Crédulo,
¿por qué intentas coger en vano esquivas imágenes?
(P. Ovidio Nasón,
Metamorfosis, III.432-3)
El hombre es bueno o malo. según reúne en sí
mismo buenos o malos espíritus. Dime con quién
andas y te diré lo que haces
Del mismo modo que no podemos experimentar el placer si no es
por mediación de otros. Tal es en nosotros tanto el dolor
como el placer experimentado. Y como todos en la tierra estamos
unidos por el pensamiento, ya que es imposible pensar algo sin
imágenes -Así, imposible es conocer a Dios o a
las cosas divinas sin conjuntarse con aquellos que conocen tanto
a Dios como a lo divino. Por lo tanto, quienes conversan en el
espíritu, conversan con espíritus.
(W.B. Annotations to Lavater´s
Aphorisms on Man, London 1788)
Algunas
veces, las más, un acontecimiento de singular intrascendencia
en la vida de un artista puede contemplarse, a fuer de años,
como revelador de una generalidad de carácter, el chispazo
que encandila a un ser total y su obra. Más aun, quizá podríamos
adelantarnos y ver ese mínimo gesto como inevitable: que
si alguien debía haber dejado caer la pipa en aquel momento
ése era él, y ya, a partir de entonces, su vida
no es más que un monótono andar hacia la próxima
confirmación. Tal sería el caso, por ejemplo, con
el noble Thoreau, que se negó a pagar un dólar para
retirar su diploma de Harvard -"bástele a cada
oveja su propia piel".
De hecho, veinte años después esa estrafalaria renuncia estaba justificada: él
era Henry David, ciento cincuenta años más y parece
como si las mismísimas pretensiones burocráticas
fueran un insulto. A nadie le cabe hoy la menor duda de que Pascal
al escribir sus Pensées dejó precavidamente el exacto
margen en que Eliot escribió su prólogo,
tres siglos después. Y es algo tan revelador para nosotros
como lo hubiese sido para Pascal.
Las otras, potestad del genio, en que cualquier gesto se valora
menos por su contenido que por no ser síntoma de carácter,
y, menos aun, de la obra que en pocos años cuajaría
en él; y lo mismo daba esto o aquello. Que cuando uno se
admira ante tal creación no puede más que convencerse
de que nada lo ataba a este mundo, porque no hay gesto que manifieste
un don de Dios. En ese caso, ¿qué confiere el hecho
de que Whitman entornara una ventana en un hospital de campaña
al abrigo de la tarde, o que Blake abjurase de la Marina y del Imperio
al ver que un recluta beodo (un tal John Scolfield), orinaba su jardín?, Nada.
Ahí el milagro incoercible que hace las delicias de los
catedráticos y da de comer a la crítica puntillosa.
Advertido esto, hemos de confesar que el ánimo que trascendió
y sucumbió a esta nota fue congeniar en un breve resumen
interpretativo algunos, entre los cientos y ya de por sí
inmejorables, comentarios sobre la obra de William Blake y su
figura en el ámbito de la Religión, la Ciencia,
y el Arte.
...a
los ojos de un Hombre con Imaginación, la Naturaleza es
Imaginación misma. Como el hombre es, así ve; como
el Ojo está formado, tales son sus Poderes.
(W.B.
Letter to Rev. Trusler, agosto 23, 1799)
Un viajante de comercio, es decir, aquella persona que además
de viajar mucho se entretiene con la autocrítica, debe
aguardar, luego de una larga jornada, varias horas sentado en
una recepción particular. La pared que tiene enfrente es
una pared y es un espejo. Mientras se decide su próximo
destino, él ira asombrándose de ciertos aspectos,
los cuales no atina a confesar por una explicación laminar
ni por su raíz verdadera.
Observando frente a sí su figura, apoltronada del otro
lado de la pared en un 'cuarto imagen', y distante del espejo
los mismos pasos que él, le da por pensar que ese mundo
no es más que una apariencia, mientras atiende que a su
alrededor hay un mundo real y concreto. Sabemos que la imagen revierte el objeto,
uno lleva su reloj en la mano izquierda y el otro, que responde
a cualquier iniciativa, en la derecha.
