La biografía de Augusto Pinochet
Ugarte
-ex Comandante en Jefe y Capitán General (R) del Ejército
(1973-1998), ex Dictador/Presidente
(1973[4]-1990)
y,
en la actualidad, Comandante Emérito y Senador Vitalicio
(1998- ) de la República
de Chile- no está escrita del todo aún, pese a que
existen ya algunos textos: sus "Memorias de un soldado"/
"Biografía de un soldado", subtítulos
genéricos de los dos tomos de Camino Recorrido (1990), libro escrito
por Pinochet como apología
de sí mismo; también un conocido volumen titulado
El Día Decisivo. 11 de Septiembre de 1973
(1982) que contiene varias
entrevistas al General Pinochet, bajo cuyo nombre viene firmado
el libro -"fruto de la experiencia personal de Su Excelencia
el Presidente de la República y Comandante en Jefe del
Ejército [...], relatada en forma espontánea y a
base de documentos y notas que también se reproducen",
señalan los editores, la Biblioteca
del Oficial del Estado Mayor del Ejército-, en el que se
ofrecen algunos pasajes autobiográficos, si bien siempre
relacionados a los sucesos de aquel septiembre aciago y en vistas
a abundar en torno a las pretendidas dotes de estratega (genio militar) y estadista del
personaje.
Luego está
el capítulo biográfico de Pinochet incluido en Biografía
de S.E. el Presidente de la República de Chile y miembros
de la Honorable Junta de Gobierno (1984) de Manuel Araya Villegas, el que fácilmente
se puede imaginar del todo parcial y laudatorio. Por su parte,
el español y franquista Alvaro Pineda de Castro escribió
Pinochet, verdad y ficción (1981), que, como dice su editor Alberto Vassallo
de Mumbert, "no es solamente una biografía, que
también lo es, sino la radiografía completa de una
época en la que como un gran gigante se levanta la sombra
magnífica del General para con su gesto, su figura y sus
dotes de estadista, ser ejemplo magnífico de cómo
deben representarse el amor a la Patria, la Independencia y la
Dignidad nacional y sin duda alguna la preocupación afectiva
hacia el Pueblo sobre el cual se deben impartir las justas normas
de gobierno que procuren la felicidad de los demás." [¡Aleluya!]
También
su hija mayor, Lucía Pinochet Hiriart, publicó
no hace mucho, con gran lujo y con muy escaso valor histórico,
una "Biografía Ilustrada de mi Padre", libro
de mesa [coffee-table
book]
en edición bilingüe castellano-inglés, llamado
Pionero del Mañana/Tomorrow's Pioneer (1996). Por último, y sin
entrar a considerar las entradas de ciertas enciclopedias -Británica,
Encarta, etc.- y algunos diccionarios histórico-políticos
-por ejemplo el Historical Dictionary of Chile (1987) de Salvatore Bizzarro, o el
Biographical Dictionary of Latin American and Caribbean Political
Leaders (1997), editado por
Robert J. Alexander-, están hoy ciertas páginas
del Internet, por ejemplo
la Reseña biográfica
del Comandante en Jefe del Ejercito de Chile Capitán General
Augusto Pinochet Ugarte, ejército.cl/pinochet.htm.
Quizás
el mayor esfuerzo biográfico de índole crítica
-a parte de ciertos fragmentos de índole más bien
periodísticos o de opinión- está representado
por el libro Auge y ocaso de Augusto Pinochet, psicohistoria
de un liderazgo
(1988)
de
María Dolores Souza y Germán Silva, aunque el objetivo
es hacer, en aquel entonces, un "diagnóstico [de la personalidad] de
Augusto
Pinochet"
en relación a un tema más global del cual el personaje
en cuestión resulta ser uno de los mejores ejemplos, el
poder total, específicamente "las patologías
del poder" absoluto, desde una perspectiva que combina las
ciencias médicas (de
la mente) y
las sociales, y cuyo género es definido por sus autores
como "psicobiografía y análisis de contenido."
