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Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



POSESTRUCTURALISMO - CRÍTICA - SAID, EDWARD - MIGNOLO, WALTER - "BORDER THINKING" - TRABAJO/CAPITAL - DIALÉCTICA DEL AMO Y EL ESCLAVO - OTRO -

El pensamiento desde los bordes: del postestructuralismo a la diferencia colonial y viceversa (II)

Orlando Bentancor
La multiplicidad de lo real no se deja aprehender por las dicotomías de la negatividad, pero dicha negatividad es el agente del colonialismo que sólo es capaz de ver en la diferencia colonial una alteridad negativa. Estamos, una vez más frente a la vieja dialéctica del amo y del esclavo, que es la forma más refinada de artificio lógico puesto al servicio de la dominación, en este caso colonial


Si la respuesta fuera afirmativa, el punto arquimediano que la crítica postcolonial echó por la puerta estaría entrando por la ventana. En este mismo sentido, Negri y Hardt denuncian las posturas localistas que plantean el problema en términos de rígida oposición entre lo local y lo global. Existe un modo de pensar muy difundido que consiste en oponer de modo absoluto lo local a lo global, identificando lo global con un proceso de homogeinización indiferenciada, y adjudicando a lo local el lugar privilegiado desde el cual se preserva la heterogeneidad y la diferencia (Empire 44). Tal postura ve en lo local la última barrera de resistencia frente a la expansión capitalista. Se le confiere a lo local un estatus de preeminencia ontológica frente a lo global que lo convierte en foco de lucha por la naturaleza y la diversidad. En lugar de identificar lo local con la diferencia-en-sí, hace falta preguntarse por los tipos de maquinarias de sujeción que producen tanto las identidades como las diferencias de lo local frente a lo global.

No siendo lo local aquel reino libre de las diferencias naturales y preexistente, difícilmente pueda asignársele un lugar fuera de la expansión capitalista. Lo dicho hasta ahora no significa que lo global, al no ser identificable con un proceso de homogeinización indiferenciada, constituya la diferencia-en-sí que buscábamos en lo local. Lo global es un proceso cuyo elemento es el flujo capitalista que crea tanto las identidades como las diferencias locales. De este modo, no es posible sino dar una respuesta negativa a la pregunta acerca de la existencia de un punto arquimediano desde el cual se pueda ejercer la crítica externa de la modernidad, ya que lo local no es, de modo alguno, un origen inmaculado y a priori de la diferencia colonial. Si pensamos lo local como un producto de las líneas de divergencia e integración creadas por el poder del capital, entonces, difícilmente podemos afirmar que la enunciación situada en los bordes del mundo colonial-global constituyan un afuera incontaminado.

Aún así, adjudicarle a Mignolo una noción de lo local que posea cierta preeminencia ontológica de una diferencia-en-sí frente a lo global sería manipular la tesis principal de Mignolo. Mignolo es conciente que el poder, así como las fuerzas de opresión sociales producto del colonialismo, opera mediante la imposición de estructuras binarias
(productos de la razón totalizante y hegemónica de occidente) sobre los sujetos sociales. Pero el mismo carácter limitado del binarismo proporciona a estos sujetos ubicados en la frontera del mundo moderno-colonial un margen de operabilidad que los convierte en sujetos privilegiados de la enunciación. De este modo, irrumpe una nueva lógica capaz de expresar las diferencias que resisten el poder dicotomizante y opresor del discurso colonial y neocolonial. En lugar de pensar de acuerdo a dicotomías, el "border thinking" piensa desde conceptos que son en sí mismos dicotómicos, es decir, duales, paradójicos, complejos, con una riquza capaz de aprehender la multiplicidad de lo real. Pero continúa el problema del carácter externo de este lugar de enunciación.

Si no es posible apelar a una noción de lo local que nos devuelva un cielo incontaminado de diferencias puras
(ya que la lógica del capital no posee afuera), entonces, el "border thinking" no puede rehusar apelar a herramientas conceptuales que analicen el poder del capital. Una vez que hemos desechado identificar lo local con la diferencia y lo global con la homogeneidad, persiste el problema de determinar el estatus de un lugar de enunciación que resista a la modernidad sin apelar a punto arquimédico privilegiado. Para ello, es conveniente tener en cuenta, aunque parezca trivial, que la sub/alter(n)idad es un producto. Como afirman Negri y Hardt "Alterity is not given but produced" (Empire 125). El colonialismo es esencialmente dialéctico ya que la diferencia es entendida en términos de oposición y es subsumida dentro de la negatividad; en este sentido, el Otro es producido como una absoluta negación del sujeto europeo. Se trata, una vez más, de la sublación hegeliana que, negación mediante, inscribe al otro en la razón universal de la modernidad y del Estado.

