El primero de setiembre
de 1998, Malasia fue el primer país asiático afectado
por la crisis
económica
que anunció controles selectivos de capitales y cambiarios
como parte del comienzo de un programa de recuperación.
Hasta hace poco, los controles de capital eran un tema tabú,
pero con su iniciativa, Malasia acabó con el mismo en la
política gubernamental. Apenas una semana antes, el economista
estadounidense Paul Krugman había desechado el tabú
intelectual sugiriendo que los países asiáticos
adoptaran controles cambiarios.
Entre las medidas
adoptadas se incluyó fijar la moneda nacional a la par
del dólar, cesar el comercio externo en moneda malasia
(ringgit)
y otros bienes en ringgit, limitar la cantidad de dinero e inversiones que los residentes
pueden llevar fuera del país y exigir por lo menos un período
de "estadía" de un año para las carteras
de inversiones extranjeras. (Esta últma medida se convirtió
desde entonces en un impuesto a la salida de los fondos.) Las
medidas tenían como objetivo reducir la especulación
y disminuir el impacto del caos financiero
internacional.
El
paquete de medidas del gobierno incluyó:
*Ajuste oficial
del ringgit a 3,80 por cada dólar, evitando
así el rol del mercado en la determinación del
nivel diario de la moneda local (el valor del ringgit en relación
a otras monedas con excepción del dólar seguirá
fluctuando de acuerdo al valor de intercambio de esas monedas
con respecto al dólar). Esta medida elimina la incertidumbre
con respecto al valor futuro de la moneda malasia.
*Medidas relacionadas
con la bolsa de valores local, entre otras el cierre de mercados
de valores secundarios para que la comercialización se
realice sólo en la Bolsa de Kuala Lumpur (para impedir la especulación
o manipulación desde el exterior), y el requisito de que las
acciones compradas por no residentes, o el dinero procedente
de la venta de estas acciones, tiene que mantenerse en Malasia
durante un año desde la fecha de compra (para evitar la especulación extranjera
a corto plazo en acciones locales). El requisito anual ha sido
cambiado por un impuesto escalonado a la salida de la cantidad
invertida (para
fondos invertidos antes de los controles de setiembre de 1998)
y
un impuesto a las utilidades y las ganancias (para fondos ingresados después
del 15 febrero de 1999 que permanecen menos de un año).
*Medidas para
reducir y eliminar el comercio internacional del ringgit,
trayendo al país bienes financieros como efectivo y ahorros
en moneda local mediante el no reconocimiento ni la aceptación
de estos bienes en el país luego de un plazo de un mes.
(Sin embargo,
se concederán permisos con determinadas condiciones.)
*A los viajeros
residentes se les permite importar hasta RM1.000 (ringgits) solamente y
cualquier cantidad de moneda extranjera, y exportar sólo
hasta RM1.000 y hasta RM10.000 en moneda extranjera o su equivalente.
*
Excepto
por pagos de importación de bienes y servicios, a los
residentes se les permite hacer pagos a extranjeros sólo
hasta RM10.000 o su equivalente en moneda extranjera (antes el límite
era de RM100.000):
*Se exige
autorización para todo tipo de inversión en el
exterior o pagos por parte de residentes con la garantía
de que no se utilizarán con fines comerciales.
*La forma de pago de las exportaciones será estrictamente
en moneda extranjera (antes se autorizaban pagos en moneda extranjera
o local desde una cuenta externa).
*Las facilidades crediticias a los bancos corresponsales no residentes y los corredores
de bolsa no residentes no están permitidas (antes se permitían
créditos locales hasta RM5 millones).
*Los residentes deben obtener una autorización previa
para efectuar pagos a no residentes con fines de invertir en
el extranjero por cantidades que excedan RM10.000 equivalentes
en moneda extranjera.
*A los residentes no se les permite obtener de no residentes
facilidades crediticias en moneda nacional.
