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WOOD, ED - BURTON, TIM - NIÑO INTERIOR -



Ed Wood: A la conquista del mito*

Fernando Martín Peña
Lo que ellos (los productores) no comprenden sin importar la forma en que yo sea considerado en Hollywood, es que uno todavía está tratando de hacer algo: el cine todavía es una forma de arte. Y que al creer algo, uno atraviesa la misma angustia que cualquier artista


"La gente puede mirar Ed Wood y decir: es completamente inventado e irreal, pero para mí es como son las cosas en este momento" Tim Burton

Tim Burton: "Estoy en una posición extraña. Los independienetes me ven como alguien que forma parte del sistema de estudios. Y en el sistema me ven como alguien con mucha suerte. Pero no me encuentro dentro del sistema. No salgo por ahí con miembros de la Academia, por decirlo de algún modo. No estoy atrincherado allí. De manera que no tengo muchos amigos en ninguno de los dos mundos"(1)

La situación de Burton en Hollywood es realmente curiosa y se debe a una combinación de personalidad, buena suerte, talento y sucesivos éxitos de taquilla. Nadie sabe explicarse cómo fue que Disney financió sus dos primeros cortometrajes, Vincent (1982) y Frankenweenie (1984), cuando Burton no tenía ninguna experiencia previa como realizador y además resultaba obvio que ambos cortos no se parecían en nada a la producción regular del estudio: Vincent es la historia expresionista de un niño que anhela ser Vincent Price, entre otras cosas para poder hacer a su tía a la cacerola; Frankenweenie narraba la obsesiva cruzada emprendida por un joven en pos de la resurrección de su perro salchicha.

El deseo de poder ser otra cosa ante la dificultad de poder asumirse, la voluntad de entregarse a emprendimientos apasionados y la cinefilia son elementos que aparecen en toda la obra de Burton.

"Lo que ellos (los productores) no comprenden sin importar la forma en que yo sea considerado en Hollywood, es que uno todavía está tratando de hacer algo: el cine todavía es una forma de arte. Y que al creer algo, uno atraviesa la misma angustia que cualquier artista. Pero esto no se les cruza por la cabeza. Uno puede soportarlo un tiempo, y reírse de ello, pero llega un momento en que debe terminarse, porque se vuelve redundante y uno se enoja más y más. Me doy cuenta de que ahora me enfurecen cosas que antes toleraba, y es que hay un punto de saturación. Yo entiendo lo que pretenden, es muy simple: tomar esta película, hacerla comercial, hacerla bien, hacer con ella un montón de dinero. Yo entiendo eso, me parece muy bien. Pero ya no puedo soportarlo más".

Un año antes, la noticia de que Tim Burton iba a filmar una biografía de Edward D. Wood Jr., considerado el peor director de la historia del cine, despertó tanta perplejidad como expectativa. Desde la elección de semejante tema quedaba claro que Burton estaba resuelto a hacer uso de la libertad creativa que le garantizaba el colchón de dólares obtenido con sus películas previas, en particular Batman Returns. La prolongada y compleja elaboración de The Nigthmare Before Christmas (El extraño mundo de Jack, de Henry Selick) ya había supuesto un riesgo mayor y sus recaudaciones terminaron por justificarlo, de manera que Burton se encontraba en estupendas condiciones para darse otro gusto exótico.

El proyecto demoró más de lo esperado porque Burton estaba decidido a que se tratara de un filme en blanco y negro mientras que la empresa Columbia le pedía color. El realizador había transado reiteradamente durante la producción del primer Batman, pero esta vez no cabía esperar una marcha atrás. Ya durante la preproducción de Edward Scissorhands, un proyecto tan personal como Ed Wood, el astro Tom Cruise se permitió sugerir a Burton que agregara una escena para establecer claramente la virilidad de su personaje. En consecuencia el filme se hizo con Johnny Deep.

Finalmente, Ed Wood fue realizada para Touchstone, la subsidiaria de Disney. Corresponde suponer que todos los riesgos estaban debidamente calculados y que nadie se sorprendió mucho cuando la recaudación del filme resultó bien modesta. Era lógico. Hubiese sido la primera vez que algo vinculado a Wood produjera réditos. Como su protagonista, el filme nació de espaldas a la industria: se pudo sospechar con fundamento que su distribución internacional sería pobre y su público, en consecuencia selecto. Para un cinéfilo, es un compromiso irresistible. Para un snob, es la gloria.

