H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



YEATS, WILLIAM -

William Yeats o la disciplina del estilo (III)*

Adrián Icazuriaga

Eliot se queja de que a Yeats, como creador, lo haya arruinado su suscripción al gremio místico


V. 'Y al fin conoció algunos años prudentes'


En una perspectiva de dos siglos, si consideramos que el primero haya sido el más rico de la poesía escrita en idioma inglés, y posiblemente de la poesía universal, Yeats ocuparía allí un lugar privilegiado. Tal vez el mejor Wordsworth, el de sus poemas cortos
(She Was a Phantom of Delight), se le iguale y a veces resuene en el Yeats más decididamente romántico. Pero en los poemas largos y en las baladas la languidez le resta fuerza frente e Yeats. Por citar un ejemplo, se hubiera quedado éste con la imagen del espino de Wordsworth, con su capacidad de sugerir muerte y parricidio, y quizás el último Yeats se hubiese regocijado con este verso terrible:


"I´ve heard, the moss is spotted red
With drops of that infant´s blood
"

[He oído que el musgo está manchado
Con el rojo de la sangre de ese niño
]

Sin embargo, carecía de aquello que para Wordsworth era racionalización de la experiencia, la 'emoción recordada en la tranquilidad' o lo que Eliot llamaba más genéricamente 'concentración', le hubiera sonado una actitud fácilmente positivista (que para él era anatema de pensamiento inglés). Sin duda rechazaba la propensión de Wordsworth a verse reflejado en cada charca. Heredó algo de la melancolía creativa de Keats, aunque en su técnica, al menos los tercetos de Leda y el Cisne, supera a los sonetos pareados del joven poeta inglés. De Tennyson nada más que la laboriosidad: Yeats lo disimula perfectamente.

No es casualidad que Hopkins se editara por primera vez en 1918
(gracias a los oficios de Robert Bridges, poeta admirado por Yeats). Sus innovaciones prosódicas, la aliteración, la eliminación de conjunciones, el sprung-rhythm, fueron un experimento fuera de época. Tanto de él como de los poetas irlandeses del siglo XIX copió Yeats la versificación que iba más allá del pentámetro yámbico (el verso de cinco acentos, característico de la poesía inglesa) y utilizó el tetrámetro, el hexámetro pero sin llegar nunca a escribir verso libre o prosa troceada en renglones.

Sin tener nada de la religiosidad thomasiana de Hopkins, eso que en una botella suena 'Of now done darkness I wretch lay wrestling with (my God!) my God', hay algunos fragmentos que sí se le parecen:

Shape nothing, lips; be lovely dumb:
It is the shut, the curfew sent
From there where all surrenders come
Which only makes you eloquent.

[Labios, no esbocéis nada; quedaos deliciosamente mudos:
Es encerrar, el toque de queda
Desde donde toda rendición procede
Lo que os hace elocuentes.
]

Sirva apostillar un celebrado poema que termina: Now that my ladder's gone,/ I must lie down where all the ladders start,/ In the foul rag-and-bone shop of the heart.(1)

De sus contemporáneos no hablaremos, sólo de Eliot y "por razones particulares". Eliot se queja de que a Yeats, como creador, lo haya arruinado su suscripción al gremio místico(2). Sería oportuno recordar que en su ensayo sobre William Blake(3) afirmaba que de haber estado éste controlado por un "respeto hacia la razón impersonal, hacia el sentido común, hacia la objetividad de la ciencia, habría sido mucho mejor para él". Se lamenta que Blake careciese de una "estructura de ideas" tradicionales y comúnmente aceptadas. Pues, claro está, antes que eso hubiera sido preferible, y el resultado casi el mismo, al menos para la obra del genio inglés, que se lanzase desde un peñasco al canal de la Mancha.

Otro contemporáneo del que no hablaremos es de Louis MacNeice. Su libro sobre Yeats es deliberadamente inteligente, sus deducciones muy a menudo persuaden, pero lo que él no llega a cuestionarse y nosotros sí, es si no hay allí una inadmisible cuota de resentimiento. Además de lapidarlo relativizando todos sus méritos (hasta cuando afirma parece que negara: "Yeats, contrariamente a la opinión de algunas personas, era inteligente..."), se deja llevar por su reductivismo hasta el punto de creer ver una tradición romántica en Eliot porque éste empleó alguna que otra vez la palabra 'lila' y la palabra 'jacintos'.