* Medidas que imponen condiciones
a las operaciones y transferencias de fondos en cuentas extranjeras:
se exige autorización previa para las transferencias entre
cuentas extranjeras por cualquier cantidad (antes se permitían sin autorización
previa);
las transferencias desde cuentas en el exterior a cuentas en
Malasia deberán obtener permiso después del 30
de setiembre de 1998; y las fuentes de financiación de
las cuentas en el exterior se limitan a ganancias de las ventas
de instrumentos en ringgit y otros activos en Malasia,
salarios, intereses, dividendos y venta de divisas.
En
general, el ringgit aún se puede convertir libremente
en moneda extranjera con fines comerciales (recibos de exportación y pagos de
importación), inversión extranjera directa en el
país, y repatriación de ganancias por parte de no
residentes. La convertibilidad se permite hasta cierto punto también
con otros fines, como por ejemplo, la financiación de la
educación de los niños en el extranjero.
Pero la convertibilidad para el movimiento autónomo de
capital por diversas razones no relacionadas directamente con
el comercio será limitada.
El Primer
Ministro Datuk Seri Dr. Mahathir Mohamed explicó las medidas
como de último recurso. "Les habíamos pedido
a las agencias internacionales que regularan el comercio de monedas
pero no les importó, así que nosotros mismos tenemos
que regular nuestra propia moneda", declaró el
Primer Ministro en una entrevista con los medios de comunicación
en setiembre de 1998. "Si la comunidad internacional acuerda
regular el comercio monetario y limita la banda de flotación
de las monedas y permite el crecimiento de los países nuevamente,
entonces volveremos al sistema de flotación de la moneda.
Pero ahora vemos el daño que este sistema ha ocasionado
en todo el mundo . Destruyó el arduo trabajo de muchos países
sólo por
satisfacer el interés
de los especuladores como si éstos fueran tan importantes
que millones de personas deban sufrir en consecuencia. Esto
es regresivo."
Para explicar
la medida que invalidó el uso del ringgit fuera
del país, Mahathir dijo que fue mediante el uso del ringgit
fuera de fronteras como los especuladores manipularon la moneda.
Los especuladores mantienen el ringgit en cuentas extranjeras
y tienen cantidades correspondientes en bancos malayos.
Mahathir
también dijo que con la introducción de los controles
cambiarios sería posible quebrar la conexión entre
la tasa de interés y la tasa cambiaria. "Podemos
reducir los intereses sin que los especuladores devalúen
nuestra moneda. Nuestras compañías pueden revivir.
Si nuestra moneda se revalúa, las compañías
pueden comprar insumos en el exterior ya que no deben pagar tanto."
El Primer
Ministro dijo que estas medidas tuvieron el objetivo de obstaculizar
el trabajo de los especuladores y expulsarlos de los mercados
monetarios. Agregó que el período de mayor crecimiento
económico fue durante el sistema de cambio fijo de Bretton
Woods. Pero el sistema de libre
mercado
que siguió a Bretton Woods fracasó debido
a los abusos de los participantes. "Hay indicios de que
la gente está perdiendo confianza en este sistema de libre
mercado, pero algunos países se benefician de estos abusos,
su población hace más dinero, y entonces no
ven por qué se deben limitar los abusos."
Breve
análisis de las medidas
Las medidas constituyen un intento audaz de darle a la economía
una oportunidad razonable para recuperarse. Con la restricción
del ringgit en los mercados extranjeros y la restricción
del comercio internacional en esta moneda, las medidas apuntan
a reducir drásticamente las condiciones y oportunidades
para que los especuladores ganen aprovechándose de la
fluctuación del valor del ringgit. El hecho de
que las autoridades hayan fijado el cambio de la moneda en lugar
del mercado generó mayor estabilidad financiera, reduciendo
las condiciones de incertidumbre en que hoy deben operar los
empresarios y consumidores.
