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                Lo que parece desprenderse de las torsiones autolesivas de una 
                lógica demasiado edificante desarrollada por Pécaut 
                es que las alteraciones resultantes de los procesos de reciprocidad 
                y contagio a los que aluden las nociones de "refuerzo mutuo" 
                y "resonancia" puedan tener repercusiones miméticas 
                perceptibles en el procedimiento de trazar líneas de control 
                de recursos conceptuales. Estas líneas de control, realizadas 
                a través de una materia problemática, acaban por 
                ofrecer la ruina de su caso, más especificamente 
                la implosión "parergonal" (las 
                molduras asumidas por Derrida en Parergon han abandonado 
                hace rato el horizonte de lo exótico para intervenir en 
                debates que atañen muy de cerca a los fenómenos 
                colombianos, como demuestran la aproximación deconstructiva 
                realizada por Jaime Xibille al "desmarcamiento" vanguardista, 
                y el prólogo correspondiente de Pere Salabert -Xibille. 1995. 88 y 94; Salabert, 
                ib. 37 y ss.). 
              Es decir, las aporías 
                agónicas del marco en el marco, teórico y práctico, 
                comedido y desmedido, humilde y ambicioso, tal como corresponde 
                a un estudio sobre 
                la violencia que presuma salir ileso de la presunción de 
                no hacerse violencia a sí mismo. 
            Es así como,
            justamente al dibujar el mapa correspondiente a los "departamentos
            donde los asesinatos políticos no constituyen sino una
            porción reducida de los homicidios", es decir
            Quindío, Guajira, Caldas, caquetá, Risaralda, Cundinamarca,
            Putumayo, el Valle y Antioquia, e inmediatamente antes de dejar
            "de lado los departamentos poco violentos",
            Nariño, Bolívar y Atlántico, el informe
            de Pécaut abandona los marcos metodológicos a los
            que inicialmente confiara el objeto en cuestión, no por
            falta de interés sino por exceso: 
            "En el conjunto
            de estos departamentos la conflictualidad político-militar
            aparece como insertada (embedded,
            según el término de Granovetter) en una violencia desestructurada" (Ib.
            9) 
            En efecto mientras
            "la violencia puesta en obra por los protagonistas organizados
            constituye el marco en que se desarrolla la violencia"
            (Ib. 3), en el lóbrego paisaje de esta
            dependencia unidireccional, asignable a una modernidad tenebrosa
            dominada por la economía de la droga, con su prosaismo
            delirante reemplazando la abstinente lucidez del desencanto,
            se perfila otro perímetro que retuerce (por
            no decir tortura)
            al anterior: el de una violencia desestructurada carente de protagonismo
            político en cuyo abrazo quedaría atrpada la "conflictividad
            político-militar" de máxima y explícita
            definición organizativa, perfil o pseudo-perfil sin relieve
            si se tiene en cuenta que el conjunto de regiones mencionadas
            comprende las zonas de máxima densidad demográfica. 
            Tal sería el
            grado de fragilidad de los estantes comprensivos en la "generalización
            de la violencia", puesto que "las fronteras
            entre violencia política y otras violencias se han vuelto
            porosas" (Ib. 14), dado el avanzado desgaste
            de las carpetas, que llega a derrumbar la seguridad del investigador
            en el movimiento autohipnótico de "un esquema circular donde la
            desorganización social engendra una violencia que apela
            a la implantación de redes de dominio, que pronto impondrán
            su propia violencia" (Ib.
            23) 
            ¿Cómo
            seguir administrando una formalización mientras se hace
            evidente un cerco de violencia estructurada que a su vez está
            enmarcado en la moldura de una violencia sin estructura (como quien dice una exterioridad rodeada
            de sus propias entrañas, una desbordante masa de extras
            del terror apresada por los cordones de unos actores principales
            acordonados por esa misma multitud)? 
            Ante el derrame de
            múltiples embedments especulares, si se quiere
            preservar para seguir apareciendo, la mirada del protagonismo
            académico se agacha y el cartógrafo pronostica
            en sordina: 
            "...es previsible
            que la violencia proteiforme no terminará tan pronto.
            La violencia desorganizada es, recordémoslo, la más
            mortífera, y un eventual acuerdo político no la
            terminará"
            (Ib. 36, las cursivas son nuestras) 
              En el margen conclusivo 
                del ensayo, de principio a fin tachonado de bullones tipográficos, 
                acribillado por la sal de las comillas ("cultural"; 
                "orden", "corrupción", "mensaje", 
                "acuerdo", "guerra", "desmesurado", 
                "normal", "excepcional", "banal", 
                ... Ib passim), flota el velo con el que el investigador, 
                en un último intento de aproximación, acaba revistiendo 
                la más obscena y la más ubicua, la más ilegible 
                y "la más mortífera" de las violencias, 
                la del 85%, a la que ha querido atribuir 
                y no atribuir la condición de un efecto secundario guardado 
                en el seno de la violencia menos impensable: "proteiforme" 
                señala lo inseñalable, una vertiginosa refractariedad 
                a la unidad definitoria, la emergencia de la no-emergencia o - 
                tolerando una exacta y cubanísima frivolidad - el "ingúrgite", 
                simultaneidad de sambullida y ascención (Lezama. 21- C Vitier. 
                Nota a; 283. Nota II). 
            ¿Para qué
            admitir tantas resonancias transformativas si a la postre una
            interpretación monofónica ha de negar sus estragos?
            ¿Porqué señalar la impracticabilidad de
            la distinción "organizado/no organizado" si
            de facto se la tiene por viable, realizando apenas una distraída
            (por no decir desorganizada) alusión a algunos fenómenos
            representativos de la segunda pseudocategoría como si
            constituyera una categoría efectiva o subcategoría
            de la primera?: a. las conductas de violencia inherentes
            a los códigos de honor y virilismo, inseparables de los
            rituales de la ebriedad propios de la "cultura del tráfico
            de la droga" (Ib. 21); 
            b. las derivadas de la insatisfacción
            de la conflictualidad social, cuyo frente habría sido
            descuidado por una guerrilla demasiado preocupada por el control
            de los recursos, y la consecuente reinversión de la agresividad
            residual hacia la "lucha contra el vecino" (Ib. 22); 
            c. las manifestaciones de violencia
            desorganizada producidas por un eventual acuerdo político
            que, demasiado paradójicamente, "le daría
            un nuevo impulso, incitando a numerosos antiguos combatientes
            a consagrarse a ella"? (Ib.
            36) 
            ¿Acaso darían
            coherencia al caso unos bosquejos -lo suficientemente complejos
            para enredarse de un lado al otro en el mestizaje de las violencias-
            capaces de condensar la multidireccionalidad de esas reciprocidades
            que Pécaut tiene el mérito de despejar y la debilidad
            de reprimir? 
             