Pero no
existe, hasta la fecha, una biografía cabalmente crítica
de Pinochet. Por eso, el día en que se quiera escribir
ese libro, habrá que tener en cuenta una página
magistral de Pedro Gómez Valderrama (1923-1992), uno de los escritores colombianos
más importantes de este siglo, cuya obra es (re)conocida
en España también. Una página -una miniatura
narrativa de notable factura po/ética- que tiene que ver
proféticamente con el último capítulo de
la vida de aquel personaje de la historia política más
reciente de Chile y de América Latina. En ella se cuentan
crítica y lúdicamente las "muertes" del
ex dictador. El texto en cuestión corresponde a una de
las entradas de una de las últimas colecciones de cuentos-ensayos
del escritor, Las muertes apócrifas (1976).
En
este relato múltiple, cuyo género dio en llamar
"ultraficción", su autor narra la(s) muerte(s)
hipotética(s) de diversos personajes históricos,
13 personajes en total, entre los cuales se encuentra, además
de Cristóbal Colón, Vasco Núñez de
Balboa, Simón Bolívar y Henry Kissinger, en relación
directa a la historia de (las) América(s), Augusto Pinochet.
Tal conjunto de narraciones brevísimas puede ser visto
como el ejercicio de una tanatología histórica,
literaria y política: juegos necrológicos y necroscópicos
que, a veces, parecen mimar la forma de epitafios provocadores,
de autopsias al cadáver cultural de esos seres alguna
vez vivos, y, ciertamente, la de un obituario apócrifo.
En
la entrada sobre Pinochet, el autor crea cuatro hipótesis
para contar las muertes del General -quien, hasta la fecha (1999) y especialmente cuando el
texto de Gómez Valderrama fue escrito (hace ya dos décadas) goza/ba de
(relativa)
buena
salud, lo cual convierte a esta miniatura narrativa en una especie
de profecía, asunto que queda confirmado en la última
de las hipótesis, donde a través de una suerte
de depuración verbal y gnoseológica del acto profético
o augural se alcanza, ni más ni menos, la perfección
predictiva, esa su muerte que allí se le/nos anticipa
es/será aquella "a la cual [simplemente] estaba predestinado"-,
mediante las cuales se pasa revista, mientras se le hace un juicio
literario en cada uno de los casos:
a)
la conjetura épica: al momento histórico (el Golpe Militar del
11 de septiembre de 1973) en que emerge su figura dictatorial,
engañosamente heroica;
b)
la conjetura elegíaca: a la consecuencia alegórico-política
de cierto más importante: la defunción/refundación
de la democracia en Chile, un exemplum del paradigma latinoamericano
de aquellos y otros años in imagine parva;
c) la conjetura policíaca: al establecimiento de un gobierno
autoritario cuyo delirios inquisitoriales han terminado por volverse
en su contra; y, como se dijo recién,
d)
la conjetura
(propiamente) trágica:
el destino final/fatal de Pinochet y el futuro de la patria (grande) con/sin la
presencia de esta "mano dura." [Absit digo yo y cruzo los dedos
para que no vuelva nunca más ninguno como él y
los suyos.]
Sin embargo,
además de ser este cuento un ensayo histórico sobre
la Unidad Popular (de
aquel sueño, del "socialismo a la chilena"), sobre la dictadura
militar posterior y sobre la reconquista de la libertad de un
pueblo como muchos, también el texto de Gómez Valderrama
es una especie de esquemática y cifrada biografía
crítica de Pinochet, la única que como tal existe
por ahora -pero, por cierto y por ausencia, hay entrelíneas
y silente un sentido epitafio para Salvador Allende Gossens, sobre
cuya muerte se alzó victorioso ese "soldado neto"
que hoy vive su último capítulo -y en Londres una
de sus últimas batallas contra el mundo y contra su propia
imagen-, para el que el final no será otro que aquel que
ya ha escrito este escritor colombiano, apenas tres años
después del magnicidio, ejerciendo un tipo de justicia
política desde el espacio conjetural de la literatura.