En vez de
fijar la tasa de cambio por un sistema de caja de conversión
o convertibilidad (por
el cual la oferta de dinero y las tasas nacionales de interés
las determinan las reservas en divisas y los ingresos y egresos
de fondos),
Malasia eligió el camino de controlar los movimientos del
ringgit y el cambio de divisas extranjero. La ventaja de
este enfoque es que le permite al gobierno más libertad
para determinar las políticas locales, sobre todo a la
hora de influir sobre las tasas de interés. Ahora el gobierno
puede reducir las tasas de interés sin estar limitado por
la reacción del mercado o por el temor a la caída
de la moneda. Desde la adopción de estas medidas, los intereses
cayeron alrededor de cinco puntos porcentuales. Esto aligeró
la carga de la deuda de consumidores (sobre todo compradores de
casas)
y empresarios, así como la posición financiera
de los bancos.
El
fin de invalidar las cuentas en ringgit en el extranjero
después de un mes es alentar el ingreso de ringgit
de nuevo al país. También agotó las fuentes
de ringgit extranjeras que los especuladores utilizan
para manipular la moneda, por ejemplo "vendiendo barato".
Los malayos con cuentas en ringgit en el exterior o que
viajen frecuentemente y necesiten transferir fondos al exterior
pueden sufrir algunas consecuencias. Pero estos sacrificios personales
se pueden ver como aportes para generar condiciones necesarias
para la recuperación.
Los controles
al tipo de cambio son una respuesta a las causas básicas
de la crisis que afecta al país y la región. La
crisis comenzó cuando se permitió que los fondos
ingresaran y egresaran libremente de los países afectados.
Esos países habían liberalizado recientemente sus
sistemas
financieros,
permitiendo a residentes y extranjeros, por igual, cambiar moneda
local por extranjera y viceversa.
Esta
convertibilidad se permitió no sólo para financiar
las transacciones comerciales y de inversiones directas (que también se
permitieron en el pasado), sino también en la cuenta de
capital, por ejemplo, para movimientos a corto plazo como inversiones
en la bolsa de valores, préstamos desde y al exterior,
y envíos de dinero al exterior por individuos o compañías
con fines de ahorro o la compra de propiedades fuera del país.
La introducción de esta "convertibilidad en la
cuenta de capital" expuso a los países a los
ingresos y egresos autónomos de fondos por parte de residentes
y extranjeros, dejando su moneda nacional sujeta a la especulación
y a la volatilidad en el cambio.
La crisis
comenzó por la especulación y la corrida de fondos
extranjeros, seguidos por los fondos de residentes, mientras que
las monedas locales caían en picada. Ahora que los países
están en una profunda recesión, la convertibilidad
en la cuenta capital causa otro problema igualmente molesto. Les
impide tomar medidas necesarias para la recuperación.
Una medida necesaria es bajar la tasa de interés (a efectos de reducir
la carga de la deuda de consumidores y compañías) y aumentar
el gasto (para
que exista más demanda para el comercio e ingresos para
los trabajadores).
Pero los países no pueden tomar estas medidas, sin embargo,
porque los especuladores pueden volver a atacar el ringgit.
Asimismo, algunos residentes se verán tentados a enviar
sus ahorros al exterior en busca de mejores tasas de interés.
La posibilidad de que los fondos salgan del país en un
ámbito de libre convertibilidad de la cuenta capital de
la moneda local, pone trabas a las medidas necesarias para la
recuperación.
Una medida
lógica sería entonces que los países afectados
volvieran a imponer parcialmente algún control sobre la
convertibilidad de la moneda local. Esto podría reducir
las condiciones de ganancias para los especuladores, reducir la
salida de fondos y desalentar el ingreso de capital especulador
a corto plazo. Muchos observadores apuntan a China y a India como ejemplo de
países que no estuvieron sujetos a los flujos de capitales
volátiles y a la inestabilidad monetaria porque ellos no
permiten la total convertibilidad de su moneda. La lección
es que países en desarrollo que quieran cubrirse
de las crisis financieras generadas externamente deben mantener
(o retomar)
algo de control sobre la convertibilidad de su moneda.
