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ISSN 1688-1672

 



URUGUAY- CULTURA - MURGA - CARNAVAL - POSMODERNIDAD - MODERNIDAD -
 
Sobre las murgas y la cultura*

Ramiro Sanchiz

 

La operación posmoderna de nivelado que pretendería colocar al mismo nivel a Mozart y a los Wachiturros, a King Crimson y al Canto Gregoriano, a los Rolling Stones y Superheavy, pretende socavar la noción de "alta" cultura

"Las murgas son cultura" es una afirmación que se ha escuchado por ahí. Más allá de apelar al sentido antropológico del término, y más allá de discutir a favor de la afirmación en sí o de su negación, me interesa apuntar que las murgas no deberían ser cultura. ¿Por qué? Aquí vamos:

Por cultura aquí se entiende, supongo, la idea de "alta cultura" o de "bellas artes", que equivalen a lo "salvable del olvido", a lo "relevante", lo "profundo" (por ejemplo lo contrario a la superficialidad evidente del cine de Hollywood y de cierta música pop) y a lo que podemos "legar a las futuras generaciones". La operación posmoderna de nivelado que pretendería colocar al mismo nivel a Mozart y a los Wachiturros, a King Crimson y al Canto Gregoriano, a los Rolling Stones y Superheavy, pretende socavar la noción de "alta" cultura y permitir la instalación de conceptos como el de comunidades interpretativas, tribus, etc., dispuestas horizontalmente y libres de un discurso hegemónico que ordene la verticalidad; sin embargo, no es a esto a lo que apuntan quienes están interesados en sostener la idea de que "las murgas son cultura"; si para ellos la murga puede convivir con Marin Marais no es porque 
todo vale, sino porque las murgas valen tanto como lo que se nos viene diciendo que vale mucho, y eso excluye (o coloca abajo en la verticalidad) a los Wachiturros y a Superheavy, por poner dos ejemplos simples.

La defensa del concepto de "murga como alta cultura" es visible por todas partes: se habla a veces de la riqueza armónica, de la lírica en las letras, del valor de réplica social, etc. No voy a discutir nada de eso, como he dicho: simplemente voy a señalar que las murgas surgen del carnaval y son en varios sentidos inseparables del carnaval... y el carnaval es la subversión de los valores. Si pretendemos que una murga sea alta cultura no estamos en realidad practicando ninguna subversión: estamos meramente ampliando el catálogo de la "alta cultura" basándonos en ciertos argumentos. De hecho, el carnaval como subversión no puede existir en un mundo codificado por la posmodernidad (no me interesa acá defender la vieja noción de que vivimos en un mundo posmoderno: noción equivocada, de hecho: vivimos en un mundo hipermoderno), ya que el gesto de "invertir", de poner al tonto en lugar del rey, solo es válido si hay verticalidad.

Si pensamos que las murgas son incorporables al punto alto del sistema de valores estamos dejando de lado la hipótesis de que las murgas pertenecen a la órbita del carnaval, o estamos descartando que exista algo así como el carnaval en la manera en que veníamos entendiéndolo (y, hasta donde sé, no hay una propuesta sobre el "nuevo carnaval", más allá del espectáculo superficial, indistinguible de una película de Hollywood o del pop... y no creo que eso les guste a los capitostes de "Curtidores de hongos" o "Agarrate Catalina"). Curiosamente, las murgas no hablan de otra cosa que no sea el carnaval y "el dios Momo" y las viejas "retiradas". ¿Lo hacen desde la nostalgia? ¿Desde una instalación posmoderna que mira con tristeza aquel mundo perdido de la modernidad? ¿Les sirve ese tipo de discurso a las murgas? No creo. Por eso, si pensaran un poquito (en lugar de revolver el charquito) se darían cuenta de que lo último que deberían hacer es presentarse como alta cultura, como algo "bello", "complejo", "denso en significados"; deliberadamente deberían decir "somos feos, somos simples, somos toscos". Salvo que quieran seguir currando después de febrero, por supuesto.

 

* Publicado originalmente en http://particulasrasantes.blogspot.com/2012/02/sobre-las-murgas-y-la-cultura.html

 

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