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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



FOTOGRAFÍA - FOTOGRAFÍA FAMILIAR -
GOLDING, NAN -

Fotografías inmediatas

Ricardo Antúnez

La cantidad de fotografías que se toma a los hijos declina rápidamente cuando éstos se aproximan a la adolescencia. Quizás porque los jóvenes abren espacios de relacionamiento propios, paulatinamente separados de la familia

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El fotógrafo norteamericano Emmet Gowin dedicó buena parte de su bello libro Photographs a presentar imágenes de su propia familia. En un pasaje de la entrevista que precede las fotografías, dice:

Estaba dando vueltas por el mundo en busca de un lugar interesante, cuando me di cuenta de que el lugar donde estaba era, ya, interesante. Había algo en la vida familiar (...) que era mi tema...(1)

No son pocos, ni poco importantes, ni parecidos entre sí, los fotógrafos que en algún momento publicaron imágenes de sus seres más cercanos y más queridos. Stieglitz fotografió con devoción a Georgia O'Keeffe. Weston dejó numerosos retratos de sus hijos y de sus amantes; son célebres sus fotografías de Tina Modotti. Lartigue fotografió con asiduidad, desde muy pequeño, a hermanos, primos, padres y otros parientes. Conocemos imágenes de la esposa de Kertész, de las hijas de Cartier-Bresson, de la familia de Callahan, de Frank, de Avedon. En los años cincuenta Life publicó el ensayo que Gene Smith, recordado por sus fotografías de guerra y por Minamata, consagró a su pequeña hija Juanita.

Más recientemente, los poco conocidos Mark y Dan Jury documentaron a lo largo de tres años, en imágenes y textos, la enfermedad y muerte de su abuelo en un libro titulado Gramp (2). Pedro Meyer editó el cd rom Fotografío para recordar (3) que trata, básicamente, de los últimos meses de vida de sus padres. Bajo el título Immediate family (4), Sally Mann reunió una serie de fotografías de sus hijos, libro que provocó cierto escándalo a causa de los desnudos de los niños. En 1995 World Press Photo otorgó el segundo premio de la categoría reportajes gráficos al Album familiar de Larry Towell, autor editado y reconocido por sus fotorreportajes de zonas de conflicto como El Salvador o Palestina (5). En 1999, Nicholas Nixon publicó una versión ampliada de The Brown sisters, libro singular donde retrata a su mujer y a sus tres hermanas, una junto a la otra, siempre en el mismo orden, a lo largo de 25 años (6). En ZoneZero puede verse un trabajo del argentino Diego Goldberg construido sobre una idea similar (7).

Esta lista heterogénea e incompleta, ¿permite afirmar que existe una tradición de fotos de familia en el ámbito de la fotografía "de autor"? En rigor, deberíamos eliminar de ella a los fotógrafos que se detuvieron en el tema sólo ocasionalmente y sin que la familia fuera, en sí misma, el asunto. Las imágenes que Weston dejó de sus mujeres y de sus hijos no tratan de la familia del fotógrafo: se inscriben en la serie de sus retratos o en la serie de sus desnudos. Otra cosa completamente diferente ocurre, por ejemplo, con el citado trabajo de Meyer, que se vale de un procedimiento foto-documental en un formato multimedia para recuperar la historia del grupo y narrar la enfermedad y muerte de su madre, primero, de su padre, después. En este caso, una serie de sucesos familiares constituyen propiamente el tema del trabajo.

No recuerdo más que un único autor verdaderamente consagrado a fotografiar su vida privada. Casi toda la obra de la neoyorquina Nan Golding trata de sí misma, de sus amigos y de sus amantes. Puede hacerse de sus libros una lectura "sociológica" y ver en ellos la descripción de cierto ambiente neoyorquino de las últimas décadas. ¿Pero no está esa lectura inducida por la tradición documentalista en la que el fotógrafo aparece siempre como un otro - observador del mundo que fotografía? ¿Cómo olvidar que Golding se retrata a sí misma y a las personas que comparten, de cerca, su vida? Sus libros guardan imágenes de su vida afectiva, incluida su dimensión sexual. En cierto sentido, su obra se parece a un diario. Su publicación, sin embargo, ha hecho de esas series otra cosa: una obra singular que transgrede el severo límite que separa lo fotografiable de lo no fotografiable en el ámbito de lo privado.

Simultáneamente, anula el código de intimidad que impide hacer públicas (editar) esas fotografías y, a través de ellas, ciertos aspectos de la vida privada. En sus poderosas imágenes no queda rastro de la idealización que con frecuencia inhibe, en este género de fotografías, el registro del dolor, del conflicto, de la intimidad y de la trivialididad que acompañan la relación con los seres más cercanos. Libre del imperativo de la decorosa y edificante celebración familiar, Golding revela otras dimensiones de la vida compartida. Para empezar, descubriendo que a su alrededor casi no hay familia convencional sino nuevas formas de familia, amigos, amantes y relaciones ocasionales (8).