Ahora bien, nuestro viajante también posee una lente,
que forma parte de su ojo y divide el mundo de los fenómenos
del de su mente, que también es como una habitación
donde aquél se refleja. Y tal como sucede con el 'cuarto
imagen' del otro lado de la pared, él ve su mundo mental
como una apariencia y nada más. El punto es el siguiente:
el mundo concreto se transforma en una apariencia para él
tanto cuando es visto hacia el 'cuarto imagen' como cuando es
visto por su propia mente.(1) La división
establecida por su ojo, entre un mundo externo y actual y un
mundo interno-reflejo, es análoga a la que produce un
espejo en la pared, ésta, entre un mundo real y un cuarto
reflejado.
Cada Ojo Ve diferente Como el Ojo-Tal es el Objeto
(W.B. Annotations to The
Works of Sir Joshua Reynolds, p. 34)
Aún nos queda por dar 'otra vuelta de tuerca' a la situación
de nuestro inquisitivo viajante. Si continuamos con este razonamiento,
ya no significará ningún esfuerzo ver que otro
tanto le ocurre al 'viajante aparente' y a su ojo. Y si avanzamos
desde 'fuera' hacia 'dentro', el mundo interno del hombre reflejado
es lo que para el hombre real el mundo objetivo, ambos coinciden
y son idénticos -el reverso del reverso.
En otras palabras, hay una interdependencia recíproca entre
lo que ambos tienen por bueno. Lo que uno ve como real, el otro
lo ve como imagen, y viceversa. De tal forma, si
llamamos Visión al hecho de contemplar una imagen -intemporal-,
y Observación al de percibir un cuerpo real -en el tiempo-,
entonces, donde éste observa su maletín en el tiempo
aquél tiene la visión de un algo intemporal, como
opuesto a lo que para él es el Mundo, y viceversa. Hay
dos mentes o visiones internas y dos escenografías u observancias
externas que se encuentran en el límite del ojo y el espejo,
haciendo éste las veces de puente para invertir lo temporal
en 'atemporal'.
El capricho de esta analogía es ver las cualidades del
ojo humano desde una perspectiva mayor, lejos de la habitación,
por un observador que sea capaz de ver lo que el viajante no
ve, de la misma forma que uno no ve su ojo.(2) Para él, existe una elemental
diferencia entre lo que es real (el yo) y lo aparente (el objeto, todo aquello descernible
del sí mismo);
así como conoce, y hasta allí puede llegar, las
diferencias entre él y su imagen en el plano de un espejo,
mientras que le está vedado apreciar cualquier profunda
similitud: las identidades implícitas.(3) Esta objetivación sólo
sería lograda por un observador en virtud de su alejamiento,
no verse involucrado en los hechos le permite ver como unidad
aquello que alguien juzgará por su insobornable dualismo.
Podría enviarle una nota al viajante que le advirtiese:
"Tanto verá usted según sea, que su cualidad
de percepción es su existencia".
El observador, es decir, usted, aventaja cualitativamente a nuestro
hombre en su eterna espera por el sólo hecho de observar,
y al hacerlo pone de manifiesto la identidad de dos estados que
son uno sólo, el hombre y su imagen, llamado conciencia.
No otra cosa exige una lectura de Blake que eso: ser Blake. Condición
sine qua non para atender al hombre y a su obra sin riesgo
de caer en un despropósito e inferir, como Cazamian, que
los 'libros iluminados' del genial poeta inglés son, alegremente,
nada más que "revelaciones crípticas, divagaciones
mitológicas y teología abracadabrante".
El símil que nos parecía fundamental dar, como el
preámbulo a una actitud incómoda, pero que atesora
al espíritu perseverante la dádiva del más
exquisito vástago de la humana creación, se justifica
en una máxima que comprende El Matrimonio del Cielo
y el Infierno (1793), escrito por este
visionario-poeta del siglo XVIII, hijo de un calcetero, que apenas
recibió educación y, literalmente, conversaba a
diario con los ángeles: Sin contrarios no hay progreso
Apercibidos
de la división que involucra el movimiento de toda energía
creativa, en el acto de creación y en el creador mismo,
correspondería en un siguiente paso el identificar a William
Blake, poeta, con nuestro inquieto hombre, viajante de comercio.
En la escritura de aquél
un orador revela la condición humana al dictado de los
Eternos, éste, aunque no lo sepa, tiene a los eternos frente
a frente en un espejo.