Como afirma Gilles Deleuze
(uno de los críticos más acérrimos de Hegel) la dialéctica hegeliana no niega la identidad sino que al inscribir la diferencia entre los dos noes de la contradicción subsume la diferencia en la identidad. La contradicción tiene una función muy diferente que la de expresar la diferencia, ya que la contradicción se resuelve, y el proceso de resolución de la diferencia la reenvía a su fundamento. A diferencia de sus predecesores, Hegel pretende sacar a la diferencia de su estado de máximo relativo y llevarla a un estado de máximo absoluto, en otras palabras, quiere llevar la diferencia hasta el límite de lo infinito de la contradicción.

Pero para esto, la diferencia tiene que pasar por los estadios de oposición de los extremos
(contrarios), por lo cual sigue siendo abstracta hasta no llegar al infinito. La introducción del infinito reestablece la identidad de los contrarios al reintroducir lo infinitamente grande de la teología. De este modo se reintegra la identidad a las determinaciones finitas cada vez que éstas "se niegan a sí mismas y excluyen al Otro de sí". La negación extrae un doble desnaturalizado de la diferencia, su doble negativo y pretende que ha hecho un gran progreso. La denuncia de la abstracción por parte de la dialéctica es una falsa denuncia, ya que la dialéctica suple la insuficiencia de una abstracción con la insuficiencia de su opuesto. De este modo, al someter a la diferencia a un rito de pasaje a través de cada uno de los estadios de la sublación (aufheben) se la devuelve al fundamento del saber absoluto que es su aniquilación no menos que su corona de gloria. Detrás del fundamento leemos las fórmulas clásicas de la lógica tales como "la cosa niega lo que no es" o "se distingue de lo que no es" puestas al servicio de una de las formas del principio de identidad que puede ser resumido como "el todo no es la cosa".(3)(Deleuze Difference and Repetition 49). La singularidad es crucificada y sometida al poder de la negación abstracta, la analogía, la identidad y a las exigencias de la representación.

El colonialismo opera mediante una dialéctica que homogeiniza las diferencias creando una oposición superpuesta subsumiéndolas en la
identidad de la civilización europea (Hardt Negri Empire 128) "Reality is not dialectical, colonialism is" (Empire, 128). La multiplicidad de lo real(4) no se deja aprehender por las dicotomías de la negatividad, pero dicha negatividad es el agente del colonialismo que sólo es capaz de ver en la diferencia colonial una alteridad negativa. Estamos, una vez más frente a la vieja dialéctica del amo y del esclavo, que es la forma más refinada de artificio lógico puesto al servicio de la dominación, en este caso colonial.

Lo local no constituye un cielo incontaminado de diferencia, y la alteridad es un producto de un poder colonial que opera mediante la dialéctica, por lo tanto, para ejercer una
crítica radical de la modernidad colonialista, es necesario encontrar un tipo de pensamiento que sea capaz de escapar al colonialismo dialéctico que organiza al mundo en categorías binarias. Con este propósito Mignolo apela a una "another logic" que funcione por conceptos dicotómicos en lugar de ordenar el mundo en dicotomías.

Notas:

(3) Hegel afirma: "la diferencia es negatividad que la reflexión tiene para sí; es la nada, que se dice por medio del hablar idéntico, es el momento esencial de la identidad misma, que al mismo tiempo está determinada como negatividad de sí misma" (Lógica 43) y también, "La diferencia, tal como unidad de sí y de la identidad, es diferencia determinada en sí misma. No es traspaso a un otro, no es relacionamiento a otro fuera de ella, tiene su otro, es decir, la identidad, en ella misma; así como esta identidad, al penetrar en la determinación de la diferencia, no se ha perdido en ésta como en su otro, sino que se conserva en ésta"

(4) Discutiré el problema de la diferencia ontológica en la segunda sección cuando exponga la noción de poder diferencial de Nietzsche y la teoría del valor de Marx.

Bibliografía:

Deleuze, Gilles. Difference and Repetition. New York: Columbia University Press, 1994.
---, Nietzsche and Philosophy. New York: Columbia University Press, 1983.
Foucault, Michel. Discipline and Punish: The Birth of the Prision. New York: Vintage
Books, 1995.
---, The History of Sexuality.An Intoruction. New York: Vintage Books, 1990.
Hardt, Michael, and Antonio Negri. Empire. Cambridge, Massachussetts: Harvard
University Press, 2000.
---, Labor of Dionysus: A Critique of the State-Form. Minnesota: University of
Minnesota Press, 1994.
Marx, Karl. Capital. New York: Vintage Books, 1977.
---, Grundrisse. London: Penguin Books, 1973.
Mignolo, Walter. Local Histories/Global Designs. Princeton, New Jersey: Princeton
University press. 200.
Nietzsche, Friedrich Wilhelm. The Will to Power. Trans. Kauffmann and Hollingdale,
Random House, 1968.

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