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CÓMIC - MILLER, FRANK - BATMAN - 300 - MARTHA WASHINGTON - SIN CITY - DAREDEVIL - CROOK STORIES

Frank Miller: ¿cuántas obras maestras puede hacer uno solo?*

Rodolfo Santullo
El género ciencia ficción tampoco le es ajeno a Miller -tanto es así que los guiones de las películas Robocop 2 y Robocop 3 son de su autoría. Y en el mundo de los cómics también ha dejado su impresión


Es posible que el lector no recuerde el nombre de Frank Miller, pero probablemente reconozca algunas de sus creaciones. Es que Miller es una de las grandes figuras del cómic mundial, y un autor que muestra hasta dónde puede llegar el noveno arte.

Todo empieza en 1977, cuando un Frank Miller de apenas veinte años de edad y el firme convencimiento de que su vocación es el cómic, se instala en New York -el centro neurálgico en materia de producción de cómics en Estados Unidos- dispuesto a ganarse la vida. No es fácil, pero Miller acepta todo con filosofía y paciencia e insiste hasta hacerse un lugar.

Su primer trabajo profesional se lo proporciona la editorial Gold Key para el título Twilight Zone
(la conocida Dimensión Desconocida, en su variante de los cómics). Después viene algún trabajo suelto para DC, pero no es hasta que firma un contrato con Marvel Cómics que la carrera de Miller comienza a desarrollarse y su popularidad se ve disparada hacia las nubes.

Un hombre sin miedo y un caballero nocturno

En 1981 la serie bimensual Daredevil (el hombre sin miedo) sufría serios inconvenientes: si bien contaba con un personaje muy popular, esto no se veía reflejado en las ventas. El protagonista del título es un joven abogado que, a raíz de un accidente con material radiactivo, queda ciego pero gana unos sentidos super sensibles. Con ellos, sumados a su gran agilidad y conocimiento de artes marciales, hace lo que toda persona en un universo superheroico: se dedica a combatir el crimen.

La continuidad de Daredevil peligraba cuando Miller pasa a encargarse del dibujo, y pocos meses después también del guión. Volcando la serie hacia un realismo sin precedentes y dotando a los personajes de una psicología que los vuelve creíbles, el autor consigue que la publicación sea uno de los éxitos más sonados del mercado.

Es durante este proceso que, combinando Daredevil con otros proyectos como la serie limitada de Wolverine - uno de los personajes más populares de la Marvel - la notoriedad de Miller se incrementa. Sin embargo, en un punto culminante de la colección, firma un contrato con DC -la competencia de la Marvel- y pasa a realizar Ronin
(sobre la cual volveremos más adelante). La cuestión es que este título no consigue el resultado esperado y un frustrado Miller debe volver al mundo de los superhéroes.

Pero era el año 1986, y sería el año de Miller. La publicación de sus obras Daredevil, Born Again y Batman, El Regreso del Caballero Nocturno se realiza en forma casi paralela -la primera a cargo de la Marvel y la segunda mediante DC Cómics. En ambas plantea una nueva interpretación para los personajes, pero mediante métodos muy distintos.

En el caso de Daredevil Born Again, Miller refiere a una concepción cristiana: el protagonista casi recrea la caída de Jesucristo y su renacimiento, pero adecuada de manera magistral a un superhéroe y su entorno. Existe a partir de allí un antes y un después, un quiebre del protagonista tanto en lo físico como en lo psicológico. Se trata de un remate del autor a toda su labor con el personaje.

Por otro lado, Batman, El Regreso del Caballero Nocturno conforma junto a otro puñado de obras -Watchmen, Swamp Thing, Question- una nueva forma de concebir el cómic de superhéroes. En esta obra Miller ubica a Batman en el crepúsculo de su vida, con casi sesenta años y ya retirado. Un Batman amargado que se ve obligado a volver a la acción por su propia obsesión, en una decadente
Ciudad Gótica completamente hundida en el crimen. Es así que un nuevo Batman, rudo, cínico, violento, hace frente a las pandillas que dominan a la ciudad, y se enfrenta a la propia fuerza de policía y a la opinión pública.

Con estas dos obras Frank Miller gana un merecido prestigio y se ubica como uno de los mejores realizadores de cómic en EUA. Luego publica algunas otras obras con los mismos personajes: Batman, año uno, y Elektra, Lives Again y Love and War, con Daredevil como protagonista.