Lo
que más valora mi corazón, más que la vida
o todo aquello que siendo prescindible parece hacer la vida más
confortable, es el Interés por la Verdadera Religión
y la Ciencia, y cada vez que algo surge afectando ese Interés,
me produce los mayores tormentos. No estoy avergonzado, ni siento
temor o aversión a decirle lo que Debe ser dicho: que
me encuentro bajo la dirección de Mensajeros del Cielo
Noche y Día, pero la naturaleza de tales cosas no es como
algunos presuponen, sin conflicto o inquietudes.
[...] Nadie puede conocer los Hechos Espirituales de mis tres
años Dormitando a orillas del océano a no ser que
los haya visto en el Espíritu o leído en Mi largo
Poema descriptivo de tales Hechos porque he compuesto en estos
tres años un inmenso número de versos sobre Un
Gran Tema Semejante a la Ilíada de Homero o al Paraíso
Perdido de Milton las Personas y el Mecanismo enteramente nuevos
para los Habitantes de la Tierra He escrito este Poema por Dictado
inmediato doce o veinte y a veces treinta líneas ininterrumpidamente
sin Premeditación alguna inclusive contra mi propio Deseo.
por lo tanto el Tiempo empleado en escribirlo ha sido tomado
de la No-Existencia. y un enorme Poema que parece ser la Labor
de toda una larga vida Existe y todo producido sin Trabajo o
Estudio.
[...] ya que no pretendo ser más que un Secretario, los
Autores están en la Eternidad [...] una Alegoría
dirigida a los poderes Intelectuales mientras permanece completamente
oculta al Entendimiento Corpóreo ésa es Mi Definición
de la Más Sublime Poesía [...] Este Poema con la
Asistencia Divina se irá progresivamente Imprimiendo y
Decorando con mis Pinturas y finalmente ofrecido al Público-Pero
debo cuidarme de decir poco al Sr. H. ya que es más ojerizo
a mi poesía que aun capítulo de la Biblia [...](4)
(W.B.
Letters to Thomas Butts, enero 10, abril 25 y julio 6, 1803)
La escritura iluminada de Blake
conviene a la interrogante de pensar que la apariencia y el objeto,
el mundo imaginario y el real, la creación y la caída,
se funden en una unidad indivisible. Como si el iluminismo, en
vez de ser una evasión ante una realidad ostensible, la
potenciara en grado sumo, cuando asiente aventurarse hasta los
límites de la imaginación creadora. A este respecto,
refiere Bloom que "la sinceridad no conduce directamente
a la verdad, y la literatura de imaginación se sitúa
en un lugar entre la verdad y el sentido, un lugar que en cierta
ocasión comparé a lo que los antiguos gnósticos
denominaban Kenoma, la vacuidad cosmológica en la que erramos
y lloramos...". (5) Consustancialmente, el hombre apreciará
que su visión o ensueño es, para quienes contemplan
el mundo sub specie aeternitaes, otro aspecto de una Naturaleza
sensible y descarnada. Mientras, bajo la piel y en la herida,
lo temporal y lo eterno se confiesan sus trasnochados pudores.
Un observador (por
ende no-intrusivo)
que lograse verse a sí mismo, es decir, a su ojo-espejo,
se transformaría en el 'Hombre Verdadero', en el 'Genio
Poético' que según Blake es cual Dios, o mejor
dicho, Dios es como él.(6) Ya con esta
imago vocis a su disposición (no otra cosa que el poder creativo,
única forma en que es posible hacer), el genio procede con encomiable
agudeza a desenredar la madeja de los sentidos:
Si las puertas
de la percepción fuesen puras
cada cosa aparecería al hombre tal como es, infinita
Aquello que es visto se identifica con el cómo se ve.
En otras palabras, igual que a una hoja de papel no le es dado
concebir que una naranja la atraviese, y si la interrogamos se
obstinará en afirmar que fue un punto, una circunferencia
y luego otro punto(7), cómo
vemos una cosa es el estado en le que la vemos; y lo que hubiere
más allá, volviendo a la analogía del espejo,
puede evidenciar para la mente visionaria un nexo entre dos hechos
aislados -holismo-(8) o una causa
y un efecto allí donde antes hubiera simultaneidad -nomotesis-.(9)
Por lo tanto, a la hora de invocar lo eterno, al poeta debe valerse
de entidades que representen los aspectos inmortales del alma
humana; tanto en la poesía como en la pintura, Blake habla
al dictado de estas "Formas Gigantes" (Albion, Urizen, Los, Orc,
Rintrah, etc.)
que encarnan a la vez estado (el
cómo)
y percepción (el
qué),
razón y energía, carne y espíritu. Su arte,
podríamos decir, acierta a ver la semejanza en la desunión
y la diferencia en la fusión. Él es el observador
privilegiado, el ojo-espejo mismo, revivido y encarnado. Tal vez
la refutación mortal del poema de Dickinson: "[...]
