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FUERA DE GÉNERO. CRIATURAS DE LA INVENCIÓN ERÓTICA - ECHAVARREN ROBERTO -
 

Fuera de género*

Ercole Lissardi

Fuera de género. Criaturas de la invención erótica se estructura en torno a la detección de este arquetipo de deseo, por demás elusivo, en testimonios, ficciones y reflexiones relevantes de nuestra cultura. Así, pasa revista a los escritos autobiográficos de Herculine Barbin, al pensamiento de Foucault en creativa contradicción con el de Deleuze, a la noción de performance en las artes plásticas de las últimas décadas, y a las ficciones de Lautréamont, Nabokov, Lorca, y, entre nosotros, Onetti y Marosa

“La disciplina, las inclinaciones, toda la rutina del rol de género, se puede desaprender” nos confirma, persuasivo y consolador, Roberto Echavarren desde su exquisito Fuera de género. Criaturas de la invención erótica (Losada, Buenos Aires, 2007). O sea: si el género es un “constructo cultural de segregación identitaria a partir del sexo biológico” –usted tiene pito aprenda a ser hombrecito, usted tiene pepa aprenda a ser mujercita-, “si los géneros no tienen nada de sustancial, si se los puede aprender como el papel de un actor en el teatro” entonces también se los puede desaprender, se puede desmantelar la máquina binaria de los géneros, se puede escapar a las constricciones de género.

¿Cómo hacerlo? “No hay una <via pura>” dice Echavarren, pero nos asegura que es algo que ya está en proceso ante nuestros ojos: junto a la “performance consuetudinaria, repetitiva, de los roles aprendidos” hoy vemos otra performance, la “performance artística, que parodia o varía, produciendo un <monstruo>, resaltando una anomalía, una nueva forma de seducir. No hay separación neta entre ambas, la performance artística se derrama sobre nuestro comportamiento cotidiano en una serie de aliteraciones, de prótesis, de atuendos recombinados, de comportamientos disidentes o contraconductas”.

Un signo notorio de la mutación en proceso sería la omnipresencia de un arquetipo arcaico que ha recuperado una nueva e intensa vigencia en el devenir deseante: esa figura es el Andrógino. “Dandis de una naturaleza conjetural (…) algunos andróginos se consideran con dos géneros, mientras que otros se consideran fuera de género. Desde que carecen de un polo opuesto a sí mismo las polaridades no tienen sentido para ellos (…) No se identifican del todo ni con lo masculino ni con lo femenino. O bien intermedios o bien algo completamente diferente. Otros términos alternativos para designarlos serían: epicenos, ni hombre ni mujer, de dos espíritus, tercer género, fuera de género”.

Fuera de género. Criaturas de la invención erótica se estructura en torno a la detección de este arquetipo de deseo, por demás elusivo, en testimonios, ficciones y reflexiones relevantes de nuestra cultura. Así, pasa revista a los escritos autobiográficos de Herculine Barbin, al pensamiento de Foucault en creativa contradicción con el de Deleuze, a la noción de performance en las artes plásticas de las últimas décadas, y a las ficciones de Lautréamont, Nabokov, Lorca, y, entre nosotros, Onetti y Marosa. Echavarren es un lector extraordinario, capaz de miradas absolutamente novedosas sobre los autores más trillados. En mi opinión es verdaderamente consagratoria su minuciosa revelación del deseo del andrógino a lo largo de toda la obra de Juan Carlos Onetti. Para los lectores verdaderamente sagaces los altos pedestales no clausuran la posibilidad de redescubrir y profundizar el conocimiento de los clásicos.

Lo dicho hasta aquí me parecen suficientes razones para saludar como un gran acontecimiento la edición del nuevo libro de ensayos de Roberto Echavarren. Los que aman, más allá de las bondades del pensamiento, el arte mismo de la palabra, podrán disfrutar de una jugosísima plusvalía con su lectura, debido a que realmente es difícil dar con un libro de ensayos tan bien escrito. Me parece verdaderamente la encarnación del tipo de discurso intelectual no prepotente por cuyo advenimiento abogaba en sus últimos seminarios Roland Barthes. Aquí no se permite al logos una molécula de soberbia. Esbozando una elaborada y refinadísima apariencia de coloquialidad Echavarren se presenta frente a su lector con las manos llenas de maravillas y con la sencillez y la serenidad de quien realmente sabe lo que sabe, las expone a la mirada y a la fruición de su semblable, son frère, dejándolo en la felicidad, “en la neutralidad de un mar de asombros”, como diría Sor Juana.

 

* Publicado originalmente en www.montevideo.com.uy en julio de 2008

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