V. 'Y al fin conoció algunos años prudentes'
En una perspectiva de dos siglos, si consideramos que el primero
haya sido el más rico de la poesía escrita en idioma
inglés, y posiblemente de la poesía universal, Yeats
ocuparía allí un lugar privilegiado. Tal vez el
mejor Wordsworth, el de sus poemas cortos (She Was a Phantom of Delight),
se le iguale y a veces resuene en el Yeats más decididamente
romántico. Pero en los poemas largos y en las baladas la
languidez le resta fuerza frente e Yeats. Por citar un ejemplo,
se hubiera quedado éste con la imagen del espino de Wordsworth,
con su capacidad de sugerir muerte y parricidio, y
quizás el último Yeats se hubiese regocijado con
este verso terrible:
"I´ve heard, the moss is spotted red
With drops of that infant´s blood"
[He oído
que el musgo está manchado
Con el rojo de la sangre de ese niño]
Sin embargo,
carecía de aquello que para Wordsworth era racionalización
de la experiencia, la 'emoción recordada en la tranquilidad'
o lo que Eliot llamaba más
genéricamente 'concentración', le hubiera sonado
una actitud fácilmente positivista (que para él era anatema de pensamiento
inglés).
Sin duda rechazaba la propensión de Wordsworth a verse
reflejado en cada charca. Heredó algo de la melancolía
creativa de Keats, aunque en su técnica, al menos los tercetos
de Leda y el Cisne, supera a los sonetos pareados del joven
poeta inglés. De Tennyson nada más que la laboriosidad:
Yeats lo disimula perfectamente.
No es casualidad que Hopkins se editara por primera vez en 1918
(gracias
a los oficios de Robert Bridges, poeta admirado por Yeats). Sus innovaciones
prosódicas, la aliteración, la eliminación
de conjunciones, el sprung-rhythm, fueron un experimento
fuera de época. Tanto de él como de los poetas
irlandeses del siglo XIX copió Yeats la versificación
que iba más allá del pentámetro yámbico
(el verso
de cinco acentos, característico de la poesía inglesa) y utilizó
el tetrámetro, el hexámetro pero sin llegar nunca
a escribir verso libre o prosa troceada en renglones.
Sin
tener nada de la religiosidad thomasiana de Hopkins, eso que
en una botella suena 'Of now done darkness I wretch lay wrestling
with (my God!) my God', hay algunos fragmentos que sí
se le parecen:
Shape nothing, lips; be lovely dumb:
It is the shut, the curfew sent
From there where all surrenders come
Which only makes you eloquent.
[Labios,
no esbocéis nada; quedaos deliciosamente mudos:
Es encerrar, el toque de queda
Desde donde toda rendición procede
Lo que os hace elocuentes.]
Sirva
apostillar un celebrado poema que termina: Now that my ladder's
gone,/ I must lie down where all the ladders start,/ In the foul
rag-and-bone shop of the heart.(1)
De sus
contemporáneos no hablaremos, sólo de Eliot y "por
razones particulares". Eliot se queja de que a Yeats, como
creador, lo haya arruinado su suscripción al gremio místico(2). Sería oportuno recordar que en su
ensayo sobre William Blake(3) afirmaba que de haber estado éste
controlado por un "respeto hacia la razón impersonal, hacia
el sentido común, hacia la objetividad de la ciencia, habría
sido mucho mejor para él". Se lamenta que Blake careciese
de una "estructura de ideas" tradicionales y comúnmente
aceptadas. Pues, claro está, antes que eso hubiera sido
preferible, y el resultado casi el mismo, al menos para la obra del genio inglés, que se
lanzase desde un peñasco al canal de la Mancha.
Otro
contemporáneo del que no hablaremos es de Louis MacNeice.
Su libro sobre Yeats es deliberadamente inteligente, sus deducciones
muy a menudo persuaden, pero lo que él no llega a cuestionarse
y nosotros sí, es si no hay allí una inadmisible
cuota de resentimiento. Además de lapidarlo relativizando
todos sus méritos (hasta
cuando afirma parece que negara: "Yeats, contrariamente
a la opinión de algunas personas, era inteligente..."), se deja llevar
por su reductivismo hasta el punto de creer ver una tradición
romántica en Eliot porque éste empleó alguna
que otra vez la palabra 'lila' y la palabra 'jacintos'.