Si MacNeice era un escritor irlandés protestante, Richard Ellmann tiene la amenidad, que en su caso es una singularidad, de los escritores norteamericanos radicados en Inglaterra. En La Segunda Pubertad de William Yeats, hace un estudio de la evolución de su escritura a partir de la 'vasectomía' que le practicaron en el 34. De todas formas, pertenece a este eminente profesor el mejor ensayo de su poesía: The Man and the Masks. Así lo reconoce unánimemente la crítica.

Por último, cabe recordar a otro Premio Nobel irlandés, Seamus Heaney. Como ensayista, cualquier reflexión suya está desbastada a la perfección, describe a Yeats bajo una luz única y a Elizabeth Bishop como la sueñan los que bien elogian su poesía:

"Solía limitarse [en su escritura] a una nota que no pudiese perturbar el discreto murmullo de una conversación entre extraños desayunando en un hotel junto a la playa"

En los años que siguieron a la obtención del Premio Nobel, Yeats compuso los poemas que cantaría la siguiente generación. La enciclopedia británica añade un dato: no existe precedente en la historia de la
literatura en que un poeta produjera su mejor obra entre los 50 y los 74 años. Por citar sólo dos: Vacillation y The Circus Animals' Desertion

Yeats murió en enero de 1939 mientras se hospedaba con su mujer en un hotel al sur de Francia. La muerte lo sorprendió lejos de Irlanda y la guerra sorprendió a su muerte. Su cuerpo sería finalmente repatriado en el 48 y, según su expresa voluntad, enterrado en un pequeño cementerio protestante en Drumcliff, condado de Sligo. Semi-inclinado por un embate de viento, con un abrigo de terciopelo gris y zapatos de hebilla plateada, un fino lazo de paño de Connemara alrededor del cuello y el vuelo de una cinta en los anteojos de carey, William Yeats ha bajado las escalinatas de su Torre normanda y se dispone, antes de dar media vuelta, a musitar las últimas palabras de Sófocles:


"¡Ea!, pues, cesad y no os lamentéis más
porque esto conserva validez para siempre
"


Bibliografía*

W.B. Yeats: Selected Poetry. Ed. Pan Classics. Int. and notes Norman
Jeffares.

W.B. Yeats: El Crepúsculo Celta. Ed. Alfaguara 1985.

W.B. Yeats: Obras Escogidas. Ed. Aguilar, Madrid 1956.

W.B. Yeats: Antología. Trad. Enrique Caracciolo Trejo. Ed. Alianza,
LB 1996.

W.B Yeats: Una Visión. Ed. Siruela.
The Oxford Book of Modern Verse (1892-1935), Chosen by

W.B.Yeats. Oxford University Press.
Richard Tillinghast: W.B.Y. The Labyrinth of Another's Being. The
New Criterion, Nov. 1997.
Louis MacNeice: La Poesía de W.B. Yeats. Ed. Fondo de Cultura
Económica, México 1997.
Seamus Heaney: De la Emoción a las Palabras. Ed. Anagrama,
Barcelona 1996.
Richard Ellmann: Cuatro Dublineses. Ed. Tusquets, Barcelona 1990.
T.S. Eliot: Función de la Poesía y Función de la Crítica. Ed. Seix
Barral, Barcelona 1968.
Des Imagistes. Ed. Trieste, Madrid 1985.
Ernest F. Fenollosa: El Carácter de la Escritura China como Medio
Poético. Ed. Visor literario, Madrid 1977.
Luis Racionero: Textos de Estética Taoísta, Ed. De Bolsillo, Madrid.
The Poetical Works of William Wordsworth. Ed. by Thomas
Hutchinson, Oxford University Press 1908.

* En su mayor parte a disposición en la Biblioteca Nacional.

Notas

1 "Ahora que ha desaparecido mi escalera/ debo acostarme donde todas las escaleras empiezan,/ en la sucia trapería del corazón." Trad. Enrique C. Trejo.
2 Función de la Poesía y Función de la Crítica.
3 Selected Essays.

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia