H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2012
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



ROCK AND ROLL - MUERTE -

La muerte joven en el rock: malditos 27*

Paulo Roddel

Numerosos cambios, innovaciones y conflictos se desarrollaron en esos años en los que el rock se establecía sólidamente en un territorio que estaba en las antípodas de una moda pasajera como algunos habían pregonado (...). Se trataba ya de una cultura con sus códigos y valores, sus prototipos y modelos, sus santos y pecadores. En este sentido, el rock, fue la banda sonora de una generación convencida de que un cambio radical del mundo era posible

El corto camino al infierno
 

Aquello de muere joven y sé un cadáver bonito, se ha establecido como un tétrico lema, asociado al también conocido sex, drugs & rock & roll, grito de guerra de cualquier rock-star que se precie de tal, (y de muchos que no lo son también). Resulta casi inevitable pensar qué hubiera hecho tal o cual artista si hubiera vivido más años: en caminos creativos tan cortos y fructíferos cabría pensar qué más le quedaba por dar artísticamente si hubiera tenido algunos años más para vivir. Cierto es también que casi nadie imagina a aquéllos que fueron alcanzados muy temprano por la guadaña, ¿cómo se verían viejos?, sus imágenes eternamente jóvenes han quedado fuertemente estampadas en la memoria de quienes aprecian la obra de ésos ídolos que se marcharon físicamente para siempre de manera tan imprevista. Y así es como son recordados, sin arrugas, con un futuro por delante que jamás llegaron a disfrutar, (¿alguien podría imaginar a Jim Morrison hoy?, canoso, arrugado, y transitando vaya a saber cómo la sexta década de vida).

La edad de 27 años, ha quedado patentada como el gran escollo a sortear para las estrellas de rock. Mucho se ha escrito acerca del “mito de los 27”. Parece cosa del diablo, pero desde hace varias décadas, éste viene metiendo la cola en la vida de algunas luminarias musicales en ése momento de la vida. El coletazo ha alcanzado no sólo a personalidades del rock sino también, a artistas de otras disciplinas. Además, en todo los casos, nunca ha quedado del todo clara la causa del deceso, las turbias circunstancias en las que se produjeron éstas muertes, la falta de pruebas y testigos que acrediten de manera contundente cuándo, cómo y debido a qué murieron, agregan un misterioso paréntesis abierto que nunca ninguna exhaustiva investigación pudo cerrar.

El antecedente más conocido es un blusero que murió cuando el rock ni siquiera existía: Robert Johnson. Su legado son apenas 29 canciones, y de él sólo se conservan un puñado de fotos. El halo de misterio sobre su vida y obra lo convierte en un músico de culto para las generaciones posteriores, tanto en el blues y el jazz como en el rock. La mayor leyenda en torno a Johnson es un supuesto pacto con el diablo a cambio de que éste le revelara los secretos para ser el mejor bluesman del mundo. El músico dejó registrada su obra en sólo dos sesiones de grabación entre 1936 y 1937; el diablo le cobró aquél trato y una noche de 1938 se lo llevó de un modo particular al infierno: un marido celoso le habría envenenado el whisky; cosa de mandinga.
 

La década de 1960 y las cuatro Jotas

La década de 1960 fue sin dudas un período bisagra en el siglo XX. Numerosos cambios, innovaciones y conflictos se desarrollaron en esos años en los que el rock se establecía sólidamente en un territorio que estaba en las antípodas de una moda pasajera como algunos habían pregonado una década atrás. Se trataba ya de una cultura con sus códigos y valores, sus prototipos y modelos, sus santos y pecadores. En éste sentido, el rock, fue la banda sonora de una generación convencida de que un cambio radical del mundo era posible. En Estados Unidos una nueva forma de concebir la vida a través de la música y el arte comenzaba a moldearse a mediados de la década de 1960: desde San Francisco hacia el resto del mundo nacía, predicando paz y entendimiento, el movimiento hippie. Varios músicos adoptaban la filosofía hippie, que incluía, el consumo de drogas como una forma de expandir la creatividad, el conocimiento y la percepción. La liberación de los sentidos a través de sustancias alucinógenas llevaba a un estrato más elevado de autosatisfacción personal, no quedando claro, innúmeras veces cuán lejos se estaba del suelo. En la segunda mitad de esa década la psicodelia era un ingrediente trascendente en el rock. Pero toda ésa felicidad y armonía, ése reino de paz y amor, en pocos años acabaría por derrumbarse. El exceso en el consumo y la exaltación exagerada de los efectos benéficos de las drogas difuminaba los límites y hubo varios que se “pasaron de rosca. La inocencia de la década de 1960 llegaría a su fin con las trágicas muertes de algunos de sus máximos y más conocidos exponentes; el sueño hippie de cambiar el mundo se desvanecía y ahogaba en su propia utopía.

