H enciclopedia 
es administrada por
Sandra López Desivo

© 1999 - 2013
Amir Hamed
ISSN 1688-1672

 



URUGUAY - CORTOMETRAJE EN AMÉRICA DEL SUR -
CINE URUGUAYO - AUDIOVISUAL URUGUAYO -


Se precisan cortos: comentarios personales sobre el cine uruguayo

Ricardo Casas
Todos los años nos piden trabajos uruguayos para ser presentados en los festivales de Sao Paulo, Santiago de Chile, por nombrar los más cercanos. La respuesta es siempre la misma, en Uruguay no hay


Sin ir más lejos de las fronteras continentales, para no tener que compararnos con los ricos del norte, quienes justificarían sus situaciones productivas desarrolladas -incluyendo los medios audiovisuales-, veamos qué pasa con la realización de cortometrajes en nuestros países vecinos y tratemos de analizar por qué y cómo llegaron a esos logros. Tal vez nos ayude a entender por qué hay
cine en la región y aquí seguimos a los tumbos.

Argentina: la serie de Historias Breves ya va por su tercera edición. Cada serie consta de entre 5 y 10 cortometrajes en 35 mm, financiados por concurso por el Instituto de Cine de ese país. Se exhiben en todas partes del mundo, con variado éxito, aunque no existe una política clara de distribución en Argentina por parte de la administración Mahárbiz. Algunos de sus realizadores ya han llegado al largometraje como es el caso de Daniel Burman.

Bolivia: la producción es menor que en Argentina y con algunas diferencias. Aquí no sólo los jóvenes realizadores se expresan en cortos 35 mm y el porcentaje de documentales es mayor. Seguramente el gobierno boliviano no destina U$S 50.000.000, por año, al cine, como hace el gobierno argentino.

Brasil: cualquier realizador que consigue el apoyo de dos o tres empresas privadas puede producir cine de cortometraje. Para el largo deberá convencer a algunas más. La legislación nacional y estadual ampara la obtención de recursos para la producción audiovisual, por el descuento de impuestos a las empresas, hasta un porcentaje tope. Esto motivó el resurgimiento del cine brasileño luego de que el ex presidente Collor de Mello lo destruyera de un día para el otro.

Walter Salles, después de algunos cortos llegó a realizar Tierra extranjera y Central de Brasil, con el resultado que todos conocemos. Socorro Nobre es el antecedente directo de su segundo largometraje, donde Salles descubre la historia de la mujer que escribía cartas.

Además hay concursos anuales en diferentes estados para la producción de cortos. Y se han logrado convenios, como el alcanzado por la Prefeitura de Porto Alegre, para la exhibición de cortos brasileños en las salas comerciales, antes de los largos, siendo el gobierno municipal el que paga una tasa a los productores por esas exhibiciones. Siguiendo con Porto Alegre pensemos nada más que en Barbosa e Ilha das Flores de Jorge Furtado, como un ejemplo del cortometraje de ese país.

Chile: no sólo existe un fondo del Ministerio de Cultura que apoya fuertemente, con sumas considerables, la realización de proyectos culturales sino también la Presidencia de Chile hace concursos anuales para financiar producciones audiovisuales. También los municipios y las empresas ayudan en este sentido y los festivales chilenos permiten, además de mostrar los cortos de ese país, premiar las obras nacionales con sumas nada despreciables.

Podríamos seguir con otros países y con más datos que demuestran un real interés de nuestros vecinos hacia la producción de cortometrajes en cine, pero no queremos cansarlos con una abundancia de información innecesaria.

¿Qué pasa con Uruguay? Nada.

Los últimos cortos realizados en suelo patrio, en 35 mm, integraron la serie Madre Tierra, en 1991, de Walter Tournier, con producción de Imágenes (Uruguay) y financiación de suecos y daneses. Circuló en video. Los fondos existentes para la producción audiovisual son:

FONA - funciona en la Intendencia Municipal de Montevideo con fondos de los tres canales privados de TV, aporta entre 80 y 60 mil dólares por año para telefilms.
En 5 años nunca dio un peso para la producción de cortos
(entre 5 y 15 minutos) ni lo tiene previsto en su reglamento.

FONDO CAPITAL - creado y administrado por el Departamento de Cultura de la IMM, reparte por año U$S 200.000 para todas las áreas de la cultura. Se premian unos cinco proyectos audiovisuales por año, básicamente en video, otorgándoles entre 1.000 y 15.000 dólares a cada uno.