La ciudad del pecado

Aunque un marcado tono policial siempre se había filtrado al leer los trabajos de Miller, es con Sin City que el autor se vuelca hacia lo policial de una manera total.
En la novela negra no existen los héroes -ni aún los detectives como El Continental Op, o Sam Spade de Dashiell Hammett, o el mismo Phillip Marlowe de Raymond Chandler entran en esa categoría-; cuando una historia es enmarcada dentro del subgénero de las "crook stories" o historias de criminales, es imposible encontrar algo que no sean antihéroes.

En las "crook stories" todo se cuenta desde el punto de vista del criminal o del marginado, y Marv, el protagonista de Sin City, se pasea entre esos dos niveles. Una mujer que se acuesta con él amanece muerta, y la policía golpea su puerta dando inicio a una doble persecución en la que Marv busca al verdadero asesino mientras la policía lo busca a él.

Miller pone en primer plano el uso del blanco y negro como método, de una manera nunca antes vista, con continuas "splash pages" o páginas completas de una notable belleza visual. Una narrativa trepidante acompaña a un guión sin desperdicio, y Frank Miller lo consigue de nuevo: su obra recibe aplausos de la crítica y del público.

Sin City fue el inicio de una serie continuada que ocurre siempre dentro de la misma ciudad, pero en la que los personajes principales van rotando dentro de las historias, siendo protagonistas en algunas y secundarios en otras. Algunos de los títulos son The Big Fat Kill, Sex & Violence, Lost, Lonely & Lethal, Family Values.


Un tipo duro, Martha Washington y ciencia ficción por todas partes

El género ciencia ficción tampoco le es ajeno a Miller - tanto es así que los guiones de las películas Robocop 2 y Robocop 3 son de su autoría. Y en el mundo de los cómics también ha dejado su impresión.

Hablar de Hard Boiled es hablar de uno de los ejemplos gráficos mejor realizados de todos los tiempos - a cargo del dibujante Geof Darrow -, pero hablar de la participación de Miller como guionista es simplemente hablar de un sencillo guión que no pasa de ser una línea de actos que se suceden sin demasiada relevancia, donde una anécdota policial, robots y una gran cantidad de violencia gratuita sirven de excusa para que Darrow se luzca en todo su esplendor.

Give Me Liberty es otro asunto. Aquí también sólo el guión es de Miller, pero su trabajo junto a un muy inspirado Dave Gibbons resulta en una historia que carece de desperdicio.

Los años van pasando, tanto para la protagonista Martha Washington como para el resto del mundo, y el tiempo va cambiando a todos. Martha nace en 1995 y la historia se prolonga hasta el 2012; en el medio, Estados Unidos entra en una guerra civil de proporciones holocáusticas, el país se divide en nueve facciones, se realizan clones y mutaciones genéticas, y los personajes se traicionan, se pelean y se enamoran. Todo en una historia en cuatro partes donde un guión impecable y un dibujo excelente conducen y atrapan al lector de principio a fin. Give Me Liberty se convierte así en otra de las grandes obras de Miller. El personaje de Martha Washington protagonizaría dos secuelas: Martha Washington goes to war y Martha Washington saves the world.


Orgullo, honor y deber

Por fuera de cualquier otro género está Ronin, una obra distinta que combina ciencia ficción con filosofía oriental y conceptos del bushido -código del samurai japonés-, planteados en una historia actual. Ronin no funcionó comercialmente en su momento, aunque luego fue reeditado y se agotó con rapidez. De todas formas el intento valió la pena: no sólo le dio a Miller experiencia en algo por fuera del género superheroico, sino que, trece años después, existe una consecuencia: 300.

Nuevamente Miller nos presenta una obra maestra como autor completo, en la que cuenta la historia de los trescientos espartanos que defendieran el paso de Las Termópilas, por el 480 antes de Cristo. En su mayor realización artística, Miller expone a los espartanos orgullosos, crueles y hasta
sádicos, pero admirables al fin, que aceptaron sacrificarse para dar el ejemplo y así combatir a los invasores persas.
Lo real se mezcla con la ficción, dando como resultado un cómic histórico - sin otros antecedentes más que lo realizado por Hugo Pratt con el personaje del Corto Maltés -, lleno de acción y flashbacks que hilvanan el hilo de esta gran obra.

300 está presentado en un formato de lujo, cuyas dimensiones lo hacen semejante a un filme, en una visión panorámica que resalta aún más la belleza del trabajo, completado por Lynn Varley como colorista.

Cuando se habla de una obra maestra, se tiende a agregar que se trata del punto álgido en la carrera de un autor, pero hay que tener en cuenta que Frank Miller nos sorprende obra tras obra, reinventándose continuamente para beneficio de los lectores.


* Publicado originalmente en Posdata

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