****

Brian Jones, alma mater de los Rolling Stones, sería considerado  la “primera J” (la segunda si tomamos en cuenta a Johnson), de una seguidilla de estrellas de rock que incluían ésa letra inicial en su nombre o apellido, y que morirían en un lapso de dos años, todos a la edad de 27 años. Los problemas personales de Jones con algunos miembros de la banda, sumado a su desacuerdo respecto al rumbo que tomaba el grupo, provocaron su despido en junio de 1969. El 2 de julio, de ese mismo año, Brian Jones es encontrado muerto: se supone que había muerto mientras nadaba en la piscina de su casa debido a un severo ataque de asma que involucraba haber consumido drogas y alcohol. Décadas después de la muerte del músico, en 2005, el cineasta Stephen Woolley lanza un polémico filme llamado Stoned, su ópera prima, en el que muestra otra teoría, la del homicidio, que cobra fuerza y adquiere cuerpo en el asesino de Jones, Frank Thorogood, un constructor que se encontraba realizando trabajos en la casa de Brian. La relación entre Jones y Thorogood era muy mala. El director entrevistó a los dos únicos testigos que podían decir algo más: la novia de Jones, Anna Wohlin, y una amiga de nombre Janet, quienes le contaron a Woolley que no había habido una noche de excesos previo a la muerte del músico.

****

Apenas algo más de un año después, y con diferencia de un par de semanas, la muerte se cobraba las vidas de Jimi Hendrix (18 de setiembre de 1970), y de Janis Joplin (4 de octubre de 1970). Dos mazazos en pocos días: el rock no se recuperaba del impacto de la muerte de Jimi, cuando debió digerir la partida de la “dama blanca del blues”. A Hendrix le faltó poco para llegar a los 28. Un letal cócktail de pastillas para dormir y alcohol podrían haber sido la causa de su muerte, ocurrida en la habitación de un hotel londinense. Pero su caso tampoco está exento de la sospecha de asesinato: el manager de Hendrix, Michael Jeffery, (quien era también manager de The Animals), habría inducido al músico a consumir una mezcla letal de drogas para matarlo y cobrar un suculento seguro cuyo principal beneficiario era el propio Jeffery. Preocupado porque un inminente cese del acuerdo entre ambos, finalizara, Jeffery habría confesado en una noche de copas en 1971 a James Wright, un acompañante de Hendrix en sus giras, haber asesinado al músico con la mezcla fatal para intentar cobrar los dos millones de dólares del seguro; Jeffery murió, en marzo de 1973, en un accidente de avión en Francia.

****

La mujer que supo partirle una botella de whisky en la cabeza al mismísimo Jim Morrison, Janis Joplin, moriría poco después tras una larga sesión de grabación de su nuevo disco Pearl; Janis al final de la grabación había decidido irse de tragos para celebrar. La heroína que consumió esa noche, poseía una llamativa pureza, muy superior a la habitual. Su cuerpo fue encontrado horas después en una habitación de un hotel de Los Ángeles. Janis a sabiendas de lo peligrosa que era la dosis, y siendo una conocedora de las drogas y sus enormes riesgos, igual la consumió; nunca se encontraron las jeringas que usó, especulándose que alguien más pudo haber estado en el momento del terrible hecho. La versión oficial determinó muerte por sobredosis de heroína.

****

Exactamente dos años después de la muerte de Jones, Jim Morrison también moriría. Desdeñando el circo rockero, el rey lagarto decide irse a París a dedicarse de lleno a la que sentía su verdadera vocación: ser poeta, pero además, en Estados Unidos, Morrison estaba acusado de exhibicionismo, y eso implicaba la cárcel. Un fatídico día de julio, fue encontrado muerto en la bañera de su apartamento parisino, por su pareja, Pamela Courson, con quien convivía. Un doctor de apellido Vasille, (que se ha negado hasta hoy a hablar del tema), declaró “muerte por paro cardíaco”. No se realizó autopsia, y a pesar de que habría sido deceso por causas naturales, no se le permitió ver el cuerpo a los padres de Jim. Fue sepultado con inusual rapidez en el Cementerio Père Lachaise de París. Sólo dos personas vieron a Jim muerto, Vasille y Pamela (que pretendía ser diseñadora de moda, llegando a tener una boutique, financiada por el propio Morrison). Pero Pamela murió de sobredosis de heroína en 1974, irónicamente también a los 27 años, alucinando con la imagen de Jim y sintiéndose en parte culpable de su muerte. Una teoría afirma que Morrison no murió, y anda hasta nuestros días, con otra identidad. Entre las pocas personas que asistieron al funeral de Jim estaba John Densmore, baterista de The Doors, quien para agregarle más misterio al asunto exclamó al ver la tumba de su compañero: no puede ser, es muy corta”.
 