La opción
de reintroducir algunos controles de capitales no había
sido discutida abiertamente porque es considerada tema "tabú".
La ideología reinante difundida por el Fondo
Monetario Internacional (FMI) y el Grupo de
los Siete países más ricos es que los países
deben liberar su cuenta de capitales y que los países que
lo hicieron sufrirán daños si vuelven a imponer
controles.
Los
gobernantes de los países afectados temen que sólo
con discutir las ventajas de los controles de capital ingresen
a la lista negra del FMI, de los países
ricos y los especuladores financieros. Pero con el silencio seguirán
sujetos a las opiniones e intereses de los "actores del
mercado", sufrirán las consecuencias de una política
de intereses relativamente altos y postergarán su recuperación.
Superando
el tabú académico
A nivel
académico, el tabú sobre los controles de capital
se superó en agosto de 1998 cuando el economista del Massachussetts
Institute of Technology (MIT)
Paul
Krugman sugirió que los gobiernos asiáticos debían
reimponerlos como única salida a la crisis. En su artículo
en la revista Fortune, titulado "Saving Asia: it's
time to get RADICAL" (Para salvar a Asia:
Es hora de ponerse radical), Krugman coincide con los críticos
del FMI que sostienen
que los altos intereses impuestos por el fondo causarían
el colapso incluso de bancos y compañías solventes.
Por eso existe una razón de peso para que los países
mantengan las tasas de interés bajas y traten de mantener
sus economías reales en crecimiento. Sin embargo, sigue
Krugman, el problema es que la objeción original a la
reducción de los intereses sigue en pie: las monedas de
la región pueden entrar en picada otra vez si los intereses
no son lo suficientemente altos.
Krugman
dice que existe una salida, "pero la solución está
tan pasada de moda, tan estigmatizada que casi nadie se animó
a mencionarla. Las palabras que no se pueden decir son controles
de cambio." Los controles de cambio, agrega, otrora fueron
la respuesta común de los países con crisis en la
balanza de pagos. "Los exportadores debían vender
sus ingresos en moneda extranjera al gobierno a un tipo de cambio
fijo, esa moneda a su vez se vendía al mismo tipo de cambio
como pago autorizado a extranjeros, básicamente para las
importaciones y el servicio de la deuda. Mientras que algunos
países intentaron prohibir otras transacciones en moneda
extranjera, otros países permitieron un mercado paralelo.
De todas maneras, una vez que el sistema estaba instalado, el
país no tenía que preocuparse por la caída
de la moneda cada vez que bajaran los intereses. Quizás
el mercado de cambio paralelo caía, pero eso no afectaba
los precios de las importaciones o la balanza de pagos de las
compañías y los bancos."
Preguntándose por qué China no fue afectada de
la misma manera que sus vecinos, Krugman responde que "fue
capaz de reducir, no aumentar, los intereses durante la crisis
a pesar de mantener un tipo de cambio fijo, y la razón
por la cual pudo lograrlo es que tiene una moneda inconvertible,
o sea, controles cambiarios. Esos controles se evaden a menudo
y son la fuente de mucha corrupción, pero aún le
dan a China cierta flexibilidad en cuanto a las políticas
que el resto de Asia quisiera tener desesperadamente".
A medida
que otros economistas hablan sobre los controles, como Krugman,
éstos son reconocidos como una opción respetable
de los gobiernos que quieren una herramienta política
eficaz para prevenir futuras turbulencias financieras. Luego
del anuncio de las medidas malasias, Krugman publicó una
carta abierta al primer mandatario de Malasia en la que le comunica
que espera fervientemente que las drásticas medidas tengan
el efecto deseado. Advirtió, sin embargo, que estos controles
son arriesgados y sin garantías de éxito. Ofreció
cuatro consejos: que los controles tengan como objetivo minimizar
los trastornos al comercio; que sean temporarios; que la moneda
no se fije a un nivel muy alto; y que sirvan para ayudar a las
reformas y no las sustituyan.