            OBRAS CITADAS 
            Bateman, Alfredo D., Suave,
            en el Boletín de la Academia Colombiana, XXXIII -140,
            1983, Pp. 124. 
 
            Canetti, Elías, Masse und Macht, Fischer, Frankfurt am
            Main, 1980 (Claassen, 1960) - Trad. Robert Rovini, Gallimard,
            París, 1966 - Trad. Furio Jesi, Adelphi, Milano, 1981. 
            Derrida, Jacques, De l'espirit,
            Galilée, París, 1987. 
            "¿Que faire de la queston "¿Que faire?",
            en Alain Minc y J.D., Penser ce qui vient, Le Novueau
            Monde 92, parís, 1994, Pp 91-110 - Trad. B. Mazzoldi en:
            J.D., El tiempo de una tesis -Desconstrucción
            e implicaciones conceptuales, Proyecto A, Barcelona, 1997,
            Pp. 29-38. 
                "Foi et savoir - Les deux sources de la "religion" 
                aux limites de la simple raison", en Mauricio Ferraris, 
                Hans-Georg Gadamer et al., La religion Seminaire de Capri sous 
                la direction de J.D. et Gianni 
                Vattimo (28 Fév. - 1ª mars 1994), du Seuil, París, 
                1996, Pp. 9-86. 
             
            Eymar, Carlos, El funcionario poeta - Elementos para
            una estética de la burocracia, Tecnos, Madrid, 1995. 
            Foucault, Michel, Surveiller
            et punir - Naissance de la prision, Gallimard, París,
            1975. 
              Homero, La Odisea, Trad. directamente del 
                griego en versos castellanos de Leopoldo López Álvarez, 
                2 tomos, Athene, Pasto, 1939. 
            Levinas, Emmanuel, Totalité
            et infinit - Essai sur l'Extériorité, Martinus
            Nijhoff, La Haye, 1971 -Trad. Daniel Guillot, Sígueme,
            Salamanca, 1987. 
            Lezama Lima, José, Paradiso
            (Edición crítica - Cintio Vittier coordinador),
            Archivos UNESCO, Presencia, Santafé de Bogotá,
            1988 (Unión, 1966). 
            Diarios (1939-49 / 1956-58) - Compilación y notas de Ciro
            Bianchi Ross, Era, Méxixo, 1994. 
            Mazzoldi, Bruno, Apertura
            o resignación: una disyuntiva de la paleomodernidad,
            Pasto, 1992 (manuscrito). 
            Derrida desde las Indias - Antropología y Desconstrucción,
            Pasto, 1995, (manuscrito). 
            Pécaut, Daniel, Presente,
            pasado y futuro de la violencia, Trad. Bernardo Correa López,
            en Análisis político, Nº 30, ene-abr, 1997,
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            Said, Edward W., Representar
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            (Critical Inquiry, 1989), Trad. Graciela Montaldo, en. Beatriz
            Gonzalez Stephan, Nelly Richard, Frederic Jamneson et al.,
            Cultura y Tercer Mundo - I Cambios en el saber académico,
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            Rodríguez et al., Cultura y Tercer Mundo - 2 Nuevas
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            (1980-1993), 2 tomos, Comité Permanente por la Defensa
            de los Derechos Humanos y Fundación Terre des Hommes,
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            Xibille Muntaner, Jaime, La
            situación postmoderna del arte urbano - I Arte, memoria
            y simbolismo: del ornamento al monumento, Universidad Nacional,
            Medellín, 1995.
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