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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



TABLEAUX MOURANTS - MENSTRUACIÓN MASCULINA - CASA HE -

Proyecto tableaux mourants (V)

Bruno Mazzoldi
Los síntomas del irse consumiendo son una indiferencia -listlesness- general, disturbios respiratorios y un debilitamiento corporal difuso. Del paciente se dice que tiene un ano enorme a través del que literalmente se drena -drains away. Los síntomas que también se mencionan son la locura, la conducta sexual indecente, la pérdida de cabello, el vómito y el comer grandes cantidades de tierra

6.1 - 4 AM - De Kirikikó. Del lugar más obstinadamente poseído como plaza de gallito metafísico. Ponerle marco es seguir abriendo. Cortar es seguir derramando sin parar.
Según la versión del abuelo Manduca López Abeca de la comunidad Nazareth, recogida por Herminio Dionicio del Proyecto de Atención Integral a la Familia Tikuna, en septiembre de 1992, las últimas palabras de la hermana de Ipi fueron : "El me disparó en mi vulva."

El denso crepúsculo de los menstruos, naagugu, los del antiquísimo y del más reciente metrallazo digital, en que es preciso correr el riesgo de hundirse de una vez por todas, en el sin fin del número, de la edad, del género y de la especie, la sangre en que se oculta la gran boa negra igual que al amanecer del mundo, la que no deja que el horizonte del flujo se detenga expandiendo encima del charco la neblina de su aliento para que no se distingan ni superficie ni orillas, es tan peligrosa cuanto la voz de las trompetas Tôku, demonios bestiales que es preciso esconder durante la fiesta porque descubrir su invisibilidad aniquila toda fuerza y toda gana.

Se la saca del corral sagrado y de la "frazada de yanchama", la tela vegetal que asemeja la joven a "un gran gusano de seda/taYore", el capullo kuegane en que ha estado envuelta desde cuando ha sido necesario protegerla de la amenaza de ahogarse en su propio crúor. Débil e indefensa como recién nacida, al amanecer hay que "levantarla para que se sostenga en la vara de /Yómeru/, para que tenga larga vida". Hay que empezar a "arrancar el cabello", béèrù, para que su vida sea larga. Al atardecer ha de levantarse el sombrero:

"
Debes levantar tu sombrero, para que veas frente a ti al Padre [/Yoí/].
Él te mira cuando el sol se oculta.
Espéralo para que te reciba.
Alza tu sombrero /
pa wôrekú/.
Espero que él te reciba bien, si no pesa demasiado tu sombrero.
¡Abuelo [
Yoí]... Abuelo [Yoí] !... Ella te quiere.
Ha visto nuevamente el sol, hoy en su fiesta.
Antes, el sol le pasaba por encima, pero sólo hoy lo ha visto como quería.
Hoy de nuevo está como salida de un capullo de seda.
Ahí está el gusano malo que te hace daño.
Si sales así sin prepararte, sin guardarte para la fiesta, la boa grande te comerá.
Hoy, como ayer, te hallas en peligro.
Si sales sin que te hagan la fiesta, te envolverá todo tu cuerpo.
Debemos hacerte la celebración.
Todos nos encontraremos en riesgo si no te hacemos la fiesta.
Al igual que en los primeros tiempos, es peligroso no hacer la fiesta.
"

11:30 AM - Ya te arreglaron la línea.

Me parece muy bien no prestar mayor cuidado a la Verónica Azteca.
A la izquierda y a la derecha las márgenes internas primorosamente bordadas, el redondel del sello "Hecho en México" y el punteado del número de serie podrían sugerir qué meticulosidad de escaparate rozan los anhelos de posesión visual, es cierto, amen del trenzado del sombrerazo de paja del niño ampliando el remolino de arrugas de la anciana desgreñada que se tapa la boca con la margen superior del lienzo, de manera tal que Zapata degollado acaba durmiéndosele a la altura del pecho. Pero no importa: otras son las llagas en las que hay que poner el dedo.

Lo mismo para la reproducción del dibujo de Greenaway. ¿Cómo pudo ocurrírseme? Cuando empezó la cosa, hace tan pocas páginas, no imaginaba que podría atreverme a hablarte de ninguno de los materiales con tanta desenvoltura.

En cuanto a la mano del general Alvaro Obregón, fotografiada en 1920 y expuesta a la pública veneración en baño de formol
(desde 1935 hasta 1989, subrayas), se me hace apenas equitativo no tenerla en cuenta.
Meros "clins d'oeil", dices. Fijémonos en Colombia.

2.6 - 4:30 AM - Perdonarás lo que escribí ayer a propósito de los Tôku.
Son tan peligrosos cuanto la boa de la mar de sangre, es lo que dicen, es correcto, pues pertenecen a la misma progenie monstruosa que levanta el biombo emagogo del origen. Pero en la recopilación de Camacho no se afirma propiamente que al pretender verlos se agotan las fuerzas y las ganas de vivir: eso sería más bien lo que aprendió Hugh-Jones de otros indígenas amazónicos, no menos atentos al nexo entre la inercia mortal, el pelo y los menstruos.

Los barasana recuerdan que los hombres empezaron a menstruar
(bedi-) cuando las mujeres les robaron los instrumentos He y que en términos generales dejaron de hacerlo al recuperar las flautas y trompetas sagradas, es decir los resonantes huesos de Yurupary y los cuerpos de la gente He, feroces espíritus de jaguares y anacondas, brillantes como el sol aunque su color sea negro.

Dicen que los instrumentos o instancias musicales son el equivalente de la cabellera femenina, que ésta es el asiento de una apatía baudeleriana sin fin y que si las mujeres se exponen a la aparición de su contraparte se les dilatan las vaginas y sangran invenciblemente. Enseñan que el recién iniciado es muy venenoso, que su condición es idéntica a la de una menstruante y que su nombre es el mismo: bedira. Así que ninguna mujer debe tocarlo, pues He se apoderaría de ella en figura de anaconda, el agua interna del hombre
(ruhu oco) la invadiría, se enfermaría, sería chupada afuera (wisi-) y moriría así como se acaba el hombre que ha tocado la cabellera de la mujer que menstrua.

Hay que saber que "después de Casa He mayor es el peligro de irse consumiendo -wasting away-
(wisiose) y de llenarse de manteca o grasa (uye sâhase). Los síntomas del irse consumiendo son una indiferencia -listlesness- general, disturbios respiratorios y un debilitamiento corporal difuso. Del paciente se dice que tiene un ano enorme a través del que literalmente se drena -drains away. Los síntomas que también se mencionan son la locura, la conducta sexual indecente, la pérdida de cabello, el vómito y el comer grandes cantidades de tierra."

Habiendo sido esparrancado en cuerpo y alma durante el ritual Casa He, apenas sobreviviente al empty-contact con He, en la resaca del atisbo de la inundación del pelo tremendo y de las visiones inducidas por reiteradas ingestiones de yajé, todavía no del todo convencido de querer regresar de la región de los primordiales y de los no-nacidos, el hombre que se ha atrevido a transgredir las severas medidas del caso muere de incontinencia absoluta, sea por haber descuidado la dieta alimenticia, sea por haberse substraído a la práctica de terapia ocupacional consistente en trenzar y ceñir series de fibras vegetales paralelas hasta redondear canastos de entrecruzadas cuadrículas, impecables, compactos, impermeables.

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