La
UNCTAD se pronuncia
a favor de utilizar los controles
La Conferencia
de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) también
hizo hincapié en la necesidad de que los países
en desarrollo utilicen los controles de capital para impedir y
manejar las crisis financieras. De hecho, históricamente,
ha sido la agencia internacional que siempre advirtió de
los peligros de la liberalización financiera y los riesgos de
una política que permite la libertad total del ingreso
y egreso de fondos.
El
argumento central del Informe sobre Comercio y Desarrollo
de 1998 de la UNCTAD, señala
que para protegerse contra la inestabilidad financiera, los países
en desarrollo precisan los controles de capital ya que estos
constituyen una técnica probada para manejar los movimientos
de capitales volátiles. El informe llega a esta conclusión
luego de analizar otras medidas (como mayor difusión de información
y mayor regulación bancaria) propuestas por los países
industrializados y el FMI. La agencia
opina que estas propuestas son meritorias pero insuficientes
para manejar las crisis actuales y futuras. Como resultado, sugiere
que se permita a los países en desarrollo introducir controles,
ya que son parte "indispensable del arsenal de medidas
destinadas a la protección contra la inestabilidad financiera
internacional."
El
informe aclara que los buenos fundamentos económicos,
la regulación financiera eficaz y la buena gestión
de las corporaciones son necesarios para evitar las crisis financieras,
pero que no bastan por sí solos. La experiencia muestra
que, para evitar estas crisis, los controles de capital y otras
medidas que modifican el sistema de préstamos y los valores
en cartera, desempeñan una función esencial. Los
controles se imponen por dos razones: primero, como parte de
una gestión macroeconómica (para reforzar o sustituir medidas monetarias
y fiscales)
y en segundo lugar, para lograr los objetivos de desarrollo nacional
a largo plazo (como
asegurar que el capital de los residentes se invierta dentro
del país o que cierta clase de actividades se reserven
para ellos).
Contraria
a la creencia de que los controles de capital son raros, tabúes
o practicados por unos pocos países que son de alguna
manera "anti-mercado", la realidad es que estas medidas
se usaron mucho. La UNCTAD señala
que han sido una "característica recurrente"
de las últimas décadas. En los primeros años
de la posguerra, los controles por razones macroeconómicas
se imponían generalmente sobre los egresos de fondos como
parte de las políticas para aliviar dificultades en las
balanzas de pagos y para evitar o reducir las devaluaciones.
Los
países ricos y pobres también controlaron el ingreso
de capitales por razones de desarrollo a largo plazo. Cuando a
partir de los años 60 se permitieron movilizaciones más
libres de capitales, los grandes movimientos causaron problemas
a países como Alemania, Holanda y Suiza, que impusieron
controles mediante el límite de las compras de obligaciones
de deuda locales por parte de no residentes y sobre los depósitos
bancarios de los no residentes.
Más
recientemente, algunos países en desarrollo perjudicados
por los grandes ingresos de dinero también utilizaron
los controles. Por ejemplo, cuando Malasia experimentó
el incremento de ingresos de capitales a corto plazo impuso varios
en enero de 1994: los bancos tenían un límite a
las pérdidas externas no relacionadas al comercio o la
inversión; los residentes no podían vender instrumentos
monetarios a corto plazo a los no residentes; los bancos tuvieron
que depositar en el Banco Central cuentas en ringgits
pertenecientes a bancos extranjeros sin acumular interés;
y se limitó el intercambio de transacciones a término
y tipo "swap" (crédito
recíproco en el mercado de divisas) que los bancos podían
efectuar con clientes extranjeros. Estas medidas fueron gradualmente
eliminadas a partir de 1995.