2

La rareza del trabajo de Golding confirma que, aún considerable en cantidad y calidad la lista de autores que de diverso modo se detuvieron en el tema, la foto de familia es, en su expresión típica, territorio de un fotógrafo no dedicado, movido primordialmente por motivos afectivos y tradicionales.

La expresión fotos de familia alude a ese conjunto de imágenes homogéneo en sus ocasiones y en sus reglas de composición, más o menos disperso o reunido en álbumes, definitivamente integrado al patrimonio familiar, que narra, a su manera, la saga del grupo.

Lo que sigue es un conjunto de proposiciones de intención polémica sobre esas colecciones de valor incierto en la historia de la fotografía, generalmente desvalorizadas por los fotógrafos devotos, pero de enorme popularidad y misterioso significado (9).

(i)

De un lado y otro de la cámara, nuestro primer contacto con la fotografía transcurre en el ámbito de las fotos familiares. Sus reglas se aprenden muy tempranamente: reglas de oportunidad de las tomas, de valor y uso de las fotografías, de comportamiento delante del objetivo, de diseño de la
imagen. Estamos tan acostumbrados a la rutina de sus ocasiones y de sus poses, a sus estereotipos, a esa práctica ritual e inocente de la foto familiar que es improbable que nos interroguemos acerca de su significado, de las razones que sostienen su existencia y determinan su modo de ser.

La foto de familia es una práctica tradicional e ingenua. Integrada a ciertos ritos domésticos, se sitúa más acá de un ideal estético -documental, así como de cualquier reflexión acerca de su función y su naturaleza.

(ii)

El fotógrafo de la familia no está animado por un ideal técnico,
estético, documental, ni crítico. No es un fotógrafo devoto. Para él, basta que las imágenes se vean nítidas, las personas dentro del cuadro y los rostros sonrientes. Sus propósitos son de una naturaleza completamente distinta de la del fotógrafo dedicado. En su versión modal, la fotografía de familia es una práctica acrítica y estereotipada.

(iii)

Las fotos de familia están investidas de un valor singular que las aproxima al
fetiche. Poseen una cualidad que hace que deshacernos de ellas, romperlas, parezca un acto brutal e irreparable. Las colecciones familiares de fotografías son propiedad indivisa que se atesora, sobrevive a las mudanzas, nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida, pasa de generación en generación.

(iv)

Las fotos de familia tienen un valor y un uso privado. Son imágenes que la familia produce de sí misma para sí misma: no significan nada para otros. Delante de las fotos de una familia ajena
(alguna vez el laboratorio nos entregó las fotos cambiadas) tenemos la impresión de estar delante de lo conocido y lo extraño, reconocemos el código pero no experimentamos su valía. Verlas exige vencer el desinterés y el pudor. Privadas de su referente sentimental particular, las fotos de familia carecen de valor y provocan cierta incomodidad: ¿nos veremos, también nosotros, así de triviales?

(v)

La fotografía de familia tiene personajes predilectos. En primer lugar, lejos, los niños. ¿Será porque representan la renovación del grupo, la antítesis de la
muerte? (10). Segundos en el orden de los preferidos, los viejos. Acaso porque condensan la historia y la identidad familiar.

Sentada en medio de todos, la nona es un personaje emblemático: remite a la identidad y al origen del grupo. Un poco más adelante, el bebé que soy yo, peligrosamente depositado en los brazos temblorosos de mi bisabuela, compone la representación de los extremos del clan, los recién llegados y los próximos a partir, los signos que hablan de su continuidad.

(vi)

Escasos como son hoy en día en algunas sociedades
(los estratos medios montevideanos son un ejemplo típico), los niños se vuelven preciosos. La cantidad de fotos que se puede llegar a tomar a un único niño es sorprendente. Amarlos es un sentimiento genuino pero, también, una conducta socialmente ordenada (11). Puestos los retratos de la familia sobre el escritorio de la oficina dicen (a mí y a los demás): amo a mis hijos. Dicen, también (a mí y a los demás): yo construí una familia feliz, soy su jefe y su sostén. Esas fotos son, simultáneamente, signos de éxito y de responsabilidad, además de una rendición de cuentas al mandato social del amor paterno.

La cantidad de fotografías que se toma a los hijos declina rápidamente cuando éstos se aproximan a la adolescencia. Quizás porque empiezan a resistir su posición de objetos preciosos, quizás porque su participación en la vida familiar decae a medida que los jóvenes abren espacios de relacionamiento propios, paulatinamente separados de la familia.