"El lado positivo de quedar encasillado, puesto en una caja, ser percibido mal, es que en cierto sentido se obtiene una libertad total. Uno puede vestirse como quiera, comportarse como quiera. Porque de todos modos dirán: "Bueno, así es Tim". Si se quiere esa libertad es un poco triste, un poco freak, pero tiene sus beneficios. Y creo que Beetlejuice muestra por completo el lado positivo de ser incomprendido, de ser categorizado como algo diferente. ¡El puede hacer lo que se le antoje! Es horrible y todo el mundo lo sabe, de manera que convierte todo ello en su fantasía"

Edward D. Wood Jr. vivió obsesionado con la idea de hacer películas, concretó varias, fracasó sucesivamente, incursionó en la pornografía y murió en 1978 a los 54 años, aniquilado por el alcohol y la miseria. Fue un auteur, no sólo porque escribió y produjo sus filmes, sino también porque una somera revisión de los mismos revela preocupaciones recurrentes y personales, aunque en la historia del cine no haya existido una disociación tan extrema entre la voluntad de expresarse y la capacidad para hacerlo. La popularidad de alguna de sus películas (Glen or Glenda, 1953; Plan 9 from Outer Space, 1956) se hizo pública en forma simultánea a su muerte. A esa altura se sabía muy poco sobre él -y lo poco que se sabía era increíble-, de manera que desde el principio fue imposible diferenciar la realidad de la leyenda: una y otra se alimentaron mutuamente y el resultado de esa combinación proporcionó una sólida base para el culto a su obra. En esos términos Ed Wood ha llegado a ser un mito contemporáneo tan sólido como Valentino, Marilyn, James Dean, Gardel, aunque con menos adeptos.

En 1991 el investigador Rudolph Grey publicó una biografía de Ed Wood (Nigthmare of Ecstasy; Feral House, Portland), tras diez años de realizar entrevistas y compilar datos. Con tanto respeto como astucia, Grey aporta todo tipo de precisiones sobre la obra de Wood, pero sólo se aproxima al personaje propiamente dicho a través del testimonio de quienes lo conocieron. En su fragilidad y hasta en sus contradicciones, esa suma de recuerdos agrega dimensión a la leyenda a la vez que conserva la distancia suficiente como para preservarla.

Burton y sus guionistas (Scott Alexander, Larry Karaszwski) siguieron un procedimiento parecido. Por un lado dedicaron buena parte del metraje a la cuidadosa recreación de los filmes y a la textual puesta en escena de muchas anécdotas del libro de Grey. Por el otro, inventaron libremente sobre la tradición del mito, que otra vez sale de la experiencia con nuevos bríos. Si en el caso de Wood la frontera entre la realidad y la ficción nunca fue muy precisa, ahora el filme -alegremente- la hace desaparecer por completo.

"En primer término, realmente odio esa condenada mierda acerca del "niño interior", en particular porque se está volviendo cada vez más común (...) La he escuchado referida a mí, cuando dicen que "no ha perdido ese toque infantil". Toda esa boludez de que hay que "apelar al niño que llevamos dentro" y de que deben hacerse películas que hagan eso, es el lastre de algún tipo de mierda yuppie. Lo relaciono con una forma de retardo mental. En cambio, estoy muy interesado en de dónde venimos y qué somos. ¿Qué somos? Esa es una pregunta verdaderamente interesante. Pero me niego a ser percibido como sostenedor de esa "cualidad infantil", porque en realidad no conozco ningún niño y no sé de qué hablan"

La acción del filme comienza hacia 1948, cuando Wood dirige en Hollywood una desastrosa puesta de Casual Company, una obra teatral propia sobre sus experiencias como marine en la Segunda Guerra Mundial. Johnny Deep compone puntualmente al Wood de las fotos y las anécdotas: pintón, bigotito a la Errol Flynn, cinéfilo, escritor compulsivo, optimista a toda prueba. Burton reconstruye el rodaje de sus tres filmes más célebres (Glen or Glenda, Bride of the Aton y Plan 9 from Outer Space) y se detiene en los integrantes del grupo de colaboradores que lo rodea: un pintoresco homosexual llamado Bunny Breckinridge (memorable Bill Murray), una estrella de TV llamada Vampira (Lisa Marie), el gigantesco luchador Tor Johnson (George "The Animal" Steele), el profeta Criswell (Jeffrey Jones) y en particular Bela Lugosi, anciano, quebrado y morfinómano, capturado a la perfección por Martin Landau. (2)

