en una especie de cavernícola furibundo.
Pero
en general del cine fantástico sublimó el tema
bad trip en filmes como Blue Sunshine, de Jeff
Leiberman (1976) o la más
conocida adaptación de la novela de Stephen King Firestarter
(Llamas
de venganza, Mark Lester, 1984) donde el uso del ácido
derivaba en locura ultraviolenta o fenómenos paranormales.
En
plena década de los '90 las drogas químicas como
el ácido lisérgico (en nuevas versiones menos potentes que
las de los años '60) y el éxtasis se volvieron
a poner de moda, aunque no al punto de aparecer en demasiadas
películas. Curiosamente las películas más
ácidas que se han visto últimamente son superproducciones
con mensaje de Oliver Stone como The Doors y Asesinos
por naturaleza. Pero por supuesto estos trips modernos
no tienen la fuerza psicodélica necesaria como para borrar
el recuerdo de la vieja psicodelia de A.I.P.
*Publicado originalmente en la Revista
M Cine Nº 4
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