Cuando
Chile recibió grandes ingresos de capitales a principios
de los años noventa, tomó medidas para reducir
los movimientos a corto plazo y aun fomentar ciertos tipos de
egresos de capital. La medida más importante fue que los
prestamos extranjeros que ingresaban a Chile debían cumplir
con una reserva de un 20% (luego
aumentado a 30%).
En otras palabras, cierto porcentaje de cada préstamo
se debía depositar en el Banco Central durante un año
sin acumular interés.
Brasil
también impuso controles a mediados de 1994 para impedir
el ingreso excesivo de capital, como el aumento del impuesto
que pagaban las compañías brasileñas por
bonos emitidos en el extranjero, un impuesto a la inversión
extranjera en la bolsa del país, y un aumento en los impuestos
a la compra de parte de extranjeros de las inversiones locales
de ingreso fijo. Cuando la República Checa experimentó
grandes ingresos de capital en 1994/95, gravó con un 0,25%
las transacciones interbancarias en moneda extranjera y puso
límites (y
la necesidad de autorización oficial) a los préstamos a corto
plazo en el exterior por parte de bancos y otras firmas. Aparte
de los casos específicos anteriores, el informe de la
UNCTAD también
enumera ejemplos de controles de capitales sobre los ingresos
y los egresos.
Los
controles a los ingresos de inversión extranjera directa
y a las inversiones de cartera en capital social pueden tomar
la forma de patentes, topes en la participación de capital
extranjero en las compañías nacionales, autorización
oficial para la emisión de valores internacionales, normas
diferenciadas aplicadas a firmas locales y extranjeras referidas
al establecimiento y las operaciones permitidas y varios tipos
de mercados de dos niveles. Algunos de estos controles también
se pueden imponer sobre el ingreso de capitales relacionados
con títulos de deuda, incluyendo bonos. Esos ingresos
pueden estar sujetos a ciertos gravámenes especiales o
estar limitados a transacciones realizadas a través de
un mercado de dos niveles. Se pueden aplicar topes (desde el cero) a no residentes
que posean emisiones de deuda del gobierno y de compañías;
o se puede exigir autorización para que los extranjeros
puedan comprar esas emisiones. Se puede excluir a los extranjeros
de los remates para bonos y letras del gobierno.
La
UNCTAD también
enumera otros controles utilizados normalmente para restringir
el préstamo externo de los bancos. Incluyen: un requisito
de reserva especial referido a las deudas de los no residentes;
prohibir a los bancos el pago de intereses sobre depósitos
de extranjeros o inclusive pedir una comisión por tales
depósitos; gravar el préstamo extranjero (eliminando así
la brecha entre tasas de intereses locales y extranjeras); y exigir
a las firmas un depósito en efectivo en el Banco Central
equivalente a una proporción de su préstamo en
el exterior.
Con
respecto a los controles de los egresos, pueden consistir en
controles sobre las transacciones al exterior de las inversiones
directas y las inversiones de cartera en capital social por residentes
y por extranjeros. Entre las restricciones a la repatriación
de capitales por parte de extranjeros, se incluye especificar
un lapso antes de que esa repatriación se autorice, y
disposiciones que gradúen la repatriación según
la disponibilidad de divisas o a la necesidad de mantener un
mercado ordenado para la moneda del país. Se podrá
limitar la posesión de acciones extranjeras de los residentes,
directamente o mediante límites a las carteras permitidas
en los fondos de inversión de los países. Los tipos
de cambio dobles también se pueden usar para restringir
la inversión extranjera de los residentes exigiendo que
las transacciones se lleven a cabo en un mercado donde prevalezca
un cambio menos favorable, en comparación con el cambio
para las transacciones actuales. Algunas de estas técnicas
también se utilizan para la compra de títulos de
deuda emitidos en el exterior y para otros tipos de préstamos
extranjeros. La ley también podrá limitar los depósitos
bancarios de residentes malayos fuera del país.