Algunos datos son rigurosamente ciertos: Wood acostumbraba vestir ropas femeninas y sentía verdadera pasión por los sweaters de angora; el fotógrafo de sus películas era daltónico; el pulpo de goma que utilizaron en Bride of the Atom fue robado de un depósito de los estudios Republic; Wood y sus compañeros tuvieron que bautizarse para hacer Plan 9 porque el dinero provenía de una congregación bautista. También es cierto que Wood debió dar el papel central de Bride of the Atom al hijo de su mayor inversor, y que Plan 9 from Outer Space pasó a llamarse así a causa de los bautistas, que encontraban ofensivo el título original Grave Robbers from Outer Space.

Así, Wood llegó a ver un modelo en Orson Welles, porque también él actuaba, producía, escribía, dirigía y tenía problemas con sus productores. Burton saca todo el partido posible de esa relación y llega a establecer un encuentro casual entre ambos, en el que Welles (Vincent D´Onofrio) inspira a Wood a soportar las presiones de los bautistas y terminar Plan 9 a como de lugar. Es más sutil y divertida la idea de que Wood tuvo su propio Citizen Kane en Glen or Glenda. Ese filme debió ser un panfleto sensacionalista sobre el cambio de sexo, tema cadente a partir de la operación del ex soldado Goeorge/Christine Jorgensen, pero Wood lo convirtió en un alegato personal al interpretar en ella a un travesti que desea ser respetado como tal para librarse del sentimiento de culpa que le impone una sociedad intolerante.

Bela Lugosi, Jr. ha advertido públicamente (3) que el filme exagera el retrato de soledad y decrepitud de su padre, puntualiza que Wood no fue el único que estuvo junto a él en esos últimos años y que allí faltan, entre otras personas, su última esposa y él mismo. Pero lo que Junior considera una injusticia parece más bien una deliberada metonimia: Burton tenía que subrayar la intimidad entre ambos personajes si quería que en ese exacerbado Lugosi final pudiera verse un anticipo del final de Wood, que fue ciertamente atroz.

"La tragedia tiene sentido. Creo que, en última instancia, la vida es trágica, pero de un modo muy positivo. Todos morimos. Es trágico. Uno atraviesa muchas cosos trágicas en la vida, pero eso no es necesariamente malo. Por eso me gusta exponer la tragedia de un modo divertido. Eso es lo que me encantó de Pee Wee'Big Adventure: el protagonista se encontraba metido en algo, de un modo apasionado, y no importaba exactamente en qué. Estaba allí"

Para Burton, el hecho de que Wood y sus amigos no hayan tenido la menor capacidad para expresarse en términos cinematográficos convencionales carece de toda importancia. Lo que le interesa es la pasión con la que se esfuerzan en intentarlo, a pesar de cualquier obstáculo exterior o propio.

Por eso Ed Wood comienza con un virtuoso plano secuencia que aplica todas las posibilidades técnicas de los '90 a la reproducción del diseño de títulos que Wood quiso para Plan 9 y sólo pudo concretar de un modo muy precario. Es por eso también que termina con el estreno del mismo filme, pero ese estreno es por primera vez exitoso y lo asiste un público mucho más amable y abundante que el que en realidad abucheó al filme en 1957, lo que debe entenderse como un anticipo de las verdaderas multitudes que adorararían a Plan 9 años más tarde.

Ambas licencias no sólo tienen que ver con la citada abolición de los límites entre ficción y realidad, sino también con la estoica recompensa que, a ojos de Burton, la pasión de Wood mereció y en su momento no tuvo.

Notas:

(1) Las citas textuales de Tim Burton proviene de una entrevista con David Breskin, publicada en el libro Inner Views Filmmakers in Conversation (Faber & Faber, Boston/Londre, 1992).
(2) Burton, a su vez, mantiene una colaboración regular con la productora Denise DiNovi y con el mismo Danny Elfman. Cuando Elfman no estuvo disponible para Ed Wood, Burton recurrió a Howard Shore, compositor habitual de su cineasta preferido, David Cronenberg.
(3) En Los Angeles Times, domingo 23 de octubre de 1994.

*Publicado originalmente en M Cine Nº 4, agosto 1995

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