Sus modales Inaprensibles - se burlan de nosotros -/ hasta que
el Ojo engañado/ grita arrogante - en la tumba -/ otra
manera - de ver - " (Traducción
de Damián Alou).
Proverbiales armas que nos hemos procurado, para ahora, advertido
lo esencial, penetrar en el Universo de William Blake. Nacido
un 28 de noviembre de 1757 en Londres, donde vivió y combatió
el rigor de la heredada miseria hasta el día de su muerte,
acaecida un 12 de agosto de 1827; asistido por el responso que
se le otorga a los desconocidos, pero sin desanimarse, murió
cantando. Para renacer a la vida pública, ahora sí,
en 1863, cuando Alexander Gilchrist publicó su libro The
Life of William Blake. Aunque habría de esperar a
la llegada de un nuevo siglo para que su obra, que incluye cientos
de grabados e ilustraciones
(inventó un complicado proceso para imprimir sus dibujos
en láminas de cobre) y varios volúmenes de poesía,
desde Songs of Innocence and Experience (1794) hasta Jerusalem (1820), fuera reconocida como la más
original creación de la lírica inglesa del siglo
XVIII.
Notas:
1 Muy razonable
sería objetar, y es el propósito final de esta
analogía, que él no ve su imagen mental, él
es su imagen mental. Aquí el desprendimiento se toma como
el ideal de lo posible.
2 Es decir, hay una excitación ocular que antecede a una
representación como suceso, pero nada entre ambas.
3 Un estudio pormenorizado de este concepto se puede encontrar
en los capítulos IV.6 y VII.3 de "La Totalidad y
el Orden Implicado" (Prof. David Bohm, Ed. Kairós
1987). Cabe también referir las palabras de Schopenhauer
al hablar de Paracelso, Jacobo Boheme y Juana Leade (alquimista,
teósofo y mística respectivamente, de los siglos
XVI y XVII), fuentes citadas a menudo por su impronta en la filosofía
de Blake: "[...] que por muy sólidas que sean las
barreras de la individuación y su separación del
resto, habrían de permitir en ocasiones una comunicación
por detrás de las bambalinas, o por debajo de la mesa,
como juego familiar." ("Sobre la voluntad en la naturaleza",
p.164, la traducción es de Miguel de Unamuno)
4 Escrito desde el pueblo costero de Felpham, condado de Sussex.
Durante tres años estuvo Balke bajo el patronazgo de un
terrateniente obtuso, William Hayley (el 'Sr. H.'), cuyo único
amor era el altisonante Pope. Desdeñando sus creaciones
mitopoéticas y su pintura estilo gótico, pretendía
reconvertirlo en miniaturista. El poema a que hace referencia
Blake es "Milton: A Poem in Two Books", escrito y grabado
entre 1800 y 1808.
5 Harold Bloom, "El Canon Occidental" p. 69, Ed. Anagrama.
6 "Therefore God becomes as we are", All Religions
are One y There is No Natural Religion (1788).
7 Con un grado más de complejidad pero no otra cosa accedió
a enseñarnos Lobachevsky, que por un punto exterior a
una recta puede pasar más de una paralela a ella -al menos
la posibilidad matemática existe. Estas analogías
y muchas otras amenizan los capítulos III y VI de Tertium
Organum,1920, Pedro Ouspenski, ed. Kier.
8 La Naturaleza es un Todo inseparable desde que se comprobó
experimentalmente la violación de la desigualdad de Bell
(Instituto de Óptica de Orsay, 1976).
9 (del gr. nomos, división). Nada en común hay
entre la poesía china y la poesía de Blake, ésta
rebosa de lo que Borges añoraba al leer a Li Po, a saber:
pasión humana. Aun así, subyacen evidentes paralelismos
entre el pensamiento taoísta y la cosmogonía de
Blake: "El movimiento del Tao/ es transformación
de contrarios" (Tao Te King, XL, XLII), "Los dos soplos
vitales (el yin y el yang) se compensan en un soplo vital armónico".
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