El vuelo del ángel rubio

La muerte de Kurt Cobain tiene cabos sueltos por doquier, que involucran a su viuda Courtney Love y a al amante de ésta, Eldon “El Duce Hoke, de la banda The Mentors. El cadáver de Kurt fue encontrado por un electricista, un tal Ary Smith, que hacía algunos trabajos en la casa de Cobain, el 8 de abril de 1994, tres días después de que, según la teoría más difundida, se suicidara con un tiro de escopeta. Abrumado por la fama, las giras, lo que implicaba ser una personalidad con una exposición pública tan enorme, Kurt, en una carta encontrada poco después de su muerte, confiesa que quiere abandonar ese mundo fastuoso y artificial de las estrellas de rock, ya que no disfrutaba de eso, y se sentía devorado por el mainstream que tanto rechazaba; quería dejar la música. Kurt consumió una alta dosis de heroína antes de dispararse. Pero además, si Kurt había consumido una alta dosis de droga (que según conclusiones médicas se estipuló en tres veces más elevada de una que sería mortal), ésta pudo haberlo dejado en un estado inconsciente o al menos, casi, ¿y cómo pudo entonces haber manipulado un arma pesada bajo el contundente efecto de la heroína?, pregunta que se hacen hasta los propios investigadores. La escopeta utilizada, que estaba cargada con tres cartuchos (uno sería suficiente para matarse, ¿no?), fue destruida, desaparecieron las fotos del cadáver, los investigadores fueron a la casa de Kurt a examinar la escena del deceso recién un mes después del mismo. Hoke, confesó en abril de 1997 en los mass media, y como testigo de una película que el director Nick Broomfield estaba realizando, que Courtney le había hecho una oferta a fines de 1993 de 50.000 dólares para que matara a Kurt, “y pareciera un accidente. Días después de lanzar la bomba mediática, Hoke fue encontrado muerto en unas vías de tren (¿un testigo silenciado?). Como si todo esto fuera poco, el padrastro de Courtney afirmó en ése mismo filme estoy seguro que Courtney tuvo algo que ver en la muerte de Kurt...; una tarjeta de crédito del músico fue usada en los días en los que éste ya estaba supuestamente muerto. Courtney Love, quien se sentía tan estrella de rock como Kurt, había llegado a decir que ella sería la estrella más importante de los dos: ¿pudo haber muerto Kurt, tal vez, por una una cuestión de egos? Antes de ser encontrado muerto Kurt tenía planes de denunciar a Courtney por adulterio y divorciarse, además de excluirla de su testamento. En el medio estaba Frances, la hija del matrimonio, de la que era posible que Kurt hubiera obtenido la custodia. La autopsia fue realizada por un médico amigo de Courtney, Nikolas Hartshorne, (así no vale querida Courtney), quien dictaminó la muerte por suicidio; para la policía eso fue suficiente.


Bonus Tracks

El 16 de junio de 1994, a poco más de dos meses de la muerte de Kurt, moría, también a los 27 años, Kristen Pfaff, la bajista y segunda voz de Hole entre 1993 y 1994, nada menos que integrante de la banda de Courtney Love. Fue encontrada muerta por un amigo que entró a su habitación. Su deceso fue por sobredosis de heroína.

Richey Edwards, guitarrista y compositor de los galeses Manic Street Preachers, desapareció el 1 de febrero de 1995. Su caso reviste misterio ya que no se sabe qué fue de él luego de ése día, y recién en 2008 la policía británica lo declaró como “presuntamente muerto”. Algunas personas posteriormente han afirmado ver a Richey. Al momento de su desaparición tenía 27 años.

El pintor, artista plástico y grafitero neoyorquino de sangre haitiana y portorriqueña, Jean Michel Basquiat, amigo de Warhol, tuvo pretensiones de ser músico, llegando a actuar en el CBGB´s, club del cual era habitué. Murió a los 27 años, el 12 de agosto de 1988, de sobredosis de heroína, otro más.

Atrás en el tiempo, el poeta simbolista franco-uruguayo Jules Laforgue moría de tuberculosis, el 20 de agosto de 1887, cuatro días después de haber cumplido los 27 años.

Dos que se pasaron por poco: Shannon Hoon, cantante y compositor de Blind Melon, muerto por sobredosis de cocaína el 21 de octubre de 1995, tenía 28 años hacía menos de un mes.

El actor de cine y televisión australiano Heath Ledger, murió en New York el 22 de enero de 2008. La causa fue una accidental mezcla de medicamentos de uso común. Tenía también 28 años.
 

* Publicado originalmente en La Diaria /  Montevideo - Uruguay

VOLVER AL AUTOR
             

Google


web

H enciclopedia