Un noble
y arriesgado intento de justicia desde la literatura (histórica y fantástica) que no pretende
de ningún modo asesinar a nadie, ni siquiera figurativamente.
Porque, como lo advierte Jacques Derrida en la dedicatoria de
su Specter of Marx (1994), tanto la muerte como la vida de
un hombre son algo demasiado único que no puede ser arrebatado
a quien pertenecen, ni siquiera por la vía del símbolo,
por muy artístico que sea. Lejos estuvo, por eso mismo,
Gómez Valderrama, buen abogado como era, además
de escritor, de cometer un asesinato simbólico o de pensar
en la muerte como un castigo, su hacer justicia (literaria) es de otra índole
que la de darle a nuestra imaginación una licencia absurda
para ejecutar a alguien, ni siquiera a su espectro. Esas muertes
apócrifas son instrumentos literarios para corregir (y,
tal vez, desmentir)
la historia utópicamente. No están allí para
que el lector sepa lo que pasó, sino para
que imagine qué pudiera haber pasado si
, y así
sabrá de verdad aquello que (nos) pasó.
Pero el
riesgo era también con el futuro y Pedro Gómez Valderrama
demostró con unas pocas líneas, con esta miniatura
narrativa suya, que su arte es de una erudición
visionaria admirable. Hoy que Pinochet ha sido arrestado en Londres
-con lo cual se abre un capítulo más para discutir,
no sin cierta postmodernidad inquietante a veces, un tema mayor,
como apunta Eduardo Galeano en su artículo "El ojo
del cíclope" (1999), la globalización de la justicia y
el rol que le cabe a América Latina en tal debate internacional-
y que se ha generado al respecto, como es lógico, una avalancha
de opiniones escritas a través de la prensa, entre las
cuales hay que destacar las declaraciones de Carlos Fuentes, de
Ariel Dorfman -al diario El País (noviembre de 1998)- y de Isabel Allende,
el texto de Gómez Valderrama resulta haberse anticipado
magistralmente a todo esto y, por lo mismo, será uno de
los documentos indispensables a la hora de contar esta historia.
Isabel
Allende comienza su 'veredicto' titulado significativamente "Pinochet
Without Hatred" (New
York Times Magazine, 1999), con la siguiente reflexión:
"Many years ago, I was asked whether I planned some day
to write a novel about Pinochet. No, I said, because as a character
he was insignificant. I need to retract that statement: one can
say anything about him except that he is insignificant. The general
has held Chile in his grip for 25 years and is still the most
influential figure in the country. A decade after he stepped
down from the presidency, the old dictator still holds the democratic
Government hostage."
Idiosincráticamente muy cierto hasta la fecha. Sin embargo,
el punto es otro aquí. Aunque ella misma u otro escritor
llegara un día a escribir esa "novela" -insisto
que lo mejor sería una biografía crítica,
que lo más bien podría estar novelada, por qué
no, si todas son novelas al fin y al cabo, como las historias-,
no se debe olvidar que el cuento (ese primer apunte novelístico,
según Gómez Valderrama) ya fue escrito, un cuento poli-genérico,
cuya naturaleza apócrifa no le quita un pelo a su más
que rigurosa historicidad, ni invalida su premonitorio juicio
a Pinochet desde la literatura, muy por el contrario, les permite,
tanto a la una como al otro darnos la oportunidad de ser más
justos y honestos con nosotros y con los demás, aunque
más no sea sino por el camino de la realidad virtual.
[No olvide
el lector, a propósito de esto, que la literatura ha sido
desde siempre un espacio virtual, no se crea que hay algo nuevo
bajo el sol-tecno(lógico) que hoy nos ilumina los días
y las noches por igual.]
*Carta publicada
en Cuadernos Hispanoamericanos 597 (marzo 2000): 117-121.
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