La
UNCTAD sostiene que
las recientes crisis financieras y el frecuente uso por los países
de controles para contener los efectos de las fluctuaciones en
los movimientos de capital, apuntan a dar autonomía a
los gobiernos para controlar las transacciones. También
cuestiona recientes medidas del FMI para limitar la libertad de éstos
en cuanto al uso de dichos controles.
Debido
a la integración financiera global y los movimientos de
capitales, aún no se halló la manera de eliminar,
a nivel mundial, la trasmisión internacional de las crisis
y shocks financieros. Por lo tanto, concluye UNCTAD, en el futuro inmediato debe permitirse
la flexibilidad necesaria para que los países adopten
medidas de control de capitales, en lugar de que se les impongan
nuevas obligaciones para liberalizar aun más los movimientos
de aquéllos.
Conclusión
Dado
el contexto internacional de grandes actores con mucho dinero
para especular e invertir, los países pequeños
-en términos financieros- están sujetos a una gran
volatilidad y a peligros financieros y económicos. Por
ejemplo, el asunto LTCM reveló
que un fondo de cobertura con USD 4-5 mil millones
de capital pudo recaudar tanto crédito que los bancos
quedaron expuestos en USD 200 mil millones.
Pocos gobiernos pueden resistir una oferta determinada por unos
pocos fondos de cobertura para especular con sus monedas y mercados
financieros. Aparte de los fondos de cobertura existen otros
fondos de inversión gigantescos (como los fondos mutuos y de pensiones
),
así como bancos de inversión, bancos comerciales,
compañías de seguros, etc.
La libertad
casi total de los inversores y especuladores internacionales causó
un caos financiero, y ahora económico
y social. Ha llegado el
momento de regular a los grandes actores financieros. Pero hay
fuertes dudas sobre si existe la voluntad política para
actuar, dado el poder que tienen los dueños de las instituciones
financieras y aquellos que las administran, y además hay
que tener en cuenta los intereses creados de los políticos
y sus partidos que llevan a beneficiar a estas grandes instituciones.
Los países
en desarrollo se deben proteger del libre movimiento de los capitales.
Los controles de capitales son, entre otras, una herramienta esencial
que debe ser una opción. En estos días de turbulencia
financiera, son una opción hasta necesaria. Esto no quiere
decir que los controles por sí solos sean el remedio milagroso.
Deben ser acompañados con, por ejemplo, un mecanismo internacional
para el cese de pago de la deuda externa a efectos de ayudar
a los países gravemente endeudados.
Además,
existen fallas en los controles de capital, como ocurre con el
filtro de información en los mecanismos de precios en las
transacciones, facturación falsa, posibles mercados negros,
etc. Tampoco deben ser los controles solamente un escudo para
proteger a un país que tenga que efectuar reformas o cambios
necesarios debido a la crisis financiera, o reformas
que sean estructuralmente necesarias a largo plazo.
Los esfuerzos
para revivir una economía viable en términos financieros
dependerán de la eficiencia, eficacia y justicia (para
compartir la responsabilidad)
de la recapitalización , la restructura y las reformas
en las instituciones financieras y las corporaciones. También
dependerá de la combinación correcta de políticas
fiscales y monetarias que puedan acelerar la recuperación
sin causar más daño económico o financiero
a los ciudadanos, sobre todo a los pobres. En otras palabras, los controles
son necesarios pero no suficientes para proteger a un país
de las crisis irresueltas y para crear condiciones que fomenten
la recuperación. Deben acompañarse por otras medidas.
El
hecho de que existan debilidades en los controles de capital,
y que se necesiten otras medidas, no significa que sean una opción
mala o diabólica, como algunos de sus detractores parecen
pensar. La libertad absoluta de los flujos de capital es un principio
defendido por los grandes actores e instituciones financieros
que se benefician con ella. Los controles de capital son necesarios
para limitar esta libertad desde un punto de vista objetivo y
desde la perspectiva del ciudadano común y corriente que
necesita protección de los especuladores y del caos económico.
*Publicado originalmente
en Social
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