Si MacNeice
era un escritor irlandés protestante, Richard Ellmann tiene
la amenidad, que en su caso es una singularidad, de los escritores
norteamericanos radicados en Inglaterra. En La Segunda Pubertad
de William Yeats, hace un estudio de la evolución de
su escritura a partir de la 'vasectomía'
que le practicaron en el 34. De todas formas, pertenece a este
eminente profesor el mejor ensayo de su poesía: The
Man and the Masks. Así lo reconoce unánimemente
la crítica.
Por último, cabe recordar a otro Premio Nobel irlandés,
Seamus Heaney. Como ensayista, cualquier reflexión suya
está desbastada a la perfección, describe a Yeats
bajo una luz única y a Elizabeth Bishop como la sueñan
los que bien elogian su poesía:
"Solía
limitarse [en su escritura] a una nota que no pudiese
perturbar el discreto murmullo de una conversación entre
extraños desayunando en un hotel junto a la playa"
En los años que siguieron a la obtención del Premio
Nobel, Yeats compuso los poemas que cantaría la siguiente
generación. La enciclopedia británica añade
un dato: no existe precedente en la historia de la literatura en que un poeta
produjera su mejor obra entre los 50 y los 74 años. Por
citar sólo dos: Vacillation y The Circus Animals'
Desertion
Yeats murió
en enero de 1939 mientras se hospedaba con su mujer en un hotel
al sur de Francia. La muerte lo sorprendió lejos de Irlanda
y la guerra sorprendió a su muerte. Su cuerpo sería
finalmente repatriado en el 48 y, según su expresa voluntad,
enterrado en un pequeño cementerio protestante en Drumcliff,
condado de Sligo. Semi-inclinado por un embate de viento, con
un abrigo de terciopelo gris y zapatos de hebilla plateada, un
fino lazo de paño de Connemara alrededor del cuello y el
vuelo de una cinta en los anteojos de carey, William Yeats ha
bajado las escalinatas de su Torre normanda y se dispone, antes
de dar media vuelta, a musitar las últimas palabras de
Sófocles:
"¡Ea!, pues, cesad y no os lamentéis más
porque esto conserva validez para siempre"
Bibliografía*
W.B. Yeats: Selected
Poetry. Ed. Pan Classics. Int. and notes Norman
Jeffares.
W.B. Yeats: El Crepúsculo Celta. Ed. Alfaguara 1985.
W.B. Yeats: Obras Escogidas. Ed. Aguilar, Madrid 1956.
W.B. Yeats: Antología. Trad. Enrique Caracciolo Trejo.
Ed. Alianza,
LB 1996.
W.B Yeats: Una
Visión. Ed. Siruela.
The Oxford Book of Modern Verse (1892-1935), Chosen by
W.B.Yeats. Oxford University Press.
Richard Tillinghast: W.B.Y. The Labyrinth of Another's Being.
The
New Criterion, Nov. 1997.
Louis MacNeice: La Poesía de W.B. Yeats. Ed. Fondo de
Cultura
Económica, México 1997.
Seamus Heaney: De la Emoción a las Palabras. Ed. Anagrama,
Barcelona 1996.
Richard Ellmann: Cuatro Dublineses. Ed. Tusquets, Barcelona 1990.
T.S. Eliot: Función de la Poesía y Función
de la Crítica. Ed. Seix
Barral, Barcelona 1968.
Des Imagistes. Ed. Trieste, Madrid 1985.
Ernest F. Fenollosa: El Carácter de la Escritura China
como Medio
Poético. Ed. Visor literario, Madrid 1977.
Luis Racionero: Textos de Estética Taoísta, Ed.
De Bolsillo, Madrid.
The Poetical Works of William Wordsworth. Ed. by Thomas
Hutchinson, Oxford University Press 1908.
*
En su mayor parte a disposición en la Biblioteca Nacional.
Notas
1 "Ahora
que ha desaparecido mi escalera/ debo acostarme donde todas las
escaleras empiezan,/ en la sucia trapería del corazón."
Trad. Enrique C. Trejo.
2 Función de la Poesía y Función de la Crítica.
3 Selected Essays.
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