INA - durante la administración de Luciano Álvarez, que duró un año y poco más, se realizaron concursos de apoyo a: lanzamiento, factibilidad, clip y guión. Esta oficina del Ministerio de Educación y Cultura fue creada durante la gestión de Antonio Mercader, con un presupuesto tan mínimo que no se puede pensar en una real política de fomento y desarrollo del cine nacional.

Más allá de los gustos y peripecias de los jurados de turno de los mencionados concursos, sólo se ha producido algunas obras en video, mayoritariamente en formato de telefilm o documental de mediometraje.

¿Existe una política en el país hacia lo audiovisual? No.

Como ha quedado demostrado en 100 años de cine uruguayo no hemos podido concretar una producción estable de cine, por más intentos individuales que hayamos tenido. La producción en video llega a unas treinta obras anuales, que generalmente no tienen exhibición pública más que en Espacio Uruguay, dentro del Festival Cinematográfico Internacional que organiza Cinemateca Uruguaya. Las más interesantes llegan a proyectarse en la sala Videocentro y en TV Ciudad.

Los pocos largometrajes realizados en los últimos años han tenido exhibición comercial, no todos claro, tanto los hechos en video como en fílmico, con un techo de entradas vendidas que alcanzó El Chevrolé de algo más de treinta mil, con una promoción en medios sin precedentes.

¿Los tres fondos mencionados (más bien dos), tienden a un resultado común? ¿Cuál?

Es cierto que algunos proyectos que ganan en el FONA también ganan el Fondo Capital y viceversa. También es cierto que algún proyecto que no ganó el FONA sí ganó el Fondo Capital y hasta fue seleccionado en el SUNDANCE. Pero esto no indica políticas claras de apoyo a la producción nacional.

Cuando se reune la gente del sector y se entran a analizar los problemas que motivan esta situación tan negra, surgen siempre los mismos comentarios: el mercado uruguayo es muy chico, no hay guionistas, los actores, etc., etc. En definitiva cada uno en su chacrita y no vemos un poco más allá de los problemas pequeños (o grandes), no hemos sabido trabajar en serio para cambiar esta situación de inmovilismo. Ni el gobierno ha creado una legislación de apoyo para trabajar con ciertas facilidades, como existe en todo el mundo mínimamente desarrollado.

Uno se pregunta qué pueden pensar los jóvenes que intentan expresarse por este medio. En definitiva los únicos que van a crear el cine nacional que nuestras generaciones no fueron capaces de lograr. ¿Y qué chances tienen esos jóvenes, que llenan aulas de las carreras de comunicación en las tres universidades y en la Escuela de Cinematografía de Cinemateca? Tal vez conseguir trabajo en agencias de publicidad o en televisión. ¿Pero sus proyectos son los que ganan el FONA, que es donde hay un dinerillo interesante? Difícilmente si tienen que competir con gente más veterana, que presenta más experiencia y garantías de llegar a terminar la obra.

¿Y dónde queda el cortometaje como forma de aprendizaje para las nuevas generaciones? En la más absoluta virtualidad. ¿Y por qué deben hacerse en cine? Porque es la única forma de que se exhiban tanto aquí como en el resto del mundo. Todos los años nos piden trabajos uruguayos para ser presentados en los festivales de Sao Paulo, Santiago de Chile, por nombrar los más cercanos. La respuesta es siempre la misma, en Uruguay no hay.

Es que acá todos soñamos con nuestro largo de ficción que compita en Cannes y gane un premio. No hemos podido darnos cuenta que antes que llegue ese sueño hay que caminar mucho, si no preguntale a Walter Salles. Es que queremos pasar del monopatín modesto al Mercedes Benz de lujo, sin haber experimentado lo suficiente esta técnica, tan difícil como cara. Ni hablemos de arte...

¿Será imposible que se unan el FONA, INA y los demás interesados para crear una estructura mínima de apoyo al cortometraje uruguayo? ¿Son tantos los recursos necesarios? Cuando hubo que pagar IBERMEDIA aparecieron los fondos, cuando hay que hacer una torre de oficinas también hay dinero, salvando las distancias. ¿Es que la imagen del país nos importa tan poco? ¿Cuándo vamos a empezar a trabajar en serio?

Son muchas las preguntas y pocas las respuestas, sobre todo teniendo en cuenta que el cine es un trabajo de equipo, nos guste o no. Tal vez poniendo a la gente indicada un los lugares indicados, dotándola de recursos y con un marco legal adecuado podamos avanzar. La producción de cine puede ser similar a la producción de zapatos o de computadoras, pero no nos olvidemos que además de comunicar al mundo puede crear un mundo.

VOLVER AL AUTOR

             

Google


web

H enciclopedia