(vii)

Bourdieu dijo que la fotografía de familia convierte los buenos momentos en buenos recuerdos
(12). A esta hipótesis podríamos contraponer la siguiente: en su empleo familiar, la fotografía es una herramienta de construcción de los buenos momentos. Las sonrisas surgen ante la presencia del objetivo. La euforia de las fiestas, en el lugar señalado por los reflectores del video. Bajo la presión brutal de ser fijados (para otros, para mucho más allá de los límites de nuestra vida, para siempre) respondemos con la pose: una cierta disposición del cuerpo y de los gestos. Pero en el plano de la imagen, el cuerpo y el gesto no son más que significantes. Lo que se posa es, en definitiva, otra cosa: un estado de ánimo, una manera de ser, un cierto carácter de los lazos familiares.

(viii)

La foto de familia no tiene un compromiso documental. Su contrato no es con la búsqueda de la verdad sino con el deseo de una familia siempre risueña, exenta de dolor y no problemática. El álbum de familia dice y repite sin cesar: somos una familia armónica y feliz. Su tema recurrente es la familia reunida: fiestas y vacaciones. El álbum de familia es un espejo que nos devuelve una
imagen tranquilizante, edificante y decorosa (13).

(ix)

La cuestión del decoro y del status está siempre presente en las imágenes del álbum familiar. Las fotos del último viaje no dicen solamente: así somos, felices y divertidos. Dicen, también: nosotros estuvimos ahí, al pie del Arco del Triunfo, a la sombra del Cristo Redentor.

(x)

La fotografía familiar es una actividad fuertemente reglamentada. Su ingenuidad disimula el severo orden que la rige, en particular, con relación a sus ocasiones. En el ámbito de la vida familiar, lo que debe y lo que no debe fotografiarse está estrictamente delimitado. Una boda no puede iniciarse si el fotógrafo no llega porque la fotografía es parte del rito: está allí para jerarquizar y solemnizar la ocasión
(14) y, también, como vimos, para atizar la fiesta.

Mientras tanto, una larga serie de acontecimientos de indudable significación para el grupo no encuentran su lugar en el álbum: el trabajo, la vida cotidiana, la enfermedad, la muerte, las separaciones, la sexualidad quedan fuera del registro. Las fotos de familia están atadas a la fiesta familiar y su sentido a la celebración del grupo. Todo lo que pertenezca al orden del dolor, del conflicto, de la intimidad y del trajín cotidiano carece de reconocimiento en la historia que el álbum narra.

(xi)

El psicoanálisis instaló entre nosotros la certeza de que ciertos significados profundos se encuentran precisamente allí donde se produce un silencio. Tan interesante como analizar lo evidente del álbum, lo que se ofrece inmediatamente a los ojos cuando lo abrimos, es detenerse en sus vacíos. El álbum visto como un registro de ausencias no es menos significativo. Al lado de cada uno de los hitos de vida que el álbum ordena, del bautismo al casamiento, del primer día de escuela a las fotos del último viaje quedan, mudos e invisibles para siempre, innumerables acontecimientos de la vida familiar que la memoria fotográfica del grupo deshecha, habría que ver por qué. Un programa completo de investigación del álbum de familia debería centrarse en el juego de presencias/ausencias. Buscar en el vaivén de lo que se muestra y lo que se oculta, lo dicho y lo no dicho, los significados del discurso de la foto familiar.


Notas

1 Gowin, Emmet. Photographs, Museum of Art, Philadelphia, 1990. Traducción de la cita, R.A.

2 Jury, Mark y Dan. Gramp, en Best of Photojournalism 2, Newsweek books, NY, 1977.

3 Meyer, Pedro. Fotografío para recordar, cd rom, Voyager, Santa Mónica, 1991.

4 Mann, Sally. Immediate family, Aperture, NY, 1992

5 World Press Photo, Anuario, Madrid, 1995.

6 Nixon, Nicholas. The Brown Sisters, MOMA, 1999.

7 Goldberg, Diego. The march of time, abarca los mismos 25 años que el libro de Nicholas Nixon.

8 Golding, Nan. The ballad of sexual dependency, Aperture, 1986.

9 Esta parte del trabajo debe mucho a las discusiones con los alumnos del Curso Básico de Fotografía de Dimensión Visual, donde el autor da una clase sobre fotos de familia.

10 "[El niño] es el paradigma de lo vital, la encarnación de los viviente, cantera de posibilidades múltiples. Es también la imagen antitética de la muerte". Defey, Denise et alt. Duelo por un niño que nunca nació, Roca Viva, Montevideo, 1992.

11 Barrán, José Pedro. Historia de la sensibilidad en el Uruguay, tomo 2, El disciplinamiento (1860-1920). EBO / Facultad de Humanidades y ciencias, Montevideo, 1990.

12 Bourdieu, Pierre et. alt. La fotografía, un arte intermedio, Nueva Imagen, México, 1979.

13 "Nada es más decoroso, tranquilizante y edificante que un álbum de familia." Bourdieu, Pierre et. alt. op.cit.

14 Bourdieu, Pierre et. alt. op. cit

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